Esta es la iconografía típica de Satanás: un humanoide de piel roja visiblemente cabreado con patas de cabra, cola serpentina y alas de murciélago a la espalda. Pero, ¿por qué solemos representar al Rey del Mal de esta guisa? Antes que nada, vamos a aclarar por qué se le llama Satán o Satanás y quién es este personaje.
Satanás (en griego antiguo Σατανᾶς) o Satán (en hebreo שָּׂטָן, satan, "adversario"; en árabe شيطان shaitan) es una figura que aparece en los textos de las religiones abrahámicas que supuestamente trae el mal y la tentación, y es conocido como el engañador que conduce a la Humanidad por el mal camino. Algunos grupos religiosos enseñan que se originó como un ángel que cayó en desgracia ante Dios, seduciendo a la Humanidad en los caminos del pecado, y quien tiene el poder en el mundo caído. En la Torá hebrea y en el Nuevo Testamento, Satanás es principalmente un acosador y adversario, una entidad decididamente malévola que posee cualidades demoníacas. Sin embargo, en algunas religiones como el satanismo teísta o el yezidísmo, Satán es considerado una fuerza positiva o deidad que es adorado o venerado. En el satanismo ateísta (el promulgado por Anton LaVey y su iglesia) Satanás es considerado como un arquetipo de características virtuosas.
Representación de Satán, el antagonista por Gustave Doré para el poema El Paraíso Perdido, de John Milton
En el libro de Números se llama Shatan (en el sentido "adversario" u "oponente") al mensajero-ángel que Yahveh envía para impedir que Balaam maldiga al pueblo de Israel (Num 22:22-32). Satán, como un ser que incita al pecado, que a la vez es sinónimo de perdición, destrucción y malicia; aparece varias veces en el Antiguo Testamento (1Crónicas 21:1, Job 1:6-9, Job 1:12). Tras la aparición del cristianismo y de los Evangelios se le otorga también al término un carácter personal como enemigo directo de Cristo, es decir, como el Anticristo. En la doctrina cristiana, tanto a Satanás como a Lucifer se les relaciona con la figura del Maligno.
Ilustración de Satán de William Blake, presente en El Paraíso Perdido de John Milton
¿Por qué la imaginería popular le ha atribuido esa imagen de criatura alada y cornuda? Bueno, si os digo que la Iglesia Católica tiene mucho que ver, supongo que a nadie le sorprende. Vamos a empezar con uno de los antepasados de Satán. Se trata de Cernunnos, quien aparece en la mitología celta como la deificación del animal macho cornudo. Dios relacionado con la fertilidad y la regeneración ctónica y divinidad de la abundancia y amo de los animales salvajes. Su rasgo más particular son los cuernos de ciervo. En las representaciones que se conservan se le ve anciano, con cuernos y orejas de ciervo. Está a menudo acompañado por una serpiente (que también puede aparecer cornuda), símbolo del mundo subterráneo.
Detalle de Cernunnos representado en la placa del caldero de Gundestrup
Ya tenemos los cuernos y la serpiente. ¿De dónde vienen las patas de cabra? Bueno, para ese aspecto Satán recibe dos influencias. La primera viene de un pariente de Cernunnos, que en Gran Bretaña fue denominado Herne. El dios con cuernos tiene las características de un sátiro, con especial énfasis en el motivo fálico. Por otra parte, los sátiros tenían su forma teísta en el dios Pan, una divinidad importante en Grecia. El dios de la naturaleza a menudo era representado con cuernos en la cabeza y con la parte inferior de su cuerpo como si fuese una cabra. No muy diferente de Cernunnos, Pan es un dios fálico. Sus rasgos animales son una expresión de los impulsos carnales y de procreación de los hombres.
Herne
Pan
No sólo eso, actualmente al Demonio se le suele representar también con un tridente en la mano, garras y alas de murciélago. ¿De dónde viene eso? Bueno, para quien sepa un poco de mitología clásica, la respuesta es evidente.
Poseidón/Neptuno, dios de la mar océana
Para encontrar la referencia a las garras y las alas hay que buscar un poco más en la Historia, pero en seguida nos encontramos con ellas: las garras, las alas malignas, los ojos sedientos de sangre y los dientes afilados provienen de nuestras queridas amigas góticas, las gárgolas.
La piel roja se explica con la simbología del color: el rojo es el color del cambio y la transformación, pero también de la pasión y los impulsos carnales, algo contra lo que combatía la Iglesia. Si Cernunnos, Herne y Pan representaban la pasión humana, no es de extrañar que se les relacionase con el pecado, con la lujuria y con la perdición de los hombres, uniéndolos iconográficamente con Satán. Y a partir de todo este conglomerado de elementos tan dispares, el demonio fue evolucionando.
El Papa Silvestre II y el Diablo en un códice de 1460. En el cristianismo, el diablo tiene características similares a los dioses paganos que se han descrito anteriormente, ya que son la principal inspiración para estas representaciones. Los atributos encarnados por estos dioses se convirtieron en la representación del mal para la Iglesia
La carta del Diablo en el Tarot de Marsella (siglo XV). La representación de esta carta del diablo, con sus alas, cuernos, los pechos y la mano firme es, sin duda, una influencia importante que recibe Eliphas Lévi para diseñar a su "Baphomet"
El "Baphomet" de Eliphas Lévi (siglo XIX), aparecido en su libro Dogma y Ritual de la Alta Magia y conocido hoy en día como "el Baphomet de los templarios"
Robin Good Fellow (o Puck) proviene de un cuento mitológico bretón, que dice que es una personificación de los espíritus de la Tierra. Tiene varios atributos vinculados con Satán y con otras deidades, aquí se muestra en la portada de un libro de 1628, rodeado por las brujas, conservado en la Biblioteca Nacional de Londres
En 1821 Goya pinta "El Aquelarre". Satán aparece ya representado como mitad hombre, mitad cabra; con la cabeza de un gran macho cabrío... similar al Baphomet de Lévi
Una figura de Satán / Baphomet en la Catedral de Notre-Dame de París, que fue originalmente levantada por los caballeros de la Orden del Temple
Hemos visto, a grandes rasgos, a algunos de los antepasados de Satán que sirvieron para forjar en la imaginería popular el aspecto que hoy atribuimos al Demonio. Evidentemente, este personaje tiene mucha más historia que la que esconde su aspecto iconográfico... pero esta entrada también me sirve de excusa para presentaros un libro en el que he empezado a trabajar. Un texto cuyo objetivo es que la gente se cuestione si realmente Satán es tan malo como nos han hecho creer. Eso es todo por hoy, nos vemos próximamente. Gracias, queridos lectores. Ultreia!
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