miércoles, 20 de febrero de 2019

160. No es tan difícil entenderles

"Quiero para mis hijos un mundo que apueste por la convivencia, la diversidad, la pluralidad
 y el diálogo, sin que nadie tenga que dar explicaciones por sus apellidos o creencias."

La semana pasada encontré en la biblioteca de mi barrio un libro titulado Mírame a los ojos. No es tan difícil entendernos, escrito por Míriam Hatibi, una chica de 25 años nacida en Barcelona que actualmente es consultora de comunicación en Sibilare, portavoz de la Fundación Ibn Battuta y activista en la defensa de la diversidad y la convivencia. Míriam practica la religión musulmana, sus padres son de origen marroquí y ella tiene gran parte de su vida en Marruecos. Es un libro escrito por una chica como tú y como yo, preocupada por la creciente intolerancia y manipulación de los medios hacia la comunidad musulmana en general y la española en particular. No es un best-seller pero sí es muy recomendable (yo me lo leí en una tarde) porque relata una realidad que viven miles de personas, cargando con los prejuicios que los demás les echamos a las espaldas. Por eso hoy he querido hablarte de esta chica, de su libro, y transcribir parte de uno de sus capítulos. Confío en que nos sirva, a ti y a mí y a todos los que lean el libro, de algo.

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La primera vez que fui a un programa de televisión estaba muy nerviosa. Fue en TV3, después de los atentados en París. Nunca había salido en televisión y nunca pensé que lo haría, pero el programa contactó con la Fundación Ibn Battuta para que alguien fuera a comentar lo sucedido desde la perspectiva de una persona musulmana. Fui yo porque el presidente no podía asistir y sabía que no podía dejar un espacio vacío. Cuando no hablas, hablan por ti y, visto lo visto, no quería llegar a esa situación.

Hay muchísimo que explicar y que normalizar. Por desgracia, también hay muchos seudoexpertos que un día comentan la boda de un exconcursante de Gran Hermano y al día siguiente hablan de algo tan serio como un atentado terrorista y analizan políticas migratorias. No son expertos en el tema, probablemente, nunca antes se lo habían planteado, pero están ahí y su trabajo es la "todología", por lo que se ven obligados a comentar lo que ha pasado desde la más absoluta ignorancia. Finaliza su jornada, recogen sus bolsos, se desmaquillan y siguen con su vida sin ser conscientes de que muchas veces los comentarios que han hecho dividen a la sociedad en la que viven, alimentan el racismo y la sospecha entre unos y otros, y sobre todo frenan cualquier posibilidad de diálogo o entendimiento.

A veces, los análisis los hacen expertos en el "mundo árabe", en "terrorismo" o simplemente periodistas que suelen cubrir ese tipo de informaciones. FAIR (Fairness & Accuracy in Reporting), es una organización estadounidense que trabaja contra el sesgo que se puede dar en el periodismo. En 2008 publicaron un informe sobre el smearcasting, término con el que nos referimos a la emisión de calumnias. Es decir, ir a la televisión o a otros medios simplemente para calumniar. En el informe se recogen los nombres de algunos periodistas y otras figuras públicas que se dedicaron a escribir libros o dar informaciones falsas y exageradas con el único objetivo de crear una mala imagen de los musulmanes y generar paranoia social.  

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Estas son las razones por las que es importante que haya espacio para los musulmanes cuando ocurren hechos tan graves que conmocionan a toda la sociedad, porque antes incluso de disponer de información oficial, se apuntará a la religión y se hablará del islam, Europa y la inmigración. Y es que muchas personas en su casa estarán preguntándose dónde están los musulmanes buenos.

Intervenir en estos momentos es extremadamente difícil por varias razones. La primera es la propia reflexión interna que haces: no quieres que se relacionen los atentados con la religión porque sabes que no debe ser así, pero piensas que esa relación está hecha antes de que tú aparezcas. Aun así, tu imagen en pantalla hará que mucha gente asocie el momento en el que hubo un atentado con el momento en el que vio a más musulmanes en televisión. Y escribiendo estas líneas me cuestiono muchas de las cosas que he hecho o las entrevistas que he aceptado. Probablemente volvería a hacerlo porque, hagamos lo que hagamos, se hablará del islam después de un atentado.

