sábado, 31 de diciembre de 2016

65. El Circumpunto & su simbolismo secreto

Circumpunct.001

Un punto rodeado por un círculo es uno de los símbolos más simples, comunes y viejos que puedes encontrar en las civilizaciones antiguas, y a la vez uno de los más elegantes, profundos y misteriosos. 

"El punto es el símbolo más primitivo y fundamental de todos". - Manly P. Hall

Si leíste mi entrada anterior (el simbolismo sagrado del Círculo), ya sabes que el círculo representa a Dios, el universo y todo lo que existe. Pero si el círculo simboliza el todo, ¿qué significa ese pequeño punto en el centro?

Serpiente con circumpunto. Chichenitzá, México.
Serpiente con circumpunto. Chichén Itzá, México

La respuesta varía dependiendo de a quién le preguntes. Para Pitágoras y los filósofos griegos, el "circumpunto" representaba a Dios y el origen de la Creación. Para los alquimistas, representa el oro alquímico. Místicos de la Antigüedad le llamaban "el ojo de Dios". En filosofías orientales representa la visión que se desarrolla cuando se activa el Tercer Ojo. Los cabalistas lo utilizan para simbolizar Kether, la Corona, la Sephirot superior y el "secreto de los secretos". En el hinduismo es el símbolo del séptimo chakra, Sahasrara.

 Busto egipcio con circumpunto. Musé Británico de Londres.
Busto egipcio con circumpunto. Museo Británico, Londres

Para los antiguos egipcios, el circumpunto era el símbolo de Ra, el dios del sol. Para los antiguos gnósticos simbolizaba la Fuente, el aspecto más primordial de Dios. En algunos textos japoneses muy antiguos, se dice que el circumpunto representa el origen oculto de la Humanidad y del cual brotan todas las religiones.

Relieve de piedra en muro mostrando un disco con los signos zodiacales.  Castillo de Windsor, en WIndsor, Inglaterra.
Relieve de piedra en muro mostrando un disco/circumpunto con 
los signos zodiacales. Castillo de Windsor, Inglaterra

Y desde tiempos muy antiguos, este símbolo se utiliza también en astronomía para representar al sol. Lo interesante es que cuando hay un eclipse solar, alrededor del sol se crea un efecto visual que asemeja precisamente un circumpunto.

Foto de eclipse solar tomada en Atizapán, Estado de México.
Foto de eclipse solar tomada en Atizapán, Estado de México

E increíblemente, un circumpunto es precisamente la figura que se crea cuando el espermatozoide fecunda al óvulo, antes de que comience su desdoblamiento.

Foto de un embrión en su primera etapa. Foto: Colegio de Medicina Weill Cornell
Imagen de un embrión en su primera etapa
Foto: Colegio de Medicina Weill Cornell

Un bebé dentro del vientre materno es un circumpunto. La yama, la clara y el cascarón forman un circumpunto. Una semilla que aún no brota es también un circumpunto. Vemos el mundo a través de dos circumpuntos.

Panel de piedra con circumpuntos. Asyria, 865, AC. Museo Británico de Londres.
Panel de piedra con circumpuntos. Asiria, 865 a.C. Museo Británico de Londres

Así que como puedes ver, el circumpunto simboliza la vida, la naturaleza y la fuente de la cual todos venimos. Simboliza la esencia divina que todos y cada uno llevamos dentro. Simboliza que la respuesta a todas las preguntas están en ti. Están en el centro de tu corazón, porque Dios es amor y la Creación es un acto de amor.

 Corazón de piedra verde con circumpunto. Centro Histórico, México, D.F.
Corazón de piedra verde con circumpunto. Centro Histórico, México, D.F.

El circumpunto comunica lo únicos, especiales e importantes que somos para el Universo. Simboliza que como hijos de Dios y centro de la Creación que somos, dentro de nosotros ya tenemos todo el poder y toda la sabiduría que necesitaremos en nuestra vida. El circumpunto somos nosotros.

El Santuario. Anillos de piedras gigantes. 3,000 A.C., Avebury, Inglaterra. Foto: English Heritage
El Santuario. Anillos de piedra gigantes. 3.000 a.C. Avebury, Inglaterra

En el dialecto de los mayas quichés de Guatemala no existe una palabra como el "Hola". Lo más cercano que tienen es una expresión que al español se traduce como "Que tu sol brille". A lo que esto se refiere es a que todos los seres humanos llevamos dentro un sol muy brillante. Ese sol es el generador de vida que nos permite existir. Es la esencia que compartimos con todos los demás y que a su vez nos hace únicos. 

Resultado de imagen de patio interior monasterio de montserrat españa
Suelo con circumpunto en el patio interior del Monasterio de Montserrat, España

Esto significa lo importante que es empoderarnos, para entender nuestra vida como un sistema solar. Alrededor de nosotros giran miles de astros y planetas. Esos planetas son nuestra familia, nuestros amigos, nuestros no tan amigos, nuestros compañeros de trabajo, nuestros vecinos y toda la demás gente que un día nos toparemos en la calle y tal vez nunca volvamos a ver.

 Estructuras con circumpuntos. Teotihuacán, México
Estructuras con circumpuntos. Teotihuacán, México 

Todos ellos giran alrededor de nosotros. Somos el sol central. Un sol llamado a brillar, destinado a irradiar energía y a ser una energía activa y transformadora de nuestras realidades. Para nosotros mismos y para los demás. Sin juzgar quién merece nuestro brillo y quién no. Un sol con luz incondicional.

Agroglifo (crop circle). Wiltshire, Inglaterra. 12 de agosto de 2014.
Agroglifo (crop circle). Wiltshire, Inglaterra. 12 de agosto de 2014

Para brillar no necesitamos buscar fuera nuestra luz. Sólo necesitamos dejar brillar el sol que ya está en nosotros. Quitar los bloqueos internos y borrar las creencias falsas, ya que así como una nube puede tapar al sol, pero no tocarlo, la chispa divina dentro de nosotros sigue pura e intacta, lista para manifestarse. Y si tu sol brilla, y mi sol brilla, y brilla el sol de los que lean esta entrada, y también el sol de quienes que no la lean... pronto todo el mundo estará iluminado, ¿no crees?

 Relieve en piedra con circumpunto. Cultura Olmeca, México.
Relieve en piedra con circumpunto. Cultura Olmeca, México

El circumpunto es el símbolo que reina supremo por encima de todos los demás en el idioma de la simbología. Este símbolo, el más antiguo y universal de todos, funde todas las tradiciones antiguas en una única imagen solitaria que representa la luz del dios del sol egipcio, el triunfo del oro de los alquimistas, la sabiduría de la piedra filosofal, la pureza de la rosa de los rosacruces, el momento de la Creación, el Todo, el dominio del Sol astrológico y del Ojo que todo lo ve. El circumpunto es el símbolo de la Fuente, el origen de todas las cosas.

Circumpunto Elva

"Ahora bien, revisemos qué es lo que la concepción de la divinidad como sol-dios realmente significó para los sabios de la antigüedad, y qué es lo que debe significar para nosotros. Significa que la divinidad está dentro de nosotros, que nuestra alma o ser era, por sí mismo, el sol-dios, o divinidad solar. ¿Y qué es en concreto lo que eso significa para nosotros? Solamente esto: ¡Que el dios que hay dentro de nosotros está constituido por la esencia de luz y energía solar que nunca muere! En resumen, nosotros mismos, en nuestra naturaleza superior, somos dioses solares... Somos los dioses del sol."

