miércoles, 29 de marzo de 2017

78. Día del Padre, dedicado a San José

Puede parecer un poco irónico, ¿no?, que el Día del Padre esté dedicado a San José. En la entrada anterior hablábamos de San Patricio con varios días de retraso, y esta entrada va mucho más retrasada: el Día del Padre fue el domingo 19, y han pasado diez días. Pero centrémonos. Parece que esta festividad ha sido diseñada a mala idea, ¿verdad? Es como si José fuese el patrón de los padres, cuando según la tradición cristiana sólo fue padre putativo de Jesús, no su padre biológico. Pero esto, ¿hasta qué punto podría ser cierto?


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Para los cristianos, no hay ninguna duda de que Jesús fue concebido por la gracia del Espíritu Santo. Para los ateos, es evidente que el Espítu Santo no existe y que Jesús (si es que existió) tuvo que ser fruto de una relación sexual entre hombre y mujer. Su madre, tal y como dicen los Evangelios y como parecen demostrar los antropólogos, era bastante joven. ¿Pero qué saben los ateos de José? Le tratan como a un "cornudo", diciendo que el ángel Gabriel que visitó a María era en realidad un joven mancebo (pero tan mortal como tú y yo) y que fue él la que dejó embarazada a María. Tanto se ha especulado sobre esto que se ha llegado a decir que María ¡era prostituta! Parece que cuando hay algo que no saben cómo explicar, unos y otros, siempre acaban recurriendo a la prostitución. Primero María Magdalena y ahora la madre de Jesús. Es cierto que la prostitución era algo muy común en la época, pero eso no quiere decir que todas las mujeres fuesen prostitutas. Sin embargo, es lógico que no crean en que un ser celestial bajó de los cielos y por arte de magia María se quedó embarazada. La biología nos dice que eso es imposible... pero la mitología dice que no tanto. Después de todo, la unión entre un ser divino con un mortal de la cual surgen vástagos prodigiosos es algo bastante frecuente en las tradiciones religiosas del mundo. Tenemos a las múltiples amantes de Zeus, por ejemplo. De su relación con Alcmena surgió Heracles, el más grande de los héroes griegos, mientras que de la unión con Sémele nació Dionisos, que se convertiría en un dios. La diosa Venus se acostó con el mortal Anquises y de él nació un hijo: Eneas, héroe troyano que escapó de la matanza de los aqueos y marchó lejos de su patria. Siguiendo esta misma línea dinástica también el dios Marte, con la mujer mortal Rea Silvia, tuvo descendencia peculiar: los gemelos Rómulo y Remo, fundadores de Roma. En conclusión, que la unión de Gabriel y María, mitológicamente hablando, no resulta ni mucho menos extraña. De hecho, María no es la primera mujer que concibe de forma milagrosa en la Biblia. Tenemos por ejemplo a Sara, que siendo estéril, por la gracia de Dios da a luz a Isaac (Antiguo Testamento). O a Isabel, la propia prima de María, que también siendo anciana gesta en su vientre y da a luz al futuro Juan el Bautista.


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Cuando tres enigmáticos viajeros anuncian a Abraham que su mujer Sara dará a luz a un hijo, ésta (que les estaba escuchando) se echa a reír. Su hijo será bautizado Isaac, que significa "el que trae la risa"

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El sacerdote Zacarías e Isabel, prima de María, son los padres de Juan el Bautista

Pero volvamos a José. ¿Por qué a unos y a otros, creyentes y ateos, les cuesta creer que Jesús sea un hijo legítimo? Para los creyentes está claro: José no puede ser el padre porque eso negaría la naturaleza divina de Jesús, pero aún así se le venera como tal el domingo 19 de marzo porque acogió y crió a Jesús como a un hijo. Sin embargo, para los ateos José no puede ser el padre y es víctima de la infidelidad de María por una razón: es viejo. O al menos, eso nos han contado. Pero, ¿lo era realmente? Vamos a trasladarnos un momento a una época anterior al nacimiento de Jesús, a los años de infancia y juventud de María. Sus padres, Ana y Joaquín, llevaban años rezando a Dios por tener descendencia. Un día que Joaquín estaba en el campo, orando y llorando, se le apareció un ángel para decirle que sus súplicas habían sido escuchadas y que su mujer concebiría. Al mismo tiempo Ana, que se encontraba en su casa en el interior de la ciudad, llorando su desgracia, recibió la misma noticia. Joaquín salió corriendo montaña abajo a buscar a su mujer, loco de contento. Ana hizo lo propio, dirigiéndose hacia la montaña. Se encontraron enfrente de la llamada Puerta Dorada de Jerusalén y, al cruzarse sus miradas y comprender que ambos habían recibido la misma maravillosa noticia, se fundieron en un largo abrazo. Ése fue el momento de la Inmaculada Concepción. En efecto, nueve meses después nació una niña, a la que pusieron por nombre Miriam, que significa "eminente" o "excelsa" (aunque esta etimología está discutida) y que era casi un título nobiliario. Sin embargo, Joaquín y Ana habían hecho una promesa a Dios en caso de tener descendencia: que consagrarían a su hijo o hija a su servicio en el Templo. Y en efecto, cuando María cumplió los tres años, fue llevada al Templo de Jerusalén y acogida por el Sumo Sacerdote, quien se encargó de su cuidado (la fuente cristiana de la que bebe este pasaje, Vida de María de Epifanio el Monje, dice que era alimentada por un ángel). Pero al cumplir doce años la niña se convierte en un problema, porque puede "contaminar el santuario". Recordemos que las leyes judaicas eran (y son) muy estrictas en lo que respecta a su religión, no sólo en lo referente a la presencia de mujeres en el Templo, sino que cualquier persona que no fuera miembro de la tribu de Leví no podía ejercer el sacerdocio. El caso es que el resto de sacerdotes, preocupados por María, instaron al Sumo Sacerdote a que entrase en el Sanctasanctórum y rezase por María, de manera que Dios le revelase qué hacer con ella. Y así ocurrió.

