jueves, 30 de junio de 2016

39. El Libro Secreto de Juan. Parte IV

¡Buenos días, princesos y princesas! Después de un mes de silencio, hemos regresado para seguir analizando El Libro Secreto de Juan. Para aquellos que ya no lo recuerden, se trata de un texto del cristianismo gnóstico que tiene unas enseñanzas bastante distintas de aquellas a las que estamos acostumbrados. De todas maneras, si queréis recuperar el hilo de la cuestión, tenéis las tres entradas anteriores para hacerlo, a las que podéis acceder aquí (primera parte), aquí (segunda parte) y también aquí (tercera parte). También os recuerdo que El Arte de los Illuminati ya está a la venta por 11,95€. Quiero asimismo daros las gracias por vuestra paciencia. En efecto, ha pasado un mes desde que publicamos por última vez en este blog, pero estos 30 días ha sido un no parar. Sin embargo, he vuelto para quedarme.En la última entrada hemos visto cómo Yaltabaoth (el Yahveh del Antiguo Testamento) empieza a crear el mundo y sus potestades, diciendo que no hay más dios que él. Veamos cómo continúa.


<< Los gobernantes crearon para sí mismos siete poderes. Los poderes a su vez crearon para sí mismos seis ángeles cada uno, hasta que hubo trescientos sesenta y cinco ángeles. Estos son los nombres de los potentados y sus correspondientes aspectos: El primero es Athoth, y tiene el rostro de una oveja. El segundo es Eloaios, y tiene el rostro de una mula. El tercero es Astaphaios, y tiene el rostro de una hiena. El cuarto es Yao, y tiene el rostro de una serpiente con siete cabezas. El quinto es Sabaoth, y tiene el rostro de un dragón. El sexto es Adonin, y tiene el rostro de un mono. El séptimo es Sabbataios, y tiene el rostro de un fuego llameante. Esto explica los siete días de la semana. >> 


En este caso es el propio texto el que nos ofrece su explicación: así entienden ellos los días de la semana, pero no sólo eso, sino también todos los días del año, que identifican con trescientos sesenta y cinco días. Un aspecto curioso, digno de comentar, es el aspecto de los dos primeros potentados: el primero con rostro de oveja y el segundo con cabeza de mula. ¿Acaso podrían tener alguna relación con la simbología zodiacal? ¿Con Aries y Tauro, más concretamente? Podría ser. Sin embargo, no sabemos cómo interpretaban las constelaciones los gnósticos, así que tendremos que quedarnos con la duda. Pero en efecto, aquí aparecen los días del año y los de la semana. Continuemos:


<< Pero Yaltabaoth tenía muchos rostros además de todos éstos, de esta forma podía mostrar el rostro que quisiese cuando se encontraba entre los ángeles. Compartía con ellos su fuego y gobernaba sobre ellos gracias al poder glorioso que tenía de la luz de su Madre. Por eso se hacía llamar a sí mismo Dios y despreciaba el eón (reino) de donde procedía. Unió siete de sus poderes de pensamiento con las autoridades que estaban con él. Cuando habló, fue hecho. Dio nombre a todos sus poderes, comenzando por el más alta: El primer poder es la Bondad, y está con la primera autoridad, Athoth. El segundo poder es la Providencia, y está con la segunda autoridad, Eloaios. El tercer poder es la Divinidad, y está con la tercera autoridad, Astaphaios. El cuarto poder es el Dominio, y está con la cuarta autoridad, Yao. El quinto poder es el Eón (Reino), y está con la quinta autoridad, Sabaoth. El sexto poder son los Celos, y están con la sexta autoridad, Adonin. El séptimo poder es la Comprensión, y esta con la séptima autoridad, Sabbataios. Estos seres poseen esferas en los eones (reinos) celestiales. A los poderes se les dieron nombres de la gloria de lo alto, pero estos nombres podían destruir los poderes. Pues en tanto que los nombres que les fueron dados por su creador eran poderosos, los nombres que se les dio de la gloria de lo alto podían traer la destrucción y la pérdida del poder. Por eso tienen dos nombres. >>


