miércoles, 29 de noviembre de 2017

100. ESPECIAL

Hasta esta misma mañana no sabía qué tema podía tratar esta semana, porque
¡wow!, hemos alcanzado las 100 entradas publicadas con más de 13.000 visitas.
Una vez más, tengo que daros las gracias a todos: los que me seguís aquí, en Facebook,
en mi canal de YouTube o que asistís a mis clases. Sin vosotros esto no sería posible,
pero lo es, y estoy viviendo el sueño de mi vida, lo que siempre he querido hacer. Así
que gracias a todos, de corazón. En este ESPECIAL 100 ENTRADAS he estado tentado
de exponer mi viaje a Dublín, del que volví el sábado 25, pero tampoco dio para tanto y no
es una ciudad (con todo mi cariño) demasiado "sagrada". Lo que tiene realmente especial
ya está grabado en vídeo y subido a YouTube (lo podréis ver este viernes), así que tenía
que pensar otra cosa. Y entonces se me ocurrió. "¡Eh! ¿Por qué no hablar de otro lugar
de poder en otra ciudad, mucho más concurrido y muchísimo más ignorado?" Y así fue
como se me ocurrió el tema de esta semana y que hoy compartimos aquí. Vamos a hablar
del simbolismo oculto en el Rockefeller Center de Nueva York.

Durante nuestro viaje a Dublín visitamos el llamado "Jardín del Recuerdo", un lugar de poder situado muy cerca del centro de la ciudad y cuya sacralidad exponemos en el vídeo de YouTube de esta semana

Cuando uno piensa en el Rockefeller Center lo más seguro es que inmediatamente le venga a la mente la pista de patinaje más famosa del mundo que aparece en todas las películas de comedia romántica neoyorkina (cliché) y el famosísimo árbol de Navidad que se expone en ella. En ninguna película (al menos las que yo he visto y/o conozco) se hace ninguna referencia a su simbología oculta. Precisamente por eso es tan divertido hacerlo notar: elementos o lugares que todos nosotros hemos visto pero que no conocemos en absoluto. Y antes de que sigáis leyendo, voy a dar un aviso: esta entrada no contiene ninguna referencia al Nuevo Orden Mundial, a los poderes ocultos que gobiernan el mundo ni a la simbología satánica-anunnaki que están tan de moda permanentemente entre los teóricos de la conspiración. No, aquí lo que vamos a hacer es un análisis de la simbología presente en las "decoraciones" de la famosa plaza, primero, para compartirla con vosotros, y segundo, para que todos sepamos que se pueden encontrar explicaciones razonables sin tener que recurrir a Satán, los Illuminati o el Nuevo Orden Mundial. Los teóricos de la conspiración siempre vinculan este complejo a todo ello porque fue construido por la familia Rockefeller, que como sin duda sabréis es una de las más importantes, poderosas y reconocidas de los Estados Unidos; creando un vasto imperio empresarial (especialmente en el sector petrolero) y contando dentro de la familia con políticos, empresarios y ejecutivos de renombre. Sin embargo, el ser un político o empresario de éxito no significa automáticamente que uno pertenezca a un grupo de gente malvada que dirige el mundo sin piedad, compasión ni ninguna otra virtud. Vamos, creo yo. Ser empresario no es sinónimo de ser satánico, en definitiva.

 
John D. Rockefeller, inmigrante alemán y fundador de la dinastía

Así que antes de continuar debemos despojarnos de nuestros prejuicios y de nuestras ideas conspiranoicas (si las tenemos) para relajarnos y disfrutar de un viaje por la simbología de uno de los lugares de poder más famosos y a la vez desconocidos y apasionantes del mundo. Comencemos. El Rockefeller Center (también llamado Rockefeller Plaza) es un complejo de 19 edificios ubicado entre la Quinta y la Séptima en Nueva York, famoso por su estilo Art Decó. Sin embargo, no nos interesa tanto la arquitectura del lugar como los símbolos que se eligieron para "decorarlo". Y lo pongo entre comillas porque nada está situado sin motivo, no es mera ornamentación. Cada una de las partes que vamos a ver cumple con un propósito importantísimo. Y todas ellas giran en torno a una corriente de pensamiento que tiene siglos de antigüedad: el luciferismo. 

Los que habéis leído entradas anteriores en este blog ya sabéis de qué pie cojeo, pero si hay alguien nuevo que esté leyendo estas líneas se habrá extrañado al ver que menciono a Lucifer, cuando antes he dicho que no iba a relacionar los símbolos con ninguna doctrina satánica. Si tal es tu caso, querido lector, un apunte necesario: Lucifer y Satán no son lo mismo. Por lo tanto, las doctrinas luciferinas y satánicas no son lo mismo. Y por supuesto, lo satánico y lo satanista no tienen nada que ver. Pero me estoy desviando del tema. Para explicar breve y claramente qué es y en qué consiste el luciferismo, no se me ocurre nada mejor que la explicación que dio en una conferencia el filósofo y futurólogo Max More:

"El Diablo, Lucifer, es una fuerza del bien (en el que hay que definir "bueno" simplemente como lo que yo valoro, no queriendo dar a entender ninguna validez universal o la necesidad de su orientación). "Lucifer" significa "portador de la luz" y esto debe introducirnos la idea de su importancia simbólica. La historia es que Dios echó a Lucifer del Cielo porque Lucifer había comenzado a cuestionar a Dios y extender la disensión entre los ángeles. Debemos recordar que esta historia es contada desde el punto de vista "Godist" (los adeptos de Dios, n. del t.), si se me permite acuñar un término, y no de la de los luciferinos (voy a utilizar este término para distinguirlos de los satanistas oficiales con lo que tienen diferencias fundamentales). La verdad, sin embargo, se puede entender fácilmente como que Lucifer renunció al cielo".


El luciferismo moderno tiene sus raíces, muy probablemente, en la kabahla hebrea y en el posterior gnosticismo cristiano, aunque hay quien ha querido ver también un origen en el antiguo Egipto y en las creencias paganas. El caso es que la doctrina luciferina enseña que Dios, creador del mundo material, es una figura sádica y severa que busca mantener a la Humanidad en la oscuridad de la ignorancia, mientras que Lucifer es el salvador de la Humanidad, ya que les ha otorgado el conocimiento. Si reinterpretamos la historia de Adán y Eva con lentes luciferinas (algo que ya hicimos aquí), la serpiente es en realidad el salvador encubierto que desafió a Dios y dio a los mortales la oportunidad de la apoteosis, es decir, de convertirse ellos mismos en dioses. Es decir, a Lucifer se le atribuye el haber desencadenado el asombroso potencial del hombre. Lo que representa el luciferismo es una revalorización radical de lo que ha sido considerado el oponente, el antiguo adversario de la Humanidad. Se trata de una inversión del bien y el mal, un cambio de paradigma conocido como "Postura Gnóstica" en la cual los valores se invierten con respecto al relato hebreo original, siendo el fruto del árbol de la ciencia la llave de acceso al deseo humano de ser como dioses. Los luciferinos buscan durante toda su vida alcanzar un mayor nivel de bienestar a través de la Iluminación, frecuentemente representada por una antorcha. Una persona iluminada (illuminatus) ha ganado suficiente conocimiento místico y espiritual para lograr llegar a un estatus divino, es decir, trascender sus propias fronteras naturales. 