 
María, a la edad de tres años, es recibida en el Templo de Jerusalén

Son varias las fuentes que narran este momento. Nos encontramos con el Evangelio de Santiago y con el de Pseudo-Mateo, por ejemplo, pero la fuente que más ha influido en el arte y en la cultura cristiana ha sido la Leyenda Dorada de Jacobo de la Vorágine, obispo de Génova en el siglo XIII. Según él, Dios le dijo al Sumo Sacerdote que convocase a todos los varones en disposición de contraer matrimonio al Templo (una tradición posterior indica que sólo podían asistir los descendientes de la casa de David). Y entre ellos, estaba José. Se les ordenó traer una vara o bastón y que la dejaran ante el altar. El dueño de la vara que floreciera sería el esposo de la doncella. El Espíritu Santo descendió en forma de paloma sobre la vara de José, haciendo que ésta floreciera (recordemos que tanto la paloma como las flores son dos poderosos símbolos de la Diosa). Pero cuidado porque aquí tenemos la clave. José era bastante mayor que María, pero no era un anciano. Los evangelios apócrifos relatan que tenía 33 años, es decir, la misma edad de que tenía Jesús cuando murió. Por lo tanto, era perfectamente factible que le hubiese dado un hijo a María. Y aquí hay un problema, ya que si había posibilidades de que José fuese el padre biológico de Jesús, todo el aparato eclesiástico sobre la divinidad del Cristo se habría venido abajo. ¿Cómo lo solucionaron? Fácil: convirtieron a José en un anciano y además viudo (su viudedad le impedía volver a tener relaciones sexuales, de acuerdo a los preceptos de la época). Pero la Iglesia Ortodoxa oriental va un paso más allá. El tema se denomina "la encomendación de María a José", según el cual las autoridades del Templo confían a la doncella a José para que la "custodie" (implicando la continuidad de su virginidad). Esto habría estado muy bien para un griego o un romano, puesto que la virginidad perpetua al abrigo de un santuario en una mujer era algo bastante extendido y aceptado, como ocurría con las sacerdotisas de Atenea o las vestales en Roma. Sin embargo, en el pueblo hebreo esto cambia radicalmente. La virginidad a perpetuidad no se concibe en un hombre ni en una mujer. De hecho, era tarea del padre (en este caso, de Joaquín) el buscarle un marido a sus hijas. El único momento en el que una mujer permanecía virgen era en los años previos al matrimonio, y esto era así por una cuestión práctica: había que asegurarse que el primogénito era hijo legítimo del marido y no de otro hombre. Proteger la virginidad perpetua de una mujer en la sociedad hebrea de aquella época es algo que no tenía ningún sentido. 

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La vara florida (normalmente de lirios) es el atributo principal de José

Si el tema de la virginidad perpetua no era practicado ni social, ni política ni religiosamente, ¿de dónde viene la idea de la eterna virginidad de María? Pues, como tantas otras cosas, de una mala traducción. El "culpable" es Jerónimo de Estridón, quien en el siglo V recibe el encargo del papa Dámaso I de traducir el Antiguo Testamento (que estaba escrito en hebreo) y el Nuevo Testamento (que estaba escrito en griego) al latín. Nadie niega que Jerónimo fuese un gran erudito, y que sus conocimientos eran más que notables. Dominaba el latín y el griego y sabía algo de hebreo, pero se trasladó a Belén para estudiarlo en profundidad. Sin embargo, hubo algunos sitios (pocos, eso sí) donde metió la pata de una manera que ha cambiado radicalmente la forma de entender las Escrituras. Quizá esos "errores" fuesen adrede, quién sabe. El caso es que Jerónimo tradujo la palabra hebrea almah, usada para referirse a María, como "virgen". Que podría ser, porque es una de sus acepciones. Sin embargo, conociendo un poco el contexto en el que nos encontramos, lo más fácil es que almah hiciese referencia a "mujer joven", que es lo que era. Este error se ha exagerado tanto y ha calado tan hondo que todavía hoy millones de personas siguen creyendo que la madre de Jesús era virgen. Pues no. María fue virgen el tiempo que le correspondió serlo, y cuando se casó y estaba viviendo con José dio a luz a un hijo. Y José fue esposo, marido y padre, tal como era lo normal en aquella época. De manera que celebrar el Día del Padre en la festividad de San José es de lo más acertado.

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miércoles, 22 de marzo de 2017

77. Who were you, St. Patrick?

Ah, el Día de San Patricio. Seguramente al pensar en el santo os venga a la cabeza la cerveza verde, colgantes de cuentas que dicen "Bésame, soy irlandés" y un montón de gente celebrando lo irlandeses que se sienten y bebiendo cerveza en cantidades industrales. Porque San Patricio es un hombre que cae simpático, ¿verdad? .... PUES NO DEBERÍA. Y os diré por qué. ¿Cuánto sabéis de la vida de San Patricio y de los orígenes de su fiesta? Venid conmigo porque hoy me siento un poco hagiógrafo y también algo criticón. Pero es que este hombre me cae mal.


 

Saint Patrick (o San Patricio, como prefiráis) está considerado el santo patrón de Irlanda, pero en realidad nació en Banna Venta Berniae, un pequeño pueblo en la Inglaterra de la época de los romanos, en torno al año 300 d.C. Actualmente ese pueblo no existe, pero estaba situado en algún lugar de la región de Northamptonshire. En efecto, San Patricio no era irlandés. De hecho, su nombre tampoco era Patricio (Patrick), sino que se llamaba Maewyn Succat. Parece que fue él mismo el que decidió ser conocido como Patricio. De hecho, a lo largo de su vida le conocieron por varios nombres, como Magonus, Succetus y Cothirthiacus. Su padre, Calpurnius, era un diácono de la iglesia cristiana de los primeros tiempos, pero Patricio no era precisamente un creyente. Su encuentro con la fe y su conversión al cristianismo no llegaron hasta que un grupo de piratas irlandeses lo secuestraron a la edad de 16 años y se pasó los seis años siguientes como esclavo cuidando de rebaños de ovejas.

