miércoles, 27 de febrero de 2019

161. ¿Cuál es el lugar del mito?

La semana pasada, Robert Carsen, director de escena canadiense, salía en una entrevista en el periódico El País. Ha estrenado El Anillo del Nibelungo de Wagner en el Teatro Real, y ahora está con Idomeneo, de Mozart, que tiene la guerra de Troya como telón de fondo. Y dice cosas muy interesantes, entre ellas, que esta última obra la traslada como una gran metáfora del drama de los refugiados. Y lo más importante, que no se pueden excluir culpas, especialmente cuando la sociedad se muestra sorda, ciega y testaruda. Afirma: “No podemos decir que la gente sea inocente, hay que darse cuenta de que lo que vivimos hoy, en gran parte, es culpa nuestra. Más que nunca, no cabe afirmar que estemos libres de ella. Nos ensordece la voz del odio y del rencor. Vivimos una recesión moral y espiritual”

En efecto, y vamos cayendo en los mismos errores señalados ya por los antiguos, y que vibran en el consciente - y sobre todo en el inconsciente de los vivos -. Por eso, dice el artículo, a través de la ópera o el teatro nunca está de más emprender un viaje a la mitología. Carsen apunta que es un viaje a la mitología "radicalmente humana, la que entiende la desesperanza, la imposibilidad de sobrevivir al daño que le hacemos a la madre naturaleza." Hay que destacar que ninguna civilización forjadora de mitos habría contemplado nunca la posibilidad de una especie que estuviese dispuesta a destruir su propio ecosistema. Pero sí trazaron mitos para prevenir que ocurriese: el mundo es una deidad - generalmente femenina - y es, por lo tanto, sagrada.

Respecto a los mitos y las leyendas con sus múltiples interpretaciones, es muy interesante lo que dice: "Estas historias son las que cuentan como ninguna la condición humana, como las religiones. Los mitos hacen entender el lugar del hombre en el universo. A través de ellos transmitimos que nuestro lugar en el mundo no tiene nada que ver con vivir como si compráramos en un supermercado donde puedes elegir lo que te da la gana. No podemos seguir así. Nos enfrentamos a una maldición ecológica."

"Estamos construidos de una manera que no nos permite imaginar el mundo sin nosotros. Sólo queda al alcance de los grandes gurús de la meditación lograr esa ausencia de ego. Aquello que nos convence de que no somos imprescindibles para que el mundo siga su curso." Imprescindibles está claro que no somos, pero tampoco hace falta ser grandes gurús de la meditación para intentar alcanzar una ausencia o, al menos, una reducción del ego. El mito del Grial o el del Arca de la Alianza hablan sobre vaciarse de prejuicios, odios, culpas, negatividades, y dejar que la divinidad nos embriague, permitiéndola actuar. Siempre recuerdo la perspectiva de Ibn' Arabi, quien decía que el hombre es el Califa, y que debe actuar en la Tierra como lo haría Dios. El Génesis dice que fuimos creados "según la imagen, conforme la semejanza" de Dios. Es decir, tenemos una responsabilidad para con nosotros mismos, los demás y nuestro entorno. En todas las tradiciones del Mediterráneo y Occidente, allí donde se afinca el concepto de "trascendencia", el ser humano se convierte en guardián y custodio de la Creación, ya que es quien comparte parte de su identidad con lo divino: el alma. Para los celtas, en cambio, el ser humano era el último eslabón de una cadena sagrada, precedida por los animales, las plantas y en el último y primer lugar, las piedras: el símbolo de lo eterno. Para Oriente, la inmanencia de la divinidad desembocará en una concepción distinta del lugar del hombre en el universo y de la utilidad de su mito. Para Oriente el mundo es ilusorio, apenas un reflejo de lo real. Eso explica por qué Brahma, dios Creador de la India, no tiene templos ni culto: se le considera un dios mentiroso, lo que crea es maya, ilusión. En Occidente, en cambio, el acto de la Creación es el más importante, y nuestra tarea es "trascender" esa Creación. Para Oriente la trascendencia de la creación se traduce en la inmanencia de la mónada sagrada, y en la necesidad de huir de las formas ilusorias para conectar con lo auténticamente real. Esa concepción de la realidad y el Dharma configuran la vida espiritual de Oriente.

