miércoles, 28 de febrero de 2018

113. Hablemos de Buda. Parte II

La semana pasada habíamos dejado a Siddharta Gautama, de 29 años, en la frontera del reino de Sakia, de cuyo trono era sucesor, para comenzar una vida mendicante. Acompañado de su cochero Chana, este momento se conoce como "La Gran Renuncia". Lo primero que hizo Siddharta fue dirigirse a la ciudad de Rajagaha (actual Rajgir, en el estado indio de Bihar), donde comenzó su vida ascética pidiendo limosna por las calles. Poco tiempo después, sin embargo, los hombres de Bimbisara, monarca del gran reino de Magadja, reconocieron a Siddharta y le llevaron ante la presencia de su rey. Éste, ya anciano, quiso saber qué hacía el príncipe heredero del país vecino por las calles pidiendo limosna, y Siddharta le habló de sus cuatro encuentros y su búsqueda para escapar de la vejez, la enfermedad y la muerte. Bimbisara le ofreció su propio trono, al no tener descendencia, pero Siddharta se negó a aceptarlo. Sin embargo, prometió que volvería cuando hubiese obtenido la respuesta a su búsqueda. Entonces se echó de nuevo a las calles, pero pronto vio que la vida callejera no le llevaba a lo que él estaba buscando. Entonces oyó hablar de un maestro anacoreta experto en la práctica del yoga llamado Arada Kalama, y se unió a su grupo de discípulos. Tras llegar a dominar todas las técnicas del yoga del maestro y tras la muerte del mismo, los kalamas le invitaron a sucederle. Sin embargo, Siddharta se sintió insatisfecho con ese dominio del yoga y rechazó la petición, abandonando la ciudad y dirigiéndose a otro maestro anacoreta, Udaka Ramaputta, para convertirse en su alumno. Con él aprendió una gran cantidad de técnicas de meditación y alcanzó elevados estados de conciencia. Una vez más se le preguntó si quería suceder al maestro, y Siddharta, una vez más, se sintió insatisfecho y partió de nuevo. Lo que el joven Gautama estaba intentando era redefinir la unión del individuo (Atman) con lo absoluto (Brahman). Pero ninguno de los dos maestros ascetas habían conseguido satisfacer la búsqueda de la iluminación de Siddharta. No obstante, al haber superado todas las expectativas y a sus propios maestros, tres alumnos ascetas se marcharon con él, convirtiéndole así en su maestro. Los cuatro se proponen endurecer aún más la ascética que practicaban. Intentaron encontrar la Iluminación a través de la privación de todo bien material, incluido el alimento, hasta la mortificación. Siddharta llegó a estar esquelético debido a que apenas ingería ningún alimento, salvo una hoja o nuez al día. Es por este motivo que un día que fue a bañarse le fallaron las fuerzas y casi muere ahogado. Este incidente le llevó a considerar que la práctica del ascetismo extremo, tan corriente en esas regiones, tal vez no fuese el camino para alcanzar la Iluminación. Fue entonces cuando abandonó la práctica del ascetismo, en la que había vivido durante 6 años.


  Resultado de imagen de buda ascetaImagen relacionada
Una iconografía atípica para Occidente: el Siddharta asceta

Reconsiderando su sendero hacia la Iluminación, súbitamente le vino a la mente un recuerdo de su infancia: su padre arando el campo. Así logró un estado de abstracción dichoso y reconfortante, denominado dhyana, que encajaría con el primer estadio de la trascendencia: el autoabandono, la comunión profunda con nuestros sentimientos, dejando de ser nosotros mismos durante unos instantes (podéis leer los tres estadios de la trascendencia aquí). Tras estas experiencias (casi morir ahogado y abstraerse recordando a su padre y sentirse, pues, reconfortado) aprendió dos cosas. Primero, que el ascetismo extremo no conducía a la liberación total, sino que era necesario algo más. Y segundo, que alcanzando cierto punto, ningún maestro era capaz de enseñar nada más, sino que dependía de uno mismo. Partió de nuevo, dispuesto esta vez no a buscar fuentes de sabiduría externas, sino a encontrarlas dentro de sí. Cuenta la tradición que, en su deambular, se encontró con una niña que estaba aprendiendo a tocar el sitar. Su profesor le dijo que si la cuerda estaba muy floja no sonaría, pero que si estaba muy tensa se rompería. Por ello, la cuerda debía estar en su justa tensión para dar música y armonía. Fue gracias a este encuentro que Siddharta comprendió el Camino Medio: tanto el ascetismo extremo como la vida de lujos y placeres que había llevado en palacio eran dos extremos, y la Verdad se encontraría en un punto intermedio de ambos.