Slemish, en Irlanda, donde supuestamente Patricio sirvió como esclavo

Mientras estaba cautivo en el norte de Irlanda, Patricio aprendió los usos y costumbres de los irlandeses, y por supuesto el idioma. Finalmente logró escapar de sus captores para volver a Inglaterra, pero en el camino lo apresaron de nuevo, esta vez los franceses. Fue durante su cautiverio en Francia cuando se impregnó de la cultura monástica católica. Cuando lo liberaron y viajó por fin de vuelta a casa continuó con sus estudios religiosos. En algún momento, Patrick aseguró haber tenido una visión en la que Dios le encomendaba llevar el cristianismo al pueblo irlandés (en aquel entonces la mayor parte de los irlandeses eran paganos y seguían tradiciones druídicas célticas). De modo que Patricio regresó al lugar donde había sido esclavizado para llevar allí la palabra de Dios.


Huelga decir que, cuando llegó a Irlanda, ni él ni su palabra fueron bienvenidos. De hecho, tuvo que marcharse y decidió comenzar por algo menos ambicioso. Empezó a predicar en un grupo de islas de la costa y poco a poco se hizo con un grupo de seguidores. Desde ahí regresó a Irlanda con más fuerza y ya no dejó de predicar el Evangelio por la isla. Se dice que durante su vida pública bautizó a miles de personas (algunas fuentes hablan de más de 100.000). También ordenó sacerdotes y monjas, logró convertir a los hijos de los reyes de la isla y ayudó a la construcción de 300 iglesias. Qué simpático, ¿no? Pues para mí no lo es. Si bien es cierto que, mitológicamente hablando, Patricio es un héroe civilizador, hay algo de lo que hizo que no me gusta. Y es que combatió una cultura antiquísima y muy rica (la céltica), con una espiritualidad y una forma de entender el mundo, a mi juicio, mucho más beneficiosa que el catolicismo. Pero no sólo la combatió con la fuerza de la palabra, sino con la fuerza de las armas. En efecto, muchos seguidores de Patricio pasaron a cuchillo a aquellos irlandeses que se negaron a abandonar su fue, y el propio Patricio quemó y derribó numerosos templos, altares e ídolos de los druidas ancestrales. ¿Por qué sabemos esto? Porque la leyenda dice que Patricio expulsó a todas las serpientes de Irlanda. Y suena bien, pero en realidad nunca hubo serpientes en Irlanda. Lo que Patricio expulsó de la isla fueron los cultos a las woivre, término que los celtas utilizaban para designar tanto a las serpientes como a lo que hoy llamamos "corrientes telúricas", sobre las que edificaban los altares. Patricio acabó en Irlanda con el culto a la Naturaleza, a la Madre Tierra, e instauró por la fuerza el dogma eclesiástico No, no fueron serpientes lo que echó de allí, pero quizá sí sea responsable de otro tipo de plaga: el trébol.

  

De acuerdo con el mito, la pequeña planta de tres hojas es hoy omnipresente en las celebraciones de San Patricio porque el santo lo usaba para explicar el concepto de la Trinidad. Los irlandeses veneraban a tres divinidades y tenían en muy alta consideración el número 3 como algo sagrado, así que Patrick pensó que usar el símbolo del trébol era una buena idea. Hoy en día a Patricius se le conoce como St. Patrick, pero en realidad no es ningún santo técnicamente hablando. La iglesia católica no lo ha canonizado como tal, pero eso no impide que se le venere en muchos lugares. Pero si no es un santo real, ¿por qué se le conmemora el 17 de marzo? ¿Por qué pensamos que un señor que no era irlandés y que luchó vehementemente contra los isleños que se oponían a él es el patrón de Irlanda? El día de San Patricio comenzó como una celebración religiosa en algún momento del siglo XVII, y comenzó a celebrarse precisamente para conmemorar la llegada del cristianismo a Irlanda. La fecha era conocida como el Día del Festín (Feast Day) y se celebraba el 17 de marzo porque ese es el día en el que Patricius falleció (17 de marzo del año 461).

  
Adornos tradicionales del Día de San Patricio a principios del siglo XVIII

Muy bien, pero ¿de dónde sale entonces todo el tema de beber? Bueno, dado que en el origen de esta celebración las prácticas religiosas eran bastante más estrictas que ahora, los 17 de marzo los católicos irlandeses se encontraban en plena época de Cuaresma. Recordemos que la Cuaresma son los 40 días previos a la Pascua cristiana que van desde el Miércoles de Ceniza hasta el Domingo de Resurrección. Durante este período de cuarenta días muchos católicos realizan ayunos o restricciones en sus comidas, especialmente en lo referente a las bebidas alcohólicas. Sin embargo, se les permite romper ese ayuno durante las celebraciones del Día de San Patricio. Sin embargo, originalmente el Día de San Patricio o Feast Day permitía a los irlandeses disfrutar de un plato típico a base de col y bacon debido al levantamiento temporal de la Cuaresma, pero no tenía nada que ver con ponerse ciego a base de cerveza y whiskey. De hecho, el Feast Day era una celebración católica familiar, y de hecho las tabernas solían cerrar por ley hasta bien entrado el siglo XX. Muchos irlandeses miraban con malos ojos la ingesta de alcohol en este día incluso en los años 70. La cosa cambió en los 80, cuando una campaña de publicidad de Budweiser asoció para siempre el Día de San Patricio con la ingesta salvaje de cerveza. El resto ya es historia, una historia empapada de alcohol que nadie parece recordar bien. En todo el mundo se consumen al día 5,5 millones de pintas de Guiness, pero durante el Día de San Patricio esa cantidad aumenta hasta los 13 millones. En realidad este día de fiesta se convirtió en fiesta un poco por casualidad. Originalmente era un día de fiesta como cualquier otro, pero al caer en medio de la Cuaresma los festejos fueron poco a poco cobrando fuerza para escapar de los ayunos severos. 

