domingo, 28 de febrero de 2016

13. En Busca de la Eternidad

Estoy contento de encabezar esta entrada con el título de mi último libro. He estado trabajando mucho en él. Y la verdad es que En Busca de la Eternidad me ha dejado con la misma sensación de satisfacción que los dos libros anteriores. Solo que, por primera vez, no me baso en mis propias teorías o en las interpretaciones de terceros, sino que todo lo que recojo en este libro es 100% real, hasta el punto de que hay documentos y fotografías que lo demuestran. Os haré una pequeña síntesis del libro, para aquellos que no sepan de qué estamos hablando.


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En Busca de la Eternidad es un libro que recopila las doctrinas esotéricas que influyeron en las creencias de los líderes del III Reich. Se han escrito muchos libros sobre esta temática, porque negar a estas alturas que la locura de los jerarcas nazis estaba en gran parte incrementada por una fiebre ocultista sería negar la realidad. Sin embargo, todos los libros en los que me he documentado se centran en exclusividad en un tema o, por el contrario, hacen un ligerísimo vistazo general, obviando muchos de los contenidos más relevantes de este esoterismo nazi. Lo que yo me he propuesto con En Busca de la Eternidad es acercar al público las extravagantes creencias relacionadas con el ocultismo que se respiraba en los despachos del Reich, uno por uno. El esoterismo en el III Reich, en definitiva. Dedico un capítulo a los orígenes de ese interés por el esoterismo, otro a las expediciones patrocinadas por el régimen que tenían como objetivo estudiar las ciudades milenarias del planeta que creían hechas por sus antepasados arios, la búsqueda de los objetos sagrados de las mitologías del mundo revestidos con el poder de Dios, el uso de "magos" y "esoteristas" en el propio conflicto bélico... en fin, un auténtico galimatías. Pero no fueron los alemanes los únicos en echar mano de estos brujos y gentes que se decían doctores en filosofía oculta: cuando los aliados descubrieron que Hitler estaba usando a estos personajes para manipular las fuerzas ocultas, ellos hicieron lo propio. Una prueba de ello es el conocido Black Team de Churchill, que en sus filas contaba con ocultistas tan notables como Aleister Crowley.


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No quiero revelar nada vital a los lectores, nada de spoilers. Quiero que todo aquel al que le interese el tema se ponga en contacto conmigo y yo le haré llegar un ejemplar. Las cosas que aparecen en el libro son para leerse, no para contarse. Sin embargo, responderé a una pregunta a grandes rasgos. He mencionado que el régimen nazi enviaba expediciones a las ciudades milenarias... ¿a qué ciudades me refieres? Bien, cuando se habla de esoterismo nazi, hay un nombre que aparece continuamente: Ahnenerbe. Es decir, el Instituto para el Estudio y Preservación de la Herencia Ancestral Alemana. Un centro fundado por el Reichsführer, el segundo hombre más poderoso del régimen: Heinrich Himmler. A lo largo del libro sin duda es el nombre que más veces aparece, porque era el que estaba más loco de todos. Se creía la reencarnación de un rey sajón del siglo X, con eso está todo dicho. Pues bien, la Ahnenerbe se encargaba, entre otras muchas cosas, de organizar expediciones a lugares del planeta que los nazis creían que habían sido poblados por los arios en un pasado remoto. Por ejemplo viajaron a Suiza, al Tíbet o incluso a Tiahuanaco, en el altiplano boliviano. 

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Sin embargo no fueron, por ejemplo, a Egipto. No pudieron. La Ahnenerbe tenía planeadas expediciones a muchos lugares del mundo, entre ellos Egipto o Irán, pero el estallido de la guerra obligó al III Reich a redirigir los fondos a la industria armamentística, por lo que muchas de las expediciones tuvieron que cancelarse. En fin, sé de buena tinta que algunos de nuestros lectores están deseando echarle la mano a En Busca de la Eternidad, así que no voy a revelar más detalles. Ante la pregunta de cuánto he tardado en escribirlo, la verdad es que era un proyecto que tenía en mente desde antes incluso de empezar a escribir El Arte de los Illuminati. Hace un par de años ya tenía muy claro que quería escribir un libro sobre el esoterismo nazi, así que poco a poco, mientras redactaba el libro de los Illuminati, iba guardando toda la información sobre el ocultismo del Reich que caía en mis manos. De manera que cuando terminé El Arte de los Illuminati, ya tenía gran parte del trabajo de documentación hecho. Tenía fotos, borradores, informaciones que contrastar... a eso ha sido a lo que más tiempo que dedicado: a ordenarlo todo y a redactarlo hasta darle el formato de libro. La verdad es que estoy muy contento con el resultado, y espero que todo aquel que lo lea lo disfrute al menos tanto como yo. El precio será el mismo que para El Arte de los Illuminati: 11,95€. Pero eso sólo si me lo piden a mí directamente, ya que si lo encargan por Internet les sale por 13,46€.

Lo podéis pedir aquí a la editorial o aquí directamente a mí. Ya para terminar, ¿voy a explicar la portada del libro. La que diseñé yo al principio, claro, no la final creada por la editorial. Habrá muchos lectores que no la comprendan muy bien. Es normal que no se identifiquen los símbolos, yo mismo hasta que no empecé a trabajar en este libro tampoco sabía lo que significaban, ni siquiera los había visto nunca. Bueno, el símbolo superior es plenamente conocido: la esvástica. Que por cierto, también dedico un capítulo a la historia de ese símbolo porque se merece un poco más de respeto que el que se le da actualmente en Occidente. Pero sigamos: el símbolo de la derecha es uno de los emblemas que adoptó la Ahnenerbe, que como te he dicho tiene un papel capital en todo lo referente al esoterismo nazi. Se ve fácilmente la relación entre la esvástica y el emblema de la Ahnenerbe. ¿Pero el de la izquierda? Es como... una esvástica doblada. Y realmente es otra representación de la esvástica. De hecho, Hitler diseñó la bandera y el emblema de su partido debido a la influencia que sobre él ejerció esa "esvástica doblada". Ése es el emblema de la Sociedad Thule. Y hasta aquí puedo decir. No voy a explicar lo que es la Sociedad Thule, viene en el libro. Si te interesa, tendrás que leerlo. 