Tras haber experimentado el dhyana (abstracción meditativa) con el recuerdo de su padre, Siddharta consideró que tal vez fuese ése el camino para alcanzar la Iluminación. Por ello, una vez llegado él y sus compañeros a la actual Bodhgaya (una ciudad en el estado de Binhar, en el noroeste de la India), Siddharta decidió sentarse a meditar bajo un árbol bodi, una higuera (denominada ficus religiosa), prometiendo no levantarse hasta haber alcanzado la Iluminación. Sus tres acompañantes, pensando que se había vuelto indisciplinado, le abandonaron. Pasó varias semanas, meses, bajo ese árbol, en un estado de profunda meditación. Una noche estalló una tormenta. Como Buda corría peligro bajo ese árbol pero estaba abstraído y de todos modos había hecho una promesa de no levantarse, del suelo surgió una gran serpiente cobra llamada Mucalinda, rey de los nagas (en el marco del hinduismo, son entidades semidivinas ctónicas con forma de serpiente). Mucalinda enroscó su cuerpo alrededor de Siddharta y le cubrió con su caperuza el tiempo que duró la tormenta. Cuando la lluvia cesó, desenroscó su cuerpo del príncipe, y tras adoptar forma humana y realizar una reverencia ante Siddharta, regresó a las profundidades de la tierra.


 Imagen relacionada   
Representación moderna de Siddharta bajo la tormenta siendo protegido por Mucalinda

Poco tiempo después de este episodio, tras haber pasado 49 días bajo la higuera y contando con 35 años de edad (otras fuentes dicen que tenía 33), Siddharta alcanzó el estado de bodi (iluminación, completo discernimiento, despertar), siendo entonces consciente de que se había liberado completamente. A partir de entonces Gautama sería conocido como "el Buda", que significa precisamente "el Iluminado" o "el Despierto". Según las fuentes, esto ocurrió en el noveno mes del calendario lunar o en el duodécimo. En el momento de su "despertar", Siddharta comprendió de forma inclusiva y total las causas del sufrimiento y cómo remediarlo. Esto le llevó a promulgar las Cuatro Nobles Verdades, que se convirtieron en los pilares del budismo. Son éstas:

- El sufrimiento existe
- El sufrimiento tiene una causa
- El sufrimiento puede extinguirse, extinguiendo su causa
- Para extinguir la causa del sufrimiento, debemos seguir el Noble Camino Óctuple