En resumen, el mito se mantiene vivo y nos transmite unos ideales plenamente aplicables al mundo actual, puesto que los seres humanos de antaño han tenido los mismos anhelos que el hombre posmoderno. La soledad, la familia, el entorno... nuestra actitud hacia todo ello viene configurada por una cosmovisión otorgada por una tradición espiritual y religiosa de la que la mitología forma parte importante. Conocerla e intentar comprenderla ayuda a comprender las raíces sobre las que se asienta nuestra sociedad presente y puede ayudar a evitar el desarrollo de posturas extremistas, tan comunes en estos tiempos. Si hay una época en la que el mito es importante, quizá sea ésta.   


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miércoles, 20 de febrero de 2019

160. No es tan difícil entenderles

"Quiero para mis hijos un mundo que apueste por la convivencia, la diversidad, la pluralidad
 y el diálogo, sin que nadie tenga que dar explicaciones por sus apellidos o creencias."

La semana pasada encontré en la biblioteca de mi barrio un libro titulado Mírame a los ojos. No es tan difícil entendernos, escrito por Míriam Hatibi, una chica de 25 años nacida en Barcelona que actualmente es consultora de comunicación en Sibilare, portavoz de la Fundación Ibn Battuta y activista en la defensa de la diversidad y la convivencia. Míriam practica la religión musulmana, sus padres son de origen marroquí y ella tiene gran parte de su vida en Marruecos. Es un libro escrito por una chica como tú y como yo, preocupada por la creciente intolerancia y manipulación de los medios hacia la comunidad musulmana en general y la española en particular. No es un best-seller pero sí es muy recomendable (yo me lo leí en una tarde) porque relata una realidad que viven miles de personas, cargando con los prejuicios que los demás les echamos a las espaldas. Por eso hoy he querido hablarte de esta chica, de su libro, y transcribir parte de uno de sus capítulos. Confío en que nos sirva, a ti y a mí y a todos los que lean el libro, de algo.

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La primera vez que fui a un programa de televisión estaba muy nerviosa. Fue en TV3, después de los atentados en París. Nunca había salido en televisión y nunca pensé que lo haría, pero el programa contactó con la Fundación Ibn Battuta para que alguien fuera a comentar lo sucedido desde la perspectiva de una persona musulmana. Fui yo porque el presidente no podía asistir y sabía que no podía dejar un espacio vacío. Cuando no hablas, hablan por ti y, visto lo visto, no quería llegar a esa situación.

Hay muchísimo que explicar y que normalizar. Por desgracia, también hay muchos seudoexpertos que un día comentan la boda de un exconcursante de Gran Hermano y al día siguiente hablan de algo tan serio como un atentado terrorista y analizan políticas migratorias. No son expertos en el tema, probablemente, nunca antes se lo habían planteado, pero están ahí y su trabajo es la "todología", por lo que se ven obligados a comentar lo que ha pasado desde la más absoluta ignorancia. Finaliza su jornada, recogen sus bolsos, se desmaquillan y siguen con su vida sin ser conscientes de que muchas veces los comentarios que han hecho dividen a la sociedad en la que viven, alimentan el racismo y la sospecha entre unos y otros, y sobre todo frenan cualquier posibilidad de diálogo o entendimiento.

A veces, los análisis los hacen expertos en el "mundo árabe", en "terrorismo" o simplemente periodistas que suelen cubrir ese tipo de informaciones. FAIR (Fairness & Accuracy in Reporting), es una organización estadounidense que trabaja contra el sesgo que se puede dar en el periodismo. En 2008 publicaron un informe sobre el smearcasting, término con el que nos referimos a la emisión de calumnias. Es decir, ir a la televisión o a otros medios simplemente para calumniar. En el informe se recogen los nombres de algunos periodistas y otras figuras públicas que se dedicaron a escribir libros o dar informaciones falsas y exageradas con el único objetivo de crear una mala imagen de los musulmanes y generar paranoia social.  

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Estas son las razones por las que es importante que haya espacio para los musulmanes cuando ocurren hechos tan graves que conmocionan a toda la sociedad, porque antes incluso de disponer de información oficial, se apuntará a la religión y se hablará del islam, Europa y la inmigración. Y es que muchas personas en su casa estarán preguntándose dónde están los musulmanes buenos.

Intervenir en estos momentos es extremadamente difícil por varias razones. La primera es la propia reflexión interna que haces: no quieres que se relacionen los atentados con la religión porque sabes que no debe ser así, pero piensas que esa relación está hecha antes de que tú aparezcas. Aun así, tu imagen en pantalla hará que mucha gente asocie el momento en el que hubo un atentado con el momento en el que vio a más musulmanes en televisión. Y escribiendo estas líneas me cuestiono muchas de las cosas que he hecho o las entrevistas que he aceptado. Probablemente volvería a hacerlo porque, hagamos lo que hagamos, se hablará del islam después de un atentado.