Ante la pregunta de cuándo se podrá adquirir el libro, ésa es la única pregunta a la que no puedo contestar con seguridad. Ahora mismo estoy en los trámites con la editorial para que me publiquen El Arte de los Illuminati, que supongo que estará disponible a principios de abril... si todo sale bien. Pero tan pronto como ese asunto esté resuelto me pondré manos a la obra con En Busca de la Eternidad. Prometido. De hecho, avisaré en la página que tenemos en Facebook de la disponibilidad para su compra. Nos vemos en el próximo encuentro, queridos lectores. ¿De qué hablaremos el martes? ¿Quizá de alguna delirante teoría? La verdad es que no lo sé. Todavía tengo que pensármelo. De todas maneras será el miércoles, ahora que lo pienso, porque el martes no voy a estar en casa en todo el día. Nos vemos entonces el miércoles. ¡Hasta entonces, queridos lectores!


viernes, 26 de febrero de 2016

12. El extraño mundo de Agartha

Buenos días, amigos. Hoy es viernes, día de entrada nueva en ARS OCCULTA. La verdad es que están siendo unas semanas de trabajo bastante malas. Pero bueno, al menos ha llegado ya al Prado la exposición dedicada a Georges de La Tour, un pintor francés del siglo XVII que era un gran maestro de la luz y las sombras. Pero no voy a hablarnos de él aquí, para eso está EL BLOG DE BIANOR, si nuestros lectores desean saber más cosas sobre De La Tour pueden leer la entrada dedicada a éste en el blog. No, hoy quiero haceros partícipes de una de las teorías ocultistas más extrañas que he podido estudiar hasta la fecha. La que le da nombre a la entrada, claro: Agartha.


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He decidido hablar hoy sobre eso porque ayer por la tarde empecé a escribir el último capítulo de En Busca de la Eternidad, y hablo precisamente de Agartha. Sí, el libro trata del esoterismo nazi, y Agartha es una pieza clave para entender el fin del III Reich. En 1946, el gobierno de los Estados Unidos decidió enviar a un gran contingente de su Armada a la Antártida en lo conocido como Operación High Jump. El despliegue militar que se realizó fue increíble, con portaviones, submarinos, varios barcos de distinto tonelaje y 14.000 soldados. La versión oficial dice que la Operación High Jump tenía como objetivo realizar maniobras militares en las condiciones de frío más severas posibles. En efecto, mandaron todo ese equipo a la Antártida. ¿Qué tiene que ver eso con los nazis o Agartha? Pues que unos años antes, en 1943, los altos jerarcas nazis habían enviado al mismo lugar una expedición que tenía por objeto estudiar la posibilidad de establecer bases en el continente austral que sirviesen como refugio a los grandes líderes del III Reich. Pero hay quien dice que la idea no era establecer bases en la Antártida, sino encontrar la entrada al mundo de Agartha. El hecho de que se hayan encontrado hace poco mapas con la firma de la esvástica que muestran la entrada oculta a Agartha parecen respaldar esa teoría.


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Pero, ¿qué es Agartha? Para muchos líderes nazis, deseosos de encontrar las raíces o los restos de la antigua raza aria, resultaba evidente que después de haber poblado el mundo con sus maravillas, los miembros supervivientes se ocultaron. Pero no en regiones remotas, sino en el interior de la Tierra. ¿En cuevas subterráneas o algo así? No exactamente. Para los líderes nazis, y para mucha gente antes que ellos, nuestro planeta estaba hueco. Y en su interior se encontraba el reino de Agartha. Poca broma con esto, porque incluso la Navy y el gobierno norteamericano consideraron la posibilidad de la existencia de Agartha y de que los nazis hubiesen podido acceder al interior de la Tierra. Pues en esos mapas que te comentaba antes están escritas las instrucciones para llegar a Agartha, y su entrada estaría ubicada precisamente en el Polo Norte, a través de un inmenso agujero. Sí, los norteamericanos dieron fe a un cuento de viejas y que hicieron todo ese despliegue militar en la Antártida para encontrar un supuesto enorme agujero que sirviese de entrada a un reino subterráneo llamado Agartha. Eso es exactamente lo que te estoy diciendo. Y para muchos esta teoría de la Tierra hueca y el reino de Agartha se confirmó cuando en 1968 salió a la luz una fotografía que había tomado un satélite del Polo Norte en el que se veía un enorme agujero. ¿No me crees? Compruébalo tú mismo.


 

Puede que sea un montaje. Pero montaje o no, el caso es que los nazis estaban convencidos de que el reino subterráneo de Agartha existía, igual que el gobierno norteamericano cuando, finalizada la guerra, desplegó tal contingente de tropas en la Antártida durante un año. Muchos aviones se estrellaron, varios submarinos sufrieron daños severos y murieron bastantes soldados. Todo para, según parece, unas "simples" maniobras militares. Es, cuanto menos, sospechoso. Pero tengo que reconocer que yo, que me jacto de documentarme siempre de fuentes fiables y no dejarme llevar por los delirios de un loco, no puedo creer en la existencia de Agartha. La razón me dice que es imposible y así lo creo. Físicamente hablando, la existencia de un mundo habitado en el interior de la Tierra es muy improbable. Pero también te digo una cosa: muchas veces la realidad supera y demuestra que lo que creíamos imposible resultó ser cierto. No creo que exista Agartha, pero también hubo gente que creía que nunca existió Troya y sin embargo mírala, ahí está. Y no hay una Troya, sino diez, una construida encima de otra. No debemos cerrar nunca las puertas a la posibilidad. Porque, si bien creo que no es probable que dentro de nuestro planeta haya un mundo oculto, también te digo que no sabemos nada del interior de la Tierra. Apenas hemos podido perforar un 0,1% de la corteza terrestre. Son muchos los interrogantes que rodean la cuestión de Agartha, y es demasiado pronto como para descartarlos. Pero no, por enésima vez, no creo que el reino subterráneo de Agartha exista. Pero los nazis sí lo creían, y eso es suficientemente importante como para contarlo en En Busca de la Eternidad.


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Supongamos por un momento que Agartha existe. ¿Qué hay ahí abajo? Son muchas las leyendas en todo el mundo que se cuentan sobre personas que han viajado a las profundidades de la Tierra y han llegado a ese reino subterráneo. En la más remota Antigüedad recibía varios nombres: el reino de Yomi, el Inframundo, el Hades, Shambala, Agartha... Se les ha llamado por diferentes nombres, pero todos ellos eran mundos subterráneos. Antaño, la gente creía que en las profundidades de la Tierra se ocultaba el secreto de la misma muerte. Es decir, la habilidad de devolver a la vida a los muertos. Pero claro, no es nada fácil hacerse con ese secreto. Cuenta la tradición que las entradas a Agartha están custodiadas por unos guardianes provenientes de las entrañas de la Tierra. Y sí, digo entradas, porque al parecer hay más de una. Según la tradición habría entradas por todo el planeta, escondidas en cuevas o cavidades montañosas, en el fondo de los lagos o en los mismos polos. Se dice que los objetos de culto de civilizaciones antiguas representan en realidad a dioses de hace 3.000 años y que una vez esos dioses estuvieron aquí, paseándose por nuestro mundo y encargándose de guiar los pasos de la joven Humanidad. Con el tiempo los hombres progresaron, y la existencia de los dioses ya no fue necesaria. Comprendieron que su papel había finalizado, así que se ocultaron en las profundidades de la Tierra como guardianes. Pero lo mejor es que lo hicieron con una serie de clanes, un pequeño número de humanos que acompañaron a los dioses a las profundidades de nuestro planeta. Y allí crearon el reino de Agartha, el lugar donde se encontrarían todos los dioses, poseedores de conocimientos desconocidos para nosotros. Pero quién sabe, quizá es sólo una leyenda.