El 1 de octubre de 2017 tuvo lugar un atentado en un concierto de Las Vegas. Fue el más mortífero de la historia reciente de Estados Unidos, y dejó 59 víctimas y 527 heridas.
El terrorista, Stephen Paddock, era un estadounidense de piel blanca de sesenta y cuatro años. Se intentó relacionarlo con el Estado Islámico - tanto por parte de esa organización, que afirmó que Paddock se habría convertido al islam recientemente, como por parte de los medios de comunicación occidentales -, pero se acabó determinando que había cometido el atentado en solitario.  Esa terrible masacre tuvo una amplia cobertura informativa, como es lógico, pero no dio pie a tantos debates en televisión como si lo hubiesen cometido personas morenas con barba.

El mismo mes hubo otro atentado en Somalia en el que perdieron la vida trescientas personas. Quizá de este ni te llegaste a enterar, no es el tipo de atentados de los que se habla en televisión. Las víctimas - las trescientas familias - eran musulmanes negros.

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El 1 de julio (2018) Fatima Aatar, antropóloga y activista, publicaba una lista en Twitter y Facebook que nos dejaba con la sangre helada. En ella aparecían las fechas y las agresiones. La lista, ampliada, es la siguiente:

El 1 de julio de 2009, Marwa El-Sherbini es asesinada en Dresden, Alemania. Alex Wiens la asesinó a la salida de un juicio delante de su marido y de su hijo de tres años, que también resultaron heridos. Un año antes, Wiens había agredido verbalmente a Marwa xon gritos de "terrorista" y "puta" en un paarque, por lo que ella le había denunciado. En el juicio, Wiens afirmó que "las personas como ella no son realmente humanas", y se preguntaba "qué hacía en Alemania".

El 10 de febrero de 2015, Deah, Yusur y Razan son asesinados con disparos en Carolina del Norte. Un hombre de cuarenta y seis años asesinó a los jóvenes de veintitrés, veintiún y diecinueve años, respectivamente. Deah y Yusur llevaban un año casados y Razan, hermana de Yusur, había ido a visitarles el fin de semana. Cuando miras sus cuentas de Instagram ves los perfiles de tres jóvenes como cualquier otro joven americano. Compartían fotos de su graduación, su familia, con su equipo de deporte. También viñetas condenando el terrorismo.

El 29 de agosto de 2016, una mujer embarazada es agredida junto a su marido en Barcelona. La mujer llevaba niqab, un velo que cubre la cara y deja los ojos a la vista. Los agresores ya tenían antecedentes por pertenecer a grupos radicales de extrema derecha.

El 18 de junio de 2017, Nabra Hassanen, de diecisiete años, es asesinada en Virginia una de las noches de Ramadán a la salida de la mezquita. El asesino la golpeó con un bate de béisbol y se la llevó. Volvió a agredirla y después abandonó su cuerpo. Días después intentaron quemar el monumento que habían hecho en su honor.

19 de junio de 2017. Un hombre es asesinado al salir de una mezquita en Londres. El asesino atropelló a una quincena de personas con una furgoneta. Al detenerle no paraba de gritar: "¡Quiero matar a todos los musulmanes!" y "¡Matadme!".

El 21 de junio de 2017, en Inglaterra, Jameel Mukhtar y Resham Khan sufren en su coche un ataque con ácido. Volvían de celebrar el cumpleaños de Resham, estudiante de Empresariales, que cumplía veintiún años. 

El 30 de junio de 2017, en Londres, una joven es golpeada en la calle mientras paseaba con su madre. El agresor dijo después de propinarles el golpe: "Te lo mereces."

En esta lista no están todas las agresiones, sólo las que han conseguido llegar a los medios de comunicación. (…) ¿Cómo hemos llegado a este punto? Hemos pasado de 49 incidentes registrados en España en 2014 a 573 en 2016. (…)

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Se ha escrito mucho sobre terrorismo y medios de comunicación. A estas alturas dudo que pueda aportar algo nuevo a la mesa, pero me veo obligada a hacer una reflexión. En muchos medios de comunicación se presenta a los musulmanes en un bando y a las víctimas en otro, con lo que es fácil sacar una conclusión muy simplificada según la cual los musulmanes estarían naturalmente en contra de la sociedad occidental y vivirían en ella para perjudicarla. Se cuentan las historias a medias y, a día de hoy, la única amenaza parece ser Daesh y sus únicas víctimas, los occidentales no musulmanes.

Esta confrontación es la que no quiero, la que nos hace olvidar que la lucha es común y que la sociedad es de todos. Los problemas globales, el terrorismo entre ellos, no afectan solo a las personas no musulmanas, sino que nos afectan a todos, en tanto que ciudadanos europeos pero también porque es una amenaza que afecta a todo el mundo. 

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