Bono, el líder de U2, lo explicaba así en un programa de radio especial para el Día de San Patricio de hace tiempo:

"La verdad sobre la Cuaresma, como cualquier irlandés sabe, es
que durante el Día de San Patricio se suspende."

 

lunes, 13 de marzo de 2017

76. El macabro origen de "La Bella & la Bestia"


El cuento de "La Bella y la Bestia" está
basado en oscuras leyendas medievales
que animaban a las jóvenes a casarse
con viejos y desconocidos y les enseñaban
cómo debían comportarse con sus maridos

bella

Los mitos, esas narraciones que explican el mundo de manera mágica, simbólica y literaturizada, no son precisamente cuentos inocentes que leer a los niños antes de irse a la cama, aunque lo hagamos. Por el contrario, en las sociedades tradicionales los mitos eran un medio para establecer en el inconsciente colectivo algunas regulaciones sociales y morales básicas: el incesto, por ejemplo, está prohibido en prácticamente todas las culturas a través de diferentes relatos indirectos que, sin embargo, presentan siempre rasgos comunes. Y aunque ya no creamos en la existencia de señores con cuerpo de caballo o pueblos donde todo el mundo tuviese cabeza de perro (ni siquiera los griegos lo hacían), estos mitos siguen traspasándose de generación en generación por medio de cuentos populares, leyendas urbanas, exempla medievales, películas o cómics. Sus argumentos se van adaptando a las necesidades de cada generación que los acoge para prohibir, explicar o construir diferentes ideas. 

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Y entre esos cuentos que nos han llegado desde la noche de los tiempos y que han sido modificados una y mil veces (aunque sigue siendo el mismo), tiene un puesto de honor La Bella y la Bestia. El motivo que nos ha llevado a hablar esta semana sobre esta historia es la película de acción real y fantasía que se estrenará este viernes, 17 de marzo, en nuestros cines. Un spin-off de la popular historia que ya versionó Disney en su cinta de 1991 con la que tantos de nosotros disfrutamos. La nueva película, protagonizada por Emma Watson y Dan Stevens (Bella y Bestia, respectivamente) también corre a cargo de Disney, y ya son muchos los que vibran de la emoción. 

Todos conocemos la historia: una chica se enamora de una bestia, un monstruo horrible, pero el amor acaba por convertir a Bestia en un príncipe, que es lo que era antes de sufrir una maldición. ¿La moraleja? La belleza está en el interior. Y así el trasfondo de esta historia casi podría parecer una defensa de los "hombres reales", porque debajo de todo ese pelo y ese aspecto tan horrible también hay un corazoncito.


Pero si examinamos detenidamente la genealogía del relato y el contexto en el que se crearon sus diferentes versiones, podremos obtener una visión muy distinta del oscuro simbolismo que oculta la historia de La Bella y la Bestia. Muchos expertos señalan como origen de este cuento un texto del siglo II incluido por el escritor romano Apuleyo en El Asno de Oro: el relato de Cupido y Psique. En él ya están presentes algunos de los elementos clave del mito: la protagonista (Psique) es la menor de tres hermanas. La diosa Venus, deidad de la belleza femenina, celosa de la belleza de Psique, ordena a Cupido (su hijo) que haga que la joven se enamore del hombre más horrible que exista. Este enamoramiento entre joven y animal terrible no es, ni mucho menos, algo exclusivo de la historia de Apuleyo, sino que es común a muchos otros relatos. Durante la Edad Media irá tomando diferentes formas en los libros de relatos que llegan a Europa desde Oriente y en los llamados "Ejemplos" (recopilaciones de cuentos, chistes y fábulas) que los predicadores medievales usaban para explicar la fe cristiana a sus fieles, que eran analfabetos.


La historia de la Bella y la Bestia vuelve a surgir en Las noches agradables, un libro de relatos de un imitador de Bocaccio del siglo XVI llamado Giovanni Francesco Straparola. En su cuento El rey cerdo cuenta la vida de un príncipe que, por un designio mágico, nace con la forma de un cerdo. Pero después de casarse con dos hermanas que tratan de asesinarlo por puro asco (y que él en consecuencia se ve obligado a matar) la hermana pequeña de la familia "devuelve sus caricias", el hechizo desaparece y el príncipe puede quitarse al fin la piel de cerdo como si de ropa se tratase, revelando a un apuesto joven que posteriormente se convertirá en rey. 

Este cuento lo recopiló Perrault en sus Cuentos de mamá ganso de 1697, y de ahí pasó a diferentes escritoras que reutilizaron la historia durante el siglo XVIII: Madame d'Aulnoy, Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve y Jeanne-Marie Leprince de Beaumont. Serán estas dos últimas las que acuñen la formulación más actual de la historia, con el padre mercader, las hermanas malvadas, el castillo y demás; y la versión de Beaumont será el origen de la mayoría de películas sobre el tema. En cualquier caso, parece que el núcleo del relato permanece estable desde la versión de Straparola: no pasa nada si te casas con un hombre horrible (simbolizado por la bestialidad, es decir, la no humanidad) porque el amor puede cambiarlo. Es decir, devuélvele las caricias que dejará de ser un cerdo. 

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La Bella y la Bestia, en realidad, participa de una temática muy común en la literatura medieval: quiere enseñar a las jóvenes, en un ambiente dominado por los matrimonios de conveniencia, a comportarse bien con sus maridos. Dado que era muy frecuente que los padres casaran a las adolescentes con viejos o desconocidos por motivos económicos y que éstas fueran, en cierto sentido, las monedas de cambio de la época, había que dar a las jóvenes un mensaje y una sensación de que no pasaba nada, de que todo estaba bien. Que el monstruo se convertiría en príncipe si accedían a tener sexo con él. En realidad, el transfondo de La Bella y la Bestia venía a apuntalar las convenciones sociales, sexuales y culturales de la época medieval, y hoy es posible preguntarse cómo una idea tan anticuada y sexista puede seguir sustentando un relato en nuestros días. ¿Por qué Disney hace otro remake de una historia con un mensaje tan rancio?

