miércoles, 27 de diciembre de 2017

104. El simbolismo de "Cuento de Navidad"

Últimamente me sorprendo a mí mismo haciendo muchas reseñas de películas, pero no sé si soy yo o es el destino (muchas veces es él quien tiene que ver con lo que pasa) el que me hace ver esas cintas con un potente simbolismo. Así que, dejando a un lado Matrix (que ya comentamos y que espero que próximamente aparecerá publicado en el canal de YouTube el vídeo de la conferencia que di al respecto acompañado de Gladys Balaguer) y Noé (que fue la más reciente), esta semana y en estas fechas tan señaladas voy a pararme a comentar una historia que todo el mundo conoce ya: Cuento de Navidad, escrito por Charles Dickens en 1843. El título original era Christmas Carol ("Canción de Navidad"), por lo que quién sabe si Dickens concibió su historia para que fuese cantada... igual que Jesús cantó en la cruz el Salmo 21. En fin, la historia de Cuento de Navidad es, como digo, por todos (o casi todos) conocida: un viejo prestamista avaro (Ebenezer Scrooge), de corazón duro, egoísta y ninguna piedad, que detesta la Navidad, los niños y todo aquello que pueda producir felicidad; es visitado en la noche de Nochebuena por el espectro de su antiguo socio Jacob Marley, fallecido siete años atrás. Éste le advierte de que la vida que ha llevado hasta ahora, llena de desprecio y crueldad hacia los menos favorecidos, le está valiendo una condena eterna en el Infierno, una tan horrible como jamás se ha visto. Sin embargo, aún tiene una posibilidad de salvación: es visitado esa misma noche por tres espíritus, los cuales le hacen cambiar y ver la vida de otra manera; sufriendo una transformación total que le convierte en un hombre nuevo. La historia, como digo, es por todos conocida. Sin embargo, hay algunos puntos interesantes que comentar al respecto.


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La razón por la que he decidido dedicarle esta semana a esta historia es porque la semana pasada vi la película Muchas gracias, Mr. Scrooge (1970), un musical basado precisamente en esta historia. El punto más destacable del libro, y por lo tanto de la película, es el papel de los fantasmas. Y esto no debe sorprendernos. El mundo denominado actualmente como "paranormal" ha fascinado a la humanidad desde el principio de los tiempos, y a lo largo de la historia son millones los hombres, mujeres y niños de distintos países y orígenes que aseguran haber tenido algún tipo de encuentro o contacto con seres misteriosos o sobrenaturales; al tiempo que usaban a los fantasmas y espíritus torturados para dar explicaciones a eventos, ruidos extraños o incluso rachas de mala suerte que no parecían poder explicarse de otra manera. Sin embargo, lo que quizá nunca podríamos haber esperado es que dentro del grupo de los que hoy son definidos como "supersticiosos" se encontrarían también algunas de las más geniales mentes del siglo XIX.

