Puesto que en la entrada anterior hemos hablado de Satán y su familia, me parece justo que en esta ocasión tratemos con el personaje que le hace sombra inmediata en el Antiguo Testamento bíblico: el rey Salomón. Se dice que a Salomón le fueron otorgados sabiduría, conocimiento, la facultad de distinguir moralmente el bien del mal y una comprensión total del universo. En I Reyes 3, 4-14 se relata cómo Salomón, tras ofrecer sacrificios en Gabaón, recibió la visita de Yahveh en sueños que le dijo: "Pide lo que quieras que te dé." El rey, tras una larga meditación, le responde: "Concede, pues, a tu siervo un corazón prudente para gobernar a tu pueblo y poder discernir entre lo bueno y lo malo." A lo que Yahveh, asombrado porque Salomón pidiese sólo tal cosa, le dice: "Te daré un corazón sabio y perspicaz, tal como antes de ti no haya habido otro como tú, ni después de ti aparezca otro semejante." A partir de este hecho, la tradición ha atribuido a Salomón el estar en posesión de toda la sabiduría, conocimientos y virtudes habidos y por haber. Es, sin duda, uno de los personajes más apasionantes de los que aparecen relacionados en la Biblia. Su figura ha trascendido a lo largo de los siglos para configurarse en el terreno del paganismo, la magia y el conocimiento hermético. Los templarios ocuparon las ruinas de su templo; los francmasones aseguran ser los herederos de sus conocimientos; para los cabalistas es su principal maestro y su sello es uno de los talismanes más potentes que ha llegado a nuestros días. Si consideramos la magia entendida como "la ciencia o el arte que, mediante poderes ocultos, enseña a hacer cosas extraordinarias y sobrenaturales", entonces Salomón fue un gran mago. El arte de la magia ya era, desde antiguo, patrimonio del pueblo hebreo y su origen se alimenta, en primer lugar, de fuentes egipcias y, posteriormente, de caldeas y babilónicas. El mismo Moisés, educado por los sacerdotes egipcios en los conocimientos ocultos de su civilización, luego proscrito por asesinato y, finalmente, libertador de su pueblo gracias a las enseñanzas aprendidas durante su juventud; fue, junto con su hermano Aarón, quien usando esos poderes mágicos convencieron al faraón.
Moisés y Aarón mostrando su magia a Faraón
Volviendo a Salomón, su fama de mago trasciende incluso al Corán. La sura 2:102 dice: "Han seguido lo que los demonios contaban bajo el dominio de Salomón. Salomón no dejó de creer, pero los demonios sí, enseñando a los hombres la magia y lo que se había revelado a los ángeles, Harut y Marut, en Babel. Y éstos no enseñaban a nadie, que no dijeran que sólo eran una tentación y que, por tanto, no debía dejar de creer." En la sura 20:81, se dice, refiriéndose a Salomón, que "el viento sopla, a una orden suya, hacia la tierra que hemos bendecido. Lo sabemos todos...", y en el versículo 82 que " de los demonios, había algunos que buceaban para él y hacían otros trabajos. Nosotros les vigilábamos." En la sura 27:17, se lee: "Las tropas de Salomón, compuestas de genios, de hombres y pájaros, fueron agrupadas ante él y formadas" y finalmente, en la sura 34:12, "A Salomón el viento, que por la mañana hacía el camino de un mes y por la tarde de otro mes. Hicimos manar para él la fuente de bronce fundido. De los genios, algunos trabajaban a su servicio, con permiso de su Señor. Al que hubiera desobedecido Nuestras órdenes, le habríamos hecho gustar el castigo del fuego de la gehena." Palabras sorprendentes porque implican que Salomón tenía poderes sobre los elementos de la Naturaleza, las aves y los espíritus. De acuerdo con la tradición, Salomón controlaba a los demonios mediante un anillo en el que estaba grabada una figura compuesta por dos triángulos equiláteros, superpuestos y entrelazados, conteniendo el Tetragrama, el nombre secreto de Dios. Este símbolo, el Sigillum Salomonis, o Sello de Salomón, que los musulmanes conocen por el nombre de Khatam Suleimán y los judíos por Jatam Shlomó, tenía la misión principal de proteger de los peligros.
En definitiva, Salomón es uno de los personajes más interesantes del Antiguo Testamento y de toda la Biblia, y mucho nos daría que hablar de él y de su Templo. Sin embargo, hoy lo vamos a dejar aquí. Si deseáis ver al auténtico Rey Mago, está esperándoos en El Escorial. Si queréis saber qué hace el legendario rey de Judá en el complejo arquitectónico de la Sierra de Guadarrama, lo podéis averiguar en esta entrada dedicada a El Escorial.
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