miércoles, 9 de agosto de 2017

84. Sacro Bosco: el parque de los monstruos de Bomarzo

En la Italia del siglo XVI, la nobleza solía dejar constancia de su grandeza y poder a través del arte religioso. No así Pier Francesco Orsini, cabeza de una de las familias más influyentes, antiguas y poderosas de la Italia medieval y renacentista. Esta familia dio al mundo tres papas (Celestino III, Nicolás III y Benedicto XIII), y el propio Pier F. Orsini fue condottiero, es decir, mercenario al servicio de las ciudades-estado italianas. En un tiempo en el que estas ciudades no tenían ejército propio, la labor de los condottieros y sus hombres (que consideraban la guerra un arte) era fundamental en la convulsa Italia. De esto se dio cuenta el gran filósofo Niccolò di Bernardo dei Machiavelli, conocido en España como Nicolás Maquiavelo, y en su obra El Príncipe advierte sobre la importancia de poseer un ejército propio.


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El más famoso retrato de Nicolás Maquiavelo, realizado por Santi di Tito

Pero Francesco Orsini quería ser recordado de una forma diferente a sus contemporáneos, y lo consiguió a través del llamado "Parque de los Monstruos". Bueno, en realidad éste es el nombre que recibió el recinto posteriormente. Él mismo lo bautizó como Sacro Bosco, el bosque sagrado (curiosa analogía con el nombre iniciático que adoptó Jeroen Van Aeken y del que ya hablamos aquí). Él consideraba todas las figuras de ese parque como habitantes de un lugar sagrado. No quería que sus monumentos agradaran, sino que asombraran. Y vaya si lo consiguió. Escondido en Bomarzo, a casi setenta kilómetros de Roma, se encuentran estos jardines, en un tramo de bosque cerca de la parte inferior del valle donde la familia Orsini se había construido su castillo. Así, después de una carrera militar, el último de la dinastía Orsini se entregó a una vida de goce y placer a mediana edad. Quizá el parque sea un espejo para su imaginación, o un reflejo de su estado de ánimo después de su vida social y política. Es difícil saberlo, pero Sacro Bosco no deja a nadie indiferente.


  Sacro Bosco o Parque de los Monstruos en Italia
"El Ogro", una de las esculturas del Parque de los Monstruos

La vegetación natural del parque se deja crecer libremente y las esculturas se pueden encontrar a intervalos variados para que el visitante curioso, conteniendo la respiración, no esté muy seguro de lo que se va a encontrar a la vuelta de la esquina. Si a día de hoy esta capacidad de sorprendernos (y maravillarnos) permanece intacta, cómo sería hace casi quinientos años. No es difícil imaginar la mezcla de fascinación y estupor de los incautos invitados que el príncipe Orsini llevaba a su peculiar bosque, poblado por extraños delirios de piedra. Y es que algunas de las esculturas fueron talladas en el mismo lecho rocoso (ya que esta zona del norte del Lazio es famosa por su rocoso, en su mayoría estéril, paisaje). Los monstruos del piedra del Sacro Bosco son en realidad representaciones de criaturas mitológicas, encerrando toda una constelación de símbolos. Se trata, seguramente, de un jardín iniciático parecido al Parque del Capricho (el cual explicamos aquí) o a los jardines de la Granja de San Ildefonso, en Segovia, del que hablaremos en una futura entrada.

 Parque de los Monstruos

Sacro Bosco    
Proteo Glauco, un viejo dios del mar de la mitología griega, con un globo sobre su cabeza

En aquel tiempo, no tan lejano, la gente no estaba acostumbrada a los impactos visuales de elaborados efectos especiales, por lo que una de las mejores armas del artista para conmocionar a su público eran un martillo y un cincel. Y en este caso, el artista fue el arquitecto Pirro Ligorio, que más tarde sería el encargado de continuar la obra de Miguel Ángel, la Basílica de San Pedro, en el Vaticano. Se estima que los trabajos del Sacro Bosco empezaron alrededor de 1550 y luego cayeron en el olvido durante unos 350 años, tras la muerte de su creador en 1585. También se ha planteado la tesis de que Orsini, considerado un artista algo anárquico, diseñó este jardín para reflejar su dolor por la muerte de su esposa. Quizá sea por eso que la inscripción en un obelisco dice que el jardín es sol per sfogare il Core ("sólo para liberar el corazón"). Tal vez el príncipe creó este parque como una respuesta silenciosa ante la realidad de la muerte, completamente opuesto a los jardines simétricos y geométricos que se realizaban en aquella época.