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Así que... un reino bajo tierra con entradas repartidas por el mundo y custodiadas por guardianes de otro tiempo. Puede no tener sentido para nosotros, una idea como la existencia de Agartha es evidente que no puede afrontarse desde la lógica. Pero sin embargo, daría respuesta a grandes incógnitas de nuestro pasado reciente. ¿Has pensado en el Lago Ness en Escocia o en las borrascosas cumbres del Himalaya? Lugares aislados custodiados por criaturas extrañas que parecen de otros tiempos. ¿Podrían el monstruo del Lago Ness y el Yeti ser en realidad guardianes de las entradas a Agartha? Solamente estoy señalando que es curioso que tanto en una cordillera perdida del mundo, a gran altura y con numerosas grutas no sean pocos los que dicen haber visto al Yeti, una criatura que efectivamente parece sacada de muchos siglos atrás. O Nessie, lo que llamamos el Monstruo del Lago Ness, el supuesto habitante de uno de los lagos más profundos del mundo y que dicen de él que es uno de los grandes saurios del Pleistoceno. Hace justo un par de meses descubrieron que el Lago Ness tiene una profundad cavidad que los lugareños se han apresurado a identificar con la guarida de Nessie. Tienes que reconocer al menos que cobraría sentido. Y si se demuestra que el Monstruo del Lago Ness y el Yeti existen de verdad, debemos otorgar el beneficio de la duda a que Agartha exista. 


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No es cuestión de luchar por una causa que ya está perdida. Aquí no es mi intención convencer de nada a los escépticos, sino el dar a conocer una idea que lleva desde la Antigüedad revoloteando en las mentes de los hombres. Quizá Agartha no sea más que un mito o quizá algún día podamos ver su realidad con nuestros propios ojos. De todas maneras, es una idea interesante que quería compartir con vosotros, lectores. Pero, ¿se sabe qué pasó con esos nazis de la Antártida? ¿Si encontraron ese enorme agujero? Si quieres saberlo, tendrás que leer En Busca de la Eternidad. Dedico un capítulo entero del libro a la leyenda de Agartha, no voy a destripar aquí lo que cuento. Si estás interesado en saber cómo acabaron esos nazis en busca del reino subterráneo, te recomiendo que esperes un par de semanas más. En Busca de la Eternidad está casi terminado, y ahí se da respuesta a eso y más.

Nos despedimos aquí de nuestros lectores, pero con la promesa de que en el próximo encuentro os contaré algunas cosas de En Busca de la Eternidad, pero sin desvelar nada de importancia. ¡Nos vemos el domingo, queridos lectores!

miércoles, 24 de febrero de 2016

11. La esposa de Yahveh

He vuelto a llegar con un día de retraso, me disculpo. ¿Sabes ya la respuesta a mi pregunta de la entrada pasada? ¿Qué significa esto? Dijimos que era la Estrella de David, pero... ¿sabes qué hace un símbolo hebreo en una catedral cristiana? Actualmente es el emblema de Israel...



Bueno... la Wikipedia dice que los triángulos que lo forman, uno arriba y otro abajo, corresponden a la señal del Pacto entre Yahveh, que representaría el triángulo hacia arriba, y la Humanidad. También dice que es conocido como "el Sello de Salomón" aparentemente en referencia a un verso del Cantar de los Cantares, poema atribuido a ese rey, donde dice: "yo soy de mi amado y mi amado es mío." Algo tendrá que ver, ¿no? En efecto, todas esas explicaciones son válidas, porque todas ellas representan ese significado en el doble triángulo entrelazado. Pero todas esas interpretaciones se realizaron en el Medievo. Y las primeras apariciones del llamado "Sello de Salomón" o "Estrella de David" son muy anteriores. ¿Qué crees que significaban para los hebreos de los tiempos antiguos?

 

Si creías que todos sus significados estaban ya esclarecidos, déjame decirte algo: JAMÁS des un símbolo por conocido completamente. El símbolo se actualiza y evoluciona en el tiempo, porque es una creación del espíritu humano. Y la Humanidad está siempre en constante cambio. Fíjate bien: un triángulo hacia arriba y otro hacia abajo unidos en perfecta simetría. ¿No te recuerda a nada? Lo vimos en una entrada anterior... en la 6ª, para más información. ¿Te suena ya? ¿El culto a lo femenino y masculino, por ejemplo? Exacto. Pero no puede ser, los hebreos adoran a Yahveh, no a una divinidad femenina... ¿no? Ahí es donde nos equivocamos, amigo mío. El símbolo conocido como "Estrella de David" es muy anterior a los tiempos en los que supuestamente vivió el rey David. Y es que los primeros hebreos incluían en su culto la veneración a la dualidad cósmica, a los opuestos primordiales: el dios patriarcal era Yahveh, por supuesto. Pero la conocida divinidad hebrea tenía una consorte cósmica. Una divinidad femenina que le completaba. No, no te estoy tomando el pelo. Se llamaba Asherah, y era la esposa de Dios.


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La diosa Asherah en un relieve israelí del 1300 a.C.

¿Cómo es eso posible? Muy fácil. Antes del monoteísmo patriarcal instaurado por el judeocristianismo en Occidente que ha formateado nuestra conciencia hacia el enaltecimiento de los valores masculinos de conquista, expansión y explotación de la naturaleza, dejando de lado el sentir, las emociones y la intuición; existía una concepción de la divinidad como pareja: la Diosa Madre y el Dios Padre. Originalmente, las grandes religiones abrahámicas, que son hoy los tres grandes monoteísmos, adoraban también a la diosa Asherah, junto a Yahveh. La diosa Asherah era a veces llamada Astarot, y es la misma deidad adorada como Ishtar por los babilónicos y Astarté por los griegos; el arquetipo del Sagrado Femenino: la Luna, la Tierra y el planeta Venus. ¿Qué pruebas hay de que eso fuese realmente así? Resulta que se han encontrado antiguos textos, amuletos y figuras en la ciudad de Ugarit, hoy Siria, en los que se revela que Asherah era una poderosa diosa de la fertilidad que se adoraba junto a Yahveh o Jehovah. En una vasija del siglo XIII a.C. encontrada en el desierto del Sinaí, en Kuntillet Arjud, se pide bendición a la pareja divina. Y muchas inscripciones similares han sido halladas recientemente, lo que fortalece la tesis de que el Dios de la Biblia tuvo una esposa. ¿Saben esto los habitantes de Israel? Bueno, algunos eruditos son conscientes de que su símbolo nacional representa la unión de los opuestos masculino y femenino, que venera la dualidad cósmica. Pero supongo que la gran mayoría lo ignora, o prefiere ignorarlo. Porque es significativo también la admisión en la propia Biblia de que Asherah fue adorada en el Templo de Yahveh en Jerusalén y en el Libro de los Reyes se dice que una estatua de Asherah yacía en el templo y que personal femenino tejía vestimentas rituales para ella. ¿No te resulta familiar? ¿Los vestidos que se tejen para las tallas de la Virgen María en Semana Santa, por ejemplo?