Este cese del sufrimiento (dukkah) es lo que se conoce como "nirvana" (aunque en el idioma original del Buda Gautama, el pali, se diga nibbana, que significa "apagado"). Tras su despertar, comprendió que ya no pesaba sobre él la ilusión del "yo" (Atman), sino que había expandido su conciencia y se había fundido con el Brahman: un estado conocido como Anatam, el "No-Yo", lo que Freud habría definido como la eliminación total del Ego. A grandes rasgos, el verdadero ser de Siddharta estaba más allá de las dualidades de aferramiento y repulsión, había trascendido el espacio y el tiempo, la vida y la muerte, es decir, había detenido el eterno girar de la rueda del Samsara (el ciclo de nacimiento, vida, muerte y encarnación de las grandes tradiciones de la India). Otro punto importante que descubrió Siddharta es que alcanzar este supremo estado de liberación o nibbana es posible para todo ser humano, siempre que siga el Noble Camino Óctuple (que analizaremos más detalladamente en la próxima entrada). El Buda describió el nibbana como la perfecta paz de una psique que está libre de todo tipo de ignorancia, avidez, odio y otros estados que resultan dolorosos o "insalubres" para ella. Este tipo de estados negativos se denominan klesa. También es considerado el nibbana como un desvanecimiento del mundo, en el que desaparecen toda personalidad y juicio para fundirse con el Todo, la Unidad, el Brahman. Inmediatamente después de su despertar, el Buda reflexionó si debía o no enseñar el dharma (que significa literalmente "protección", se entiende que contra el sufrimiento) a los demás. Al principio consideró que la Humanidad, al estar dominados por la ignorancia, la avidez y el odio, nunca podrían comprender un camino que es tan sutil y profundo como difícil de entender. Sin embargo, se convenció a sí mismo de que al menos una persona lo entendería. Y el Buda, reconfortado, aceptó enseñar.


CONTINUARÁ...

Resultado de imagen de el buda

miércoles, 21 de febrero de 2018

112. Hablemos de Buda. Parte I

Concretamente, de Siddharta Gautama, el que ha sido denominado "Buda histórico". Resulta cuanto menos interesante que él no fuese ni el primer ni el último Buda, y que su historicidad es, cuanto menos, discutible. Siendo esto así, ¿por qué cuando hablamos de Buda siempre nos referimos a él? Porque él fue quien sentó las bases de lo que luego se fue transformando y desarrollando hasta que alcanzó su etapa final: la religión conocida como budismo. Gautama, antes de nada, fue un hombre. Buda fue el mito. Lo mismo ocurrió con cierto rabino judío en el siglo I de la Era Común: Jesús fue un hombre, que se transformó en el mito de Cristo. Hace un par de entradas hablábamos de Muhammad y de la instauración de una religión completamente ideada por él, refiriendo también que no hacerlo igual fue el "error" de Siddharta y Jesús. ¿Por qué ocurrió esto? Seguramente porque tanto el príncipe nepalí como el rabino galileo no pretendían fundar ninguna religión, y por eso no dejaron establecidos sus preceptos ni ritos. Quién sabe. Al final, tanto los seguidores de uno como los del otro construyeron sus religiones en torno a su figura: el catolicismo y el budismo, con posterioridad divididas en infinitas ramas. Pero, ¿qué sabemos de los hombres? Si hubo que esperar veinte años desde la supuesta muerte de Jesús para encontrar en un documento sus enseñanzas (la primera carta de San Pablo, Epístola I a los Tesalonicenses, se ha fechado en el 51 d.C.), el caso de Buda fue mucho más drástico: el príncipe vivió entre los siglos VI y V a.C., pero sus enseñanzas aparecen recogidas por primera vez en textos que van desde el siglo I a.C. hasta el siglo III d.C. Es decir, su vida y enseñanzas fueron puestas por escrito cuatrocientos años después de su fallecimiento... con todo lo que ello supone. 


Resultado de imagen de buddha wallpaper
Vivo enamorado de todas las imágenes de Buda, aunque él mismo en vida criticó duramente la idolatría y por supuesto la veneración hacia su persona. Pero me da igual: el arte budista es infinitamente hermoso. Aquí, el rostro del Iluminado frente a una varilla de incienso