La época victoriana vio nacer a las sufragistas y a personajes que lucharon por poner fin a la esclavitud, pero también fue una etapa oscura que vio nacer un movimiento paranormal dedicado a revelar el mundo de los espíritus y a establecer contactos entre nuestro mundo y el suyo. Los médiums y los cazadores de fantasmas empezaron a surgir en todos los rincones del globo, y eran contactados e invitados a convertirse en el centro de atención de fiestas y reuniones cuyo objetivo no era otro que demostrar la existencia de ese plano espiritual y brindar a los que seguían vivos la oportunidad de comunicarse con sus seres queridos ya fallecidos. En este clima y contexto de interés por lo sobrenatural, y más fuertemente vinculado con el mundo de ultratumba, nació en 1862 una sociedad secreta que sería un pilar de este mundo y que aún hoy continúa existiendo (aunque ya sin ningún secretismo, evidentemente): The Ghost Club, el Club de los Fantasmas. Formado por algunas de las mayores personalidades literarias de la época, como el propio Charles Dickens o Arthur Conan Doyle, esta sociedad estaba dedicada a comprobar y verificar o desmentir todas esas historias, mitos y leyendas que por un lado ayudaban a alimentar la obsesión de la gente por esas otras realidades pero por otro sirvieron también para que numerosos estafadores se aprovechasen de las personas que se encontraban sufriendo una pérdida y que estaban dispuestas a dar lo que fuera para volver a hablar con sus familiares y amigos perdidos.
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El Club nació en el Trinity College de Dublín, cuando en 1855 un grupo de estudiantes empezó a reunirse para debatir sobre la posibilidad de que hubiese un mundo paranormal oculto a la vista de los mortales. Y The Ghost Club, del que formó parte hasta el final de su vida, marcó profundamente a Charles Dickens. Tanto es así que en su obra Cuento de Navidad serán los espíritus quienes realicen la transformación en Scrooge. Pero vayamos por partes, primero hablando de Jacob Marley, el antiguo socio del viejo Ebenezer. Aparece con una gran cadena "que forjé en vida, eslabón por eslabón". La cadena de sus malas acciones. Parece ser que el viejo Jacob Marley, cuando estaba vivo, era igual que Scrooge. Y es una idea bonita: las almas de aquellos que no hacen el bien en vida quedan condenadas a vagar por la tierra eternamente arrastrando esa cadena, la cual pesa demasiado como para permitirles ascender a los cielos. Marley, movido por la piedad hacia su socio y dándole la oportunidad de escapar de ese destino, hace que le visiten esa misma noche (la del 24 de Diciembre) tres espíritus: el de las Navidades pasadas, el de las Navidades presentes y el de las Navidades futuras. La visita de los espíritus tiene lugar, como no podía ser de otra manera, a la 1 A.M., a las 2 A.M. y a las 3 A.M. Sin embargo, no importa tanto las horas de las "visitas" sino el contexto: los espíritus visitan a Scrooge mientras está dormido. Una vez más encontramos reflejado en esta historia el gran poder del sueño. De acuerdo a los antiguos, los sueños eran el medio que tenían los dioses de comunicarse con los mortales. No hay más que pensar en el sueño de Adán, el de Teseo, el de Alicia, el de Coraline, el de Bianor, el de Ossián... en cientos y cientos de historias, el sueño del protagonista implica la manifestación de lo divino, en este caso encarnado por los tres espíritus. Cada uno de ellos le lleva a una época diferente: el espíritu de las Navidades Pasadas le transporta a su infancia y juventud, cuando era un joven inquieto y curioso, lleno todavía de esperanza y buena voluntad. Pero también le muestra cuándo empezó a corromperse, y cambió el amor por el dinero. El siguiente espíritu será el de las Navidades Presentes, un gigante a imagen de Hércules o Sansón que le llevará a visitar las casas de sus conocidos esa misma Navidad. Sólo conociendo aquello que nos es ajeno podemos conocernos a nosotros mismos, pues también somos la imagen que los demás tienen de nosotros. El espíritu de las Navidades Pasadas enseña a Scrooge quién fue y cómo llegó a ser el que es. El espíritu de las Navidades Presentes le enseña quién es Scrooge para los demás, y por lo tanto le abre los ojos en cuanto a quién es él. Y por último, el espíritu de las Navidades Futuras es el más aterrador, ya que es la encarnación de la muerte. Este espíritu mostrará a Scrooge cómo serán las cosas cuando él ya no esté en el mundo. Con un mensaje parecido a Qué bello es vivir, el espíritu le muestra (sin decir ni una palabra, sólo asintiendo o señalando) que nuestras acciones cotidianas tienen un impacto en el desarrollo de los acontecimientos, y que el Cielo o el Infierno depende únicamente de nuestras acciones. Es el mensaje de Jesucristo, evidentemente. Como decía aquel sabio, "el mensaje fundamental de las religiones es no hacer a otros lo que no quieras que te hagan a ti. Todo lo demás son comentarios a pie de página." Será con este último espíritu, que acaba revelándose como la Muerte y lanzando a Scrooge al interior de su propia tumba (y por lo tanto al Infierno), con el que el viejo avaro cambia radicalmente. Al final de la historia descubre que no está en el Infierno, sino en su dormitorio, y que todo ha sido un sueño... o tal vez no. Gracias a esas visiones, Scrooge es un hombre nuevo. De modo que, ¿fue un sueño o una realidad? ¿Qué diferencia hay?

 Imagen relacionada
Representación moderna de los espíritus que visitan a Ebenezer Scrooge, que en este caso adoptan la forma de tres mujeres jóvenes: de izquierda a derecha, las Navidades Pasadas, las Presentes y las Futuras. Esta iconografía parece estar vinculada con las tradiciones espirituales de la Triple Diosa

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