Bien, este pasaje es algo confuso. Demasiados nombres para los poderes. Es uno de los problemas de estudiar este tipo de textos: al estar originalmente escritos en copto, la traducción puede no ser del todo exacta. No sabemos lo que los gnósticos entienden por "poderes" o "autoridades", o qué importancia real pueden tener para ellos los nombres. No tiene mucho sentido seguir dándole vueltas a este pasaje que probablemente nunca lleguemos a comprender. Sí es importante que sepamos que, al parecer, Yaltabaoth puede adoptar el aspecto que quiera, que su poder proviene de su Madre, aunque él lo rechace. Pero, aunque hay algunos pasajes de los que no podemos sacar la enseñanza última, otros son más esclarecedores. Como el que sigue:


<< Y Yaltabaoth, habiendo creado [...] todo, lo organizó siguiendo el modelo de los primeros eones eternos que habían venido a la existencia, pues deseaba crear seres semejantes a los Imperecederos. No es que él hubiese visto a los Imperecederos. Sino que el poder de su interior, que él había cogido de su Madre, produjo el modelo para el orden del mundo. Cuando vio la creación en torno suyo y la multitud de ángeles a su alrededor que habían venido de él, les dijo: "Yo soy un Dios celoso, y no hay ningún otro Dios fuera de mí." Mas haciendo esta declaración dio a entender a los ángeles que estaban con él que hay otro Dios. Porque si no hubiese otro Dios, ¿de quién habría de estar celoso? >>


El mensaje de este pasaje es cristalino. Yaltabaoth quiere imitar el reino de los Imperecederos, porque tiene envidia de ellos. Y así, corrompido por la envidia y los celos, instaura un feroz monoteísmo. Por eso en el Antiguo Testamento castiga con tanta dedicación a aquellos que adoran a otros dioses. Pero en efecto, si no hubiese otro dios, ¿por qué habría de estar celoso? ¿Por qué estaría tan empeñado en que los hombres le adorasen sólo a él? ¿Cómo se explicaría la presencia de hombres y criaturas fuera del Jardín del Edén? A día de hoy son numerosos los exégetas que defienden que, a pesar de que la existencia de otros dioses en el Antiguo Testamento nunca se clarifica, es lo único que tiene sentido. Al ser la Biblia un copia/pega de miles de textos a lo largo de los siglos, algunas cuestiones se han obviado y no siguen un hilo narrativo. Los gnósticos dan respuesta a algunas de estas preguntas. Y sigue:

<< Entonces la Madre comenzó a moverse de un lugar a otro. Y se dio cuenta de que le faltaba algo cuando vio disminuir el brillo de la luz. Su luz disminuyó porque su amante no había colaborado con ella. 

>> Yo dije: "Señor, ¿qué puede significar que ella se moviera de un lugar a otro?"

>> El Señor sonrió y contestó: "No te figures que ocurrió tal como Moisés dijo, "sobre las aguas". No, cuando ella reconoció la maldad que había tenido lugar y el robo que había cometido su hijo, mostró arrepentimiento. Aunque en las tinieblas se olvidó de su ignorancia, se avergonzó y comenzó a agitarse. Esta agitación es el moverse de un lugar a otro." >>

Para aquellos de nuestros lectores que no se hayan leído la Biblia, es necesario un pequeño apunte. Primero, Juan interrumpe el relato de Jesús para hacerle esa pregunta, y Jesús responde "no te figures que ocurrió tal como Moisés dijo". Esto es porque en aquella época se consideraba que había sido Moisés quien había escrito los primeros cinco libros de la Biblia, lo que se llama Pentateuco (Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio). Pues bien, en el Génesis se dice que antes de la creación del mundo, el espíritu de Dios se encontraba flotando sobre las aguas. Pero en este texto gnóstico, Jesús dice que Moisés se equivoca, que en realidad fue la Madre de Yaltabaoth la que, avergonzada de su hijo, comenzó a "agitarse". Ahora bien, no sabemos qué quiere decir en copto exactamente "agitarse". Y ahora veamos lo que ocurre.