Eso es lo que significa precisamente Buda, buddha, "el iluminado". Como no tenemos documentación que nos refiera nada de él en su época, tendremos que fiarnos de lo que nos dicen los primeros textos budistas. ¿Por qué no? Sin embargo, enseguida vemos por dónde van a ir los tiros, en cuanto analizamos un poco el nombre del protagonista. Siddharta significa "el que cumple su propósito". Vaya... qué casualidad. Pero bueno, obviemos este no poco importante detalle mítico y vayamos a lo que nos cuentan los textos sobre su vida. Su nacimiento, por supuesto, aconteció de una manera muy poco usual. Su padre era Sudodana, una suerte de jefe tribal de la nación Sakia, en el actual Nepal, hoy desaparecida. Sin embargo, la tradición quiere que su padre fuese rey, y su madre Mayadeví, una princesa. Él fue conocido, pues, como el príncipe heredero. La noche de su concepción, la reina soñó que un enorme elefante blanco de seis colmillos igualmente blanco entraba en ella (la penetraba) por el costado. Pasados los nueve meses de rigor, nació el pequeño Gautama. Su nacimiento se fechó, por supuesto, un 25 de diciembre, al abrigo no de una cueva sino de un árbol, y con la reina lejos de su ciudad debido a que debía dar a luz en el reino de su padre, según la tradición. Por lo tanto, el parto la pilló entre Kapilavastu (la capital de Sakia) y Lumbini, también en Nepal. La fecha del nacimiento del Buda Gautama es celebrada masivamente en el budismo, y se conoce como Vesak. Se dice que Gautama nació, alcanzó la Iluminación y murió siempre ese mismo día. Pero no nos desviemos. El mito quiere que su madre muriese durante el parto, aunque otras fuentes dicen que fue al cabo de unos días y otras que al cabo de siete días. Sea como fuere, Mayadeví murió, y no es para menos: Gautama nació de su costado.


  
Escultura que representa a Buda naciendo del costado de su madre Maya, viéndose también al pequeño Gautama de pie haciendo el gesto con la mano (mudra) de protección (abjaya)

El caso es que el pequeño Gautama terminó viviendo en el palacio de su padre, ahora viudo. Durante las celebraciones por el nacimiento de su heredero (aunque los estudiosos, repito, no le consideran un verdadero monarca), el rey Sudodana recibió en su palacio a un visitante inesperado: un ermitaño vidente llamado Ásita descendió de su montaña, por primera vez en décadas, para examinar al pequeño. Después de haberle estudiado, el ermitaño anunció que el niño sería un gran rey (chakravarti) o en un gran monje asceta (sadu). El rey se sobresaltó un poco, pues que su hijo fuese un gran rey sí le interesaba, pero no que se convirtiese en un monje, ya que no tenía más descendencia y su linaje se perdería. De manera que, para asegurarse, al quinto día del nacimiento de Gautama, el monarca celebró una ceremonia de imposición de nombre (que fue Siddharta) e invitó a ocho sabios brahmanes para que predijesen el futuro de su hijo. Todos ellos dieron una doble predicción: que el príncipe o bien llegaba a ser un gran rey o bien un gran hombre santo. Sólo el brahmín más joven, Kaundinya, logró hacerse famoso en la tradición al ser el único que predijo, de forma inequívoca, que Gautama se convertiría en un Buda.  

Como Siddharta no estaba acostumbrado a las enseñanzas religiosas dominantes de su tiempo (especialmente el hinduismo), su padre intentó por todos los medios alejarle de la senda religiosa, evitando sobre todo que entrase en contacto con el sufrimiento del mundo (duka). Casado con la hermana más joven de su difunta esposa, Mahapajapati Gotami, fue ella quien crió al joven Gautama en los tres palacios que Sudodana había construido para él. Los tres estaban interconectados, y cuando se cansaba de vivir en uno, se mudaba al otro por los pasillos ocultos, de manera que no veía nada de lo que ocurría fuera de sus palacios. Por supuesto, Sudodana le proveyó de todo lo que podría necesitar o desear. Cuando Siddharta cumplió 16 años su padre arregló su matrimonio con una prima de su misma edad llamada Yasodhara. De esa unión nació Rajula. La tradición cuenta que hasta los 29 años vivió Siddharta Gautama en estos palacios con su familia, pero que a esa edad ya empezó a sospechar que los bienes materiales no eran el fin último de la vida.