El 1 de octubre de 2017 tuvo lugar un atentado en un concierto de Las Vegas. Fue el más mortífero de la historia reciente de Estados Unidos, y dejó 59 víctimas y 527 heridas.
El terrorista, Stephen Paddock, era un estadounidense de piel blanca de sesenta y cuatro años. Se intentó relacionarlo con el Estado Islámico - tanto por parte de esa organización, que afirmó que Paddock se habría convertido al islam recientemente, como por parte de los medios de comunicación occidentales -, pero se acabó determinando que había cometido el atentado en solitario.  Esa terrible masacre tuvo una amplia cobertura informativa, como es lógico, pero no dio pie a tantos debates en televisión como si lo hubiesen cometido personas morenas con barba.

El mismo mes hubo otro atentado en Somalia en el que perdieron la vida trescientas personas. Quizá de este ni te llegaste a enterar, no es el tipo de atentados de los que se habla en televisión. Las víctimas - las trescientas familias - eran musulmanes negros.

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El 1 de julio (2018) Fatima Aatar, antropóloga y activista, publicaba una lista en Twitter y Facebook que nos dejaba con la sangre helada. En ella aparecían las fechas y las agresiones. La lista, ampliada, es la siguiente:

El 1 de julio de 2009, Marwa El-Sherbini es asesinada en Dresden, Alemania. Alex Wiens la asesinó a la salida de un juicio delante de su marido y de su hijo de tres años, que también resultaron heridos. Un año antes, Wiens había agredido verbalmente a Marwa xon gritos de "terrorista" y "puta" en un paarque, por lo que ella le había denunciado. En el juicio, Wiens afirmó que "las personas como ella no son realmente humanas", y se preguntaba "qué hacía en Alemania".

El 10 de febrero de 2015, Deah, Yusur y Razan son asesinados con disparos en Carolina del Norte. Un hombre de cuarenta y seis años asesinó a los jóvenes de veintitrés, veintiún y diecinueve años, respectivamente. Deah y Yusur llevaban un año casados y Razan, hermana de Yusur, había ido a visitarles el fin de semana. Cuando miras sus cuentas de Instagram ves los perfiles de tres jóvenes como cualquier otro joven americano. Compartían fotos de su graduación, su familia, con su equipo de deporte. También viñetas condenando el terrorismo.

El 29 de agosto de 2016, una mujer embarazada es agredida junto a su marido en Barcelona. La mujer llevaba niqab, un velo que cubre la cara y deja los ojos a la vista. Los agresores ya tenían antecedentes por pertenecer a grupos radicales de extrema derecha.

El 18 de junio de 2017, Nabra Hassanen, de diecisiete años, es asesinada en Virginia una de las noches de Ramadán a la salida de la mezquita. El asesino la golpeó con un bate de béisbol y se la llevó. Volvió a agredirla y después abandonó su cuerpo. Días después intentaron quemar el monumento que habían hecho en su honor.

19 de junio de 2017. Un hombre es asesinado al salir de una mezquita en Londres. El asesino atropelló a una quincena de personas con una furgoneta. Al detenerle no paraba de gritar: "¡Quiero matar a todos los musulmanes!" y "¡Matadme!".

El 21 de junio de 2017, en Inglaterra, Jameel Mukhtar y Resham Khan sufren en su coche un ataque con ácido. Volvían de celebrar el cumpleaños de Resham, estudiante de Empresariales, que cumplía veintiún años. 

El 30 de junio de 2017, en Londres, una joven es golpeada en la calle mientras paseaba con su madre. El agresor dijo después de propinarles el golpe: "Te lo mereces."

En esta lista no están todas las agresiones, sólo las que han conseguido llegar a los medios de comunicación. (…) ¿Cómo hemos llegado a este punto? Hemos pasado de 49 incidentes registrados en España en 2014 a 573 en 2016. (…)

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Se ha escrito mucho sobre terrorismo y medios de comunicación. A estas alturas dudo que pueda aportar algo nuevo a la mesa, pero me veo obligada a hacer una reflexión. En muchos medios de comunicación se presenta a los musulmanes en un bando y a las víctimas en otro, con lo que es fácil sacar una conclusión muy simplificada según la cual los musulmanes estarían naturalmente en contra de la sociedad occidental y vivirían en ella para perjudicarla. Se cuentan las historias a medias y, a día de hoy, la única amenaza parece ser Daesh y sus únicas víctimas, los occidentales no musulmanes.