<< El Arrogante tomó poder de su Madre. Era ignorante, ya que creía que únicamente existía el poder de su Madre. Vio la multitud de ángeles que había creado y se exaltó a sí mismo por encima de ellos. Cuando la Madre se dio cuenta de que había nacido imperfectamente esta oscura sombra, entendió que su amante no había colaborado con ella. Se arrepintió con muchas lágrimas. Todo el eón (reino) de la Plenitud del Espíritu virgen invisible escuchó su plegaria de arrepentimiento y ofreció sus alabanzas por ella, y el Espíritu santo derramó una parte de su Plenitud sobre ella. Pues su amante no había ido a ella antes, pero ahora sí fue a ella, pasando a través del eón (reino) de la Plenitud, para poder restituirle lo que le faltaba. Ella se elevó no a su propio eón (reino) eterno, sino, en lugar de eso, a una posición justo por encima de su hijo. Ella debía de permanecer en este noveno cielo hasta que restituyese lo que le faltaba.

>> Una voz llamó desde el excelso eón (reino) celestial: "¡El hombre existe, y el Hijo del Hombre!" El primer rey, Yaldabaoz, escuchó la voz y pensó que había venido de su Madre. No pudo saber cuál era su origen. Venía de su Padre santo, la Providencia totalmente perfecta, la imagen del Invisible, es decir el Padre de todas las cosas, del cual todo nació, la primera Humanidad. Ella enseñó todas estas cosas, y se mostró a sí misma bajo el aspecto humano. >>


La Madre ha comprendido que necesita al Padre para crear algo completo, ya que el hijo que ha tenido por sí misma es estúpido y arrogante, y llora por ello. El Espíritu se apiada de ella y se unen de nuevo, creando al Hijo del Hombre. Y esto explica la diferencia entre el dios del Antiguo Testamento y el del Nuevo: uno es violencia y envidia, el otro es amor. El primero es una criatura oscura e incompleta, el segundo ha nacido de la primigenia Unidad. Y la Madre, después de dar a luz a este nuevo dios, maestro de la Humanidad, se muestra a sí misma bajo forma humana. ¿La Virgen María y Jesús? Qui lo sà... pero no es una idea descabellada. Los gnósticos defendían la importancia del equilibrio entre los principios masculino y femenino, es decir, la Unidad. Fruto de esa unidad es el Cristo, el Salvador, el dios con el que Juan está conversando en este texto. Y veamos qué ocurre tras el nacimiento del Cristo, ya para terminar esta entrada:


<< Todo el eón (reino) del primer rey se estremeció, y las bases del infierno temblaron. El fondo de las aguas sobre el mundo material se iluminó gracias a la imagen que había surgido. Cuando todos los que tenían autoridad y el primer rey vieron esta aparición, contemplaron todo el fondo porque se había iluminado. Y a través de la luz vieron la forma de la imagen en el agua. >>

El mensaje fundamental de este pasaje es que Dios, el verdadero Dios, es luz. Iluminación y amor, en contraposición a las tinieblas y a la envidia y odio de Yaltabaoth. Recordemos que al dios del Antiguo Testamento los gnósticos le llaman "El Señor de la Penumbra". Por su parte, cuando el Cristo nace, se hace la luz y se pueden ver las profundidades de los abismos acuáticos. Después de todo, el agua es el símbolo del conocimiento. Cristo alumbra los abismos insoldables de nuestra alma, y nos permite conocernos a nosotros mismos. Ése es el mensaje. Porque, después de todo, en muchas representaciones cristianas de los siglos XII y XIII, Jesús aparece con un libro en las manos en el que se puede leer Ego Sum Lux Mundi. Es decir, "Yo Soy la Luz del Mundo". La idea de que Dios es luz calará muy fuerte en Europa a partir del siglo XIII, en el que empezará a practicarse el arte gótico, con las grandes catedrales y las enormes vidrieras que iluminan el espacio sagrado, inundándolo de la presencia del verdadero Dios. Para los gnósticos, ésta es la diferencia fundamental. Bueno, pues aquí hemos terminado por hoy. La próxima semana tendremos una nueva entrega de El Libro Secreto de Juan, y será interesante ya que Yaltabaoth/Yahveh va a crear a Adán. Veamos cómo lo hace, pues la lectura es algo diferente a la del Génesis. En fin, no quiero hacer spoilers. ¡Nos vemos la semana que viene!