Precisamente era eso lo que prometían las Escuelas de Misterio de la Antigüedad: la oportunidad de borrar la maldición de la mortalidad mediante un encuentro directo con la deidad cósmica o, en muchos casos, ser sometidos directamente a una apoteosis personal, a la transmutación del hombre en dios. Esto, que parece cosa de místicos o locos, no lo es tanto. El propio Albert Einstein dijo que en 300 años, si la Humanidad conseguía no aniquilarse a sí misma, su propia evolución natural haría que fuésemos capaces de expandir nuestra conciencia más allá de nuestro cuerpo y de no necesitar un soporte material para existir. Hoy en día, el profesor Cordeiro de la Universidad de la Singularidad de California, dice casi lo mismo, pero ocurrirá mucho antes: en 25 años conoceremos la muerte de la muerte. Para saber más sobre esto, aquí.

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Einstein estaba convencido de que la Humanidad llegaría a un nivel de evolución tal que podría existir como conciencia separada del cuerpo. Eso, claro, si no se destruía a sí misma

Los luciferinos no adoran necesariamente al Diablo como una deidad metafísica. Para ellos, Lucifer representa los poderes cognitivos del hombre, su potencial y capacidad para alcanzar la divinidad por sus propios medios. Los luciferinos creen que, llegado el momento, esta capacidad destronará a Dios y devolverá al hombre a su legítimo lugar, como deidades. En otras palabras, será el fin de las religiones. Esta doctrina aparece vinculada con el humanismo y con su evolución tecnológica, el transhumanismo. Aunque se le ha vestido de un ropaje aceptable dentro del contexto judeo-cristiano en el que nos movemos ("humanista" suena mucho mejor que "luciferino"), esta doctrina se ha vuelto muy popular. Gracias a los avances tecnológicos y científicos de vanguardia, gente muy rica no quiere esperar los 300 años que predijo Einstein para convertirse en deidades: intentan alcanzar este estado de inmortalidad gracias al desarrollo tecnológico. Quizá por eso el transhumanista Max More dijo también:

"Dios, como el bien documentado sádico que es, sin duda quería mantener a Lucifer cerca de Él, para poder castigarlo e intentó traerlo de vuelta bajo su poder. Lo que seguramente sucedió es que Lucifer llegó a odiar el Reino de Dios, su sadismo, su demanda de conformidad y obediencia servil, su rabia psicótica (de Dios) para cualquier muestra de pensamiento y conducta independiente. Lucifer se dio cuenta de que nunca podría pensar por sí mismo y ciertamente no podía actuar en su pensamiento independiente siempre que se encontrase bajo el control de Dios. Por lo tanto dejó el Cielo, ese terrible Estado-espiritual gobernado por el cósmico-sádico Jehová, y fue acompañado por algunos de los ángeles que habían tenido el valor suficiente para cuestionar la autoridad de Dios y su visión de perspectiva. Lucifer es la encarnación de la razón, la inteligencia y el pensamiento crítico. Él está en contra del dogma de Dios y de todos los dogmas. Encarna la exploración de nuevas ideas y nuevas perspectivas en la búsqueda de la Verdad."


Tal vez pienses, lector, que esto no tiene nada que ver con el Rockefeller Center, ¿verdad? Bueno, pues vamos a ver cómo las esculturas, los relieves, las pinturas murales, todo ello se refiere al mismo tema: el triunfo del hombre sobre Dios, a través de la adquisición de conocimientos.    

LA FUENTE DE PROMETEO

Esta escultura representa a Prometeo, un titán de la mitología griega conocido por su gran inteligencia. Sin embargo, traicionó al dios Zeus al robarle el fuego para entregárselo a los mortales. Por lo tanto, se le venera por haber enseñado a la Humanidad las artes de la civilización como la escritura, las matemáticas, la agricultura o la medicina. Zeus castigó a Prometeo por su traición, encadenándolo a una roca en las montañas del Cáucaso mientras un águila le devoraba el hígado todos los días. Por la noche le volvía a crecer, y al día siguiente el águila regresaba para volver a devorárselo... El equivalente judío a Prometeo es, por supuesto, Lucifer. Ambos llevaron el conocimiento de Dios a los mortales, y ambos fueron castigados por ello. Ya hicimos un paralelismo entre ellos aquí, de modo que no ahondaré más en este asunto. Prometeo es, en definitiva, un símbolo usado a menudo para referirse a la Iluminación, igual que Lucifer. La escultura que se expone en Rockefeller Center, realizada por Paul Manship, muestra a Prometeo sosteniendo el fuego robado a Zeus mientras desciende a la Humanidad. Se encuentra dentro de un anillo, denominado La Alianza, que representa los signos del Zodíaco (Prometeo también ilustró a los hombres en el movimiento de las estrellas). Detrás de él, en la pared, una inscripción reza: "Prometeo, maestro en todas las artes, trajo el fuego que ha mostrado a los hombres un medio para fines poderosos". Estos "fines poderosos" a los que se refiere son alcanzar la Iluminación y transformarnos en deidades. Esta obra resume básicamente la doctrina luciferina y actúa de ónfalos, de ombligo y centro de poder en torno al cual gira el programa de arte del Rockefeller Center.

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LAS CREACIONES DE PROMETEO

Flanqueando la estatua de Prometeo aparecen dos esculturas que han recibido el nombre de "El Joven" y "La Doncella". Ellos son los primeros seres humanos, creados a partir de arcilla, por Prometeo. Y es que en la tradición espiritual griega, el Creador no es Zeus, sino Prometeo. Es como decir que a Adán y Eva no les creó Dios, sino Lucifer. Así que Prometeo, el Lucifer helénico, está situado en el centro de la plaza y flanqueado por su creación, la Humanidad. En otras palabras, somos hijos e hijas de Prometeo. Del saber o, mejor dicho, de la búsqueda del saber. No son pocos los creadores de blogs y foros católicos que ven en esta parte de la plaza uno de los "terribles" mensajes de los Illuminati, que parecen alejarse de la Biblia y confundirse de Creador. Es comprensible: lo que se plantea aquí es que somos hijos de la tierra y del conocimiento, no de Dios. Lo que estas esculturas están diciendo es que el hecho de que Adán y Eva comiesen del fruto del Árbol de la Vida estuvo bien, pues nos permitió liberarnos y empezar a desarrollar nuestro potencial. Esto choca con la doctrina judeocristiana básica, cuyo mayor anhelo es volver a ese Edén del que los Primeros Padres fueron expulsados.

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URIZEN, O EL DEMIURGO

En la parte superior de la entrada al edificio GE nos encontramos con esta impresionante imagen de Arte Decó. Representa a un hombre con barba, sosteniendo un compás enorme y una cita del Libro de Isaías (33:6). Esta es una referencia directa al grabado de William Blake titulado "El Anciano de los Días", mejor conocido como "Urizen", donde Dios es representado como un hombre anciano con larga barba blanca, dentro del sol, sosteniendo un gigantesco compás.

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Esta imagen aparece en el Libro de Urizen de Blake, lanzado en 1794. Este autor inglés es conocido por su rica mitología, sus poemas crípticos y sus imágenes proféticas. Y esta pieza representa a Urizen, el creador del reino material. Sus rasgos son muy similares a la deidad gnóstica llamada "Demiurgo", una divinidad creadora inferior que construyó un mundo imperfecto en el que se aprisionó al hombre en el reino material. El Libro de Urizen refleja los principios básicos del luciferismo, donde la lucha del Bien contra el Mal descrita en la tradición judeocristiana se invierte. Daniil Leiderman, profesor de Hª del Arte en la Universidad de Princeton, hablaba así de la obra de Blake:

"El trabajo de Blake es, pues, una crítica sin precedentes y confusión, a los pilares mismos de la civilización judeocristiana: la Palabra y la Ley. El mal es representado tradicionalmente por Satanás y el consumo de la "fruta prohibida". La ciencia y la religión cesan de ser fuerzas en oposición en la comprensión de Blake, convirtiéndose en cambio en obstáculos para el conocimiento verdadero, una poniendo el acento obligatorio en las leyes del universo material, y la otra, en las palabras de los Libros Sagrados. En este sentido, el único posible "Bueno" al que se refiere Blake es la rebelión de la visión, creciendo y multiplicándose a través de la visión extática. Para Blake, esto probablemente significa una gnosis mística y artística, pero intelectualmente se puede aplicar a todo tipo de pensamiento pluralista, multilateral, cuando no a una literal 'mente-en-expansión'."