Esta confrontación es la que no quiero, la que nos hace olvidar que la lucha es común y que la sociedad es de todos. Los problemas globales, el terrorismo entre ellos, no afectan solo a las personas no musulmanas, sino que nos afectan a todos, en tanto que ciudadanos europeos pero también porque es una amenaza que afecta a todo el mundo. 

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miércoles, 13 de febrero de 2019

159. La idea de la Trinidad

Nos parece un concepto irremediablemente ligado a la mayoría de las tradiciones cristianas, y en el Mediterráneo desde luego es así: el dogma de que Dios es Uno y Trino. Como digo, todas las iglesias cristianas practican esta confesión con la excepción de algunos credos minoritarios como son las iglesias unitarias, Testigos de Jehová y los protestantes pentecostales uniciarios. A pesar de que el resto de las iglesias están de acuerdo en aceptar la doctrina de la Trinidad, han sido necesarias numerosas aportaciones de los Padres de la Iglesia y discusiones en Concilios para definirla. La primera mención la hace Teófilo de Alejandría en el 180 d.C. cuando habla de Dios, de su Verbo (Logos) y su Sabiduría (Sophia). El primero en usar el término "Trinidad" fue Tertuliano en el 215 d.C. No fue hasta el 325, en el Concilio de Nicea, cuando se declaró que el Hijo era consustancial al Padre. Esto generó muchas dudas y conflictos, llevando a diversas discusiones hasta que la fe de Nicea fue reafirmada en el Concilio de Constantinopla de 381, siendo todo lo demás anatema para la mayoría de las confesiones cristianas. A finales de ese mismo siglo IV aparece en escena el hombre conocido como San Patricio, que en su intento de evangelizar a las gentes de Irlanda explicó el concepto de la Trinidad en una de sus más famosas formas: les mostró un trébol, tres hojas compartiendo el mismo tallo, diferentes entre ellas pero de la misma sustancia. Esta idea es la que intenta exponer el famoso diagrama trinitario, según el cual los tres son distintos y al mismo tiempo uno:

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Sin embargo, recientemente escuché una explicación de la Trinidad que personalmente me ha resultado enormemente sencilla de comprender. Veamos, el cristianismo toma su nombre del Cristo, que no es sino el término griego para el Mesías hebreo. ¿Qué significa Masiah (pronunciación aproximada "Mashiaj")? Ungido. El acto de ungir es extender aceite sobre la frente de alguien... y en la antigüedad del pueblo hebreo (del que deriva la tradición cristiana) sólo se ungía a dos personas: al rey y al sacerdote. Y en todo acto de unción interactúan tres elementos. Aquí está la clave: el Hijo es el Ungido (el Mesías, el Cristo), el Padre es el Ungidor y el Espíritu Santo sería así el Ungüento o Aceite sagrado. Tres roles, tres individuos, una sola verdad. Sin embargo, los cristianos no han sido los únicos en identificar tres naturalezas en Dios.

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Conocida extensamente en Occidente es la Trimurti (tres formas) del hinduismo. Sin embargo, aquí debemos andar con cuidado. La doctrina de la Trimurti establece que son tres aspectos - creador, sustentador y destructor - de una misma realidad divina. No obstante, en India no se le da ninguna importancia (de hecho Brahman, el creador, sólo tiene un templo en todo el país). El texto que los menciona es del I milenio a.C., mientras que el Rg-veda (el más antiguo de India, del II milenio a.C.) menciona también a una tríada de dioses, aunque no los denomina "trimurti": son Indra, Agni y Soma. Actualmente en India los dioses Brahma, Visnú y Shiva no reciben ninguna consideración como grupo, siendo mucho más adorados divinidades como Rama, Krisna o Devi. El hinduismo es, junto al judaísmo, la religión más antigua existente y por lo tanto la más desarrollada, pero tampoco es la única que concibió una "trinidad" divina junto al cristianismo.

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Los tres hombres desnudos son los Aesir o ases de la tradición nórdica Odín, Vili y Ve. Los tres nacieron de la unión de Bestla (una gigante de hielo o jötunn) y Bor, hijo de Buri, el primer dios surgido del hielo gracias a los lamidos de la gran vaca cósmica Audumbla. Estos tres dioses mataron al gigante primigenio Ymir (igual que los devas de India ejecutaron al gigante cósmico Purusha) y crearon la tierra de Midgard, pero estaba despoblada. Paseando los tres por la orilla del mar pensando cómo crear al hombre, encontraron dos árboles: un fresno (en nórdico ask) y un olmo (embla). De su madera los tres dioses configuraron a un hombre, Ask, y a una mujer, Embla. Odín les otorgó el hálito vital, Ve les dio los sentidos y el habla, y finalmente Vili les otorgó el ingenio y las emociones. Ask y Embla se convirtieron así en el equivalente nórdico de Adán y Eva, y los tres Aesir, tal y como fueron concebidos en la Edda poética, en una suerte de Trinidad.    