   

Al responder a esta pregunta hay diversidad de opiniones. Yo creo que el contenido ha cambiado. Que a través de los años la superficie del cuento se ha mantenido pero el significado ha variado totalmente, y que La Bella y la Bestia intenta enseñarnos que la belleza está en el interior y que el amor todo lo puede. Claro que hay quienes buscan otra respuesta, como que el sustrato mítico sigue siendo necesario para el sistema, y por eso Disney (a la que le caen acusaciones de conservadora, racista y sexista día sí y día también) sigue interesada en la historia. No puedo estar de acuerdo con esto porque, si bien es cierto que la superficie de las historias de Disney puede parecer machista en un principio, cuando se analiza desde el punto de vista de la simbología todo cobra sentido. Disney ponía a sus heroínas (Blancanieves, la sirenita Ariel, la Cenicienta o Aurora, la Bella Durmiente) caídas en desgracia porque quería transmitir la idea de la pérdida del Sagrado Femenino. Y todos esos príncipes que las buscan y las encuentran, que con el beso de amor verdadero las despiertan y ambos se casan y se van a vivir juntos; no son más que otro poderoso mensaje: los hombres deben entrar en contacto con su lado femenino, las mujeres con su lado masculino, y sólo así (como un ser andrógino) podrán hallar la felicidad y la armonía. Pero no me quiero extender en la explicación de la simbología en Disney, porque bien es cierto que cuando La Bella y la Bestia se escribió, poco de esto había en su trasfondo.

Tan sólo hace 200 años que Moratín publicaba El sí de las niñas, donde criticaba precisamente la práctica del matrimonio de conveniencia en la España de principios del siglo XIX. Pero sabemos que aún hoy es algo común en muchas partes del mundo. Sin embargo, eso no es motivo para que no disfrutemos con la película. Ya lo hicimos una vez, podemos volver a hacerlo. Recordad: el amor todo lo puede.

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miércoles, 8 de marzo de 2017

75. La Señora de Madrid

Hoy, miércoles 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer, y en ARS OCCULTA queremos rendirles un homenaje. En un principio la idea era transcribir otro fragmento de algún capítulo de Símbolos del perdido Sagrado Femenino, pero ya hicimos eso no hace mucho (la entrada dedicada a las brujas, que por otra parte va muy acorde con la celebración de hoy y que podéis leer haciendo click aquí) y no quiero repetirme. En vez de eso, como en la entrada anterior hablamos de un rincón de Madrid (un fragmento del libro Rutas Sagradas referente al parque de El Capricho, al que podéis acceder aquí), he decidido seguir hablando sobre la capital española y en este caso de su vínculo con la mujer. Y, si hay una mujer que está relacionada con Madrid y a quien pertenece la ciudad es sin duda a la diosa frigia Kybéle, a la que griegos y romanos (y madrileños) denominaron Cibeles.

  Cibeles, una diosa tan famosa como desconocida

Aquellos que conozcan bien a la diosa Cibeles sabrán que no es casualidad que la primera competición madrileña de observación de aves dentro de la feria MadBird Fair se celebre precisamente junto a su plaza. A través del canto de las aves eran las sibilas y sus sacerdotes, los gallus, quienes interpretaban las profecías de esta diosa, hoy tan famosa como desconocida para la mayor parte de los madrileños. Y esto que digo no es una especulación mía: Pilar González Serrano hizo la prueba hace más de 20 años para un libro titulado La Cibeles, nuestra Señora de Madrid (1987), en el que preguntaba a un madrileño: ¿sabe usted quién es la Cibeles?. Éste respondió algo similar a: ¡Pues una fuente!, pero si se le interroga por si conoce algo sobre ella, aparte de alusiones al Real Madrid es probable que sólo conteste: ¡Que es muy bonita, la más bonita del mundo!. Sin embargo, para aquellos estudiosos en Historia de las Religiones, como González Serrano, la cuestión no es tan sencilla. ¿Qué hace una diosa frigia en la ciudad de Madrid?


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El dibujo que realizó Ventura Rodríguez de la fuente de Cibeles sobre un diseño del verdadero artífice del Salón del Prado, don José de Hermosilla, en el siglo XVIII

Para remontarse a la génesis de la Kybéle frigia hay que desplazarse hasta la región del Pesinonte, en Anatolia (Asia Menor) mucho antes del nacimiento de Jesucristo. Y es que, tal y como asegura el periodista y escritor José de Cora, la diosa Cibeles "es el personaje más antiguo del mundo", porque "recibe adoración desde el Neolítico". En efecto, Cibeles es la Gran Diosa, la diosa de la tierra, de la fertilidad, del renacimiento. Desde el Neolítico se ha acumulado mucha historia a sus espaldas. Se la conoce también como Rea, como Gaia... todas las diosas grandes madres del Mediterráneo tienen su nacimiento en Cibeles. Al principio fue un meteorito, una piedra negra a la que se veneraba por su origen celeste y como madre de los dioses, de los hombres y señora de todo el reino vegetal y animal. No es casual que su carro esté tirado por leones, ya que Cibeles es también la primigenia Potnia Theron, la Señora de las Bestias, título que en Grecia heredaría Artemisa. Su culto se expandió por el Mediterráneo gracias a la navegación frigia y en Grecia se la identificó por sincretismo con Rea, la diosa madre de Zeus, Poseidón, Hades, Deméter y el resto de los Olímpicos. 