El dios gnóstico que aparece a la entrada del edificio GE porta un enorme compás que utiliza como herramienta para la Creación, lo cual nos remite también a la masonería, la cual utiliza el compás del Gran Arquitecto para dar forma al mundo físico. Debajo de Urizen se encuentra la cita del Libro de Isaías:

"Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia..." (Is. 33:6)

El Libro de Isaías contiene, en su conjunto, profecías para los tiempos futuros, la predicción de la caída y el castigo de Babilonia (tanto la antigua como la actualmente considerada en decadencia espiritual "Babilonia, la Gran Ramera" que se menciona en Apocalipsis 17:5). El caso es que ese verso de Isaías habla sobre lo que va a sostener a las personas en los momentos de gran tribulación profetizados: la sabiduría y el conocimiento. El texto de Isaías describe un momento en el que "nadie en Jerusalén será enfermo", refiriéndose a la época en la que la ciencia y la tecnología avanzaran lo suficiente como para curar las enfermedades del hombre. Esa frase, unida al enorme Urizen, presiden la entrada del edificio GE.

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LAS ESPADAS TRANSFORMADAS

Este relieve se refiere al Libro de Isaías 2:4, y representa dos espadas transformadas en rejas de arado. Para entender esto es preciso conocer el versículo bíblico en el que se inspira:

"Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra."

El versículo describe una era de paz mundial, refiriéndose al reino eterno de Cristo después de su Segunda Venida. Por supuesto, los conspiranoicos ven aquí otra referencia al Nuevo Orden Mundial, en el que un puñado de grupos empresariales dirigirían el mundo a su antojo. Un solo gobierno y un solo tribunal para todas las naciones. Por supuesto, se acusa a los Rockefeller de ese interés por el Nuevo Orden. Incluso un miembro de la familia lo explica en sus Memorias. Si de verdad tuviesen un plan maligno y secreto, no tendría mucho sentido que lo fuesen aireando por ahí, ¿no?. He aquí lo que escribió David Rockefeller en sus Memorias, publicadas en 1930.

"Durante más de un siglo, los extremistas ideológicos en los extremos del espectro político han aprovechado los incidentes bien publicitados para atacar a la familia Rockefeller de la excesiva influencia que ejercen sobre las instituciones políticas y económicas. Algunos incluso creen que somos parte de una cábala secreta de trabajo contra los mejores intereses de Estados Unidos, y caracterizan a mi familia y a mí como "internacionalistas", y nos culpan de conspirar con otros alrededor del mundo para construir un mundo más integrado en la estructura política y económica mundial - un mundo único (unido), por así decirlo. Si este es el cargo, me declaro culpable, y me siento orgulloso de ello."

¿Y quién no? ¿De verdad hay alguien entre nosotros al que no le interese un mundo unido, en el que estemos conectados unos con otros y con los demás organismos vivos, en el que trabajemos juntos en paz y nunca haya más guerra ni desolación? Me sorprende que haya gente alarmada por esta declaración de David Rockefeller y que vean en ella la perenne sombra del Nuevo Orden Mundial en vez de ver un intento del entendimiento y comprensión entre naciones, justo lo que quería Isaías: no más espadas.

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ATLAS

Aquellos con nociones básicas de mitología griega sabrán por qué fue castigado el titán Atlas, hermano de Prometeo. Se debe a que también desafió a Zeus, el rey de los dioses. Sobre los brazos y hombros de Atlas hay una viga ancha y curva que muestra en un friso los símbolos tradicionales de Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Sobre esa viga se levanta una esfera armilar con los símbolos del Zodíaco. Y es que Atlas fue condenado a cargar con la bóveda celeste sobre sus hombros para evitar que se derrumbase sobre la tierra. De nuevo, Atlas es un equivalente luciferino: es castigado por su acto de rebeldía contra los dioses, y se sacrifica por el bien de la Humanidad. Curiosamente, tiene también cierto simbolismo vinculado con Jesús: ambos se opusieron al poder establecido y ambos pagaron por ello. Sin embargo, se han convertido en referentes. Esta es la única escultura del complejo que ha causado cierta controversia ya que, desnuda y pagana, se colocó enfrente de la Catedral de San Patricio, como retándola. Esto ha hecho que algún cristiano conspiranoico haya dicho que la escultura "desafía al cristianismo e incluso la democracia en la ciudad de Nueva York". Considero que es, cuanto menos, exagerado.

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OTRAS COSAS

El Rockefeller Center está lleno de asombrosos bajorrelieves, murales y esculturas, con interesantes simbolismos e imágenes ocultistas. Por desgracia, no podemos detenernos en todos ya que esta entrada es, con diferencia, la más extensa de todas y tampoco es cuestión de seguir alargándolo. Sin embargo, y ya para terminar, dejamos unas piezas más por aquí para que las podáis admirar por vuestra cuenta. Hay que tener en cuenta la influencia del mundo clásico, el paganismo, la omnipresencia de la antorcha de la Iluminación y la idea de que el hombre, a través del conocimiento, puede convertirse en dios.

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Mural que representa al Pensamiento (THOUGHT) como una figura divina enviando su regalo a los hombres y el destino de los que prefieren la ignorancia al saber

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La Humanidad bajo la antorcha de la Iluminación


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Una mujer (probablemente la personificación de América) sostiene una taza o cuenco del que emanan rayos de luz. Es el Grial, el símbolo del Conocimiento Divino y aquello de lo que hablamos en el último vídeo de YouTube que subimos y que podéis ver aquí. Todos los símbolos nos dan el mismo mensaje: el conocimiento de Dios está al alcance del hombre 

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miércoles, 22 de noviembre de 2017

99. La Masonería (III Centenario). Segunda parte

Como sabéis, este 2017 se celebran 300 años de la aparición en Europa de la llamada "Masonería especulativa", la masonería que a día de hoy siguen practicando millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, esta semana nos vamos a acercar a su antepasada: la masonería llamada "operativa" que surgió, de manera documentada, en plena Edad Media. Pero vayamos por partes. Lo primero que hay que saber es que la masonería, tanto la operativa como la especulativa, tienen un sistema de enseñanza a través de símbolos. El término "símbolo" proviene del latín symbolum, que a su vez viene del griego symbolon, tomado del verbo symbalo que significa "unir" o "juntar". ¿El qué? Pues, tal y como lo entiende la masonería y todos aquellos que estudiamos simbología religiosa, el símbolo nos une con el mundo. Es la fusión perfecta, el retorno a la Unidad, una manifestación temporal de la eternidad. El lenguaje simbólico es el poético y metafórico, y la masonería hace uso de él. La simbología que utilizó la masonería operativa se puede ver todavía en sus obras: las iglesias románicas y las catedrales góticas.