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Los vestidos que se tejen para la Virgen María en Semana Santa
tienen su origen en el antiguo culto a Asherah, la esposa de Dios

Además, en el Libro de Jeremías existe una referencia a ella cuando se habla de "la Reina del Cielo", puesto que luego ocupará la Virgen María. A veces su nombre se traduce como la diosa del árbol de la vida, pero también está vinculada al mar en uno de sus nombres: Athirat, rbt' atrt ym, rabat' Atiram yammi, la "Señora del Mar" o "Aquella que camina sobra las aguas". Justo lo mismo que hacía Jesús. Qué curioso, ¿no? Pero además tiene otro epíteto en los lugares ugaríticos, de lenguaje semítico, que es Qaniyatu 'ilhm, es decir, la "Creadora de los Dioses", de los Elohim. Aunque Ashreah no fue editada del todo en la Biblia por los editores masculinos en la llamada Biblia Septuaginta o de los Setenta, trazos de ella permanecen en evidencias arqueológicas y fragmentos originales de textos de naciones en la frontera de Israel que permiten reconstruir su historia y su papel en las religiones del Levante. ¿Y no queda rastro de ella en la Biblia, aparte de los dos libros que hemos mencionado? Bueno, otra referencia a esta diosa en el Libro de los Libros se encuentra en el Deuteronomio, pero en un marco siempre hostil. El rey Manasseh o Manasés es juzgado como alguien que hizo el mal ante Dios cuando colocó el poste, símbolo del árbol de Asherah, quizá relacionado con el ash tree de los druidas galos, el axis mundi; en el Templo. El rey Hezekiah o Ezequías, que retiró el símbolo de Asherah del Templo y lugares sagrados fue alabado como el más justo de los reyes. Los profetas Isaías, Jeremías y Micah o Micaías también condenan la idolatría de Asherah, ya que según ellos su culto aleja de la adoración del único dios verdadero. Esto nos da una idea de cómo la Diosa, la Magna Mater, el Sagrado Femenino, la divinidad femenina del árbol, la tierra, el mar y reina del cielo fue equiparada con la falsa idolatría, con Baal, y se alejó el hombre de la adoración de la pareja divina y de la mujer; probablemente en ediciones subsecuentes de la Biblia, editada por hombres que quizás más que ser fieles a las Sagradas Escrituras y a los documentos históricos, llevaron a cabo una operación de inteligencia y una programación neurolingüística de la sociedad, destinada a mantener el poder de la casta sacerdotal masculina y reprimiendo el polo femenino de la divinidad. Así es como obtuvimos nuestro pensamiento judeocristiano occidental. 

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Manasés, el último rey de Judá que adoró tanto a Yahveh como a Asherah. 
Por ello, dice el Antiguo Testamento que Dios permitió que fuese llevado cautivo 
a Babilonia. Allí se arrepintió de la adoración de los "ídolos" y fue liberado

Fue horrible, desde luego. Pero por suerte el culto a la divinidad femenina estaba tan arraigado en los pueblos que no murió, sino que se transformó. Todavía quedan todas las Virgen María, las Santa Ana, las jóvenes mártires, todas las santas... mujeres divinizadas que, de manera encubierta, claman la recuperación del culto al Sagrado Femenino. Ahora tú lo sabes, A, y lo saben todos nuestros lectores. La veneración a la Magna Mater tiene su representación moderna en el feminismo. Pero no en el feminismo que nos venden, como que las mujeres deben acabar con los hombres, que se consideran seres superiores. No. El feminismo de verdad debe entenderse como la liberación de la mujer en una sociedad que les oprime por esa tradición patriarcal tan nefasta que es incapaz de reconocer la presencia de la Diosa en la mujer. Ni el hombre ni la mujer son superiores al otro, sino que son complementarios. Todos somos Adán y Eva, nacidos iguales. Todos somos la pareja divina, la dualidad cósmica. Y hasta que no entendamos eso, seguiremos dando palos de ciego con una ideología que roza más el fascismo y la humillación que la igualdad. Pero la igualdad no es el fin del camino, sino que es una condición sine qua non se puede alcanzar la justicia. Porque una cosa es que consideremos al hombre y a la mujer iguales, lo cual es insultantemente lógico, y otra es que los tratemos con justicia. Pero no por ser hombres o mujeres, eso es lo de menos. Es porque habrá hombres que valgan más que 10 mujeres y mujeres que valdrán más que 10 hombres. Como personas, no como sexos. Así que, con esto ya termino, hay que conseguir la igualdad, la recuperación de la mujer como la diosa, para poder alcanzar la justicia. Eso es todo. Nos vemos, querido lector, dentro de dos días. ¡Hasta entonces!

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domingo, 21 de febrero de 2016

10. Los Secretos de las Catedrales

Al final sí he venido el domingo, Día del Señor. Tenía trabajo, pero ayer me llamaron y me dijeron que a uno de ellos le había surgido un asunto y que iban a retrasar el viaje a Madrid para poder hacerlo todos juntos. Me llamarán, lo que no sé es cuándo. Así que, aunque la tarde la tengo ocupada, puedo dedicar la mañana a nuestros queridos lectores. ¿Tenéis curiosidad por conocer los mensajes ocultos de las catedrales europeas? Bien, lo primero que hay que entender es en qué consiste realmente una catedral. Recapitulemos un poco: estamos hablando del siglo XIII, que es cuando se empieza a desarrollar el ars sacra de los grandes templos. La espiritualidad de la época cambia radicalmente, en parte porque los grandes núcleos urbanos comienzan a desarrollarse y las nuevas clases sociales hacen su aparición. El arte románico dará paso de esta manera al arte gótico. Y cuidado, porque en el siglo XIII tiene lugar un acontecimiento que cambiará el curso del mundo: aparecen las primeras logias de la masonería. Sí, los masones, pero no los de ahora, los de entonces. Los de ahora son, o pretenden ser, sus sucesores. Los masones de la actualidad practican la llamada masonería especulativa, que nació en el siglo XVII. Sin embargo, los masones del siglo XIII realizaban la masonería operativa. El nombre de "masones" viene del término francés maçons, que significa "albañil". Los masones del siglo XIII eran los maestros constructores de las grandes catedrales. Porque una catedral, y esto es muy importante, es una representación del universo. A escala humana, por cierto, pero para realizar correctamente una construcción sagrada había que ser prácticamente un sacerdote. Y ellos lo eran, a su manera. Eran canteros, albañiles, constructores o arquitectos que conocían las leyes del universo y las aplicaban. Por ejemplo, la Sección Áurea o el Número de Oro es una de esas leyes que se repiten en todas las catedrales, sin excepción. 