La boda real del príncipe Siddharta y la princesa Yasodara, celebrada con gran esplendor en el palacio, oficiada por su padre el rey Sudodana. Pieza de Pakistán, entre los siglos III y IV d.C.

Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos de su padre por ocultarle el dolor del mundo, un día le entró la curiosidad al joven príncipe. ¿Qué habría fuera de las paredes de su palacio? De modo que convenció a su cochero para que le llevase a dar una vuelta por la ciudad, a ver cómo vivían sus súbditos. Durante el recorrido, Siddharta vio a un hombre anciano. Toda la cara arrugada, el cabello blanco, sosteniéndose en pie a duras penas con la ayuda de un bastón. El príncipe, que nunca había visto a un anciano, le preguntó a su cochero al respecto. Éste, de nombre Chana, le dijo: "Es un anciano, mi Señor. Todas las personas, cuando se acerca el final de su vida, envejecen y adoptan ese aspecto." Siddharta, asombrado, le preguntó: "¿Todas las personas? ¿También mi familia?" Y el cochero le contestó: "Sí, mi Señor. También vuestra familia, vuestro padre, vuestra esposa, vos mismo y vuestro hijo". El príncipe, ojiplático ante tal revelación, pidió a Chana que le devolviese a palacio y se puso a meditar sobre ello. Al día siguiente le pidió que de nuevo le llevase a dar una vuelta por la ciudad en su carruaje. Durante el recorrido, Siddharta vio a un enfermo. Un hombre tirado en la calle, tiritando de fiebre, con el rostro demacrado y pústulas por todo el cuerpo. Él, que nunca había visto a un enfermo, le preguntó a su cochero. Y Chana le respondió: "Ese hombre está enfermo, mi Señor. La enfermedad es un mal que tarde o temprano todas las personas padecemos, y provoca terribles sufrimientos." Y Siddharta preguntó: "¿Todas las personas? ¿También mi familia?" A lo que el cochero contestó: "Sí, mi Señor. También vuestra familia, vuestro padre, vuestra esposa, vos mismo y vuestro hijo". El joven Gautama, perplejo por esta nueva revelación, pidió regresar a palacio y quedó esa noche meditando sobre lo que había visto. Al día siguiente, Siddharta volvió a pedir a Chana que le llevase por la ciudad, y en el deambular encontró un cadáver cubierto con un manto al que unos hombres llevaban a hombros, dirigiéndose a una pira funeraria. Sorprendido por esta visión, Siddharta volvió a preguntar a su cochero, y obtuvo de él respuesta similar a los días anteriores: "Es la muerte, mi Señor. El fin de la existencia en este mundo. Todas las personas moriremos algún día." A lo que el príncipe preguntó: "¿Todas las personas? ¿También mi familia?". El buen Chana respondió: "Sí, mi Señor. También vuestra familia, vuestro padre, vuestra esposa, vos mismo y vuestro hijo." Siddharta, de nuevo, pidió a Chana regresar a palacio y pasó una tercera noche meditando. Perturbado por estos tres encuentros, el joven príncipe sintió la necesidad de descubrir cómo escapar de ese ciclo de enfermedad, vejez y muerte. Entonces decidió volver a salir, en busca de inspiración. Y en esa nueva salida con Chana tuvo su cuarto encuentro: a lo lejos vislumbró a un hombre que emanaba paz y tranquilidad, y Gautama pensó que quizá él conocía la forma de salir de ese ciclo de vejez, enfermedad y muerte. Cuando le preguntó a Chana al respecto, éste contestó: "Se trata de un asceta, mi Señor. Un hombre que ha renunciado a todas las posesiones materiales para dedicarse a la práctica interior." En ese momento Siddharta decidió renunciar a su vida rodeada de lujos y riqueza para empezar una vida de renuncia. Esa misma noche, sin despedirse de su  padre, de su mujer o de su hijo, acompañado sólo de su fiel cochero Chana, tomó un par de caballos y salió a escondidas del palacio. Cuentan que los dioses silenciaron los cascos de los caballos al chocar contra el pavimento para no alertar a los guardias de la partida del joven príncipe. Juntos, Siddharta y Chana cabalgaron hasta la frontera de su país, Sakia. Una vez allí, el joven se cortó su larga melena, cambió sus ropas de príncipe por las de un mendigo y comenzó su vida errante y mendicante. Siddharta contaba entonces con 29 años...