  
Una Potnia Theron, Señora de las Bestias y diosa madre, sentada en un trono con dos leones a sus flancos. Creada durante el Neolítico (5.500 a.C.) en Çatalhöyük, actualmente se conserva en el Museo de Civilizaciones Anatolias en Ankara, Turquía. Posee ciertas similitudes iconográficas con Cibeles y Artemisa 

De su santuario frigio en Pesinunte (en la actual Turquía), la diosa fue trasladada al templo de Pérgamo, la ciudad donde nació el pergamino, donde la piedra negra fue venerada hasta la Segunda Guerra Púnica en el siglo III a.C. Roma atravesaba entonces una crisis grave, amenazada por las tropas cartaginesas de Aníbal. La situación era tan desesperada que los romanos acudieron a los Libros Sibilinos (comprados a la sibila de Cumas) y en ellos encontraron la respuesta: debían ir a buscar la "piedra de Cybele". El 10 de abril del año 204 a.C. entraba en la capital del Imperio romano la Magna Mater y la suerte de los romanos cambió, así que en su honor levantaron un templo en el Palatino. En la época de Augusto el culto a la Magna Mater gozó de gran popularidad y prestigio y así se mantuvo, con gran fuerza, hasta el siglo IV (en el que desapareció con la llegada e instauración del cristianismo). Las fiestas de Cibeles se celebraban durante el equinoccio de primavera y en ellas se conmemoraba la resurrección de Atis, su consorte, y se bañaba la imagen de Cibeles en el río. Y ya que mencionamos a Atis, hablemos de él...

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Cibeles en su carro con los leones y Atis, apoyado en un pino y tocado con el gorro frigio

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Atis aparece también en el surtidor de agua de la fuente de Cibeles

Atis fue el joven dios de la vegetación. Según el mito, era un joven de extraordinaria belleza a la que la diosa amaba y al que convirtió en el guardián de su templo, obligándole a permanecer fiel sexualmente sólo a ella. Sin embargo, Atis se enamoró de la ninfa Sagarítide y mantuvo relaciones sexuales con ella. Cibeles se enteró de la infidelidad y se dispuso a castigar a Atis. Sin embargo el joven, ante el terror que le provocaba la presencia de una Cibeles enfurecida (recordemos que es la Señora de las Bestias, dueña de la Naturaleza Salvaje y que representa el lado furioso y vengativo de la mujer) decidió castigarse a sí mismo antes que dejarse en manos de Cibeles. Así, cogió un cuchillo y se castró de un tajo limpio. Después murió desangrado. Cibeles perdonó a Atis y le resucitó, convirtiéndole en su consorte y en el conductor de su carro. Cuentan que Atis se castró bajo la sombra de un pino, y que por eso es el árbol que se le asocia. Aunque en realidad tiene más que ver con esos cultos de muerte-resurrección asociados a la figura de Atis en relación con Cibeles, ya que el pino es un árbol de hoja perenne, símbolo de la inmortalidad. Ésa es también la razón por la cual el carro de Cibeles en su fuente aparece adornado con piñas, como se puede ver bajo la cabeza de Atis en la imagen superior.

Ahora bien, ¿qué hacen Cibeles y Atis en Madrid? Hemos dicho antes que el diseño de Cibeles corrió a cargo de José de Hermosilla, un hombre cultísimo que había estado en Italia, y que es el responsable de que Cibeles se haya convertido en la nous, el símbolo de Madrid. Y es que este capitán de ingenieros recibió el encargo del Conde de Aranda en 1767 de que hiciera realidad los deseos del monarca español de aquel entonces, Carlos III, de repetir en Madrid el Foro Carolino de Nápoles. En otra ocasión hablaremos de la génesis del Salón del Prado, pues tiene muchos más recovecos de lo que nos han contado. Por ejemplo, nos han dicho que su diseño y ejecución fue de Ventura Rodríguez, quien seguía las órdenes del rey Carlos III. Sin embargo, los personajes entre bambalinas a quienes hay que darles el auténtico mérito es al maestro José de Hermosilla, un auténtico erudito, y a la madre del Borbón, Isabel de Farnesio, no menos culta. Fueron ellos los que concibieron y diseñaron gran parte del Madrid que conocemos hoy. Carlos III solamente llevó a cabo los proyectos diseñados por su madre y Ventura Rodríguez parece que era bastante "trepa" y se hizo con los bocetos y estudios de José de Hermosilla. Son cosas que suelen pasar: atribuimos a alguien el trabajo de otro, como Juan de Herrera y Juan Bautista de Toledo en El Escorial. En fin, la injusticia es lo que tiene.

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José de Hermosilla y la reina Isabel de Farnesio, dos de las personas más cultas e inteligentes del Madrid del XVIII

El caso es que fue idea de la propia Isabel de Farnesio el poner a Madrid bajo la protección de Cibeles. Pero no sólo eso. Ella venía de París, la gran capital europea con un pasado glorioso. En cambio Madrid era poco más que un pueblo, así que encargó y financió la investigación de ese pasado para otorgar a Madrid una identidad mitológica y convertirla en una capital de altura para un reino de altura (esta investigación aparecerá más desarrollada en mi próximo libro La Osa & el Dragón: identidad mitológica de la ciudad de Madrid). Y así, la reina encontró el libro que un clérigo español había escrito en el siglo XVII por orden de Felipe III persiguiendo el mismo fin: el otorgar a Madrid de un pasado glorioso. El libro fue titulado A la muy antigua, noble y coronada villa de Madrid: Historia de su antigüedad, nobleza y grandeza. La mayor parte del libro es una trola, una mentira articulada por el pobre Jerónimo de la Quintana y por sus señores, pero fue una trola muy bien montada. En tal libro se relata los orígenes mitológicos de Madrid, casi equiparándola ¡a Roma! En efecto, lo mismo que Virgilio había hecho con Eneas, Jerónimo de la Quintana lo hizo con otro príncipe troyano, de nombre Bianor. No quiero extenderme en la explicación de este mito pues esta entrada ya va saliendo muy larga. Sin embargo, si tenéis curiosidad por conocer las venturas y desventuras de nuestro mitológico fundador, os dejo aquí la primera entrada que escribí en mi otro blog, EL BLOG DE BIANOR, en el que trato precisamente esta leyenda. 