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Los masones eran los maestros constructores especializados en Arquitectura Sagrada, y su ciencia hermética y lenguaje simbólico aún puede verse en sus obras más memorables

Efectivamente, la "masonería operativa" abarcaba a aquellos gremios de maestros constructores, arquitectos, canteros, etc. que construyeron, sobre todo, los grandes edificios religiosos de la Edad Media. Seguramente eran los descendientes de los Collegia Fabrorum, maestros constructores del Imperio romano encargados de localizar los lugares sagrados y levantar templos en honor de los dioses. Su santo patrón era el dios Jano, una divinidad de origen etrusco, dios protector de los portales y del tránsito (qué curioso que los santos patrones de la masonería sean San Juan Bautista y San Juan Evangelista, los Juanes, muy relacionados etimológicamente con Jano). Tanto los miembros de los Collegia Fabrorum como aquellos primeros francmasones eran medio constructores medio sacerdotes, ya que conocían el Orden Sagrado de la Naturaleza y construían en consonancia con él los espacios sagrados. Al haber heredado, si no todo, gran parte del conocimiento de la Antigüedad, también tenían un gran dominio de los saberes que muy posteriormente se catalogaron como "Ciencias Ocultas": la alquimia, la cábala o la astrología estaban a la orden del día en las logias masónicas medievales. Lo profano y lo sagrado se entremezclaban, y todos los conocimientos que se transmitían unos a otros los plasmaban posteriormente en los edificios que construían. 

Los masones (o francmasones, es lo mismo) encontraron a su antepasado más directo en Hiram Abif, maestro constructor en Tiro y arquitecto del Templo de Salomón levantado en Jerusalén. Incluso a día de hoy los masones siguen memorando en un ritual el mito de Hiram, a saber: siendo sus conocimientos sobre Arquitectura y Geometría sagrada tan abrumadores, dos empleados de Hiram le tendieron una emboscada una noche exigiéndole que les revelara sus secretos. Estaban interesados en saber, sobre todo, cómo podía conseguir que unas simples piedras (las que formaban el Templo de Salomón) podían usarse para conectar con lo trascendente. Al negarse Hiram, los obreros le mataron. Esta protección del Secreto hasta las últimas consecuencias convirtió a Hiram en una leyenda dentro de la masonería, incluyendo incluso un juramento de secreto sobre lo que se enseñaba y aprendía en las logias. Pero Hiram no es el único personaje relevante dentro de la masonería: su legendaria fundación se remonta a Tubalcaín (el primer herrero según la Biblia), Moisés (que construyó el Arca de la Alianza) e incluso el propio Noé y su familia, constructores del arca que salvó a los animales del Diluvio. 

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El Arca de la Alianza, el Arca de Noé o el Templo de Salomón son adoptados por los masones como propios al considerarlos elementos que permiten conectar con lo trascendente

Cuando en la Edad Media se quería construir un edificio religioso, se llamaba a los masones. Y entre estos había zahoríes, es decir, personas con la habilidad para detectar las corrientes de energías electromagnéticas que recorren la corteza terrestre. Una vez encontrado el lugar adecuado para levantar el recinto sagrado, se realizaban rituales para congraciarse con el genius loci, el genio del lugar, espíritu protector del terreno. Una vez cumplimentado el ritual pertinente, los masones empezaban a construir. Pero no el edificio sagrado, sino su logia. Es decir, el inmueble que iba a albergar al gremio durante los años que durase la construcción. Era el lugar donde los masones establecían su taller, realizaban sus cálculos, guardaban las herramientas y formaban a los aprendices. La entrada en la logia estaba terminantemente prohibida para todo aquel que no fuese masón. Dentro de la logia se podía hablar y comentar todo, pues todo el mundo sabía que las personas que estaban ahí dentro eran hermanos de profesión. Eso sí, lo que se hablase en el interior de la logia debía quedarse en secreto. Era algo así como el secreto de confesión de los sacerdotes o el secreto profesional de los psicólogos. La masonería del siglo XVIII heredó el sistema jerárquico de tres grados que utilizaba la masonería operativa, y que sigue en práctica a día de hoy:

- Aprendiz
-Compañero
-Maestro

Los neófitos que querían convertirse en masones debían pasar una serie de pruebas de iniciación, lo que les habilitaba para convertirse en aprendices. Y una vez superado los años de pertenencia al grado de Aprendiz, el masón pasaba a ser un Compañero. Y en ese momento se le hacía entrega de un signo/sello lapidario, que desde ese momento en adelante se convertiría en la firma con la que grabar sus trabajos.

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Los antiguos representaban al genius loci como una serpiente

    
Signos lapidarios o Marcas de Cantero

Los masones, arquitectos/sacerdotes, continuaron siendo tenidos en muy alta estima (precisamente por esta capacidad de transformar la materia tosca en herramienta para conectar con lo divino) hasta el siglo XVI, momento en el que comenzó su decadencia. El pistoletazo de salida fue el ensamblaje de piedras y la aparición de técnicas de construcción más sencillas (y, por qué no decirlo, más profanas). Esto llevó a que los gremios de masones viesen amenazada su existencia: ya no eran tan necesarios como en la Edad Media. Esto les llevó a reinventarse, y a empezar a aceptar en sus logias a personas que no tenían nada que ver con la actividad constructiva, profanos, que fueron denominados "aceptados". Fue un proceso lento, que abarcó los últimos años del siglo XVI, todo el siglo XVII y los primeros del siglo XVIII. Sin embargo, la masonería no desapareció porque ofrecía a la gente un lugar (las logias) de reflexión, libres tanto de dogmatismos como de restricciones. Pero precisamente por la fama que tuvo en la Europa de aquella época, la masonería operativa desapareció cuando todos los maestros constructores fueron sustituidos por los "aceptados", gente sin ningún vínculo con la actividad arquitectónica. Por eso, desde ese momento, la masonería abandonó la Arquitectura Sagrada exterior y se convirtió en un taller de arquitectura interior de las personas. Pero eso ya es otra historia, que contaremos en una entrada futura. Gracias por acompañarnos una semana más, nos vemos en la próxima. Ultreia!

martes, 14 de noviembre de 2017

98. El simbolismo en "The Matrix". Parte II

Siendo sincero, la verdad es que no tenía mucha idea sobre de qué hacer la entrada esta semana. Sí, es cierto que un día como hoy de 1630 fallecía el maestro illuminatus Johannes Kepler, pero ya hemos hablado de él en alguna ocasión y no quiero ser redundante. De manera que me gustaría empezar a atar cabos sueltos. Por eso, esta semana he decidido redactar la segunda parte de una entrada pasada: aquella en la que hablábamos del simbolismo en Matrix (y que podéis consultar aquí). En esa entrada hablábamos del papel simbólico de personajes como Neo, Trinity, Morfeo, el Agente Smith o la propia Matrix. De modo que en esta nueva entrada vamos a hablar sobre otros personajes, concretamente de aquellos que aparecen en la segunda y tercera entregas (mucho más flojas desde el punto de vista filosófico, al menos a mi parecer). Y empezamos con un personaje que me apasiona:


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A este hombre se le conoce como "El Cerrajero", denominado también Keymaker en inglés, y realiza un guiño filosófico muy efectivo. Sin embargo, depende de cómo lo traduzcamos, son cosas distintas. Un cerrajero repara o cambia cerraduras, mientras que un "hacedor de llaves" trabaja precisamente en eso: haciendo llaves. Así es como lo vemos en la película. Sea como sea, por cerraduras o por llaves, este personaje está vinculado con un símbolo universal y poderosísimo: las puertas. Una puerta es un elemento que permite atravesar un umbral, pasar de un estado a otro. Probablemente El Cerrajero está vinculado con la obra de Aldous Huxley titulada Las puertas de la percepción (The Doors of Perception) cuyo título es además un verso de William Blake, poeta, místico y artista del siglo XVIII-XIX. Esas "puertas" de las que hablan Huxley y Blake, y las que se representan en el mundo de la simbología, son pasajes hacia nuevas formas de percepción y, en consecuencia, hacia una realidad diferente. El Cerrajero es aquel que tiene las llaves (es decir, las herramientas y los conocimientos) para atravesar los umbrales de la percepción y otorgar el cambio de conciencia. Sin embargo, hay una puerta que supone el destino de El Cerrajero, es decir, el motivo por el que fue creado: la puerta de Dios. O las Puertas del Cielo (Heaven's Doors), si se prefiere. El Cerrajero nunca es un fin en sí mismo, sino una herramienta que otorga a Neo acceder al último estadio de realidad. Por eso El Cerrajero, después de abrir esa puerta, muere (le han disparado, sí, pero su muerte es más simbólica que física). Su tarea ha concluido: llevar a Neo a la última frontera. Aquella en la que habita Dios. O, al menos, el dios de ese mundo. Y hablando de Dios...