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Ilustración medieval de la construcción de una catedral,
con la correspondiente logia masónica al lado

Ahora bien, ¿quién organizaba la construcción de una catedral? La gente de dinero, claro. Eran ellos los que se decidían a construir un templo y a financiarlo. Pero a partir de esa decisión, todo quedaba en manos de otras personas. Lo primero que había que hacer era encontrar el lugar adecuado. Ahora el lugar donde se decide levantar una catedral tiene un motivo distinto al de antaño: la cantidad de población, la cercanía con una estación de tren o metro... son motivos más prosaicos. En cambio, en el siglo XIII, y durante toda la Antigüedad, los lugares donde se levantaban los templos eran sitios sagrados. Todos ellos. Los dólmenes, los templos paganos, las mezquitas, las sinagogas, las iglesias... todos los lugares donde hoy se levanta un templo de cierta antigüedad tuvieron desde que el hombre es hombre un lugar donde celebrar el culto. Debajo de todas las catedrales hay restos de varios templos anteriores. Porque no importa el templo, importa el lugar. Algo debe tener un sitio para levantar un templo: corrientes telúricas subterráneas, contacto de un iniciado con la divinidad... algo. La elección del lugar solía correr a cargo de un grupo de expertos en filosofía oculta, como los zahoríes, capaces de detectar ese aspecto trascendente en el terreno. Si pides un ejemplo de esto, todos los templos son ejemplos de lo que digo. Pero si quieres uno concreto, te lo daré: el Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial. Claro, dirás que El Escorial no es una catedral. Y no te falta razón. El Escorial no es una catedral porque lo es todo. Las catedrales son del siglo XIII, y pretenden ser una representación del universo donde se plasman los secretos del dominio de la materia o la sabiduría perenne. El Real Sitio de El Escorial cumple la misma función que esas catedrales, pero en el siglo XVI. El Escorial es un templo dedicado al Conocimiento, con mayúscula. Dedicaremos una entrada a explicar El Escorial...


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Bueno, pasemos a contar alguno de esos secretos que se esconden en las catedrales góticas. Imagina, una vez detectado el lugar sagrado, se llamaba a los gremios de masones al lugar. Y lo primero que construían nada más llegar era su logia. El lugar donde iban a residir el tiempo que durase la construcción de la catedral, donde iban a guardar sus herramientas y donde iban a formar a los nuevos alumnos. De aquí vinieron los tres grados fundamentales de la masonería: Aprendiz, Compañero y Maestro. Eran grupos cerrados, las puertas de las logias sólo eran franqueables por aquellos que eran masones o pretendían serlo. Fue una sociedad secreta en el sentido de que iniciaba a sus alumnos en los misterios y saberes de la construcción del ars sacra. ¿Quieres ver algún ejemplo de la sabiduría hermética que transmitían a los iniciados? Mira esto.


  

Es un ejemplo de lo que se conoce como "hombres verdes". Se ignora cuál era el nombre que les daban los Maestros masones en la época en la que fueron esculpidos. No hay dos iguales, y se encuentran escondidos en el interior de los templos. ¿Podrían ser algo así como gárgolas de interior? No, en absoluto. La gárgola es el guardían del espacio sagrado, quien impide la entrada a los indignos. La gárgola es el custodio. Por su parte, los "hombres verdes" están dentro del espacio sagrado. Sólo los pueden contemplar aquellos que han flanqueado sus muros. Serían los genius loci, los genios del lugar, los espíritus protectores del templo. Estos "hombres verdes" brotan de los capiteles, de los colofones o incluso de la vidrieras. Representan el espíritu que habita en ellos: la Madre Tierra. Son criaturas del mundo natural, de la vegetación, por lo que simbolizan la fertilidad y la abundancia. Y es que aquellos templos estaban dedicados a la Magna Mater. Después de todo la catedral, como cualquier iglesia, representa la cueva primigenia, el útero materno de la Diosa.

¿Te cuesta creer que las catedrales europeas estén dedicadas a la diosa primigenia de la Tierra? Pues sí, están dedicadas a la Magna Mater, a la Gran Diosa, a la Madre Tierra. ¿O qué te crees que es la Virgen María? La inmensa mayoría de las catedrales están dedicadas a Nuestra Señora. Y si alguna no lo está, es que no fue construida por auténticos iniciados en el ars sacra. ¿Conoces alguna catedral que no esté dedicada a Nuestra Señora, a la Virgen? Curioso, ¿verdad? Colocaban estas figuras dentro de la catedral para mostrar cuál era el verdadero culto que se celebraba allí dentro. Un profano que entrase en la catedral pensaría que es un templo que canta alabanzas al dios... pero un iniciado en los Misterios de las Catedrales rápidamente se daría cuenta de que a quien se está venerando es a ambos: al dios en cuanto que la catedral asciende con sus pináculos al cielo... pero que está asentada en un lugar sagrado, impregnado de la presencia de la diosa. Y los "hombres verdes" están ahí de testigos, con una mueca burlona en sus rostros dirigida a los grandes prelados del patriarcado. Los constructores burlándose de los que ponían el dinero. ¿Qué más símbolos hay escondidos por ahí?¡Muchísimos! Te invito a que la próxima vez que entres en una catedral te fijes en esos detalles. Ahora sabes cuál es el significado de las gárgolas, busca a ver si hay algún "hombre verde" por ahí... pero sobre todo fíjate en la parte más famosa de todas las catedrales. Porque no tiene desperdicio.


El rosetón. Es un mandala occidental. Una composición geométrica que bebe de la armonía del ars sacra de la geometría, el color y la luz. Y tiene una gran relación con el laberinto que se encuentra a veces en la nave central de las primeras grandes catedrales. Fíjate en los laberintos de las catedrales de Chartres y Reims, por ejemplo.




Laberintos y rosetones tienen relación, pero este es un tema tan amplio que ha dado para escribir varios libros. Entre ellos precisamente El Misterio de las Catedrales de Fulcanelli. Vamos a dejarlo aquí porque no quiero hartarte. Tú piensa, para la próxima vez, qué pueden significar los laberintos. Y para el próximo encuentro te voy a hacer una pregunta que espero puedas contestar: ¿qué simboliza la figura geométrica que aparece en la foto del rosetón que he puesto más arriba?

Seguro que te has dado cuenta de que es la Estrella de David. Peor si aún no has caído en qué pasa con eso, piénsalo. Y en la próxima entrada tal vez sepas por ti mismo lo que pasa con eso. ¡Hasta la próxima, querido y paciente lector!

viernes, 19 de febrero de 2016

9. Fulcanelli & la Alquimia

Me alegro de haber acudido puntual a nuestra cita de hoy. Tenía una petición sobre esta entrada, quería dedicárselo a alguien. Quiero dedicárselo a Fulcanelli, al que mencioné brevemente en la entrada anterior. Queridos lectores, todos estaremos de acuerdo en que un misterio en toda regla es que un libro lleve publicándose en España de manera ininterrumpida desde hace medio siglo. Pero si, además, la obra es un oscuro tratado de alquimia, el enigma se hace ya insondable. Me refiero a El Misterio de las Catedrales, una obra traducida al español en 1967 que funciona como una matriuska rusa. Una de esas muñecas que cada vez que la abres encuentras una nueva. En este caso, un arcano dentro de otro. El Misterio de las Catedrales se publicó originalmente en Francia en 1926, en una edición limitada de 300 copias que se vendieron al astronómico precio de cien francos el ejemplar. Por alguna oscura razón, su autor decidió esconderse tras un seudónimo, Fulcanelli, y dedicar la obra a un colectivo no menos anónimo al que llamó los "Hermanos de Heliópolis". Tal vez su prudencia tenía que ver con lo que había descubierto en la fachada de Notre Dame de París: todas sus imágenes de piedra debían entenderse como una guía para conseguir la Gran Obra alquímica: la Piedra Filosofal.