 Bomarzo
Escultura de un rostro, probablemente representando al dios astado de la fertilidad

El Sacro Bosco está diseñado para que sus figuras se mimeticen con el entorno y tengan una continuidad natural. Eso sí, las figuras de piedra no tienen (o no parecen tener) relación entre sí en términos de mitología o marco de tiempo, y tampoco parece haber racionalidad en su posicionamiento, como sí ocurre en la Granja de San Ildefonso. Si bien es cierto que no se puede considerar que algunas de las esculturas sean monstruos per se, la época en que se construyó debe tenerse en cuenta a la hora de asignarles los nombres. Pegaso, Poseidón, Echidna o Proteo están presentes en el jardín, así como Hércules luchando contra Caco o un elefante de Aníbal aplastando a un soldado romano.

 neptuno
Tritón, dios mensajero de las profundidades marinas, vela por el lugar

"En Bomarzo la escenografía es abrumadora, el observador no puede contemplar por qué está inmerso en un engranaje de sensaciones (...) capaces de confundir las ideas para acosar emocionalmente, para participar en un mundo de sueños absurdo, lúdico y hedonista". Quien así hablaba era Bruno Zevi, un crítico de arte italiano, y no va del todo desencaminado. Son muchos (entre los que me incluyo) los que han querido ver en Bomarzo elementos esotéricos. Referencias a la cábala, a la alquimia, al simbolismo... todo ello remite al deseo del creador de ser inmortal. Ciertamente la disposición del parque invita a pensar en el significado que el jorobado Orsini, coleccionista de todo, restaurador del poder del linaje familiar, con su oso como emblema que según la leyenda mutó en un mago para controlar la naturaleza. No hay duda que la astrología, la encarnación de la eternidad, y el horror expresado en criaturas como el Can Cerbero, las arpías o el dragón, invitan a pensar en factores más allá de lo estético. Y es que en Bomarzo las referencias a la mitología son constantes, y entre la treintena de esculturas o edificios podemos encontrar a Saturno, Pegaso, Venus o Proserpina. El simbolismo es, ya lo hemos dicho, otra de las características del jardín. Nada está puesto al azar, todo tiene un significado: una frase latente que a veces se inscribe en la roca, o a veces nos lo sugieren las formas del dragón, la tortuga, la ballena o la ninfa dormida. Todo significa algo. De nosotros depende extraer su significado.

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La ninfa/Ariadna dormida refleja el poderoso simbolismo del sueño

En la entrada al parque se encuentran dos esfinges con el siguiente mensaje: "Chi non prova stupore di fronte alla statue del parco di Bomarzo non potrà ammirare nemmeno le Sette Meraviglie del Mondo", que se puede traducir como "Quien no muestra estupor ante las estatuas del parque de Bomarzo no podrá tampoco admirar las Siete Maravillas del Mundo". Junto a las esfinges aparecen una serie de bustos que representan a dioses ancestrales como Saturno, Jano o Fauno. Con esta premonitoria frase comienza la visita por Bomarzo, un auténtico museo renacentista al aire libre. A la izquierda de las esfinges está la estatua de Proteo, antiguo dios del mar, con un globo sobre su cabeza (que remite al simbolismo de la piedra sobre el agua) y un castillo encima de éste, que podría representar a Bomarzo. Sucesivamente aparecen Hércules despedazando a Caco, reflejando la dualidad entre el Bien y el Mal. Can Cerbero (el perro de Hades de tres cabezas), la Tortuga coronada con un hada sobre un obelisco, Pegaso, Neptuno o Plutón, el Dragón que lucha contra un perro/lobo/león, el Elefante de Aníbal que aplasta con su trompa a un legionario romano, Ceres, la Mujer Durmiente, la Furia alada o la temible Equidna son algunos de los personajes de piedra que pueblan Sacro Bosco.  

