<< Y ella pidió de nuevo que le fuera dada la Inmortalidad, y el Espíritu estuvo de acuerdo. En este momento apareció la Inmortalidad y se colocó cerca del Pensamiento y la Presciencia. Glorificó al Invisible y a Barbelo, porque por ella habían nacido.
>>Barbelo pidió que se le diera la Vida Eterna, y el Espíritu Invisible estuvo de acuerdo. En el momento en que el Espíritu estuvo de acuerdo, apareció la Vida Eterna, y se pusieron juntas, glorificando al invisible Espíritu y a Barbelo, porque por ella habían nacido.
>> Ella pidió de nuevo que se le concediera la Verdad, y el Espíritu Invisible estuvo de acuerdo. Y cuando La Verdad apareció, se colocaron juntos y glorificaron al buen Espíritu invisible y a Barbelo, porque por ella habían nacido.
>> Estos son los cinco eones (reinos) del Padre: la primera Humanidad, la imagen del Espíritu invisible, O sea, la Providencia, Barbelo, Pensamiento, junto con Presciencia, Inmortalidad, Vida Eterna y Verdad.
>> Este es el eón andrógino de los Cinco, que es el eón de los Diez, que es el Padre. >>
Por lo que parece, es un relato de la Creación. Un Génesis distinto al que conocemos, donde el Espíritu Invisible (el Padre) y Barbelo (la Madre) crean las potencias celestiales que hacen a la Divinidad ser lo que es. Son la dualidad cósmica de los principios masculino y femenino juntos en la Unidad y creando sus características principales. Es decir, se están haciendo a sí mismos. Es interesante cómo resalta al final de cada versículo la glorificación a Barbelo, "porque de ella habían nacido", lo que refiere la importancia que para los gnósticos tenía el Sagrado Femenino. Una importancia que languideció notablemente con la llegada al poder de la Iglesia de Roma. Al menos, es muy probable que sea así. Y atención porque el siguiente pasaje era muy importante para los gnósticos. Dice que
<< El Padre miró profundamente a Barbelo con la luz pura y brillante que rodea al Espíritu Invisible. Barbelo concibió, y el Padre produjo un rayo de luz que era semejante a la luz bendita, pero no era tan brillante. Este rayo de luz era el Hijo único del Padre común que había nacido, y la única descendencia y el Hijo único del Padre, la luz pura.
>> El Espíritu virgen invisible se puso contento por la luz que fue producida, que salió primero del poder primero, la Providencia, o Barbelo. El Padre la ungió de bondad hasta que fue perfecta y completamente buena, pues el Padre la ungió con la bondad del Espíritu invisible. El Hijo permaneció en presencia del Padre mientras duraba la unción. Cuando el Hijo recibió esto del Espíritu, enseguida glorificó al Espíritu Santo y a la Providencia perfecta, ya que a través de ella había nacido.
>> El Hijo pidió que se le diera Mente como compañera para trabajar, y el Espíritu invisible estuvo de acuerdo. Cuando el Espíritu estuvo de acuerdo, apareció la Mente, se colocó cerca de Cristo y glorificó a Cristo y a Barbelo.
>> Todos estos seres, no obstante, llegaron a la existencia en silencio. >>
Tenemos aquí el nacimiento de la Trinidad. Que la divinidad sea uno y trino no es algo que sea atributivo sólo al cristianismo: el Génesis de la tradición védica de la India nos habla también de la trinidad divina de Brahma, Vishnu y Shiva entendidos como creación, mantenimiento u orden y destrucción o transformación. De la misma manera, el Padre y la Madre del Libro Secreto de Juan conciben al Hijo, que es luz. Y después de aparecer el Hijo, el Padre unge a la Madre. Para los gnósticos, el matrimonio se establecía tras la ceremonia de la unción. Así que se puede decir que el Espíritu Invisible y Barbelo se "casaron" después de tener al Hijo. Un hijo que, por cierto, pide Mente para trabajar. ¿Recuerdan los lectores lo que representaba el fruto del Jardín del Edén? Es el intelecto. Y al Espíritu-Padre le parece bien que su Hijo disponga de Mente. Y ésta (reflejo del Conocimiento primordial) se sitúa en Barbelo-Madre y en Cristo-Hijo. Porque Cristo significa literalmente "el ungido". ¿Y quién unge a Cristo cuando se ha encarnado en nuestro mundo? María Magdalena. Por eso, para los gnósticos de la Iglesia de Juan y María Magdalena, ésta última tuvo un matrimonio místico con Jesús. Y aún hay otra cosa: todos estos seres llegan a la existencia en silencio. Porque para los místicos, el silencio es el mayor atributo de la divinidad.
Este lienzo de Velázquez, titulado "La Coronación de la Virgen", podría representar muy bien lo que los gnósticos entendían por Trinidad: el Padre, la Madre y el Hijo
Seguimos:
<< La Mente anhelaba crear algo por medio del verbo del Espíritu invisible. Su Voluntad se manifestó realmente y apareció con la Mente, entretanto la luz la glorificaba. El Verbo siguió a la Voluntad. Porque Cristo, el divino generado por sí mismo, lo creó todo por medio del Verbo. La Vida Eterna, la Voluntad, la Mente y la Presciencia hicieron una unión y glorificaron al Espíritu invisible y a Barbelo, porque por ella habían nacido.