- Alvin Boyd Kuhn, importante teósofo norteamericano -




"¿Acaso no sabéis que sois dioses?" - Salmo 82:6

"El Reino de Dios está en vosotros" - Juan 10:34





miércoles, 28 de diciembre de 2016

64. El simbolismo sagrado del Círculo

Circle0

En las civilizaciones ancestrales los símbolos eran sumamente importantes ya que funcionaban como vehículos para comunicar mensajes a nivel consciente y subconsciente. Son portales a través de los cuales accedemos a nuevas esferas de conciencia y nos conectamos con la sabiduría que hay en la Naturaleza. Uno de los símbolos más importantes en todas las civilizaciones ha sido el círculo. Pero es tan común que lo pasamos por alto y no valoramos la importancia que tiene. Hagamos un ejercicio mental para que analicemos por qué era tan importante. Imagina que tienes ante ti una hoja blanca infinitamente grande. No alcanzas a ver dónde comienza y dónde acaba. Es un universo de posibilidades incalculables. Aún no existen figuras, tamaños, formas o colores. Es la potencialidad del todo y a la vez, la nada. Y en ese vacío dibujas un círculo, que es la figura que más vieron los primeros hombres en el sol, la luna y toda la naturaleza. Ahora ese círculo es una primera manifestación de la realidad. Lo que ha quedado dentro de él representa toda la Creación, o bien, todo lo que puede existir en potencia. Simboliza las posibilidades infinitas de todo lo que es y todo lo que puede llegar a ser.

Ilustración de como se construyó Stonehenge
Reconstrucción virtual de Stonehenge

Como no tiene principio ni fin, el círculo simboliza a Dios. A la divinidad que siendo todas las posibilidades infinitas se convierte en un ser viviente. El maestro Hermes Trimegisto dice que Dios es "un círculo cuyo centro está en todos lados y cuya circunferencia no está en ninguna parte". Al representar a Dios el círculo simboliza también la plenitud y el vacío. El todo y la nada, porque todo lo que ha quedado fuera del círculo, representa aquello que está fuera de la Creación. No forma parte de este universo y está fuera de las fronteras del tiempo y el espacio. Hay un rompimiento entre el universo de posibilidades infinitas y lo que nunca va a existir. Dentro del círculo todo puede suceder. Fuera de él, no hay nada.

 Rueda de Medicina de los indios nativos americanos
Rueda de medicina de los indios nativos americanos

En muchas tradiciones ancestrales el círculo es el símbolo que representa el Universo. Simboliza la perfección, la totalidad, la eternidad y el movimiento cíclico. Es la figura primordial de la Geometría Sagrada y de los mandalas.

 La Flor de la Vida
La Flor de la Vida

Por ejemplo, en el Budismo Zen, al círculo se le llama Ensō. Para ellos representa varias cosas. Simboliza al universo, todo lo que existe, la Iluminación absoluta, la fuerza, la elegancia, el vacío.


enso_zen1

Los practicantes del Budismo Zen pintan el ensō como parte de su preparación espiritual. Le llaman a esta práctica hitsuzendō”. De acuerdo a esta tradición, practicar el hitsuzendō enseña al espíritu la doble dimensión de todo lo que existe. La brocha no pinta el círculo con un trazo uniforme y totalmente negro, lo cual nos indica la perfección que puede haber en la imperfección, la asimetría que puede haber en la simetría, y la naturalidad que puede haber en la creación artificial, entre otras cosas. Asimismo, como se puede ver en la ilustración anterior, los practicantes pueden pintar el ensō abierto o cerrado. Cuando lo pintan incompleto, significa que el Universo permite el movimiento y la evolución. Evoca la belleza que existe en la imperfección y en el perfeccionamiento de todas las cosas. Es decir, el esforzarse para perfeccionar algo tiene una belleza propia, digna de admirarse. Cuando pintan el círculo completo, representa la perfección alcanzada. Es la terminación de algo o la culminación de un ciclo.

  acalend001p1 

Las tradiciones helenística y romana tomaron de la cultura fenicia la figura del dios llamado Eón, el cual se relaciona con el tiempo. Tradicionalmente Eón era representado con un círculo, el cual contiene dentro el universo entero y las doce constelaciones del Zodíaco. Sin embargo, el tiempo de Eón es infinito. No tiene ni principio ni fin, a diferencia del tiempo cronológico (es decir, del dios Crono), el cual es lineal y divide pasado, presente y futuro. 

Representación del dios Eón. Mosaico romano de comienzos del siglo III.
Representación del dios Eón. 
Mosaico romano de comienzos del siglo III

Te propongo un ejercicio. Si puedes, consigue pintura y brocha. Nada caro. Pueden ser pinturas escolares como las que puedes encontrar en cualquier papelería. Encuentra un lugar y un momento de tranquilidad. Haz ejercicios de respiración para que te relajes y, con actitud de meditación, pinta el Ensō en una hoja en blanco. Hazlo como te nazca. Ya sea abierto o cerrado, pero hazlo con la intención de entender mejor tu universo exterior e interior. Una vez que lo hayas terminado, contémplalo. ¿Qué te ha enseñado el  Ensō? ¿Qué mensaje tiene para ti?

Vitral en el interior de la Catedral de Nuestra Señora de París, Francia
Vitrial en el interior de la catedral de Notre Dame de París

sábado, 24 de diciembre de 2016

63. El hombre que no quería ser Dios

Ya hicimos algo parecido a esto el año pasado en EL BLOG DE BIANOR cuando subimos la entrada de ¿Feliz? Navidad. Sin embargo, lo que traemos este año aquí es algo distinto. Como algunos de vosotros sabéis, normalmente suelo trabajar en dos libros a la vez. Y lo que os traigo hoy, aprovechando la Navidad, es un fragmento de mi libro El hombre que no quería ser Dios. Las enseñanzas originales de Jesús de Nazaret. Espero que lo disfrutéis. 


Resultado de imagen de jesus de nazaret

“El Reino de Dios está en vosotros.”

Con estas palabras (Juan 10:34), el hombre más importante y polémico de la historia moderna elevaba al ser humano a su máxima expresión: la divinidad. Al situar el anhelado Reino de Dios en el interior de los hombres, el profeta de Nazaret estaba increpando a la Humanidad para que tomase las riendas de su propio destino y que alcanzase el fin para el que fue concebido: autorrealizarse, lograr la trascendencia y convertirse en un dios. Así lo creía Jesús. ¿Tenía razón?

La idea no es originaria de ese hombre (y sí, digo hombre). Él la tomó, primero y desde niño, del judaísmo. Jesús fue un judío nacido en Nazaret, y como tal fue iniciado muy joven en las Sagradas Escrituras. Y en la Torá, concretamente en Salmos 82:6, se dice algo que resultaría revelador para el joven: “¿Acaso no sabéis que sois dioses?”. Con este antecedente, no es de extrañar que Jesús predicase años más tarde como lo hizo. Pero, ¿quién fue en realidad Jesús?

