Un detalle de "El Nacimiento de Venus" de Botticelli. ¿Por qué? En primer lugar, porque es uno de mis cuadros favoritos. Y en segundo lugar, porque en ese lienzo, Botticelli muestra un elemento que aparece en mi libro: un símbolo del Sagrado Femenino. Ahora bien, ¿qué es eso del Sagrado Femenino? Pues es una buena pregunta. Porque es un término en el que los propios expertos no se ponen de acuerdo. Hay algunos, como la arqueóloga Marija Gimbutas (en su libro El lenguaje de la Diosa) que dicen que representa una idea matriarcal primigenia nacida en las sociedades del Paleolítico. Según ellos, el primer concepto que tuvieron los hombres de "divinidad" estaba relacionado con una concepción femenina de la naturaleza divina. Es decir, antes de que las religiones patriarcales se instalaran primero en Oriente y después en Occidente, existía un culto antiquísimo a la Naturaleza, que era Dios. Y a Dios se dirigían con el pronombre personal "Ella". La Madre Tierra. Una divinidad del suelo que nos sustenta, madre, hermana y amante. Ese concepto de divinidad, de naturaleza sagrada femenina, era el Sagrado Femenino. Pero hay otros, como Robert Graves, que utilizan el término "Sagrado Femenino" para referirse a un conjunto de mitos, leyendas, tradiciones y símbolos que se enlazan con la figura de la mujer. Es decir, el Sagrado Femenino no es sólo una cosa, un concepto; sino que incluye todo lo que simbólicamente hace referencia a la divinidad femenina encarnada en la mujer. Por eso estos expertos, cuando ven un símbolo que tradicionalmente se ha asociado a divinidades femeninas, se refieren al símbolo en cuestión como "el Sagrado Femenino". Pero éste es múltiple. Para que lo entendamos mejor, voy a poner un ejemplo. Sin destripar nada del libro (ya tendréis ocasión de leerlo), os voy a mostrar sólo uno de los muchos símbolos que aparecen repartidos por sus páginas:
La estrella de cinco puntas. La mayor parte de la gente cree que es un símbolo vinculado con la magia y la hechicería, y no se equivoca. Se dice que es un poderoso símbolo mágico, y la magia siempre hace uso de las potencias superiores. Éste símbolo se conoce como pentáculo o pentagrama, y mientras que algunos expertos consideran que es un símbolo del Sagrado Femenino, otros lo llaman "el Sagrado Femenino". ¿Vemos la diferencia? Ahora bien, la cuestión es por qué se relaciona el pentáculo con la divinidad femenina. Como hemos dicho en alguna ocasión, un símbolo tiene pluralidad de significados y de interpretaciones. Y éste no es distinto. La primera referencia documental que tenemos de este símbolo proviene, cómo no, de los sumerios. Los sacerdotes de esta civilización llamaban a este símbolo "la estrella de Ishtar". Un símbolo de la fertilidad, el amor y la belleza. Isthar es la Afrodita sumeria. Y su símbolo permaneció casi inalterado a través de los siglos hasta la llegada del cristianismo, y siempre asociado a la divinidad femenina. Afrodita, Turán, Venus... las religiones occidentales herederas de la civilización sumeria conocían muy bien el significado de este símbolo, a la que acabaron denominando "lucero del alba". Ése es también el nombre del planeta Venus. ¿Cómo acabó el cristianismo cambiando esa percepción? Bueno, los sumerios y las civilizaciones que les sucedieron fueron los grandes maestros de la simbología, y por lo tanto desarrollaron una de las leyes de ésta ciencia: todo depende de la orientación del símbolo. El pentáculo con el vértice hacia arriba era usado en poderosos rituales de fertilidad, fecundidad y prosperidad. Pero puede aparecer representado de otra manera, que representa su naturaleza más sagrada.
El pentagrama invertido. Hoy en día es un símbolo del satanismo, sí. Pero eso es porque el pobre pentáculo fue víctima de las religiones patriarcales y de la moda. La Iglesia sabía perfectamente cuál era el significado de este símbolo, uno de los más sagrados de la historia de la humanidad, vinculado con esa idea de la divinidad femenina. Pero a partir del siglo IV d.C., la Iglesia se esmeró mucho en imponer su propia religión y su credo particular, lanzando amenazas y mentiras contra todos los cultos preexistentes. Y por supuesto, al ser una religión mayoritariamente patriarcal, se esmeró mucho con los cultos paganos del Sagrado Femenino. Y de esta manera es como transformó este símbolo en la cabeza de macho cabrío que para ellos también simbolizaba al demonio, al pecado.
Es decir, que puesto que el pentáculo estaba asociado a las divinidades femeninas Isthar y Afrodita, para la Iglesia se convirtió en un símbolo del pecado. Del pecado, y concretamente, de la lujuria. ¿Por qué creéis que la imagen convencional que tenemos de Satán es la de un sátiro, figura mitológica grecolatina que simboliza el apetito sexual? Pero ya hablaremos de eso en otra ocasión. La cuestión es que la Iglesia lanzó toda una campaña de desprestigio contra los cultos que celebraban la feminidad, hasta el punto de que en nuestra mentalidad del siglo XXI seguimos viendo a la Eva del Génesis como la responsable de que nos expulsaran del Paraíso, como la pecadora. Y deberíamos verla como lo que realmente es: una emanación de la Diosa, como todas las figuras femeninas de las mitologías del mundo. Y el pentáculo invertido es su símbolo, no el del demonio. Porque la Iglesia también reinterpretó esto en su beneficio: mientras que el pentagrama invertido es un símbolo del demonio, del pecado y de la lujuria; el pentagrama original representa las cinco llagas de Cristo. Pero su uso más habitual en las iglesias es el llamado "tetragramaton": las cuatro letras hebreas que forman el nombre de Yahveh, es decir, 'YHWH'. Este símbolo también se conoce como "la estrella de los magos".
Bien jugado. En este tipo de cosas, la Iglesia es muy profesional. Y a día de hoy los detractores de la Iglesia de Roma han creído sus mentiras y usan los símbolos que sus propios "enemigos" diseñaron. Lo mismo ocurrió con los Illuminati. Los miembros de la Iglesia acallaron a sus detractores y a los que podían proclamar la verdad; consiguiendo ocultar la verdadera historia. Puede parecer que no me cae muy bien la Iglesia, pero no me malinterpretéis. Los miembros de la Iglesia han hecho cosas loables, y gracias al trabajo de copistas en centenas de monasterios han llegado hasta nosotros obras que de otro modo se habrían perdido... pero no es menos cierto que muchas otras obras que discrepaban de su interpretación de los hechos históricos o que directamente los contradecían, fueron perseguidos con vehemencia. Muchos de ellos erradicados, y que no han llegado hasta nuestros días. Es ese monopolio de la verdad con el que se ha arropado la Iglesia durante siglos el que detesto.
En fin, ya para finalizar, si tuviese que definir el libro en una frase para que lo compraseis, sería que hay que verlo como un manual de símbolos que todavía podemos encontrar hoy en día y que están vinculados con la idea de esa divinidad femenina que hemos perdido en nuestra sociedad patriarcal pero que no está muerta, sólo dormida, aguardando a que los hombres justos, los verdaderos caballeros del Grial, la encuentren y la devuelvan a su lugar en los altares de la humanidad. Muchas gracias por estar un día más aquí, lectores, y espero veros pronto. ¡Hasta entonces!