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El Arquitecto es, sin duda, uno de los personajes más enigmáticos y emblemáticos de la saga, y nos remite directamente a la masonería y a la tradición religiosa hebrea. El vínculo a la masonería está claro por su mera designación. Los masones del siglo XVIII, para evitar referirse a la Divinidad con un nombre que resultara excluyente (Dios, Yavé, Alá, etc...), ya que todo el mundo, fuese del credo que sea, podía convertirse en masón; utilizaron el término "Gran Arquitecto del Universo" para designarlo, una expresión muy utilizada durante la Edad Media entre los gremios de masones europeos. Su acrónimo G.A.D.U. se convirtió en emblema, junto con el Ojo de la Providencia, de la masonería mundial. De hecho, incluso a día de hoy, miles de masones en todo el mundo comienzan sus tenidas (reuniones) con la frase: "A la gloria del Gran Arquitecto del Universo". Regresando a la película, El Arquitecto es el Dios Creador, el Hacedor, el Diseñador Cósmico. Es quien ha diseñado la Matrix. Resulta imposible asignarle una moral y una ética humanas, por lo que sus actos (que parten de lo omnisciente) pueden parecernos tanto buenos como malos. Recordemos que el dios del Antiguo Testamento, Yahveh/Jehovah, era una deidad terrible, hostil y celosa. Basta con tener en cuenta las penurias que sufrió su pueblo "elegido" para hacerse una idea de que sus caminos son, ciertamente, inescrutables. Sin embargo, y esto es importante, el Dios Creador no está solo. Todo en la naturaleza y el mundo tiene su contraparte, y si él es el dios, debe haber una diosa... 

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El Oráculo, también llamada "La Pitonisa", representa el principio femenino de la Creación. Todas las tradiciones espirituales del mundo lo tienen: pensemos en Jakin y Boaz, las columnas del Templo de Salomón; las dos ramas del árbol de la vida en la tradición cabalística, en las parejas divinas de las religiones del mundo (Zeus y Hera, Isis y Osiris, Enki y Ninhursag, Jesús y María Magdalena, Ishtar y Tammuz, Afrodita y Adonis, etc.) Ella es la Asherah de Yahveh. Si El Arquitecto es el padre de la Matrix, El Oráculo es la madre. Pero más allá de las filosofías sobre la dualidad de Dios, el Oráculo encarna no sólo un conocimiento absoluto del devenir, sino el amor y la compasión por los seres humanos; sirviendo también de guía al Salvador en los momentos clave de su vida. El vínculo con el Oráculo de Delfos es evidente. Allí existía un famoso templo dedicado al dios Apolo, donde los consultantes buscaban algo más que una mera proyección de su futuro: buscaban esperanza, algo que el Oráculo de la película intenta mantener vivo en momentos de gran tribulación. Es el último don de la Caja de Pandora. Y para mayores sincronías, tanto en Delfos como en la cocina del Oráculo se puede leer la misma frase: "Conócete a ti mismo". El Oráculo es vidente y visionaria, pero no una guerrera. Por eso, para protegerla de todos aquellos indignos de contactarla, un personaje más hace su aparición (y éste es mi favorito, tengo que reconocerlo).
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Seraph. Su nombre es un término hebreo que significa "el ardiente". De aquí proviene la denominación para los ángeles serafines quienes, de acuerdo a la teología cristiana, son el orden más alto de la jerarquía más elevada (la angeología cristiana defiende la existencia de nueve coros o grupos de espíritus bienaventurados, los serafines serían la categoría más alta). En la tradición cristiana los serafines se caracterizan por el ardor y la pureza con la que aman a Dios, y por su empeño de elevar a Dios a los espíritus de menor jerarquía. Los gnósticos creían que fueron los serafines, siempre volando en torno al trono de Dios, quienes destruyeron Sodoma y Gomorra adoptando la forma de llamas y bolas de fuego. Fue un serafín el que se apareció a Santa Teresa en su éxtasis, como muestra la maravillosa escultura de Gianlorenzo Bernini. Sea como fuere, el elemento que identifica a los serafines es el fuego, la llama, el ardor. Y ese mismo ardor es el que caracteriza a Seraph quien, a pesar de que su ánimo y su personalidad (incluso su aspecto) encajan más en las tradiciones orientales del budismo o del taoísmo, su alma arde por la pasión que le embriaga al cumplir su misión. Este "espíritu ardiente" de Seraph se pone de manifiesto en su primera aparición, cuando Neo se encuentra con él y ve que el código de la Matrix parece quemarse alrededor de Seraph. Y puesto que hay guardianes del Bien, también debe haber guardianes del Mal. Recordemos que son opuestos, pero se necesitan el uno al otro. Y estos guardianes de lo antagónico serán, como me gusta llamarlos, los "gemelos espectrales".

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Los Gemelos son personajes muy peculiares. Guardianes/matones de Merovingio (a quien luego tendremos el placer de presentar), son una pareja de "hermanos" (si es que se puede hablar de eso en Matrix) posiblemente albinos. Tienen una férrea lealtad a su patrón, son inexpresivos y estoicos y parecen observar todo con escepticismo, sin mucho interés. Cuando hablan utilizan el "nosotros" en lugar del "yo", lo que hace pensar que en realidad se trata del mismo individuo/programa duplicado, en lugar de entes separados. Su habilidad más icónica es la capacidad de volverse intangibles a voluntad, convirtiéndose en una versión fantasmal y translúcida de sí mismos, permitiéndoles evadir cualquier tipo de daño sobre sus cuerpos o regenerar el daño físico que ya hayan acumulado. Lo que viene a la cabeza cuando uno conoce a estos personajes es, por un lado, las leyendas sobre fantasmas y espectros guardianes de un lugar o de una persona; y también, en el campo de la astrología, la constelación Géminis. Este símbolo del Zodiaco está regido por el planeta Mercurio, el dios viajero del Olimpo, y su elemento es el aire. Tal vez por estas características del signo, su vinculación con lo etéreo y con el aire, los Gemelos tienen esta peculiaridad única en la saga.

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El Merovingio es el jefe de los espectrales Gemelos. Su nombre le vincula directamente con la dinastía de los Merovingios (de los que ya hablamos aquí), aquel linaje de reyes francos aparentemente vinculados con la sangre real (Santo Grial) de Jesucristo, el personaje de la película también responde a las características del exiliado, del ángel expulsado del Cielo que buscaba en la Tierra las maneras de satisfacer su vanidad. Para ser más precisos, el Merovingio de la película posee fuertes lazos con los Nephilim, aquellos ángeles caídos que gobernaron la Tierra en la noche de los tiempos. Y es que, en cierto sentido, el Merovingio es el "rey" de Matrix, aquel que tiene cautivo al Cerrajero y por lo tanto la posibilidad de evolución de los protagonistas. Junto al Agente Smith, el Merovingio será el obstáculo a vencer en la segunda y tercera entregas de la saga. Pero claro, mientras que su papel es impedir que los protagonistas avancen hacia el cambio, su contraparte facilita precisamente que alcancen el cambio. Y la contraparte del Merovingio es su propia esposa.