Lejos de situarme como un experto conocedor de la biografía del Jesús histórico (hay muchos hombres y mujeres mucho más dignos que yo de llevar ese título), sí puedo aclarar algunos interrogantes respecto a su figura. Lo primero y más importante de todo, es que el hecho de que a día de hoy consideremos a Jesús como Cristo, el hijo de Dios y la divinidad misma encarnada, es fruto de una excelente estrategia política. El Jesús histórico nunca dijo que fuese el Cristo – de hecho, no hay ningún registro de ello en los Evangelios – ni que fuese el Hijo de Dios ni que quisiese fundar una nueva religión (antes bien, en Mateo 5:17 dice que él no ha venido a derogar la ley de Moisés y los profetas, sino a cumplirla). No, Jesús fue un hombre con una misión importante, cierto, pero muy alejada de lo que creemos a día de hoy, tras siglos y siglos de interpretaciones, de doctrinas añadidas y eliminadas, y sobre todo de tergiversaciones. Por eso, en el presente trabajo intentaré hacer lo que cierto día de 1820 hizo Thomas Jefferson: encerrarme en mi estudio para intentar encontrar, lejos de dogmatismos, tergiversaciones y malinterpretaciones, las verdaderas enseñanzas de Jesús.

Jesús nació un día (la fecha exacta se desconoce) de Marzo del siglo I a.C. De hecho, es bastante probable que naciese en el año 4 a.C., a pesar de lo extraña que nos resulte tal posibilidad. Ahora, ¿cómo es que nace en marzo y cuatro años antes de su nacimiento “oficial”? ¿Acaso no celebramos su natividad con toda convicción el 25 de diciembre? Un desajuste tan grande en los meses no debería ser posible, pues los Evangelios deberían dar la fecha exacta, ¿verdad? Pues ése es el asunto: dos de los evangelistas (Mateo y Lucas) dan una fecha exacta… pero no es el 25 de diciembre. De acuerdo a sus evangelios, Jesús nace en el mes de Nissan. Y eso en el calendario judío, mal que nos pese, es marzo. Entonces, ¿por qué lo celebramos el 25 de diciembre? He aquí la primera artimaña política.

Con motivo de hacer más fácil la conversión de las gentes a una nueva fe, con frecuencia se adaptan los calendarios ya existentes (con las fiestas ya existentes) a las celebraciones de la nueva religión. Es lo que se conoce como “transmutación religiosa”. En mi libro El Arte de los Illuminati explicamos esto: el 25 de diciembre es la fiesta pagana del Sol Invictus, ese día maravilloso del año en el que el sol vuelve a recuperar fuerza y los días comienzan a alargarse. Jesús, como dios solar que debía ser, tenía que nacer un 25 de diciembre. Todo fue una artimaña para convertirle en el dios de la nueva religión. Como era de esperar, no fue el único. El día 25 de diciembre tiene el honor de haber traído al mundo a un importante número de personajes ilustres: Horus, Gilgamesh, Orfeo, Mitra… todos ellos para respaldar la fiesta del Sol Invictus.

Otro punto interesante es el lugar geográfico en el que nace Jesús. Porque una cosa es dónde nació y otra muy distinta es dónde TENÍA que nacer para ser ese nuevo dios que muchos querían que fuera. Permíteme una pregunta: ¿por qué le llamamos Jesús de Nazaret si todos los años montamos en nuestra casa el “Belén”? La respuesta brota casi instintivamente: porque Jesús nació en Nazaret, no en Belén. ¿Por qué ubicamos su nacimiento ahí? ¿Hemos vuelto a interpretar de forma errónea los Evangelios? En este caso, no. Tanto Mateo como Lucas dicen que nace en Belén, en la historia que todos conocemos del pesebre. Pero tanto Marcos como Juan parecen sugerir que nace en Nazaret, aunque no dan referencias a su nacimiento. ¿Por qué existe esta diferencia? Debido a una nueva artimaña política. Según la tradición judía, el Mesías – es decir, el Rey descendiente de David prometido a los profetas del pueblo hebreo – tenía que nacer en Belén. La forma de convertir a Jesús en ese Mesías era hacer que naciese en Belén, a pesar de que realmente nació en Nazaret. Todo el mundo es consciente de esto, pero decidimos obviarlo por ser una verdad algo incómoda.


(...)

Una vez aclarado su lugar de nacimiento desde el punto de vista geográfico – Nazaret y no Belén – vamos a hablar del lugar de nacimiento físico. El famoso portal o pesebre. Todos conocemos la historia que nos cuenta Lucas en su evangelio: estando José y María por Belén para empadronarse – ésta era la ciudad que había visto nacer a David – llegó el momento del alumbramiento de la mujer. Al no encontrar sitio en ningún mesón, se detuvieron en un pesebre y allí María dio a luz. Podría parecer algo fuera de lo común, pero lo cierto es que es algo bastante corriente, tanto simbólica como históricamente. Por ejemplo, en Persia se creía que el rey-dios Mitra había también nacido en una gruta rodeado de animales, también un 25 de diciembre. Históricamente, que María diese a luz a Jesús en un establo no tiene nada de extraño. De acuerdo con las costumbres judías de la época, cuando una mujer tenía el período no podía estar viviendo con su familia en la casa porque se la consideraba impura, de modo que tenía que bajar al establo de la casa con los animales hasta que pasase el período. Lo mismo ocurría en los partos. De manera que Jesús no fue especial por nacer en un pesebre, pues todos los niños del Israel del siglo I a.C. nacieron en el mismo sitio y en las mismas condiciones.

Continuemos con la historia de su nacimiento, que no está exenta de curiosidades. Lucas dice que fueron a adorarle al pesebre varios pastores que estaban por allí con sus rebaños y a los que avisó un ángel – una prueba más de que Jesús nació en marzo, pues ningún pastor sacaría a sus rebaños en pleno invierno –. Mateo, por su parte, dice que quienes vinieron a adorarle fueron “unos magos” que tuvieron su encuentro con Herodes I el Grande (el Nuevo Testamento no es precisamente benevolente con este monarca, pues indica que ordenó la Matanza de los Inocentes en la época del nacimiento de Jesús, un hecho cuya historicidad no está probada). Aquí tenemos, con Herodes, a los famosos y queridos tres Reyes Magos. Sin embargo, Mateo sólo habla de unos magos, no dice que fuesen reyes ni que fueran tres. Y Lucas ni siquiera los menciona. Pero nuestra tradición ha terminado fundiendo ambos relatos (el de los pastores y el de los magos) en uno solo. Y es curioso que Mitra fuese adorado por pastores mientras que el dios egipcio Horus fue adorado por unos magos. No es casualidad. ¿Pero qué sabemos de esos magos? Que eran tres lo hemos deducido a lo largo del tiempo por los regalos que trajeron desde Oriente: oro, incienso y mirra. Se ha supuesto que, como tres eran los regalos, tres debían de ser los adoradores. Esos tres elementos tienen una profunda carga simbólica. El oro es un regalo de reyes. El oro es un regalo para Jesús Cristo, el Rey de Reyes. El incienso, por su parte, se utilizaba en los templos como ofrenda a la divinidad, además de para provocar estados alterados de conciencia en los fieles. El incienso se quemaba delante de las imágenes de los dioses en forma de ofrenda. Al regalar incienso a Jesús se está dando a entender que él es dios. Se honra así a Cristo como Dios encarnado. Y finalmente la mirra era utilizada para untar y embalsamar el cuerpo de los fallecidos, lo que indica que Jesucristo, además de Dios, es hombre; y morirá como todos.  

