¿Existe alguna diferencia entre estos términos, por sutil que sea,
o podemos usarlos de forma indiscriminada como sinónimos? Esta
pregunta surgió la semana pasada, cuando estaba hablando con unos
amigos sobre mi trabajo. Les dije que hacía unos meses había tenido que
enseñarles el Museo Reina Sofía a un grupo de hebreos, y uno de mis amigos
preguntó: "¿Y no te dijeron de dónde eran? Qué maleducados. Yo no voy por ahí
presentándome como cristiano". Esto me hizo dudar, sobre si realmente entendemos
cada uno de los conceptos. Por eso, esta semana en EL ARCA vamos a aclarar
cuándo podemos utilizar cada uno, y qué significan. Un ejercicio de etimología.
En primer lugar, ¿qué diferencia fundamental existe entre los tres términos? El grupo minoritario, por así decirlo, dentro del campo semántico que nos ocupa, es el de los judíos. Se denominan así aquellas personas que siguen la religión denominada judaísmo. Esto quiere decir que no todos los judíos son hebreos, pero todos los hebreos son semitas. Para entender esto, nada mejor que establecer una analogía con aquellos que nosotros llamamos "celtas". Los celtas son un conjunto de pueblos: celtíberos, galos, helvecios y britanos. Del mismo modo, los semitas son los pobladores de Aram, Asiria, Babilonia, Canaán y Fenicia (es decir, Israel, Palestina, Siria... toda la zona de Oriente Próximo, la Península Arábiga y Asia Menor). El término "semita" hace referencia a aquellas personas cuya lengua materna es una lengua semítica, es decir, originaria del Próximo y Medio Oriente. Este término carece de toda base étnica, y al igual que sucedió con el término "ario", durante el siglo XIX cambió su sentido lingüístico original por uno nuevo, pseudocientífico y racista. Por suerte, con el fin de la Segunda Guerra Mundial, el segundo sentido ha quedado en desuso (aunque hay quien, lamentablemente, sigue utilizándolo). El que se llamen "semitas" hace referencia a los pueblos citados en la Biblia considerados descendientes de Sem, segundo hijo de Noé. Jafet fue el hijo primogénito (Génesis 10:21) y Cam el menor (Génesis 9:24). En este Libro del Génesis, que como sabéis es el primero de la Biblia, se narra el mito del Diluvio universal y se presenta la llamada "tabla de las naciones", en la cual se hace referencia a la genealogía de los semitas. También se narra la historia de la embriaguez de Noé y de la relación con sus tres hijos, concretamente sus reacciones al encontrar a su padre desnudo y ebrio.
Noé se dedicó a cultivar la tierra, y plantó una viña.
Un día, bebió vino y se embriagó, quedándose desnudo dentro de su carpa.
Cam, el padre de Canaán, vio a su padre desnudo y fue a contárselo a sus hermanos,
que estaban afuera. Entonces Sem y Jafet tomaron un manto, se lo echaron
sobre los hombros, y caminando hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre.
Como miraban en dirección opuesta, no lo vieron desnudo.
Cuando Noé despertó de su borrachera y se enteró de lo que su hijo menor
le había hecho, declaró: "¡Maldito sea Canaán! Será de sus dos hermanos
el más bajo de sus esclavos." Y agregó: "¡Bendito sea el Señor, Dios de Sem!
¡Que Canaán sea su esclavo! ¡Que Dios extienda el territorio de Jafet! ¡Que habite
Jafet en los campamentos de Sem, y que Canaán sea su esclavo!"