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Portada del texto de Jerónimo de la Quintana, el creador de la identidad mitológica de Madrid

El erótico y violento culto que rodeaba a la diosa Cibeles (los sacerdotes gallus y archigallus tenían que castrarse a sí mismos violentamente ante la diosa, a imagen de Atis, antes de dedicarse a su culto; y quienes acudían a sus templos a purificarse o ser sanados eran bañados en la sangre de un toro, o de un carnero los menos pudientes) era perfectamente conocido por Isabel de Farnesio. El hallazgo de una piscina en la que se realizarían esos sacrificios ha llevado a pensar que Santa Eulalia de Bóveda, en Lugo, fuese un templo dedicado a Cibeles en su origen. Claro que fue muy censurada por el cristianismo porque su culto tenía mucha fuerza y acabó por cristianizarse a la diosa. Casi todas las representaciones más antiguas de Santa Eulalia eran en origen Cibeles. Cuenta la tradición que la santa vivió entre los siglos III y IV y que era una joven que enseñó y aconsejó a los niños y a los más necesitados y al morir vieron salir de su boca una blanca paloma. Se la vincula por ser la protectora de las aves y hasta por el nombre de Eulalia ("la bien hablada"), que haría referencia a una de las características de Cibeles, de la que se decía que respondía clara y acertadamente en los oráculos. En Santa Eulalia de Bóveda se pueden observar representaciones de pájaros, y en la catedral de Barcelona, donde se encuentra la cripta de Santa Eulalia, aún viven aves en su claustro. ¿Serán descendientes de las del culto a Cibeles? 

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Interior de Santa Eulalia de Bóveda, probablemente un primitivo templo dedicado a Cibeles

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Cripta de Santa Eulalia en la Catedral de Barcelona

En resumen, y ya para concluir, Cibeles es la Magna Mater, señora y protectora de la ciudad de Madrid por los vínculos que la unen mitológicamente con la ciudad. Tal y como relata la tradición, la diosa Metragirta era una de las divinidades de los carpetanos, que habitaban estas tierras (de hecho, Jerónimo de la Quintana especifica que esta ciudad era antes denominada Mantua Carpetana). Cuando el príncipe troyano Bianor sacrificó su vida para consagrar esta ciudad y sus habitantes al templo de Metragirta (Cibeles), la propia diosa descendió de los cielos, lo sacó del sepulcro y se lo llevó con ella al firmamento. Es de nuevo la Naturaleza, vinculada a los ciclos de muerte y resurrección, la que está contándonos la historia de Atis. Es la madre, esposa y hermana de todos nosotros. Es Cibeles, Rea, Metragirta, Gaia, Freyja, Artemisa, no importa qué nombre le pongamos. Sigue siendo Ella. Y las mujeres son sus hijas y sacerdotisas. ¿A qué estamos esperando para levantarles templos y dedicarles cultos?

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miércoles, 1 de marzo de 2017

74. El Capricho, jardín pagano de la Ilustración

Fragmento del libro 'Rutas Sagradas' de Esther de Aragón
y Sebastián Vázquez, en el que se habla del Parque del Capricho.
Edición de Marcvs Espinel

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El madrileño distrito de Barajas esconde un sitio insospechado. Se trata del palacio y el parque de la Alameda de Osuna, un bello e interesante lugar por el que pasear y en el que investigar la veracidad de las corrientes que encuentran curiosas y simbólicas referencias en su estructura y fisionomía. El Capricho, que así se llama el jardín, ha llamado la atención desde que su creadora, la condesa duquesa de Benavente, y duquesa de Osuna por matrimonio, María Josefa Alonso de Pimentel, pidió a diversos personajes la reforma del edificio y la ejecución de los jardines. Durante un siglo, entre finales del XVIII y principios del XIX, El Capricho fue punto de encuentro, de fiestas y tertulias de la corte, en gran medida como consecuencia de la forma de ser de dicha mujer y de las ideas ilustradas que impregnaban la época, que quiso hacer suyas y trasladar a cada rincón del lugar.


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SOBRE LA ÉPOCA

Tanto la Revolución inglesa de 1688 como la Revolución francesa de 1789 marcaron los ejes de la época que la historia ha llamado Ilustración. Un tiempo en el que la razón y la libertad se opusieron a las formas de pensamiento heredadas de la Edad Media. Este pensamiento se basaba en la incultura de la masa y el conocimiento de una élite y, por otro lado, se sostenía en dogmas religiosos incuestionables. la Ilustración trae consigo la reivindicación del pensamiento libre y autónomo y, sobre todo, el desprecio a todo aquello que no se fundamentase en la razón o que fuese indemostrable. Como resultado, la religión, en la Europa cristiana, empezó rápidamente a perder terreno en aras de una forma de pensamiento que trajo aparejado un nuevo orden social y un desarrollo científico inimaginable hasta entonces.


MASONERÍA: ILUSTRACIÓN E INICIACIÓN FRENTE A FRENTE

Una de las singularidades de la masonería es que, siendo una orden heredera de conocimientos iniciáticos y ceremoniales mistéricos, fue, a su vez, una gran propagadora del ideario de la Ilustración. Según la historia relatada por la propia masonería, ésta nace en Londres en 1717, con la unión de tres logias operativas que pasan a convertirse en "especulativas". La masonería tiene su origen en los antiguos constructores medievales que heredaron sus conocimientos de culturas más antiguas. Sus logros fueron desde los puentes romanos hasta las catedrales. Etas cofradías guardaban celosamente sus secretos y se relacionaban entre ellos según códigos vinculados a las religiones mistéricas. En 1717 pasaron de ser albañiles-filósofos a solamente filósofos, dejando los elementos propios de su oficio, como la escuadra y el compás famosos, como símbolos. Como era de esperar, el Tribunal de la Inquisición prohibió la masonería en 1738. Y también, como era de esperar, en un país como Inglaterra, en el que el Papa era un individuo sospechoso y poco querido, esta prohibición no tuvo repercusión alguna, pero en un país tan católico como España sí la tuvo. Sin embargo, el 15 de febrero de 1728, en la madrileña calle de San Bernardo, el duque de Wharton fundó la primera logia masónica de España bajo el nombre de La Matritense, que luego cambió al de Las tres flores de lys. Pero recordemos que las ideas de la Ilustración llegaron con mayor fuerza a España en 1808, con la invasión napoleónica. En este entorno histórico se sitúa la vida de doña Josefa de Pimentel, duquesa de Osuna (1752-1834), alma máter del singular jardín que nos ocupa. En una época y en una ciudad con la masonería recién llegada y unas ideas venidas de Francia que pugnaban por instalarse en la muy católica y tradicional España. Así vio la luz este curioso lugar, por lo que no está de más interesarse por doña Josefa, la duquesa de Osuna.