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Pero, ¿no dije en la entrada anterior que no teníamos que entender a los alquimistas como unos locos buscando la Piedra Filosofal? Bueno, dije que no había que entenderles como locos, ni mucho menos. Y tampoco que pensemos que la Piedra Filosofal es realmente una piedra de color rojizo. Nadie que no sea alquimista, y probablemente un alquimista tampoco, podrá darte una definición correcta de lo que es la Piedra Filosofal. En los escritos alquímicos se la conoce como "Gran Obra", y es algo (un objeto, una idea, un estado de conciencia) que permite transmutaciones. La tradición afirma que la Piedra Filosofal podía convertir el plomo en oro, por lo que muchos grandes señores, víctimas de la codicia, financiaban las investigaciones de ciertos alquimistas. El propio Felipe II reunió un gran número de esos alquimistas en el Real Sitio de El Escorial, deseoso de encontrar la manera que pusiese fin a las terribles crisis económicas que asolaban sus reinos. Pero no quiero extenderme sobre qué es la Piedra Filosofal, en gran parte porque yo tampoco lo sé. Lo que sí sé es que Fulcanelli siempre se presentó como un amante de los juegos de palabras, lo que él llamó "cábala fonética", y aseguraba que el arte gótico (art goth, en francés) era precisamente eso: un argot, una lengua para iniciados, que escondía el tremendo secreto del dominio de la materia. Sí, un individuo del siglo XX diciendo que el arte gótico europeo es en realidad una ciencia oculta, para iniciados. Fulcanelli estaba convencido de que el arte gótico, empleado en la construcción de templos siguiendo las pautas del ars sacra o arte sagrado, sólo podía ser plenamente comprendido por los iniciados. Por aquellos "Hermanos de Heliópolis". Es extraño que no se sepa prácticamente nada sobre la génesis de El Misterio de las Catedrales. Tan sólo que se incubó en los bulevares del París de los años veinte, alrededor de un grupo de pintores bohemios, esoteristas de gran cultura y libreros. Algunos, como el filósofo alsaciano René Schwaller de Lubicz, gran conocedor de Egipto, estaba profundamente interesado por la naciente física de los átomos. Otros, como el pintor Julien Champagne, por la obtención del oro alquímico. ¿Oro alquímico? ¿Existe alguna diferencia con respecto al oro normal? Pues existen TODAS las diferencias. El oro alquímico no es oro. No es un metal. Ni siquiera es un objeto o elemento material. No, el oro alquímico, el fruto de la Piedra Filosofal, es en mi opinión la transmutación de la materia hasta su estado más puro. Para poner a los lectores un ejemplo: el pasaje de la Transfiguración de Jesús en el Nuevo Testamento de la Biblia. Jesús sube a lo alto de un monte y allí se transfigura: abandona su naturaleza corpórea, material, y se transforma en espíritu puro, se hace uno con Dios. Esa transfiguración, esa purificación de la materia, sería el oro alquímico.


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La Transfiguración de Jesús esconde un simbolismo 
sobre la obtención del oro alquímico

No estoy diciendo que Jesús fuese alquimista.... aunque pudo haberlo sido. Él se formó en las Escuelas de Misterios de Egipto, y en la tierra del Nilo se encontraban los mejores alquimistas de la Antigüedad. ¿Por qué negar que Jesús llegó a ser el maestro que fue gracias a los Misterios que aprendió en Egipto? Pero de nuevo, nos estamos desviando del tema. Hablábamos de Champagne y de su obsesión con el oro alquímico. Fue precisamente Champagne quien pintó las 36 láminas originales de El Misterio de las Catedrales de Fulcanelli. Murió en 1932 sin haber conseguido sus sueños, pero no son pocos los que creen que él fue el redactor de ese libro y de su secuela, Las Moradas Filosofales. Y también que se disfrazó tras un seudónimo para que la atención del lector se centrara sobre la obra y no sobre el autor. Quién sabe... A lo mejor Champagne simplemente era un amigo de Fulcanelli, quien le pidió que ilustrase su obra. Tal vez. Puede que nunca lo sepamos. Si por algo se caracterizan los libros de Fulcanelli es por su oscurantismo. ¿Recuerdas lo que comentábamos en la entrada anterior, de escribir obras de esoterismo o sobre esoterismo? ¿Para todo el mundo o solo para aquellos que lo entendiesen? Fulcanelli es de los segundos. Escribe obras de esoterismo, oscuras, sólo para unos pocos iniciados. Probablemente El Misterio de las Catedrales sea uno de los libros más citados por los amantes del esoterismo. Pero, como decía Albert Camus, eso se debe a que los libros escritos con claridad tienen lectores, pero los escritos de forma oscura, sólo comentaristas. El gran Camus tenía razón.


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Julien Champagne, pintor parisino del siglo XX, quizá 
quien se escondía tras el seudónimo de 'Fulcanelli'

En definitiva, El Misterio de las Catedrales es una obra que recomiendo a nuestros lectores. Pero aviso: hay que ser un iniciado para entender el significado completo de los que dice Fulcanelli. A mí, sin ir más lejos, hay muchas cosas que se me escapan. Pero no por ello debemos dejarlo de lado, porque es uno de los mejores libros sobre alquimia que existen.¿"Sobre" alquimia? Si Fulcanelli era alquimista, ¿no debería ser un libro "de" alquimia? Pues no. Y te voy a decir por qué: los libros de alquimia no contienen una sola palabra escrita. No es precisamente el caso de Fulcanelli. Y no, no son libros en blanco. Son libros repletos de imágenes. E imágenes extrañas, por cierto. Pero solamente para los no iniciados en el arte de la alquimia. Transmutar los metales era una actividad que despertaba la codicia de los hombres, por lo que los alquimistas decidieron disfrazar sus conocimientos en una serie de imágenes, que son las que aparecen en los tratados de alquimia y que resultan absurdas a los ojos de los profanos: un león devorando el sol, un hermafrodita sentado sobre una hoguera o una serpiente uroboros coronando un globo terráqueo. En realidad, todas esas imágenes son símbolos que representan elementos, cantidades e instrucciones a los alquimistas que servían para elaborar sus compuestos. Los alquimistas se iniciaban en la lectura de estas imágenes, de manera que cuando estaban en su taller con esos tratados, simplemente tenían que asociar cada imagen con el conocimiento correcto. Es lo que se llamó Arte de la Memoria. En mi libro El Arcanon dedico bastante tiempo a explicar todo esto.