 Bomarzo
Los pilares a la entrada del parque que representan a los dioses antiguos

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Heracles/Hércules luchando contra Caco

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El elefante de Aníbal atrapando con su trompa a un legionario

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El Can Cerbero, que guardaba la entrada del Hades

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La Tortuga, de cuyo caparazón brota un peón de ajedrez coronado por un hada

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La Fuente de Pegaso, el caballo alado de la mitología griega

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Al contrario que otro famoso edificio italiano, la Casa Inclinada fue construida así a propósito

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Una de las Furias, alada y con cola serpentina

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Ella es Equidna, quien junto a Tifón fue madre de la gran mayoría de los monstruos griegos importantes, como el perro Cerbero o la gorgona Medusa. Se enfrentó a los Olímpicos y fue derrotada junto a Tifón

Bomarzo
El Dragón enfrentado al león y a un perro/lobo

Entre las construcciones más bizarras del Sacro Bosco está seguramente la Casa Inclinada, edificada en 1555 con desnivel a propósito. Desde dentro el efecto que produce es extraño, como si fuese imposible alcanzar el equilibrio. Pero sin duda es El Ogro el que despierta mayor interés fotográfico, emblema del parque, que encierra en sí mismo muchos de los significados intrínsecos de Bomarzo. El ogro que asusta a los niños y por cuya boca abierta sólo pueden entrar aquellos que muestren coraje. El premio es gozar del fresco que proporciona los días de verano la piedra de su mesa y su banco dispuestos en la sala circular. El maestro Ligorio aprovechó la geometría y las sombras del ogro para que según fuera anocheciendo la escultura pareciese mutar el gesto, cambiando su dolor por una mueca de alegría al vislumbrar la noche. 

  Parque Bomarzo
En la boca del Ogro se encontraba un juego de palabras de la famosa cita de la Divina Comedia. Al parecer, originalmente estaba grabado "Lasciate ogni pensiero voi ch'entrate", es decir, "Dejad todo pensamiento los que aquí entráis". Es una variación a lo que en la obra de Dante hay escrito en las puertas del Infierno: "Abandonad toda esperanza los que aquí entráis". Sin embargo, hoy en la boca del Ogro se puede leer "Ogni pensiero vola", esto es, "Todo pensamiento vuela". Nadie sabe a qué se debe este cambio ni cuándo se eliminó la frase anterior, que conocemos sólo por referencias

La gran obra del Parque de Bomarzo sirvió de inspiración e influencia a grandes genios como Salvador Dalí, que se inspiró en el jardín para uno de sus cuadros visionarios, "La tentación de San Antonio". En una ocasión André Bretón invitó al maestro español a ver Bomarzo a través de un libro de fotografías, y le espetó: "Aquí está todo tu universo cuatrocientos años antes de que se te ocurriera". Sin embargo, tanto Bretón como Dalí sabían que el maestro surrealista no había "inventado" nada: los mensajes de sus cuadros se pueden encontrar tanto en Bomarzo como en la pintura del Bosco y en las ideas y obra del Círculo de El Escorial. 

  La Tentacion de San Antonio - Dali
"Las tentaciones de San Antonio", de Salvador Dalí (1946). Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica, Bruselas. La influencia de las criaturas de Bomarzo se hace evidente en el primer elefante

La Casa Inclinada no es lo único inclinado del parque. También tenemos el conocido como Banco Etrusco. Y en el respaldo, como se puede ver en la foto, hay una inscripción que dice: "A vosotros que vais errantes por el mundo, tratando de ver grandes maravillas, venid aquí donde encontraréis caras horrendas, elefantes, leones, osos, ogros y dragones". Es una promesa cumplida. 

 Sacro Bosco Italia

Imagen relacionada

En definitiva, que el Sacro Bosco, Jardín de Bomarzo o Parque de los Monstruos, no importa cómo lo llamemos, nos recuerda en cierto sentido a un lugar de otro tiempo y a una tradición muy diferente a la que ya hemos dedicado numerosas entradas. Gracias por acompañarnos un día más, lectores, nos vemos pronto. Ultreia!

Giardino delle meraviglie

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