LA DUQUESA DE OSUNA

Esta mujer llegó a competir en su época en fama y en ideas avanzadas con la duquesa de Alba e incluso con la propia reina. Hay que recordar que ella y su marido, el duque de Osuna, fueron mecenas de Goya. Hay un retrato de ella y otro de todo el grupo familiar pintados por el genio aragonés. Aunque tal vez sea una casualidad, la duquesa encargó a Goya una serie de cuadros sobre la brujería entre los que se incluyen dos de sus obras más emblemáticas: El aquelarre y Vuelo de brujas. Asimismo le compró la serie de grabados conocida como Los Caprichos. Se ha dicho que ambos, duque y duquesa, fueron masones y que tuvieron gran responsabilidad en la difusión de las ideas masónicas y de la Ilustración entre la corte, aunque hasta ahora no se han encontrado pruebas que lo confirmen. Pero tal vez no haya mejor confirmación que el legado que dejaron en un bello y frondoso parque cargado de enigmas...

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HISTORIA DE EL CAPRICHO

Es inquietante, para empezar, el poco significado que en el siglo XIX dieron quienes describieron El Capricho a la figura de María Josefa, adjudicándole apenas la fundación de la villa de recreo; pero lo cierto es que fue su promotora, la que dotó al conjunto de su forma y fisonomía, pues las reformas de sus sucesores añadieron poco más. Incluso le puso el nombre de El Capricho, algo muy en consonancia con lo que albergó su interior. Se trata de un lugar para pasear libremente, con un concepto más próximo a la fisonomía natural que a un jardín en sí. A este espacio, además, se le quiso dar una cierta carga literaria, romántica, de juegos y simbólica, de forma que se le añadieron ruinas, templetes, obeliscos, cabañas, restos de fortificaciones, puentes, ermitas, esculturas, fuentes y grutas. De ese momento son: el templo de Baco, el Abejero, la casa de Cañas o embarcadero, la casa de la Vieja, la casa del Ermitaño, la gruta, la columna de Saturno, la estatua de Venus...

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UN CAPRICHO PLAGADO DE SÍMBOLOS HERMÉTICOS

Este bello y singular parque fue diseñado para ser un lugar de recreo y descanso. Y es evidente que los que idearon y construyeron El Capricho no tuvieron presente ni por asomo ninguna de las creencias y símbolos católicos. De hecho este parque es un cántico a la heterodoxia, al hermetismo y a los ritos paganos, sin olvidar evidentes símbolos masónicos. Hagamos juntos un pequeño recorrido por este relajante oasis en plena capital de España. Un parque de enorme variedad arbórea, cruzado por una ría, con varios estanques y fuentes, con laberintos vegetales, con grutas... En nuestra visita nos vamos a encontrar lugares tales como las columnas de los Duelistas, la rueda de Saturno, la gruta, el laberinto, la ermita, la casa de la Vieja o de la bruja, el templete de Diana, la exedra de las Esfinges y plaza de los Emperadores o el Casino de Baile, entre otras singularidades que encierran un profundo simbolismo hermético. Por ejemplo, el salón de baile tiene el techo decorado con los signos del zodiaco y su planta octogonal recuerda más a un templo que un salón de fiestas. Además, la imponente figura de un jabalí enorme, que guardaba un antro y recibía a un visitante que se acercaba navegando por la ría, más mueve al miedo que a la fiesta.

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En cuanto a la ermita, es evidente que su portada es calcada de un templo masónico, son sus dos columnas y el triángulo encima. Por si fuera poco, en uno de los laterales hay una pequeña pirámide de piedra, y la simbología pintada del interior, que se puede observar mirando desde fuera, tiene un marcado simbolismo esotérico. Se dice que un mensigo llegó a ser el ermitaño de dicho lugar y la leyenda cuenta que su fantasma nunca se separó de allí. El templete guarda hoy una imagen de Baco, aunque parece que albergó primero una estatua de Diana que está ahora en el Abejero. Pero sin duda, la zona más llamativa y evocadora es la Exedra, con sus seis esfinges. Esta construcción, que los romanos utilizaron como lugar de reunión, está aquí revestida de la solemnidad que le proporciona lo que fue un altar y las propias esfinges, símbolos ancestrales del misterio y el secreto. Por último, destacamos la casa de la Vieja o de la bruja. No deja de ser curioso que en un entorno de lujo y nobleza, se añadiese una casa de labriegos, a no ser que se quisiera ofrecer un homenaje a aquellas brujas que de modo tan impresionante dibujó Goya. Todo el parque merece una visita relajada y su recorrido no lleva más que unas dos horas de paseo tranquilo. En todo el recinto se respira paz, se percibe la belleza de la naturaleza plenamnete y se acompaña de construcciones que mueven a la reflexión.

Si tenéis pensado pasar unos días en Madrid, no olvidéis este parque entre vuestras visitas. Si vivís en la capital y aún no lo conocéis, estoy seguro de que agradeceréis esta recomendación. De vez en cuando es bueno darse un "capricho" y si va rodeado de magia, aún más. 

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