CONTINUARÁ...  

 Resultado de imagen de los cuatro encuentros buda
Pintura que refleja los 4 Encuentros de Siddharta Gautama: situado ante la rueda del Dharma (ciclo vital), pregunta a su cochero Chana sobre el anciano, el enfermo, el difunto y el asceta. Estos encuentros serán el detonante para que el príncipe comience su búsqueda

Resultado de imagen de buda gautamaResultado de imagen de monje budai
NO CONFUNDIR. A la izquierda, Siddharta Gautama, el Buda (que significa "el despierto", "el iluminado"), que vivió hace 2.600 años aprox. y fue un maestro espiritual y fundador del budismo. A la derecha, Hotei, más conocido como Bu-Dai (que significa "saco de tela"), que vivió hace 1.100 años aprox. y fue un excéntrico monje budista de legendaria generosidad y jovialidad. En China se ha convertido en la deidad de la prosperidad, la abundancia y el buen comercio. 

miércoles, 14 de febrero de 2018

111. Tiempo de búsqueda

En las últimas semanas estoy confirmando lo que llevo ya tiempo sospechando: padecemos una enorme crisis espiritual. Y la llevamos arrastrando desde hace ya cuatrocientos años. Sin embargo, y con la intención de que esta entrada no resulte muy larga, voy a concretar. Digo que padecemos una crisis espiritual porque el mundo cambia constantemente, pero las grandes tradiciones religiosas no parecen ser capaces de seguir su ritmo. Me centraré en Europa y América, que son las regiones geográficas sobre las que más me he podido informar y también porque compartimos una cultura común y, por lo tanto, puedo forjarme una opinión al respecto y expresarla de forma consecuente. Me imagino que en la zona de Asia oriental, con China, Japón, Nepal, India y todas esas regiones pasará algo parecido a lo que voy a decir a continuación, pero no he podido constatarlo, por lo que guardaré silencio al respecto. Ahora bien, desde la Ilustración del siglo XVIII se ha atacado en Europa al pensamiento religioso por considerarlo, precisamente, anticuado y supersticioso. Sin embargo, el mismo siglo XVIII originó numerosas hermandades, grupos y sociedades de carácter religioso. Pues al final, tal y como hemos dicho en más de una ocasión, "religión" proviene de religare, es decir, de unir. ¿Unir qué? Lo de arriba con lo de abajo, lo de dentro con lo de fuera... eso depende de cada sistema religioso. Pero la religión se fundamenta sobre el hecho de que somos seres conscientes de que el mundo es dual, y que hay una realidad que somos nosotros y otra que no somos nosotros. Y como también somos animales sociales y políticos, estamos biológicamente "diseñados" para relacionarnos con esa realidad que es distinta a nosotros mismos. Ésa es la unión, y es el primer nivel de la trascendencia (podéis recordar los tres niveles de la trascendencia aquí). Relacionarnos con los demás implica ponernos en la situación de los demás, y ver las cosas desde otra perspectiva. Por eso nosotros dejamos de ser nosotros y nos unimos a "algo más". Ése es el principio religioso por antonomasia, la unión con algo más grande que nosotros mismos: alguien más, un ideal, un objetivo... Sin embargo, los líderes encargados de la transmisión de las enseñanzas religiosas han hecho un trabajo tan nefasto que en el siglo XXI hemos adoptado el pensamiento de religión = judaísmo, cristianismo o islam. Y no sólo eso, sino que los consideramos sistemas anclados en el pasado, cosa de nuestros abuelos, pero en lo que no debemos creer. Como si la creencia consistiese en aceptar un dogma metafísico sentado en el sillón de nuestra casa. No, la creencia consiste en establecer un sistema de actuación. Hacer tal cosa y no tal otra conforma nuestra creencia. No es, como a menudo se piensa erróneamente, "creo en Dios y por lo tanto voy a misa", sino "voy a misa porque creo en Dios". Y aunque no lo parezca, hay una diferenciación de concepto fundamental. Porque ir a misa significa tomar parte del ritual católico, pero también se aplica a lo que haces, cómo vives tu vida, fuera de misa. Es decir, tu configuración como persona define tu creencia. 