Esta es la lectura que se le da a estos elementos en la tradición cristiana. Pero si Jesús no nació en Belén, es bastante fácil que esta adoración tampoco tuviese lugar ni mucho menos que le ofreciesen estos elementos. Mas continuemos con lo que dice tradición. Ya hemos aclarado por qué son tres. ¿Por qué se dice que son reyes? La creencia católica afirma que eran reyes representantes de religiones paganas de pueblos vecinos, y que los Evangelios los ven como las primicias de las naciones que adoptarán la religión católica. Con respecto a los nombres de los magos, (Melchor, Gaspar y Baltasar) las primeras referencias parecen remontarse al siglo V d.C. a través de dos textos, el primero titulado Excerpta latina bárbari, en el que son llamados Melichior, Gathaspa y Bithisarea; y en otro evangelio apócrifo, el Evangelio armenio de la infancia, donde se les llama Balthazar, Melkon y Gaspard. Sea como fuere, lo único que tenemos claro es que eran unos magos. Pero, ¿qué sentido tiene esa palabra para un hebreo del siglo I a.C.? Pues la palabra “mago” proviene del elamita makuishti, que – pasando por el persa maguusha y por el acadio magushu – llegó al griego como μαγός (“magós”, plural: μαγοι, “magoi”) y de ahí pasó al latín magi y magister de donde llegó al español como “mago” y “maestro”.

Eran los miembros de la casta sacerdotal medo-persa de la época aqueménida (siglos VI – IV a.C.). Si bien parece contradictorio que practicantes de la magia (severamente amonestada tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento) sean admitidos como adoradores de Jesús, hay que tener en cuenta que el término griego magós no era utilizado únicamente para referirse a los hechiceros. Se utiliza, en este caso, para referirse a “hombres sabios” (así se los llama en diversas versiones de la Biblia en inglés) o, más específicamente, eran hombres de ciencia. De hecho, también poseían conocimientos de las Escrituras (Mateo 2:5-6) y desde antiguo se ha mantenido que pertenecían al mazdeísmo, también conocido como zoroastrismo – una religión iraní que tiene a Zoroastro (Zaratustra) como profeta – que venera a Ahura Mazda como el único creador de todo, increado a su vez. Mateo no especifica que estos magos sean astrólogos que conocieran con precisión el movimiento de alguna estrella (2:7) a pesar de ser ésta la creencia general. Aunque bien intencionados, su visita es causa de turbación general y despierta la desconfianza de Herodes (2:3), pues veía a ese supuesto nuevo Mesías como un rival. A pesar de ser un anciano y de haber reinado ya más de treinta años, Herodes les ruega que averigüen el sitio preciso del nacimiento del Mesías (2:8) con el fin de poder acabar con su potencial competidor. Los sabios, que no sospechan eso, encuentran al niño, le adoran y le obsequian con los presentes arriba mencionados. Un ángel previene a los magos de las intenciones que Herodes guardaba (2:12), así que no regresan donde él, sino que vuelven a su patria por otro camino. Iracundo, el rey manda matar a todos los niños menores de dos años. Para entonces, José ha sido avisado en sueños (2:13) de que debe huir a Egipto con los suyos. A partir de este relato bíblico, se han ido elaborando numerosas leyendas sobre los hechos y la personalidad de estas figuras, incluyendo el presunto estatus real. ¿Quién sabe si todo esto no fue un montaje para acabar relacionando a Jesús con Egipto?

(...)

sábado, 17 de diciembre de 2016

62. William Blake: el arte del espíritu


Reflexión sobre los textos que W. Blake incluyó en su "Laooconte" (c.1820), 
que inciden en la relación entre arte y religión

 Laocoonte.Blake

A principios del siglo XIX, el londinense William Blake realizó un sorprendente grabado que representaba el momento en el que Laocoonte, el sacerdote troyano que rendía culto a Apolo, era devorado, junto con sus dos hijos, por unas serpientes marinas. El grabado de Blake reproducía el famoso grupo escultórico que se conserva en el Vaticano. Como tal, la imagen de Blake no presenta ninguna singularidad, pues en su época se reproducían las grandes obras de la Antigüedad mediante grabados; sin embargo, las frases escritas alrededor de la figura son profundamente turbadoras. El conjunto de las sentencias son reflexiones acerca del arte y la religión y lo más curioso es la sorprendente relación que Blake establece entre estas dos realidades. Así, por ejemplo, si se comienza a leer por la parte inferior izquierda nos encontramos con la siguiente afirmación: "Guerra espiritual: Israel liberado de Egipto es el Arte liberado de la Naturaleza y de la imitación."

Las ideas expuestas por el artista inglés son fruto de su genio visionario enmarcado dentro del sentimiento romántico. Como muchos de sus contemporáneos, Blake identificaba la espiritualidad con la creación artística, es decir, con la liberación del genio divino atrapado en la materialidad exterior, al tiempo que despreciaba la religiosidad establecida como vehículo de lo trascendente. Parece referirse a ello cuando propone una "guerra espiritual" para que el arte sea liberado como Israel lo fue de la esclavitud en Egipto por medio del profeta Moisés.

 Resultado de imagen de william blake
William Blake en un retrato de Thomas Phillips (1807)

El artista se identifica con el profeta, y al igual que éste, su misión es la de liberar y salvar a los hombres del pecado y de la muerte, representados elocuentemente por la esclavitud; escribe Blake: "Poeta, pintor, músico, arquitecto: el hombre o la mujer que no es nada de esto, no es cristiano". La espiritualidad se desmarca de la religión: "La ceremonia exterior es el Anticristo", pero jamás, y esto es algo en lo que hay que insistir, de los libros sagrados, y, por tanto, de sus orígenes: "El Antiguo y el Nuevo testamento son el gran código del Arte" , afirma Blake.

Según William, el poeta, el pintor, el músico y el arquitecto actualizan los símbolos de los textos antiguos y les dan nueva vida. Sin la práctica del arte, la letra mata y desaparece la posibilidad de salvación: "Sin una práctica incesante nada puede realizarse. La práctica es el arte. Si lo abandonáis estáis perdidos". Las sentencias de William Blake son conscientemente apocalípticas y, en consecuencia, mesiánicas. La experiencia estética significa poner en práctica aquello que está escrito en el código del Antiguo y del Nuevo Testamento, y esto quiere decir: realizar el misterio de la regeneración del hombre. Dentro de la tradición hebrea realizar ese misterio significaría liberar a Israel de Egipto y, en el cristianismo, la realización de la promesa de la salvación, tal como aparece escrito en los Evangelios: "No penséis que he venido para abrogar la Ley o los Profetas. No he venido para abrogar, sino para cumplir." (Mateo 5,17).

Imagen relacionada

Resultado de imagen de jesucristo grabado dore
Moisés con las tablas de la Ley y Jesús impidiendo la lapidación de una adúltera, 
ambos grabados del artista Gustave Doré (siglo XIX)

Según Blake, la función de la creación artística sería la de cumplir lo que propone la religión, de modo que, por medio del Arte, se pudieran dejar atrás las ataduras de la muerte. El artista, gracias al Arte, resplandece como un nuevo y divino cosmos, al igual que Laocoonte, liberado de su cuerpo bruto por medio de las serpientes marinas. Esta idea es la misma que propone Dom Pernety, el autor del Dictionnaire Mytho-Hermétique y contemporáneo de Blake: "Las serpientes marinas son las serpientes salidas del mar de los filósofos, que disuelven la parte fija del vaso o templo de Apolo hermético." Las palabras que utiliza Pernety son alquímicas, pero su significado no es extraño al lenguaje del arte puesto que el impulso y el fin de la creación artística sería, según William Blake, el poder manifestar el genio oculto en cada cual. Y eso, en términos religiosos, equivale a la liberación de Israel y a la realización mesiánica. No debemos olvidar que, según la historia sagrada, la huida de Egipto tuvo lugar la noche del Pesaj, esto es, durante la Pascua hebrea, fecha en la que el cristianismo celebra la muerte y resurrección del Cristo Jesús.