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Perséfone cumple, en lo esencial (es decir, no a un nivel tan trascendente) el mismo papel que el Oráculo. Ella y el Merovingio son en la Matrix un atisbo del Oráculo y el Arquitecto: ambos intentan mantener el equilibrio, a su manera. Ella es claramente una réplica de la Perséfone de los mitos griegos, esa reina del Inframundo raptada por Hades y condenada a pasar la mitad del año bajo tierra con su marido y la otra mitad en la superficie, con su madre Deméter. Esos seis meses el mundo se llena de verdor y primavera, debido a la alegría de la diosa de la tierra por tener junto a ella a su hija. Sin embargo, los otros seis meses que pasa Perséfone en el submundo con Hades, se produce aquello que nosotros llamamos invierno. En la película Perséfone, al igual que la diosa, no intenta abandonar su posición dentro de la Matrix, es decir, dentro del orden establecido; pero colabora con Neo y sus compañeros quizá para equilibrar la balanza, algo que la misma Perséfone de la mitología hacía a menudo cuando era consultada. 

miércoles, 8 de noviembre de 2017

97. Teodosio I y la victoria del Catolicismo

La idea para la entrada de hoy era escribir una entrada dedicada al llamado "secreto egipcio" de Napoleón, aunque luego dudé sobre si escribir la segunda parte del simbolismo de Matrix (cuya primera parte podéis leer aquí) o también la primera entrada explicativa de la masonería (cuya entrada de introducción es ésta). Sin embargo, y antes de ponerme a escribir cualquiera de esas tres, he recordado que hoy estamos a 8 de Noviembre. Y es que, queridos amigos y amigas, un día como hoy del año 392, en el Imperio romano el emperador Teodosio el Grande prohibió todos los cultos no cristianos, es decir, los cultos paganos que habían venido existiendo en el Imperio desde siempre. Por eso hoy, cuando han pasado mil seiscientos veinticinco años de aquello, vamos a recordar a aquellas gentes del siglo IV y cómo, en los siglos sucesivos, se vieron obligados a trasmutar su fe por la nueva imposición imperial.


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 Una parte importante de los cultos paganos estaba dedicada a venerar la Naturaleza. Ahí tienen su origen los famoso y enigmáticos "hombres verdes" que pueden verse esculpidos en el interior de algunos templos. Son los guardianes del recinto sagrado y el recuerdo de que cualquier iglesia remite a las antiguas cavernas y bosques donde se celebraban los cultos precristianos

Antes que nada, es importante hacer un ejercicio de etimología. O, como suele decirse de una forma mucho más poética, "desnudar las palabras". Y es que el término paganus fue utilizado por la Iglesia del siglo IV d.C. para referirse a los habitantes de los pagus o aldeas rurales. Es decir, eran aquellos que vivían en el campo y que aún no habían sido evangelizados, por lo que representaban un peligro para el nuevo orden. Pero vayamos un poco más atrás en el tiempo. Concretamente, al 27 de Febrero de c. 272. Ese día nacía en Naissus (actual Niš, en Serbia) el que sería el emperador romano Constantino. Después de su coronación su madre, Helena de Constantinopla, tendría un papel muy activo en la corte. Y de hecho fue ella, la que posteriormente fue santificada, quien se convirtió al cristianismo. El propio Eusebio de Cesarea, obispo de Cesarea Marítima (Palestina) y padre de la historia de la Iglesia; da detalles del peregrinaje de esta mujer a Tierra Santa y a otras provincias de Oriente Medio. Y, aunque Eusebio no se lo reconoce, la tradición quiere que Helena fuese a buscar las reliquias de la Vera Cruz (la cruz en la que Jesús fue crucificado), los restos de los Reyes Magos (que actualmente se conservan en la catedral de Colonia) y los del apóstol Matías (hoy depositados en la Abadía de San Matías, en Tréveris, Alemania). En su búsqueda de la cruz de Cristo, demolió el templo de Venus que había sido erigido en el Monte Calvario e hizo cavar hasta que le dieron noticias de que se había encontrado una cruz. Helena la consideró "LA cruz", y mandó construir un templo allí y otro en el Monte de los Olivos. Hay que tener en cuenta que esta peregrinación/búsqueda tuvo lugar en el 326 d.C., cuando en el 313 a.C. su hijo, el emperador Constantino, había dictado el llamado "Edicto de Milán", por el cual se promulgaba la libertad de culto en el Imperio. Los cristianos dejaron de ser perseguidos y fueron respetados como un culto más. Ya no tenían necesidad de ocultarse. Y esta medida se tomó probablemente porque la propia madre del emperador, Helena, se había convertido.

 
"Santa Helena", de Cima da Conegliano (1495). Galería Nacional de Arte de Washington D.C.


¿Cuál fue la consecuencia de este Edicto? Los cristianos, al no tener que ocultarse más, podían difundir sus ideas mucho más libremente. Y reconozcámoslo, en una sociedad en la que el grueso de la población estaba puteado, era una espiritualidad que caló hondo. Tan profundamente llegó a impregnar los cimientos de la sociedad imperial que pasó poco más de una década (12 años, concretamente) hasta que la situación fue insostenible. Los cristianos habían aumentado escandalosamente su número, y empezaron a atacar a los paganos. ¿O fueron los paganos quienes primero atentaron contra los cristianos? Siendo sinceros, nadie sabe quién comenzó los disturbios en aquella época. Pero lo que sí se sabe es que la situación alcanzó unas cotas tan críticas que amenazaba con dividir al Imperio en dos. De manera que Constantino I, haciendo gala de una visión de futuro sin precedentes y con un instinto para los negocios prodigioso, unificó Roma bajo una sola religión: el cristianismo. Constantino era un pagano como el que más, pero también era pragmático. Y sabía que, de no tomar esa decisión, el cristianismo en pleno auge habría destruido el Imperio. Es por eso que convocó en el 325 d.C. la primera reunión ecuménica de la historia, conocida como el Concilio de Nicea. Y en ese concilio, numerosas sectas cristianas votaron y debatieron sobre todo: la aceptación o rechazo de qué Evangelios, la fecha de la Pascua y demás festividades, la administración de los Sacramentos y por supuesto, la divinidad de Jesús. Y es que hasta ese momento de la historia Jesús para muchos de sus seguidores había sido un gran maestro, un gran hombre... pero un mortal. Aunque eso ya es otra historia. 