Ante la pregunta de si se conserva alguno de esos libros de alquimia llenos de imágenes, para los lectores que estén interesados, pueden buscar en Google el llamado Mutus Liber o Libro Mudo. Es un tratado de alquimia que, como he dicho, no contiene una sola palabra. Son solo imágenes. Fulcanelli, por el contrario, sí que escribe. Pero lo hace para los mismos iniciados en la alquimia. Con todo, son muchas las cosas que uno aprende leyendo El Misterio de las Catedrales. En la próxima entrada me atreveré a comentar, brevemente, algún ejemplo de lo que esconde el arte gótico de las catedrales europeas. Nos vemos el lunes, queridos lectores, para desentrañar los misterios de las catedrales. Sé que tendría que estar aquí el domingo, pero me va a ser imposible. Trabajo por la mañana, y por la tarde me voy a ver un par de exposiciones por Madrid con una amiga. Pero el lunes sin falta estaré aquí. ¡Prometido!  


   

miércoles, 17 de febrero de 2016

8. ¿Qué es el esoterismo?

Quiero explicar una cosa: el esoterismo. Hay gente que considera que los que nos dedicamos a estudiar las Ciencias Ocultas somos tipos raros, como la lacra de la sociedad, como aquellos que creían en las supercherías y cuentos de brujas y hadas. Y no es así. Reconozco que actualmente hay tantísima gente que se ha dado al mundo de los misterios en lo que se conoce como new age que resulta confuso. Ahora hay nuevos "alquimistas", nuevos expertos de la "cábala", nuevos "contactados" por los OVNIs... De una vez, que quede claro: esa gente NO es esotérica. Y manchan el buen nombre de aquellos que trabajan en serio en esta disciplina.


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Hay como dos corrientes, y el lector pensará que critico a los de new age porque yo me sitúo en el otro grupo, ¿verdad? Dime una cosa. ¿Has visto alguna vez un puestecillo de libros de estos que suele haber en las estaciones de tren? Esos que tienen libros a 3, 5 o 7 euros. Seguro que los has visto. Bien, pues los que escriben los libros sobre ramas del esoterismo son los que pertenecen a la new age. ¿Un libro sobre Cábala de 3 euros? ¡Mal! ¡Es vergonzoso! Luego lo coges para ojearlo y te juro que, si yo fuera judío, demandaría al autor. No puede hablar de la Cábala. Un buen cabalista jamás escribiría un libro sobre Cábala. Podría explicar lo que es, lo que implica, su práctica... pero desde luego no desentrañar los misterios de la interpretación. Ese tipo de libros son, simple y llanamente, una falta de respeto. No solo a la Ciencia en cuestión, sino a todos aquellos que llevan siglos practicándola. Claro, se podría decir lo mismo de mí, pues yo también escribo libros... pero hay una diferencia sustancial: yo nunca escribiré un libro de ciencias ocultas. Quizá alguna vez escriba algo SOBRE ellas. Porque no es lo mismo. Un libro de ciencias ocultas implica que es un trabajo que sólo puede estar al alcance de los iniciados en la misma. Yo no escribo libros de ciencias ocultas. Lo que yo hago es escribir sobre esoterismo. Término que, por cierto, se afronta no sin cierto recelo. "Esotérico" significa "oculto", se trata de un conocimiento que necesita de un grado de iniciación previo para acceder a él. Lo que yo hago en mis libros, y ahora aquí, es intentar que mis lectores alcancen ese grado de iniciación. Lo que yo escribo son cosas que están al alcance de todo el mundo, sabiendo dónde buscar, pero no son para todo el mundo. Esos libros que se venden a 3 euros sí que están pensados para todo el mundo. Y no todos deberíamos tener acceso a todo el conocimiento. Esa idea de la democratización del conocimiento es nefasta. La idea de la igualdad. Internet, en ese sentido, es un peligro. Y si nuestros lectores creen que exagero, ahí va una pregunta: ¿ustedes dejarían que un niño tuviese acceso y supiese manejar una caja de cerillas? Espero que no, por su seguridad y la de los que le rodean. Ahora veamos un ejemplo con un adulto. ¿Dejarían que todo el mundo supiese cómo fabricar una bomba atómica? Me parece que está claro: no todo el mundo tiene que tener acceso a todo el conocimiento. Por eso, los maestros de los Misterios dedican años y años a iniciar a sus pupilos para que quizás, al final, le sean revelados los grandes conocimientos. Eso es lo que se hacía en las Escuelas de Misterios.


La Mano de los Misterios, perteneciente a una 
logia masónica de Winsconsin

Algunos lectores pensarán que no se puede comparar una bomba atómica con, por ejemplo, la alquimia, y creerán que estoy exagerando. ¿Que no se puede comparar? Querido amigo, la alquimia ES química. Una forma temprana de química, alejada del racionalismo enfermizo que nos trajo el siglo XVIII y con el que aún hoy cargamos. Los alquimistas eran gente de ciencia y de fe. Comprendían las fuerzas que regían el universo y las aplicaban en sus talleres. No era una panda de locos en busca de una piedrecita de color rojo llamada Piedra Filosofal que confería la inmortalidad, como nos los presentan tan a menudo. Si quieres saber en qué consiste realmente ser un alquimista, te sugiero que leas alguno de los libros de Fulcanelli. Él fue, probablemente, el último verdadero alquimista de la historia, en el siglo XX. Me gustaría que en la próxima entrada hablásemos un poco de Fulcanelli. Ahora bien, daremos algunos nombres de los que, a mi entender, trabajan el esoterismo como hay que hacerlo. El primero, Jaime Buhigas. Es mi maestro, el que me inició a mí en este maravilloso universo. Es un gran entendido de lo que se llama "ciencias ocultas" o, mejor dicho, "sabiduría perenne". Es arquitecto de profesión, especializado en Geometría Sagrada y sobre todo en la Sección Áurea. Es experto en la simbología del Camino de Santiago, Simbología en el Arte, Filosofía y Mística del Número, Teoría y práctica de la Creatividad, Mitología Comparada... Jaime Buhigas es uno de mis modelos a seguir. 


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Pero si quieres más nombres, tienes por ejemplo a Álvaro Bermejo. Licenciado en Historia y Antropología, es escritor y periodista. Ha escrito un libro que recomiendo fervientemente: El Laberinto de la Atlántida. Otro maestro en este mundo es Carlos Blanco. Es el egiptólogo más joven del mundo, filósofo, orientalista y, por supuesto, escritor. Es una persona que, nada más escucharle hablar, se sabe que será en el futuro una de las grandes mentes de España. Y por último, que no es mi intención abrumar a los lectores, Claudio Naranjo y Javier Esteban. Dos grandes maestros de la unión de la psicología occidental con las escuelas espirituales orientales. Todos ellos, y muchos más, son la gente que merece de verdad la pena leer y escuchar. Atended a sus palabras y alejaos de los falsos iluminados.