Las propuestas teóricas de Blake eran una necesidad vital para él, sus visiones, como las de Swedenborg, que tanto cita en sus obras, eran más reales que lo que sus manos podían tocar. Por eso, su vida interior estaba muy próxima a la experiencia religiosa, el mysterium tremendum emergía de su corazón con inusitada potencia. Ahora bien, aquella vitalidad emergente no reconocía su lugar ni su expresión dentro de las "ceremonias exteriores" de la religión, ni tampoco en sus símbolos. En el romanticismo y en la mayoría de movimientos artísticos posteriores, lo sagrado buscaba realizarse desesperadamente, sin que, al parecer, encontrase otro espacio que el de la sublimación artística, con los inevitables peligros que esto conlleva.

  Resultado de imagen de satan exultante sobre eva william blake
El "Satán exultante sobre Eva" de William Blake (1795)

A principios del siglo XIX, la inspiración celeste, que en la Antigüedad dictaba a los profetas, es oída fundamentalmente por los poetas y por los pintores visionarios. La experiencia estética, su soledad y emoción, se vuelve ajena a las ceremonias. En este contexto, Caspar David Friedrich, el gran pintor romántico, escribió las siguientes palabras: 

"Cierra tu ojo corporal con el fin de ver tu imagen, antes que nada, con el ojo espiritual. Luego, conduce 
hacia la luz del día lo que has visto en la oscuridad, de manera que la imagen actúe sobre quien la 
observe desde el exterior hacia el interior. El pintor no debe pintar únicamente lo que ve ante él, sino lo que ve dentro de él; y si no ve nada dentro de sí, que renuncie a pintar lo que ve fuera, pues sus cuadros serán 
en tal caso pantallas, tras las que sólo se ocultará la enfermedad o la muerte".

- Friedrich der Landschaftsmaler Gedachtniss

En innumerables ocasiones, desde el romanticismo de principios del siglo XIX hasta la actualidad globalizada, se ha debatido acerca del valor sagrado de la creación artística. Definir todas esas alternativas que han aparecido durante estos doscientos años sería otro trabajo, pero, a pesar de todas las discusiones y alternativas, las propuestas siguen siendo sustancialmente las mismas que las contenidas en las afirmaciones de William Blake. 

   
"El Anciano de los Días", de Blake (1821)




TEXTOS DE W. BLAKE

Si el cristianismo fuera la moralidad, Sócrates sería el Salvador. / Con el Arte degradado, la imaginación negada, la guerra gobierna las naciones. / La guerra espiritual: Israel liberado de Egipto, es el Arte liberado de la naturaleza y la imitación. / Al Arte hebreo, la ciencia deísta lo llama pecado. / Allí donde aparece el dinero, el Arte no puede existir, sólo la guerra (véase Mateo 10, 9 y 10) porque pretende dos imposibilidades: la castidad y la abstinencia, las diosas de los paganos. / La caridad cristiana verdadera no depende del dinero (la sangre vivificante de las familias pobres), ni del César, ni del imperio de la religión natural: el dinero, que es el gran Satán o razón, la raíz del bien y del mal en la acusación del pecado. / El bien y el mal son los ricos y la pobreza; un árbol de miseria, que propaga la generación y la muerte. / Poeta, pintor, músico, arquitecto: el hombre o mujer que no es nada de esto, no es cristiano. / El hombre improductivo no es un cristiano, mucho menos el destructor. / Dejaréis padres y madres y casas y patrias si os barran el camino del Arte. / La plegaria es el estudio del Arte. La alabanza es la práctica del Arte. El ayuno, etcétera, todo referido al Arte. / La ceremonia exterior es el Anticristo. / El cuerpo eterno del hombre es la imaginación, es decir: Dios mismo, el Cuerpo divino. / Jesús: nosotros somos sus miembros. / Se manifiesta a sí mismo en sus obras de Arte, (en la eternidad todo es visión). / Todo lo que vemos es Visión; la que viene de los órganos generados se va tan pronto como viene: permanente el la imaginación, considerada como una nada por el hombre natural. / El dinero no sirve para los placeres. / Sin una práctica constante no puede hacerse nada. La práctica es el Arte. Si la abandonas estás perdido. / Jesús y sus apóstoles y discípulos, todos eran artistas. Sus obras fueron destruidas por los siete ángeles de las siete iglesias de Asia, la ciencia del Anticristo. / El Antiguo Testamento y el Nuevo son el gran Código del Arte. / El Arte es el árbol de la vida. La ciencia es el árbol de la muerte. / Los dioses de Príamo son los querubines de Moisés y Salomón, las huestes del cielo. / Los dioses de Grecia y Egipto eran los diagramas matemáticos, véanse las obras de Platón. / En algunos estados, como Grecia y Roma, el hombre visionario estaba considerado como un loco. / El imperio es igual a recaudador (véase Lucas 2, 1). / Todo el negocio del hombre es el Arte y todas las cosas cotidianas. No hay secretismo en el Arte. / El cristianismo es Arte y no dinero. El dinero es su maldición. / ¿Existe algún vicio posible del hombre que no haya sido descrito abiertamente en la Biblia? / El Arte nunca hubiera podido existir sin que se hubiese mostrado la belleza desnuda. / No todo es pecado como dice Satán: todo el amor y las gracias de la Eternidad.

martes, 13 de diciembre de 2016

61. Las enseñanzas ocultas en "Vaiana"


Atención: este texto contiene spoilers


Que no se diga que no aviso. Efectivamente vamos a hablar de la nueva película de Disney, Vaiana (o Moana en su versión original), que está siendo todo un éxito en taquilla. Así que vamos a explicar la mitología del Pacífico en dos minutos. En nuestro país la cinta se estrenó el 2 de diciembre, mostrándonos un mundo que echábamos de menos desde que vimos algo parecido en Lilo & Stich. Vimos un poco del Pacífico con la pequeña Lilo y el extraterrestre Stich, pero ahora nos sumergiremos en el mundo de la Polinesia, que comprende el área del Pacífico incluyendo Nueva Zelanda, Hawaii, Samoa, Tonga y las Islas Cook, entre otras. Los nativos de estas tierras poseen una cultura muy interesante; y con un poco de suerte la figura de Vaiana dará pie a que todos nos adentremos en este mundo tan peculiar.

Resultado de imagen de vaiana  



La película contiene muchos elementos de la mitología polinesia, y se cree que un sitio llamado Nawaii es el lugar original de nacimiento de los primeros nativos de la zona, para luego emigrar a otras islas cercanas. La mitología cuenta que todos los isleños que fallecen trasladan de nuevo su alma a Nawaii. Se dice que los primeros habitantes de las islas de la Polinesia llegaron tras emigrar desde el sudeste asiático hace más de 2000 años. Los isleños polinesios se organizan en tribus, y cada una tiene un jefe (en este caso Tui, el padre de Vaiana). A pesar de que la organización tribal sólo se reduce a las islas más lejanas en la actualidad, la mayoría de los polinesios podrían decirte a qué tribu pertenecen.