Fue en ese Concilio de Nicea del 325 d.C. cuando nació lo que en su día se denominó "cristianismo niceno" o "cristianismo constantiniano", ya que todo el Concilio estuvo presidido por el emperador en persona. Y ese cristianismo niceno es lo que hoy nosotros denominamos catolicismo: la fusión de las doctrinas cristianas con el poder imperial. Algo que a todas luces parecía imposible, se consiguió. Y no sólo eso, sino que ha venido durando casi 2000 años. Evidentemente, el catolicismo ha venido sufriendo muchos cambios desde aquella época hasta hoy (de otra manera no habrían sido necesarios todos los padres y doctores de la Iglesia), pero los cimientos se establecen en Nicea en el siglo IV. Claro, Constantino quería organizar el cristianismo, pues lo que había hasta ese momento eran innumerables sectas con ritos, credos y textos sagrados completamente distintos y a veces incluso opuestos. Y es que Jesús nunca dejó nada en sus enseñanzas que permitiesen fundar una nueva religión. Los padres de la Iglesia tuvieron que empezar de cero, y lo que hicieron fue tan sencillo como brillante: adoptar los ritos y credos que ya existían a lo largo y ancho de todo el Imperio. Incluido, por supuesto, la naturaleza divina de Jesús. Establecer como figura de culto a un judío rebelde no habría convencido a griegos ni a romanos, pero si esa figura se convertía en un dios... Hay que recordar que en aquella época había dioses por doquier. Así que Constantino utilizó a Jesús, que hacía cuatrocientos años que había andado entre los hombres, para organizar la nueva teología. Sin embargo, él mismo continuó siendo pagano toda su vida, y sólo le bautizaron en su lecho de muerte, el 22 de mayo de 337 d.C. (seguramente por petición de su madre Helena). Eso sí, dato interesante: Constantino se hizo bautizar por un sacerdote arriano, precisamente un seguidor de las teorías que habían sido denostadas y condenadas en Nicea.

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Pedro y Pablo, los dos pilares del cristianismo niceno,
en el lecho de muerte del emperador Constantino

Constantino había organizado el poder terrenal del cristianismo creando una nueva religión, el catolicismo, pero los demás cultos paganos seguían existiendo y celebrando sus ritos. Lo que podía haber sido una época de convivencia, en realidad no lo fue. Tras la legalización del cristianismo por Galerio (Edicto de Tolerancia en 311 d.C.) y los privilegios otorgados por Constantino (Edicto de Milán en 325 d.C.), poco a poco el cristianismo fue conquistando las esferas del poder, apoyado por los sucesivos emperadores. Una espiritualidad que había nacido para consolar a los pobres, en cuatrocientos años se hizo aliada de los ricos. Durante 70 años el cristianismo fue arrinconando legalmente al paganismo, destruyendo sus templos y eliminando su financiación ante la indiferencia del Estado, aunque teóricamente había libertad de culto. Y el 28 de Febrero del 380 el emperador Teodosio tomó la trascendental decisión de convertir el cristianismo niceno o catolicismo en la única versión oficial del cristianismo y en la religión oficial del Imperio mediante el Edicto de Tesalónica. De esta manera, el cristianismo fue la religión oficial romana (salvo en dos excepciones, con Juliano y Eugenio, muy breves y con poca aceptación popular) hasta la caída del Imperio de Occidente en el 476 d.C. y el Imperio romano de Oriente en 1453. Sin embargo, el paganismo había quedado desprestigiado y ya no volvería a resugir... hasta hoy.

En el siglo XXI, son ya muchos los colectivos de personas, hombres y mujeres, que intentan rescatar del olvido en sus países de origen al paganismo de sus antepasados (o, al menos, una revisión del mismo); debido en gran parte a la insatisfacción que les produce la religión en nuestra época. ¿Qué hará la Iglesia esta vez para impedir que el paganismo se alce de nuevo y vuelva a declararle la guerra? El tiempo lo dirá.
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"El triunfo del cristianismo", de Tommaso Laureti (c. 1530). Palacio Vaticano, Roma

miércoles, 1 de noviembre de 2017

96. This is Halloween... or not

En un día tan señalado como este (1 de Noviembre) se celebra en buena parte del mundo la fiesta de Todos los Santos. Ayer, 31 de Octubre, fue la fiesta de la Víspera de Todos los Santos, lo que nosotros conocemos como "Halloween". Ya dedicamos el año pasado una entrada a esta festividad, explicando sobre todo la leyenda que da origen a la decoración y alumbrado con calabazas: la historia de Jack O'Lantern, un personaje que se reciclaría y rebautizaría como Jack Skellington en la fantástica película Pesadilla antes de Navidad (que por cierto no estuvo dirigida por Tim Burton, como mucha gente todavía cree, sino por su amigo Henry Sellick, director de obras como James y el melocotón gigante o Los mundos de Coraline). Burton quedó como productor. La cinta se estrenó el 29 de octubre de 1993.

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Jack Skellington aparece presentado como "el Rey de las Calabazas",
un guiño a la leyenda irlandesa de Jack O'Lantern que ya comentamos en su día

Así pues, ¿de qué vamos a hablar hoy? Pues de los orígenes de Halloween. Es decir, vamos a explicar cómo, desde la fiesta que se celebraba en nuestro pasado más remoto, hemos terminado asociando esta noche con disfrazarse de bruja, vampiro y demás criaturas del folclore europeo yendo casa por casa pidiendo chucherías. Y es que la celebración de Halloween se ha convertido en algo muy tradicional, no sólo en EEUU, sino que es una festividad que se ha exportado a todos los rincones del planeta aunque su origen no sea en absoluto americano. Ya todos sabéis que en realidad su origen se encuentra en la remota cultura celta, en la festividad del Samhain, hace más de 2.000 años. Pero, ¿en qué consistía?   

En la noche de Samhain los celtas apagaban las luces y esperaban que la muerte no llamara a su puerta. Los druidas, sacerdotes de los celtas, celebraban rituales y sacrificios en una noche en la que se creía que la frontera entre el mundo de los vivos y el Más Allá desaparecía, y que los espíritus volvían a caminar por la tierra, buscando poseer a los vivos o saldar cuentas pendientes. Por eso los celtas no encendían ningún fuego, las casas permanecían frías y oscuras y sus dueños se vestían completamente de negro para evitar llamar la atención de los muertos. De este modo se creía que en la noche de los muertos se podía seguir con vida si se pasaba desapercibido. En resumen, era una noche en la que la gente lo pasaba realmente mal, aterrorizada de lo que les pudiese ocurrir si llamaban la atención de los espíritus de alguna forma. Además, Samhain significaba también el final del verano y de las cosechas, y con ello cuando la naturaleza empieza a morir para después resucitar en primavera, Beltane. 

Hoy en día, en cambio, nos hemos pasado al otro lado. La gente se disfraza de bruja, hombre lobo, vampiro, etc. (es decir, criaturas del folclore europeo) para cumplir el papel de los espíritus de los difuntos que visitaban el mundo de los vivos, aunque la tradición se ha ido pervirtiendo cada vez más con el paso de los siglos: hoy en día hay gente que se disfraza en Halloween de hombre del Neolítico o de astronauta. Pero en su origen, Samhain era una noche en la que todo el mundo vivía, perdonad la expresión, acojonado. Por suerte para nuestra salud mental, hoy ya no es así. De hecho, empezó a dejar de ser así cuando Julio César y sus ejércitos conquistaron las Galias. La cultura celta se supo amenazada, próxima a su desaparición, y Roma prohibió la celebración del Samhain por considerarla bárbara y de mal fario (qué curioso resulta que, a pesar de esta medida, los mismos romanos vivían una espiritualidad muy similar con los difuntos de sus propios antepasados, como bien atestiguan los llamados lares, dioses del hogar).

