En Busca de la Eternidad es un libro que recopila las doctrinas esotéricas que influyeron en las creencias de los líderes del III Reich. Se han escrito muchos libros sobre esta temática, porque negar a estas alturas que la locura de los jerarcas nazis estaba en gran parte incrementada por una fiebre ocultista sería negar la realidad. Sin embargo, todos los libros en los que me he documentado se centran en exclusividad en un tema o, por el contrario, hacen un ligerísimo vistazo general, obviando muchos de los contenidos más relevantes de este esoterismo nazi. Lo que yo me he propuesto con En Busca de la Eternidad es acercar al público las extravagantes creencias relacionadas con el ocultismo que se respiraba en los despachos del Reich, uno por uno. El esoterismo en el III Reich, en definitiva. Dedico un capítulo a los orígenes de ese interés por el esoterismo, otro a las expediciones patrocinadas por el régimen que tenían como objetivo estudiar las ciudades milenarias del planeta que creían hechas por sus antepasados arios, la búsqueda de los objetos sagrados de las mitologías del mundo revestidos con el poder de Dios, el uso de "magos" y "esoteristas" en el propio conflicto bélico... en fin, un auténtico galimatías. Pero no fueron los alemanes los únicos en echar mano de estos brujos y gentes que se decían doctores en filosofía oculta: cuando los aliados descubrieron que Hitler estaba usando a estos personajes para manipular las fuerzas ocultas, ellos hicieron lo propio. Una prueba de ello es el conocido Black Team de Churchill, que en sus filas contaba con ocultistas tan notables como Aleister Crowley.
No quiero revelar nada vital a los lectores, nada de spoilers. Quiero que todo aquel al que le interese el tema se ponga en contacto conmigo y yo le haré llegar un ejemplar. Las cosas que aparecen en el libro son para leerse, no para contarse. Sin embargo, responderé a una pregunta a grandes rasgos. He mencionado que el régimen nazi enviaba expediciones a las ciudades milenarias... ¿a qué ciudades me refieres? Bien, cuando se habla de esoterismo nazi, hay un nombre que aparece continuamente: Ahnenerbe. Es decir, el Instituto para el Estudio y Preservación de la Herencia Ancestral Alemana. Un centro fundado por el Reichsführer, el segundo hombre más poderoso del régimen: Heinrich Himmler. A lo largo del libro sin duda es el nombre que más veces aparece, porque era el que estaba más loco de todos. Se creía la reencarnación de un rey sajón del siglo X, con eso está todo dicho. Pues bien, la Ahnenerbe se encargaba, entre otras muchas cosas, de organizar expediciones a lugares del planeta que los nazis creían que habían sido poblados por los arios en un pasado remoto. Por ejemplo viajaron a Suiza, al Tíbet o incluso a Tiahuanaco, en el altiplano boliviano.
Sin embargo no fueron, por ejemplo, a Egipto. No pudieron. La Ahnenerbe tenía planeadas expediciones a muchos lugares del mundo, entre ellos Egipto o Irán, pero el estallido de la guerra obligó al III Reich a redirigir los fondos a la industria armamentística, por lo que muchas de las expediciones tuvieron que cancelarse. En fin, sé de buena tinta que algunos de nuestros lectores están deseando echarle la mano a En Busca de la Eternidad, así que no voy a revelar más detalles. Ante la pregunta de cuánto he tardado en escribirlo, la verdad es que era un proyecto que tenía en mente desde antes incluso de empezar a escribir El Arte de los Illuminati. Hace un par de años ya tenía muy claro que quería escribir un libro sobre el esoterismo nazi, así que poco a poco, mientras redactaba el libro de los Illuminati, iba guardando toda la información sobre el ocultismo del Reich que caía en mis manos. De manera que cuando terminé El Arte de los Illuminati, ya tenía gran parte del trabajo de documentación hecho. Tenía fotos, borradores, informaciones que contrastar... a eso ha sido a lo que más tiempo que dedicado: a ordenarlo todo y a redactarlo hasta darle el formato de libro. La verdad es que estoy muy contento con el resultado, y espero que todo aquel que lo lea lo disfrute al menos tanto como yo. El precio será el mismo que para El Arte de los Illuminati: 11,95€. Pero eso sólo si me lo piden a mí directamente, ya que si lo encargan por Internet les sale por 13,46€.
Lo podéis pedir aquí a la editorial o aquí directamente a mí. Ya para terminar, ¿voy a explicar la portada del libro. La que diseñé yo al principio, claro, no la final creada por la editorial. Habrá muchos lectores que no la comprendan muy bien. Es normal que no se identifiquen los símbolos, yo mismo hasta que no empecé a trabajar en este libro tampoco sabía lo que significaban, ni siquiera los había visto nunca. Bueno, el símbolo superior es plenamente conocido: la esvástica. Que por cierto, también dedico un capítulo a la historia de ese símbolo porque se merece un poco más de respeto que el que se le da actualmente en Occidente. Pero sigamos: el símbolo de la derecha es uno de los emblemas que adoptó la Ahnenerbe, que como te he dicho tiene un papel capital en todo lo referente al esoterismo nazi. Se ve fácilmente la relación entre la esvástica y el emblema de la Ahnenerbe. ¿Pero el de la izquierda? Es como... una esvástica doblada. Y realmente es otra representación de la esvástica. De hecho, Hitler diseñó la bandera y el emblema de su partido debido a la influencia que sobre él ejerció esa "esvástica doblada". Ése es el emblema de la Sociedad Thule. Y hasta aquí puedo decir. No voy a explicar lo que es la Sociedad Thule, viene en el libro. Si te interesa, tendrás que leerlo.
Ante la pregunta de cuándo se podrá adquirir el libro, ésa es la única pregunta a la que no puedo contestar con seguridad. Ahora mismo estoy en los trámites con la editorial para que me publiquen El Arte de los Illuminati, que supongo que estará disponible a principios de abril... si todo sale bien. Pero tan pronto como ese asunto esté resuelto me pondré manos a la obra con En Busca de la Eternidad. Prometido. De hecho, avisaré en la página que tenemos en Facebook de la disponibilidad para su compra. Nos vemos en el próximo encuentro, queridos lectores. ¿De qué hablaremos el martes? ¿Quizá de alguna delirante teoría? La verdad es que no lo sé. Todavía tengo que pensármelo. De todas maneras será el miércoles, ahora que lo pienso, porque el martes no voy a estar en casa en todo el día. Nos vemos entonces el miércoles. ¡Hasta entonces, queridos lectores!