  Resultado de imagen para vaiana tui

La mitología polinesia hace especial hincapié en la naturaleza, principalmente en el agua del océano que les rodea. Los nativos se convirtieron en maestros de la navegación y la pesca, y su religión y tradiciones reflejaban la importancia del océano en sus vidas. Los polinesios creían que todas las cosas de la naturaleza, incluido el ser humano, tenían un poder especial denominado "mana". El mana podía ser bueno o malo, y la cantidad que contuviese el ser lo haría más o menos poderoso. El mana era sagrado, por lo que los nativos inventaron diversas y complicadas maneras de protegerlo. Por ejemplo, un isleño corriente no podía ni acercarse a la sombra del jefe de la tribu, o acercarse a los templos. Si a alguno se le ocurría incumplir alguna de estas reglas, conocidas como "tapus", el castigo era la muerte.

 Resultado de imagen para vaiana

Los polinesios tenían, además, un variado elenco de dioses que configuraban su religión. Los nativos tenían una especial conexión con todo el conjunto de dioses, héroes, semidioses (mitad dios, mitad humano) que habitaban los templos; y les rendían culto con elaborados rituales y sacrificios (sí, también de humanos) que efectuaban sacerdotes, algunos de ellos más conocidos como "oráculos". Pero uno de los elementos más importantes era la magia, que era habitual en el día a día de los polinesios: encantamientos, conjuros y hechizos hacían que las deidades les prestaran atención y así los nativos pudiesen pedirles consejo sobre los más variados temas.

Resultado de imagen de maui vaiana
Maui, cambiaformas, semidios del viento y el mar, héroe de los hombres. 
Compañero de Vaiana en la película, es el Hércules de la Polinesia

Uno de estos semidioses es Maui, el compañero de aventuras de Vaiana. En la mitología polinesia es un cabiaformas, semidiós travieso y famoso por sus bromas pesadas, además de responsable de cosas como el hecho de que haya tantas horas en el día, que exista el fuego o que se hayan formado las islas del Pacífico. Pero, ¿por qué en España y otros países europeos se llama Vaiana y en Estados Unidos Moana? El cambio de nombre se debe, tal y como explicaron desde Disney España, a un problema de marca registrada. "Vaiana", sin embargo, se puede entender como originario de Tahití, y significaría "cueva de agua". Sin embargo, muchos miran de reojo esta decisión, ya que su apellido, Waialiki, también significa "agua" en hawaiano/samoano.

 Imagen relacionada

Ahora vienen los spoilers. Vamos con la sinopsis: Vaiana es la hija del jefe de una de las muchas tribus que habitan la Polinesia, que llevan una vida apacible. El padre de la protagonista desea que su hija asuma sus responsabilidades como futura líder de la tribu e intenta inculcarla los valores de su sociedad. Pero Vaiana, aunque respetuosa y atenta, siente un irresistible deseo de hacerse a la mar y explorar el horizonte. Un día, las cosas comienzan a ir mal en la isla: los frutos se estropean, ya no se pescan peces en el arrecife... La abuela de Vaiana, experta en las leyendas del Pacífico sur, sabe que es el momento de que un héroe se haga a la mar en busca del semidios Maui y juntos salven la isla y a sus gentes. Ese héroe será, por supuesto, Vaiana.

¿Qué podemos decir de la simbología de la película? Es como regresar a la época clásica de Disney. En primer lugar tenemos a Vaiana, que representa la figura del iniciado. A pesar de vivir en un sitio que muchos calificarían de paraíso, ella no está a gusto allí: quiere saber qué hay más allá del horizonte, siente un irrefrenable deseo de conocer el mundo. Es como una mezcla entre Dorothy de El Mago de Oz y Bella de La Bella y la Bestia. Además, es la elegida del océano para una importante misión. Cuando la isla comienza a morir, su abuela (representación de una importante sacerdotisa del océano y guía espiritual de Vaiana) le cuenta la leyenda que da sentido a toda la película. Parece que en el principio de los tiempos, sobre las aguas primigenias se encontraba Te Fiti, la representación de la Diosa Madre de la Polinesia. Ella creó el mundo y, como YHWH, al terminar descansó. Se tumbó a dormir sobre las aguas y su cuerpo formó una isla legendaria. Pasó así mucho tiempo hasta que el semidiós Maui robó el corazón de Te Fiti. Desprovista de su corazón, el poder creador de la diosa se tornó en destrucción, que fue afectando a todas las islas que se encontraban a su paso hasta alcanzar la de Vaiana. La joven tendrá que emprender un arriesgado viaje (el viaje iniciático) para encontrar a Maui y obligarle a que devuelva el corazón de Te Fiti, dando fin así a la maldición que está acabando con la naturaleza y la fauna del Pacífico.

  Resultado de imagen de te fiti vaiana
La diosa Te Fiti, que después de la Creación se tumbó a descansar sobre las aguas

Resultado de imagen de te ka

El principal obstáculo de Vaiana y Maui (entre otros muchos) será Te Ka, un gigantesco monstruo de lava que custodia la isla que antaño era Te Fiti. Cosa interesante, el corazón de la diosa que robó Maui es una pequeña piedra de color verde esmeralda, la pieza de la Creación (¿quizá relacionada con las tablas esmeralda de Enoc?). Maui afirma haber robado el corazón de Te Fiti para entregárselo a los humanos. El poder de la Creación en manos del hombre. Pero al hacerlo, al burlar el equilibrio natural tratando de ayudar a los humanos, ha sumido al mundo en el caos y la muerte. Y el monstruo Te Ka, representación de toda esa destrucción, (spoiler) finalmente resulta ser la propia Diosa Madre, privada de su fuente de poder y buscando venganza por ello. Sin embargo, al final Vaiana consigue encontrar el perdón de Te Fiti y devolverle su corazón, restituyendo así el orden natural. La Diosa entonces queda completa y hace que la vida vuelva a brotar en el Pacífico, siendo Vaiana y Maui premiados por haber cumplido satisfactoriamente su misión. El mundo vuelve a estar en paz. En el caso de Maui, recupera su anzuelo mágico, sin el cual al principio creía no ser nada. Pero cuando su viaje termina, cuando ayuda a Vaiana y está dispuesto a entregar su vida por protegerla de Te Ka, descubre que con anzuelo o sin él, sigue siendo Maui. Y Vaiana, que ha viajado hasta allí, que ha descendido a las profundidades del océano hasta el reino de los monstruos, Lalotai (que se entiende como el descenso al Inframundo que realizan los grandes iniciados de la historia como Orfeo, Jesús, Ulises, Eneas o Gilgamesh); y que arriesga su propia vida para salvar a su pueblo... su premio es su canoa, con la que puede regresar a casa. Ese lugar que al principio no deseaba y que ahora, devuelto el equilibrio, asume como propio. Lo ve diferente. El lugar no ha cambiado, pero ella ya no es la misma que cuando se fue. Y así, transformada, consigue que su pueblo y su hogar cambien. Y por eso, con la tradición que existía entre los jefes de colocar una piedra cada uno formando una columna, Vaiana da un giro: en vez de una piedra (símbolo de la materia tosca y del conformismo) coloca una concha (símbolo de la libertad y de la eterna búsqueda, además de agradecimiento de la Diosa Madre). 