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"Eneas, Anquises y Ascanio", de Bernini (1619). Galería Borghese, Roma. Eneas, uno de los troyanos que sobrevivió al ataque aqueo de Troya, será el antepasado de Rómulo y Remo, los fundadores de la Ciudad Eterna. La huida de Troya tiene lugar tal y como refleja la escultura: el príncipe Eneas coge a su hijo pequeño Ascanio y carga sobre sus hombros a su padre Anquises, que a su vez lleva en la mano los lares de la familia. El símbolo es muy evidente: tú (Eneas) empiezas tu camino del héroe, tu recorrido vital, cargando a tus espaldas no sólo de dónde vienes (Anquises) sino toda tu tradición familiar (lares); pero también a dónde vas (Ascanio). Eres tu pasado y tu futuro

Con la llegada del cristianismo la cosa cambió, ya que se produjo un sincretismo de las antiguas tradiciones paganas con la nueva fe, degenerando en una celebración que a pesar de que dista bastante de este origen que os he explicado, aún sigue siendo una festividad en la que la muerte está muy presente. Al conquistar parte de las Islas Británicas, los romanos adquirieron parte de las festividades celtas e incorporaron en su calendario el peculiar fin de año celta. Y como es sabido, la Iglesia es una de las instituciones que mejor perpetuó el bagaje cultural de la civilización romana, a través de herramientas como el latín, la escritura e incluso algunos mitos. Tras las invasiones bárbaras y la caída de Roma, la Iglesia fue la única reproductora de los antiguos escritos griegos y romanos, que muchas veces fueron adaptados a la fe católica (recordemos que el Imperio Romano de Occidente cayó en el año 476 bajo Odoacro, y la Iglesia se había convertido en Católica en el 325). El caso es que más tarde, en el siglo VII, el papa Bonifacio IV incorporó la antigua tradición celta, que figuraba en el calendario romano y se celebraba en tierras bretonas, al conjunto de festividades católicas con el nombre de Víspera del Día de Todos los Santos, en un intento de otorgarle un marco sagrado a una arraigada tradición pagana (tiene bemoles que tres siglos antes, en el 385, se ajusticiase al obispo Prisciliano de Ávila por herejía, precisamente por seguir celebrando los mismos ritos que Bonifacio IV consagró).

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Prisciliano, a pesar de ser obispo de Ávila, era oriundo de Galicia, y allí llevaron su cuerpo tras su ejecución. De hecho, es bastante probable que el cuerpo que se venera en la Catedral de Santiago de Compostela no sea el del apóstol, sino el suyo. Prisciliano fue acusado, juzgado y ejecutado por hereje por ser seguramente un obispo-druida, un ejemplo viviente de sincretismo

Sin embargo, la celebración de All Hallows Eve ("Víspera de Todos los Santos", que evolucionaría hasta formar la contracción Halloween) aún no había dejado de transformarse. En torno al año 1845 Irlanda sufrió la peor crisis económica y social de su historia, lo que se llamaría más tarde la Gran Hambruna Irlandesa. Esto llevó a millones de irlandeses a emigrar a otros países en busca de trabajo, siendo los recientes Estados Unidos de América el principal destino de los inmigrantes. Los irlandeses llevaron consigo, por supuesto, sus tradiciones; y así EEUU adoptó el Halloween. Y así, con la intervención de la nueva Roma, Halloween tomó un cariz mucho más pintoresco, cuando no comercial. Respecto a la tradición de tallar calabazas y hacerlas funcionar como faroles, ya hablamos de ello en una entrada anterior que podéis leer aquí, relacionada con la leyenda de Jack O'Lantern que hemos comentado más arriba. En ningún caso el farol tenía como objetivo convocar espíritus malignos, sino mantenerlos alejados de las casas (recordemos que la tradición de encender faroles surge del folclore irlandés en el siglo XVIII. Los celtas no lo hacían, y los irlandeses fabricaban sus faroles con nabos. Sólo cuando emigraron a EEUU se dieron cuenta de que allí las calabazas eran más abundantes que los nabos, cambiando así la tradición).

Respecto a la costumbre del  "truco o trato" o pedir golosinas de puerta en puerta, ésta surge en 1930 y tiene como origen una práctica que surgió en Europa durante el siglo IX llamada souling, una especie de servicio para las almas. El 2 de Noviembre, el Día de los Fieles Difuntos, los mendigos cristianos iban de pueblo en pueblo mendigando "pasteles de difuntos" (soul cakes), que eran trozos de pan con pasas. Cuantos más "pasteles" recibiesen los mendigos, mayor sería el número de oraciones que rezarían por el alma de los parientes muertos de sus benefactores. En esa época se mantenía la creencia de que los muertos permanecían en el Limbo en el período inmediatamente posterior a su fallecimiento, y que las oraciones, aún realizadas por extraños, podían acelerar el ingreso de ese alma en el Cielo. Esta práctica se trasladó a EEUU en un intento de las autoridades por controlar el vandalismo que se producía durante la noche de Halloween. Y es que hacia finales del siglo XIX, algunos sectores de la población consideraron que la noche del 31 de octubre era un momento de diversión a costa de los demás, inspirados por la "noche traviesa" (Mischief Night) que formaba parte de la cultura irlandesa y escocesa. Y aunque los actos consistían en bromas como derribar cercos o enjabonar ventanas, acabó derivando en auténticas salvajadas contra personas y animales, por no hablar del punto álgido durante la década de 1920 con las masacres perpetradas por los enmascarados del Ku Klux Klan. Sí, este grupo de extrema derecha se sirvió de la festividad para practicar el terrorismo.


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El Ku Klux Klan nació como una secta de la ultraderecha cristiana a finales de 1865, fundada por veteranos de la Guerra de Secesión. Se resistían a la Reconstrucción, es decir, a resolver las cuestiones que habían quedado pendientes tras el final de la Guerra Civil. Pronto recurrieron a métodos violentos para lograr sus fines. Esa primera organización fue oficialmente disuelta por el presidente Ulysses Grant en 1871. Sin embargo, en 1915 se fundó una nueva asociación con el mismo nombre, y durante la década de 1920 comenzaron a matar. A día de hoy es una asociación de extrema derecha xenófoba, homófoba, racista, antisemita, anticomunista, anticatólica y terrorista. Su número de miembros registrados en EEUU actualmente asciende a 550.000  

Es por ello que distintos grupos de la comunidad empezaron a proponer alternativas de diversión familiar para contrarrestar el vandalismo: concurso de calabazas talladas y disfraces o fiestas para niños y adultos. De esta manera se intentaba retomar el espíritu de aquellos cristianos del siglo IV, y así iban casa por casa disfrazados o con máscaras, ofreciendo una sencilla representación o un número musical a cambio de alimento y bebida que, más adelante, derivó en dulces y caramelos. Y en España también celebramos Halloween gracias a la influencia cultural que nos llega constantemente desde Estados Unidos, aunque en nuestro país el 31 de Octubre no es tan célebre (sobretodo para los más mayores) como el 1 de Noviembre, que se conoce como Día de Todos los Santos. Como su propio nombre indica, es una tradición católica en la que se rinde culto a Todos los Santos, conocidos y desconocidos del mundo moderno, y así poder compensar la falta a las fiestas de cada santo durante el año por parte de los fieles. También es importante el día siguiente, 2 de Noviembre, en el que se honra la memoria de los que han muerto y que se denomina Día de los Fieles Difuntos, como hemos mencionado más arriba. Es el día en el que la gente va a los cementerios a dejar flores en la tumba de los seres queridos, un día para recordar a aquellos que ya no están con nosotros. En Irlanda y Escocia, tierras donde el legado celta pervive mucho más que en nuestro país, las familias también van a los cementerios; pero lo hacen para quedarse a comer allí, al lado de la tumba de sus familiares y hablando con ellos, como si aún estuviesen presentes. Este trato con los difuntos también lo tenían los celtas, quienes después de pasarlas canutas la noche del Samhain, acudían a los cementerios a honrar a los espíritus de sus antepasados y a ponerles al día de lo que ocurría en sus vidas. Es una manera de no olvidar de dónde venimos y a quiénes les debemos gran parte de lo que somos.

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