No, yo no me considero un iluminado. Rotundamente no. Lo lamento si he dado la impresión de que me considero un iluminado, pero en absoluto. Yo intento acercarme y aprender de los iluminados, que a su vez dirán que ellos tampoco son iluminados. Ahí también hay una diferencia: desconfía de aquellos que pregonan ser iluminados o bendecidos por los dioses, antiguos o nuevos. El verdadero maestro no tiene necesidad de demostrar nada a nadie, porque Todo es Uno y Uno es Todo. Yo no soy un iluminado. Sí es verdad que estoy en un grado de iniciación superior a ciertas personas, pero eso es todo. El iluminado es el maestro, yo apenas soy aprendiz. Y por muchos años. Cualquiera puede llegar a ser como yo. Basta con interesarse, con saber dónde buscar y con formar el espíritu crítico en un mundo donde importa más la cantidad y velocidad de la información que la calidad de la información. Un iniciado sabe distinguir, entre el torrente de información sobre un tema, la que merece la pena y la que no tiene sentido. Esta new age es el grito desesperado de la Humanidad por librarse de un tiempo en el que impera el racionalismo más extremo de la Historia, donde intentamos dar respuestas racionales a todos los misterios del cosmos. Pero esas personas extremadamente empíricas, esos científicos de batas blancas, a veces olvidan lo fundamental: que el ser humano también es alma. Espíritu. El ser humano está conformado por elementos que escapan del mundo de la materia, e incluso del propio entendimiento. Anhelamos conocer todo, desentrañar todos los misterios. Pero cada vez que aparece una respuesta, surgen nuevas preguntas. Ésa es la magia del misterio, que nunca acaba. Pues el día que no haya misterios, todos nosotros desapareceremos. Yo no soy un iluminado. Sólo quiero que, como yo, sean muchos los que vean el mundo con nuevos ojos, los ojos de alguien que ha practicado su mirada iniciática y puede ver cosas que a los profanos se les escapa. Eso es lo único de lo que puedo hacer gala. Y nos despedimos aquí. Confío que a nuestros lectores les haya gustado y servido esta intervención. ¿Cuándo nos vemos la próxima vez? El viernes. 19 de febrero, qué coincidencia. Ese día, en 1473, nacía en Polonia un hombre que pondría el mundo patas arriba: Nicolás Copérnico.

Le felicitaremos. ¡Hasta pronto, queridos lectores!

 

lunes, 15 de febrero de 2016

7. El Código Da Vinci

Un día de retraso, lo sé, pero tengo una excusa muy buena. Habría hecho esta entrada ayer, pero estaba bastante ocupado preparando una charla sobre los Illuminati. Resulta que una amiga de mi madre y su marido son muy fans de todos los temas que yo trato, de manera que una vez al mes voy a su casa a dar una charla sobre uno de esos temas, y ellos me invitan a cenar y al terminar me pagan. En enero presenté la charla titulada María Magdalena & el Santo Grial. Ayer hicimos El Arte de los Illuminati, que está en muy estrecha relación con mi último libro; y el 5 de marzo tenemos la siguiente: La Sabiduría Oculta en la pintura de El Bosco. Suena interesante, lo es. Además de este matrimonio, también vienen algunos amigos suyos a los que les gustan estos temas, de manera que somos como una pequeña escuela de misterios. Tanto es así que nos hemos bautizado como la Hermandad del Torreón, porque los encuentros los celebramos cerca de lo que fue el centro comercial El Torreón de Pozuelo. Es por esta razón que no pude venir ayer.


Emblema de la Hermandad del Torreón

Bien, en la entrada anterior dejamos un cabo suelto, cuál era mi opinión sobre El Código Da Vinci. Dije que me parecía una obra que había sido muy mal interpretada. Es un libro que ha causado muchísimo alboroto porque supuestamente ataca a los orígenes y fundamentos de la Iglesia, la integridad del Opus Dei y mil cosas más. Se ha acusado a este libro y al autor de tantas cosas que ya no recuerdo. Y quiero dejar claras dos cosas. Lo único que hace Dan Brown es coger una idea que lleva mucho tiempo dando vueltas por Europa, el matrimonio de Jesús con María Magdalena, y convertirlo en una novela. Dan Brown no inventa nada, simplemente recopila el trabajo de muchos estudiosos de la historia y las Escrituras y con ella crea una historia de ficción. Como digo él no se inventa nada, por lo tanto esas críticas sobran. Sin embargo, lo más importante es que no se ha entendido el mensaje de la obra. ¿Recuerdas la entrada anterior, cuando hablábamos del Santo Grial? Decíamos que no era una copa, sino el símbolo de la Diosa Madre. Pues Dan Brown también lo sabe. Es un maestro de la simbología, por amor de Dios. Le encanta jugar con estas cosas, lo hace en todos sus libros. Y en este caso, juega con la tesis de que el Santo Grial son los restos mortales de María Magdalena, la descendencia de Cristo y los documentos que lo demuestran... al mismo tiempo que da a entender que el verdadero Santo Grial no es algo físico. Que es el objeto de tributo a la Diosa. Lo dice en el segundo capítulo, cuando descubren el cadáver de Jacques Saunière con el símbolo del Sagrado Femenino dibujado con sangre sobre su cuerpo. María Magdalena es otra de las diosas. Y la respuesta final del libro es que no importa si el Grial existe o no, si es algo físico o sólo un símbolo, porque lo que importa es la fe de la gente. Aquello que les lleva a vivir sus vidas y a perseguir sus sueños. Por lo tanto la auténtica naturaleza del Grial pasa a ser irrelevante. No parece que sean muchos los que han interpretado así El Código Da Vinci...


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El propio Dan Brown, en los agradecimientos del final de la obra, menciona a su editor y le da las gracias por ser el primero en entender el verdadero sentido de la obra. Dan Brown está hablando de la necesidad de regresar a la Gran Madre, tal y como dejé claro en la anterior entrada. Pero claro, es mucho más atractiva la polémica fácil... Ni siquiera Javier Sierra, que es uno de mis autores de referencia, parece que fue capaz de entender el sentido de este libro. De manera que espero que haya quedado claro. Y quiero terminar aquí, que hoy estoy cansado. Usaré esta entrada como complemento de la anterior. Ya lo sabéis, lectores: El Código Da Vinci habla en realidad de volver a ser uno con la Madre Tierra. Un comentario más antes de cerrar y despedirnos: si el lector siente curiosidad por todo este culto a la Diosa del que vengo hablando hace unas cuantas entradas, que se esté atento a los próximos meses. Porque cuando termine de escribir En Busca de la Eternidad, el libro sobre el esoterismo nazi, voy a empezar otro que habla precisamente de la figura de la Magna Mater. Ya tengo hecho un breve borrador. Se llamará Símbolos del perdido Sagrado Femenino. Pero para leerlo tendréis que esperar unos meses más. Gracias por , estar ahí y... sé que tendría que pasarme por aquí el martes, pero no va a poder ser. Tendrá que ser el miércoles. El martes empiezo a las 9:00 las clases del segundo trimestre en la UNED, me voy a trabajar al Museo y a las 19:00 tengo el curso sobre la Biblia en el Arte y llego a casa a las 10:30. Dudo mucho que tenga fuerzas para escribir.

¡Pero el miércoles sin falta! Prometido.