P.D. Es muy interesante el descubrimiento que realiza Vaiana sobre su propio pasado (que eran un pueblo de navegantes, algo que inconscientemente ella siempre ha sabido) y el encuentro que tiene con su abuela Tala en el momento más difícil de su viaje. Maui la ha abandonado, el océano no parece responder por ella, ha fracasado en su intento de devolver el corazón... Vaiana se siente perdida. Entonces aparece la figura espiritual de su abuela, convertida en una manta raya, con la que mantiene una conversación. Y Vaiana se da cuenta de que nunca estará sola, porque la sangre de todos sus antepasados corre por sus venas. Todos ellos la acompañan en su viaje, aunque no pueda verlos. La propia Vaiana, en la canción de este momento, tiene una frase que es "la llamada no viene de fuera, está en mí". Lo trascendente de este momento es que el que lo vive descubre quién es. Su identidad. Y ese momento, ese encuentro del iniciado con su guía espiritual fallecido, que le recuerda quién es y cuál es su papel en la vida; nos recuerda inmediatamente a una escena de El Rey León entre Simba y Mufasa.


"Simba, me has olvidado. Has olvidado quién eres, por lo tanto me has olvidado. Mira en tu interior, Simba: eres más de lo que eres ahora. Debes ocupar tu lugar en el Ciclo de la Vida. Recuerda quién eres: eres mi hijo, el único y verdadero rey. Recuerda quién eres. Recuérdalo. Recuérdalo. Recuérdalo..."


Imagen relacionada

miércoles, 7 de diciembre de 2016

60. La Palabra Perdida

Esta entrada bien podría subtitularse "buscando el nombre perdido de Dios". Y es que tanto el esoterismo occidental como buena parte de su homólogo oriental giran en torno a la noción de una misteriosa palabra o Verbo secreto que al ser pronunciado da origen al proceso cosmogónico.


Estrella Flamígera 

La Palabra Perdida, misterio de misterios, vírgula fecundadora del maremágnum, centella primigenia y simiente de la eternidad. Por su extravío los hombres han caído en desgracia y vagan por sucesivos eones en la más completa oscuridad. Es el secreto mejor guardado de la historia sagrada, esa que no aparece en los libros de texto ni se enseña ya en las escuelas. Conocida es la apertura del Evangelio de Juan cuando declama: "En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, hubiese sido. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron". En estas palabras, pronunciadas millones de veces desde hace dos mil años, podemos vislumbrar un fragmento del enigma que hoy, aquí, nos proponemos circunvalar.

Como hemos dicho, todo el esoterismo occidental y buena parte de su homólogo oriental giran en torno a la noción de una misteriosa palabra, o Verbo, que al ser pronunciado por el Creador da origen al proceso cosmogónico, a la generación de los mundos y el desenvolvimiento del drama universal, con sus infinitas diversificaciones y movimientos, en una danza cuyo arcano exige al neófito un salto de comprensión suprarracional. En nuestro nicho cultural, el misterio de la poderosa Palabra Perdida nos ha llegado de manos hebreas a través de la Torah y el Tanaj, pero sus ecos resuenan tanto en el Evangelio como en el Corán y el Ginza. Desde luego, el estudio comparativo demuestra que esta noción de un Verbo Divino y fecundador tiene su germen pretérito en toda la mitología del creciente fértil y desde luego, en el omnipresente Egipto faraónico. Como nunca es buena idea buscar en las ramas lo que sólo puede encontrarse en las raíces, habrá que revisar ineludiblemente el mito de la creación de Heliópolis, que se encuentra registrado en los famosos Textos de las Pirámides, diseminados en distintas localizaciones a lo largo del río Nilo; y en el papiro de Bremner- Rhind, custodiado en el Museo Británico de Londres.
     
Imagen relacionada
Osiris y Atum-Ra, divinidades respectivas de la muerte y la vida

Nos cuenta el mito cosmogónico egipcio que en el principio tan sólo existía el Nun, el confuso e indiferenciado océano primordial, en cuyas oscuras aguas se encontraba totalmente diluido Atum, el padre de todos los dioses. Allí no existía nada, ni cielo, ni tierra, ni vida, ni muerte. Tan sólo reinaba el caos de lo perfectamente confuso. Sin embargo de aquella disolución divina surgió una voz, la atronadora entonación de Atum al pronunciar las palabras que abren las alas del Ser. Tomando conciencia de su propia existencia gritó: "¡Ven a mí!". Y en ese grito desgarrador que atravesó el líquido vacío de lo sin forma, el Dios primordial se dio origen a sí mismo como Atum-Ra, la primera luz. Habiéndose diferenciado del caótico océano del Nun, concibió una segunda separación al hacer brotar en medio de todo una enorme montaña, el axis mundi bajo la forma perfectamente piramidal de la sagrada colina de Benben, que constituiría la primera coagulación de la materia. Este monte será el primer lugar, un establecimiento con el que se da inicio al ordenamiento universal que hace posible la vida. De las siguientes diversificaciones creativas irán surgiendo los principios masculino y femenino en la forma de cuatro parejas de dioses que, junto a Atum-Ra, estructuran la enéada heliopolitana por la que todas las cosas fueron hechas. Lo que destacamos de la narración es la ineludible presencia de la palabra creadora, bajo cuya articulación se inicia el primer movimiento que contiene en sí el principio del devenir.

¿Qué es este Verbo? En el libro del Génesis se da cuenta del movimiento creativo a partir del mismo océano indiferenciado del mito egipcio, cuando nos señala que al principio las tinieblas cubrían la faz del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Entonces Elohim dijo: "¡Hágase la luz!". Y la luz fue hecha. Este Fiat lux vuelve a ponernos en presencia del poder de la Palabra Divina, que vemos representada incluso en la ingenuidad de los cuentos de hadas bajo la forma velada de unas "palabras mágicas" que abren las puertas de lo milagroso y lo sorprendente. La Palabra es un sonido y a la vez un espíritu, o si se prefiere, es un sonido que sirve de carro al espíritu de Dios en su desenvolvimiento y división para gestar las esferas del universo. El acto del habla le confiere al ser humano la capacidad única de interactuar y transmitir la idea, siendo así el medio por el que el reino invisible del Intelecto sale a la luz. En la comunión de las ideas transmitidas el espíritu humano se manifiesta. ¿Cómo no afirmar lo propio del espíritu de Dios, el Roach Elohim?

   Imagen relacionada
"¡Hágase la luz! Y la luz se hizo." 

El Verbo es la línea generatriz de todas las posibilidades en la Mente del Gran Arquitecto, a la vez que el sonido de su enunciación constituye su vehículo transmisor. Pero las tradiciones iniciáticas del mundo entero nos aseguran que la Palabra se ha perdido. La noción de pérdida se sostiene en la estructura mítica que recurrentemente retorna a la necesidad de una búsqueda, de una recuperación de la dignidad olvidada, que en Platón y la corriente que le sigue adquiere una nostalgia que atraviesa las almas que abrazan la muerte, comprendiéndola como la salida de la oscura caverna del reino material. Retornar al origen es el verdadero poder de la Palabra Perdida. Por ella se haría efectivo el completo Tikkum Olam de los cabalistas, la rectificación del mundo tras la caída.