"La embriaguez de Noé", de Giovanni Bellini (1515). Museo de Bellas Artes de Besançon, Francia. En el centro el hijo menor, Cam, se ríe de la desnudez de su padre. Mientras, a los lados, Sem y Jafet cubren a su progenitor con un manto mientras apartan respetuosamente la mirada. Estas actitudes tan diferentes es lo que lleva a Noé a bendecir a Jafet y a Sem y a maldecir a Cam
Queda por tanto aclarado quiénes son los semitas (descendientes de Sem) y por qué se denominan así. El siguiente subconjunto, por lo tanto, son los hebreos. Veamos, ya hemos dicho que todos los hebreos son semitas, ya que esa es la designación que recibe el antiguo pueblo semita del Levante Mediterráneo (Próximo Oriente) establecidos en el 616 a.C. Son los antecesores de los israelitas y del pueblo judío. La fuente tradicional de referencia para los hebreos es la Torá, un texto que contiene la ley y el patrimonio identitario de este pueblo, además de constituir la base y el fundamento del judaísmo. Torá es el término hebreo utilizado para designar lo que los griegos llamaron Pentateuco, los cinco primeros libros de la Biblia (a saber: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio). Por otra parte y en un sentido más amplio, cuando la Torá implica todos los libros de la Biblia hebrea (24), se denomina Tanaj. Este término es en realidad un acrónimo de tres consonantes, puesto que T-a-N-a-J son las iniciales de los términos hebreos que designan las tres secciones que conforman la Biblia hebrea: T de Torá (Pentateuco), N de Nevi'im (Profetas) y J de J(K)etuvim (Escritos). Pero, ¿por qué les llamamos hebreos? Bueno, según estos textos, los hebreos constituyen el primer colectivo monoteísta, descendiente de los patriarcas postdiluvianos Abraham, Isaac y Jacob. Eran originarios de Mesopotamia. Eran nómadas, vivían en tiendas y llevaban manadas de cabras y ovejas utilizando asnos, mulas o camellos como portadores. El término "hebreo" proviene del acadio y significa "paria". Sin embargo, con el cambio de nombre del tercer patriacra, Jacob, por Israel, sus descendientes pasarían a llamarse "pueblo de Israel" o israelitas. Se dice que el término "hebreo" fue la manera de designar a este pueblo que abandonó Mesopotamia y se estableció cerca de la ciudad de Hebrón, en la antigua Canaán.
"La lucha entre Jacob y el ángel" en un grabado de Gustave Doré (1855). Cuenta la historia que cuando Jacob estaba regresando a Canaán se le apareció una figura que quiso luchar contra él. Los exégetas lo han interpretado como un ángel, un hombre o incluso un dios. La batalla duró toda la noche, sin que hubiese un claro vencedor. Al alba, el ente tocó en el muslo a Jacob, que quedó descoyuntado. Sin embargo, Jacob se negó a dejar de luchar hasta obtener la bendición de su oponente. Al preguntar el ser por el nombre de Jacob y al responderle éste, dijo el primero: "Ya no será más tu nombre Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido". Y es que "Israel" significa "lucha con Dios". El ángel no dijo su nombre, aunque Jacob se lo preguntó. En honor a este encuentro, Jacob bautizó el lugar donde se había desarrollado la lucha como Peniel, "el rostro de Dios"
Habiendo dejando claro por qué hablamos de semitas y de hebreos, es hora de establecer la distinción de los judíos. Éstos son, como ya hemos dicho, aquellos que siguen el judaísmo. Es, por tanto, un término referente a la religión. Sin embargo, para ellos la religión y la política van de la mano, por lo que el "pueblo judío" es un grupo descendiente de los hebreos y antiguos israelitas del Próximo Oriente. La religión constituye un aspecto de pertenencia al pueblo judío, sí, pero también las tradiciones, prácticas culturales, sociales y lingüísticas. Aunque, si bien pueden presentar características comunes (por ejemplo el idioma o las creencias), no se puede hablar en ningún caso de un grupo étnico homogéneo. Es por eso que la definición precisa de "judío" es controvertida y depende mucho del énfasis que se ponga en la observancia religiosa o en la identidad secular. Sin embargo, el término "judío" (en hebreo Yehudi) procede de Judá (en hebreo Yehudá, el cuarto hijo del patriarca bíblico Jacob). De hecho, Judá y sus once hermanos fueron los fundadores de las famosas Doce Tribus de Israel (recordemos que Israel fue el nuevo nombre de Jacob). Territorialmente, Judá se estableció en una tierra que recibió su nombre, lo que hoy llamamos Judea. En el siglo IX a.C. había dos reinos hebreos: el norteño de Israel y el sureño de Judá. En un momento anterior, en torno al siglo X a.C., ambos reinos habían permanecido unidos bajo el mando de los reyes Saúl, David y Salomón (siempre, por supuesto, según la tradición bíblica). A pesar de que sólo se hablaba de "judíos" para referirse a los habitantes del Reino de Judá, el término fue ampliándose hasta abarcar a todos aquellos que habían emigrado desde allí hasta otras regiones e incluso aplicado luego a sus descendientes.