miércoles, 6 de febrero de 2019

158. No, Dios no puede curar

En Estados Unidos existen más de veinticinco comunidades religiosas que creen en la curación por la fe. Entre sus dogmas se establece que sólo la oración y el Señor pueden curar. Ni en caso de urgencia vital pueden acudir a la medicina. Está absolutamente prohibido. Se estima que son un millón de adeptos los que siguen a pies juntillas el rechazo de la medicina para ellos y para sus hijos y son los responsables, en última instancia, de la muerte de miles de niños, privados de cuidados médicos. El debate sobre la libertad de culto y sus dramáticas consecuencias está abierto en Estados Unidos. Se enfrentan los republicanos, a favor de la libertad religiosa, y los demócratas, que luchan para conseguir una ley que obligue a estos padres a procurar tratamientos médicos a sus hijos. Por el momento, sólo siete estados permiten denunciar a los seguidores de la Sanación por la Fe, mientras cada año siguen muriendo niños en nombre de la religión.

En Documentos TV han subido un documental que sólo estará disponible hasta el 13 de Febrero:



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Cementerios de niños. Esto es gravísimo, y son muchos los niños y las niñas que han sufrido y siguen sufriendo las consecuencias de esta tradición religiosa. El documental no tiene desperdicio, y por supuesto invita a la reflexión. Una reflexión más allá de las posturas extremas de "religión = todo malo" o "religión = a todo bueno". Esas son posturas simplistas, ignorantes y absurdas. No vengo yo aquí a establecer una solución al problema que muestra el documental, de él se tendrán que hacer cargo los legisladores. No, yo vengo a exteriorizar un pensamiento, una opinión. Creo que todo se fundamenta en la educación.

He escrito ya varias veces sobre la importancia de introducir en la enseñanza primaria una asignatura dedicada al estudio de las religiones. Nunca una asignatura de Religión, a menos que se le dé un enfoque holístico y multidisciplinar, cosa que es difícil. Las clases de Religión suelen consistir o bien en ver películas (algo que no pasa del mero entretenimiento) o en adoctrinar. Y no se trata de eso, la educación pública y el Estado deben permanecer laicos en la representación de todos los ciudadanos. Pero una formación temprana en Hª de las Religiones puede ayudar a prevenir posturas como las que se ven en el documental. Las personas que aparecen pertenecen a sectas fundamentalistas minoritarias dentro del evangelicalismo, pero son un millón de adeptos. La sola sanación por la fe que predican deriva en la creencia evangélica de que la única salvación posible es a través de la fe. Sin embargo, de un paso al otro hay un abismo. Una cosa es creer que tu alma se salva por gracia al tener fe en la expiación de Jesucristo y otra es considerar que únicamente la fe y por lo tanto Dios puede curar enfermedades. Es a todas luces una falacia, ya que los niños que no son tratados adecuadamente por la medicina moderna en enfermedades que tiene  fácil tratamiento, fallecen. La cuestión es que después de haber perdido a esos niños, sus padres están convencidos de que todo formaba parte del plan de Dios. Ahí está el conflicto: en hacer entender a esos padres que sus hijos, aunque suyos, no son de su propiedad. Y que ya desde la Torá se dice que el ser humano debe elegir la vida. Siempre. Que Jesús defiende la vida. Y que desdeñar la ciencia y la medicina es un error de base de cualquier religión histórica que lo practique (no sólo estas sectas, muchas otras comunidades lo hacen), al no ser estos seguidores capaces de hacer una pequeña distinción: el determinismo histórico-geográfico. La necesidad humana de la religión es algo patente, pero también es importante entender que cada religión fue organizada en un contexto histórico, social y geográfico muy determinado. Nuestra obligación es actualizar el contenido de esa religión a nuestro tiempo. Pretender instaurar todo su conjunto sin fisuras en el mundo actual tiene como resultado dejar que mueran niños, como ocurre en estas comunidades evangélicas o matar a todos los que tienen una visión distinta, como hace el ISIS. Numerosos grupos de todas las religiones pretenden mantener en el mundo actual la literalidad de sus textos sagrados. Y eso es imposible. El problema está en hacérselo entender. Y la respuesta está en la educación. Es importante evitar los fundamentalismos.
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