La Palabra que da origen a la Luz es sin embargo una restricción, una contracción de la misma Luz Divina en la teología mística del gran rabí Isaac Luria. Encontramos una noción sumamente parecida a la del tzimtzum de la Cábala en la cosmogénesis de Jakob Böhme, cuyo primer acto abre con una contracción en el seno de la Divinidad. Al mismo tiempo que Dios da comienzo a la creación con la pronunciación del primer movimiento, debe restringir su propia magnificencia para dar cabida al espacio y al tiempo, que son inevitables suspensiones de lo Divino, ausencias en donde la radiación espiritual queda constreñida y por ello oculta. A medida que se desenvuelve el proceso de emanaciones a través de las diez sephirot, esta ocultación de la Luz se hace progresivamente mayor, añadiendo velos cada vez más densos que impiden la contemplación directa del Rostro Divino. Tenemos aquí una primera pérdida, o mejor dicho un ocultamiento. En el mito cabalístico, la Palabra Perdida fue transmitida a Adán y sus descendientes a través de la línea de Set, como un secreto que debían custodiar, porque les aseguraba el permanente contacto con el Creador. Esa Palabra no es otra cosa que el Ha-Sem, el nombre de Dios expresado gráficamente en el impronunciable Tetragrammaton. Habrá otras pérdidas, como las del Edén y la del Arca del Alianza que contenía las Tablas de la Ley, así como el sagrado nombre.   

 Resultado de imagen de arbol sephiroth
El árbol de las Sephirot, las emanaciones de Dios

Imagen relacionada
El Arca de la Alianza, fuente inagotable de leyendas

El grado de Maestro en la masonería gira precisamente en torno a la Palabra Perdida, entendiéndose nuevamente por ello el nombre secreto de Dios, que tras el simbólico asesinato de Hiram Abif, ya no puede ser encontrado sobre la Tierra. Dicho nombre reaparece en los capítulos del Arco Real, donde se ofrece una palabra sustituta que, según la mayoría de los estudiosos, resulta de la contracción y conjunción de tres formas diferentes para nombrar al Altísimo en las tradiciones hebrea, fenicia y egipcia. Desde luego, este nombre se transmite bajo juramento de secreto masónico y no puede ser reproducido. Empero, dicha palabra de reemplazo no es el verdadero Nombre Divino, sino una llave para abrir el apetito de la búsqueda. La auténtica Palabra Perdida es intransmisible e impronunciable, como lo atestigua todo el judaísmo. El temor reverencial al Nombre se evidencia en la práctica cotidiana de aludirlo indirectamente, incluso evitando escribir en forma completa la palabra "Dios". Pero como en toda regla hay excepciones, pensemos en lo que nos transmite la leyenda sobre el Templo de Salomón, donde una vez al año el sumo sacerdote ingresaba al sanctasanctórum para pronunciar las cuatro consonantes y pedir perdón por los pecados del pueblo de Israel.

La tradición primordial de la que brota toda sabiduría parece indicarnos insistentemente en sus múltiples manifestaciones que el hombre ha perdido tanto el contacto directo con Dios como su propio estado de divinidad. ¿No nos dice la misma Escritura que somos dioses? (Salmo 82:6, Juan 10:34). Aquí se hace evidente el trasfondo platónico y hermético que inevitablemente tiñó la formulación de los credos monoteístas en la ribera oriental del mediterráneo. Aunque el contacto del pueblo hebreo con la cultura greco-romana y las distintas tribus semitas del sector puede explicar fácilmente el contagio, no es menos cierto que la transmisión de la doctrina esotérica tradicional se beneficia de dicha "contaminación" en la medida en que hace posible su traspaso seguro, codificada tras el grueso manto del exoterismo religioso. Asegura la leyenda masónica que el rey Salomón mandó construir una bóveda secreta bajo el Templo de Jerusalén, cámara oculta que mantenía las mismas proporciones que el edificio superior. A ella se accedía por una escalera de 24 peldaños divididos en cuatro tramos de tres, cinco, siete y nueve escalones. En la bóveda, de cuya existencia sólo sabía Salomón y los maestros constructores, dispuso un pedestal triangular en el que mandó grabar los diversos sellos y sigilos de la sabiduría secreta. En ese lugar se escondió el mayor tesoro que el hombre pudiese imaginar: la Palabra que encierra el nombre del Gran Arquitecto del Universo. ¿Y no buscaron los templarios esa misma cripta durante nueve años? 

Imagen relacionada
El Templo de Salomón en Jerusalén, sobre el monte Sión

Resultado de imagen de los templarios
Los templarios fueron, entre otras muchas cosas, los primeros arqueólogos que excavaron en las ruinas del Templo de Salomón. De ahí proviene su nombre

En el misticismo islámico existe la misma cuestión alrededor del nombre esencial de Allah. El Corán desarrolla una teología en la que Dios se presenta bajo 99 nombres que reflejan sus distintos atributos, pero deja en el más absoluto misterio el último y más sagrado de todos ellos: el de su Esencia. Es este centésimo Nombre Divino el que suscita las especulaciones místicas más notables del sufismo, y su custodia es un secreto que guarda celosamente el Shaikh, que no lo comunicará más que a los derviches de mayor rango y realización. El Gran Nombre (Ism al-'Azam) puede obrar prodigios y abrir las puertas de la existencia a la presencia divina. Algo similar ocurre en las religiones dhármicas por el uso del mantra, con su potencial para liberar la mente y su concepción del sonido AUM como núcleo sonoro de la suprema realidad de Brahman. En la cosmogénesis del Corpus Hermeticum, el Verbo (Logos) vuelve a aparecer ocupando el lugar central de potencia creadora. Asimismo figura en las distintas versiones cosmogónicas de los círculos gnósticos de Alejandría, que comparten con la Hermética un mismo trasfondo cultural. Dice el Poimandres:

"El Verbo santo vino a abrazar la Naturaleza, y un fuego sin mezcla se lanzó fuera de la naturaleza acuosa hacia lo alto, hacia la región sublime: era ligero y vivo, y activo al mismo tiempo; y el aire, siendo ligero (también) , siguió el soplo ígneo, elevándose hacia el fuego a partir de la tierra y el agua, de manera que parecía suspendido del fuego. La tierra y el agua permanecían en su lugar, ambas íntimamente mezcladas entre sí, tanto, que no se distinguían: y eran incesantemente movidas bajo la acción del soplo del Verbo que se encontraba por encima de ellas, según el oído percibía."


Vemos aquí otra vez más el poder articulador de la Palabra de Dios, es misma que muchas iglesias cristianas pretenden predicar sin comprender demasiado lo que insistentemente repiten sus fieles.


 Resultado de imagen de poimandres
Hermes Trismegisto (el Toth griego y el Enoc hebreo), autor del Corpus Hermeticum

Volvamos al Fiat lux del Génesis. Hay algo de inefabilidad detrás de un Dios cuya luz no puede ser vista antes de que el sonido de su voz haya sido escuchado. Esta invisibilidad se repite en la voz que escuchan todos los patriarcas y profetas, un rasgo propio de la iconoclasta religiosidad abrahámica. Pero encontramos la misma característica en buena parte de la tradición espiritual de Oriente Próximo. Es casi seguro que el Nombre Secreto seguirá extraviado hasta el fin de los tiempos, pues hay algo que siempre está perdido en todo camino iniciático: el Santo Grial en las sagas caballerescas, el Jardín de Edén en la espiritualidad judeocristiana, el caldero mágico entre los celtas, la Atlántida en la leyenda platónica, la Thule en los mitos hiperbóreos, las manzanas doradas en el jardín de las Hespérides o la Palabra Perdida en el rito masónico. Recuperarlo es la posibilidad de reactivar la condición divina en el hombre, volver a restituir la unidad del Adam Kadmon de los cabalistas o el Insan al-Kamil de los sufíes. Porque todos somos células dispersas de un único hombre: el Verbo Encarnado.

EL QUE PUEDA ENTENDER, QUE ENTIENDA

 Resultado de imagen de la palabra perdida