Los judíos han sufrido una larga historia de persecución a lo largo de la historia y su población ha ido variando a lo largo de los siglos. Según los datos de Berman Jewish DataBank, en 2015 la población judía alcanzaba los 14,3 millones. Representan alrededor del 0,2% de la población mundial, y la mayoría de ellos residen en Estados Unidos. Según investigaciones llevadas a cabo por la Universidad Hebrea de Jerusalén, el 96% de los judíos que residen fuera de Israel tiende a concentrarse en diez países: 1º Israel, 2º Estados Unidos, 3º Francia, 4º Canadá, 5º Reino Unido, 6º Rusia, 7º Argentina, 8º Alemania, 9º Australia, 10º Brasil.
Mapa de los dos reinos hebreos en torno al 830 a.C.
1ª fila: Judas Macabeo - Flavio Josefo - Akiva ben Iosef - Maimónides
2ª fila: Baruch Spinoza - Sigmund Freud - Sholem Aleijem - Albert Einstein
3ª fila: Emmy Noether - David ben Gurión - Marc Chagall - Natalie Portman
En definitiva, y ya para finalizar esta entrada, no es lo mismo que utilicemos un término que otro... aunque tampoco es fácil saber cuál debemos utilizar en cada caso. Por eso, y a modo de conclusión y resumen de todo lo anterior, a continuación os dejo esta lista que sirva para, confío, establecer las diferencias pertinentes.
- Semita. El término "semita" se refiere a los descendientes de Sem, el hijo mediano de Noé. Esto incluye a los hebreos y a los árabes. Por ello, Gustavo Perednik, escritor y filósofo argentino-israelí, ha insistido en su obra en que el término "antisemitismo" es incorrecto y debería ser reemplazado por el más apropiado "judeofobia", ya acuñado por León Pinsker en 1882. Los judíos no son necesariamente ni israelíes, ni hebreos, ni semitas, si son conversos; pero si son judíos por nacimiento (sólo si su madre lo era) seguramente tengan ancestros que fueron hebreos y semitas, y aunque no hayan nacido en el actual Estado de Israel, quizá hayan pertenecido al antiguo pueblo de Israel que fue dispersado por el mundo cuando los romanos destruyeron Jerusalén en el año 70 d.C. bajo las órdenes de Tito, el hijo mayor de Vespasiano.
- Hebreo. Los hebreos (del latín hebraeus, éste del hebreo ´ibri y éste quizá del acadio hapiru(m), "paria") fueron un antiguo pueblo semita del Próximo Oriente, ancestro de los israelitas y judíos. Según la Biblia y las tradiciones hebraicas, los hebreos son originarios de Mesopotamia, concretamente de Ur, en Caldea. Eran nómadas, vivían en tiendas y llevaban manadas de cabras y ovejas utilizando asnos, mulas y camellos como portadores. Una crisis económica pudo impulsar a Terah, padre de Abraham, a dejar la ciudad para trasladarse a la de Harrán, en el Alto Éufrates. De allí, algunos de ellos emigran hasta Canaán, la Tierra Prometida por Dios, según la Biblia, a los descendientes del pactriarca Abraham (c. 1750 a.C.)
- Israelita. En la Antigüedad, se llamó "israelita" al pueblo que se formó de la descendencia de Israel/Jacob, puesto que de sus 12 hijos nació el pueblo de Israel.
- Israelí. Es el término que define la nacionalidad de todos aquellos individuos nacidos en el moderno Estado de Israel o que son ciudadanos del mismo. Por lo tanto, un individuo judío nacido en México no puede ser israelí ya que su nacionalidad es mexicana. Así pues, siendo "israelí" un concepto que define la nacionalidad, se puede hablar de israelíes musulmanes, judíos, cristianos, budistas...
- Judío. Es todo aquel que profesa el judaísmo, haya nacido o no en Israel. El pueblo judío es un grupo étnico descendiente de los antiguos israelitas de Oriente Próximo. La religión constituye, por tanto, un aspecto de la pertenencia étnica al pueblo judío, así como también prácticas culturales, sociales, lingüísticas, etc. Pero la definición precisa de judío es controvertida y puede variar, dependiendo de que se haga más énfasis en la observancia religiosa o en la vida seglar. De acuerdo con la legislación judía, judío es aquel que: a) es hijo de madre judía (ley ésta derivada de la interpretación del pasaje del Deuteronomio 7:3-4) o b) aquella persona que se convierte formalmente al judaísmo bajo la supervisión de un reconocido Bet Din (corte judía o tribunal rabínico) presidida por tres dayanim (jueces). Este proceso de conversión está desarrollado en textos legales judíos, como por ejemplo el Talmud.