>> El Espíritu santo perfeccionó al Hijo divino y creado por sí mismo del Espíritu y Barbelo. Entonces el Hijo logró ponerse delante del poderoso e invisible Espíritu virgen como el Dios, Cristo, generado por sí mismo, a quien el Espíritu había dado honra con grandes aclamaciones. Este Hijo nació a través de la Providencia. El Espíritu virgen invisible puso a este Dios verdadero, generado por sí mismo, sobre todas las cosas e hizo que toda autoridad y la verdad interior estuvieran bajo su dominio. Entonces el Hijo pudo comprender el universo que es llamado por un nombre mayor al de todos los nombres, porque ese nombre será dicho solamente a los que son dignos de él. >>
Aquí aparece por primera vez el "Verbo". Es lo que los griegos llamaban el logos divino, la Suprema Inteligencia en forma de palabra. Dios crea el mundo a base de hablar. Las oraciones hacen a los fieles conectar con la divinidad. En todo el universo religioso, las palabras cumplen un papel importantísimo. Y el Verbo es la Palabra. El Evangelio de Juan (el que está en la Biblia) dice "el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros". Ese Verbo es, a mi modo de ver, inefable. Pero el Espíritu y Barbelo conciben a Cristo, que a su vez es generado por sí mismo, y que es Verbo. Porque todos ellos conforman la Unidad cósmica, a pesar de ser tres. Y el Cristo recibe toda la real Naturaleza de las cosas, y fue entonces cuando pudo comprender el verdadero nombre del universo... entendiendo por universo lo que los gnósticos entendían por Dios. Porque muy a menudo en las tradiciones religiosas de Oriente Medio se habla del "verdadero nombre de Dios", que sólo será revelado a los que son dignos de él. Se dice que en la Mesa del rey Salomón, en el Templo de Jerusalén, estaba grabado este nombre secreto de Dios. Se decía que la Mesa de Salomón era un espejo en el que se reflejaba el tiempo pasado y futuro, pero para que funcionase había que pronunciar el verdadero nombre de Dios. Y el Libro Secreto de Juan dice que, evidentemente, el Cristo conocía ese nombre. Y ojo, que cuando decimos "el Cristo" no es necesariamente sinónimo de "Jesús". Será Jesús para los cristianos, pero será Krishna para los hindúes o Mitra para los persas. El Cristo es el ungido, y cada tradición tiene el suyo, o incluso varios (los llamados avatares, encarnaciones de Dios en la Tierra). Pero eso es otro tema, y tenemos que terminar aquí. Veamos qué dice el siguiente versículo:
<< Ahora de la luz, Cristo, y de la Imperecedera Eternidad, por la gracia del Espíritu, vinieron las cuatro estrellas que proceden del Dios generado por sí mismo. Él miró en torno suyo e hizo que las estrellas se pusieran delante de él. Tres son los seres presentes: Voluntad, Pensamiento y Vida. Cuatro son los poderes: Comprensión, Gracia, Percepción y Reflexión. La Gracia habita en el eterno eón (reino) de la estrella Armozel, que es el primer ángel. Estos tres eones (reinos) están también allí: Gracia, Verdad y Forma. La segunda estrella se llama Oroiel, y se la ha nombrado por encima del segundo eón (reino) eterno. Estos tres eones (reinos) están también allí: Pensamiento posterior, Percepción y Memoria. La tercera estrella se llama Daveithai, y se la ha nombrado por encima del tercer eón (reino) eterno. Estos tres eones (reinos) también están allí: Comprensión, Amor e Idea. El cuarto eón (reino) eterno ha sido establecido para la cuarta estrella, Eleleth. También están allí estos tres eones (reinos): Perfección, Paz y Sofía. Éstas son las cuatro estrellas que se hallan ante el Dios generado por sí mismo, y los doce eones eternos que se encuentran delante del gran Hijo, Cristo generado por sí mismo por la voluntad y la gracia el Espíritu invisible. Los doce eones pertenecen al Hijo del generado por sí mismo y de esta manera todo fue establecido por la voluntad del Espíritu Santo a través del generado por sí mismo. >>
Pues, para terminar ya con esta entrada, hablar un poco de la importancia de las estrellas en las civilizaciones antiguas. Sin ir más lejos, los antiguos egipcios (tradición espiritual de la que bebe abundantemente el cristianismo) consideraban que sus dioses habían venido de las estrellas, y que era a ellas a donde iba el alma de los faraones tras la muerte, en espera de su reencarnación. Se habla mucho en el Libro Secreto de Juan de eones (reinos) y de términos como Voluntad, Gracia, Pensamiento, Amor, Idea... debo advertir a los lectores que, en este caso, no podemos hacer una lectura clara: los distintos exégetas del texto le han dado significados diferentes a cada uno de estos términos, ya que el original copto admite muchas traducciones de estos términos. Con todo, suponemos que se refiere a los conceptos que habitan en lo que Platón llama el "Mundo de las Ideas", una idea muy cercana a las sephirot de la Cábala judía: distintas emanaciones de la Divinidad, reflejadas en esas estrellas a las que llaman ángeles. Es una creencia muy ligada al misticismo característico de los gnósticos: cuando el fiel va alcanzando las distintas dimensiones (reflejadas en el propio ser humano) y aprehende de verdad lo que implica la Memoria, la Percepción, la Verdad, el Amor... y lo aplica a su vida diaria, puede ir evolucionando su estado espiritual hasta llegar al Primer Poder, al Espíritu generado por sí mismo. Pues el fin de la Humanidad no es otro (según los gnósticos) que alcanzar el poder unitivo de Dios. Que es justo lo que proclaman los sabios de la Filosofía Perenne. Muy bien, esto ha sido todo por hoy. Os agradezco que me hayáis acompañado en este segundo análisis del Libro Secreto de Juan y esperamos veros el próximo miércoles. ¡Ciao!
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