Resultado de imagen de ritual religioso
Los rituales religiosos de todos los lugares y de todas las épocas han tenido como objetivo acentuar la relación de lo humano con lo trascendente e influir de alguna forma en los inescrutables designios, en caso de haberlos, de lo divino. Una forma de conexión con lo sagrado, pero también con lo profano

Sin embargo, alejados de ese sentido (que es inherente al ser humano, porque todos nosotros sabemos que hay algo más grande que nosotros mismos: los ideales universales del amor, la justicia, la paz, la propia humanidad o el cosmos, etc.), hoy en día la gente, especialmente los jóvenes, están buscando una nueva conexión espiritual, pues la religión de sus antepasados no les satisface (quizá por no estar bien explicada, aunque ahí no me meto). Este vacío, esta crisis espiritual gravísima, porque implica la ausencia de un elemento fundamental del ser humano; este vacío como digo, ha venido a ser llenado por el fenómeno denominado new age. Y curiosamente, todos los movimientos new age beben de tradiciones preexistentes, vistas desde otros puntos de vista. Lo cual, como todo, tiene su lado negativo y positivo (personalmente me parece que pesan más los negativos que los positivos, pero no es ése el tema que nos ocupa). Y es que la razón por la que estoy escribiendo esta entrada es por las cosas que estoy viendo últimamente a este respecto. Baste destacar, por el momento, dos post vinculados con este movimiento new age. El primero es un comentario que he recibido yo en este mismo blog. A continuación lo transcribo tal cual fue publicado en El Libro Secreto de Juan. Parte III:


¡¡¡Hola!!! Quieres ser un miembro de los grandes illuminati y comenzar
a recibir € 90,000,000Euros, mensualmente y ser popular entre otros y
tener riquezas y fama, esta es la única oportunidad de ser de los illuminati
... Fui enviado por el masón alto jefe para traer a 52 miembros a los illuminati,
he obtenido 32, así que buscamos 20, así que intente ser una de las personas
más importantes para ser rico y famoso, WhatsApp en: +2348147226753. O 
envíenos un correo electrónico a greatilluminati0666@gmail.com, para que
podamos comenzar el proceso de unión !!!

Bueno, hay tantas cosas mal en este mensaje que no sé por dónde empezar. Lo primero que choca es que, siendo supuestamente una sociedad secreta que gobierna el mundo en la sombra (y de la que hablo en el vídeo de la semana en mi canal, que podéis ver aquí), ¿cómo es que se dan a conocer así a la ligera y reclamando membresía en un comentario de un blog ABIERTO? No parece muy inteligente. Pero bueno, analizando el mensaje... lo primero, que los illuminati no parecen muy malos siendo tan efusivos al saludar (con ese "hola" acompañado de tres signos de exclamación). Luego, dan 90 millones de euros mensualmente así porque sí, by the face. Ser popular, riquezas, fama... en fin, lo que habitualmente se promete porque parece que es la meta a alcanzar. Me hace especial gracia que me diga que le envía el "masón alto jefe", que parece más el nombre de un líder de una tribu de nativos americanos que del de una sociedad secreta. Para empezar, los vínculos de la masonería con los illuminati se pierden a finales del siglo XVII y principios del XVIII, y por supuesto que un masón no estaría al mando de los illuminati. Además, el rango más alto dentro de la masonería recibe el nombre de "Venerable Maestro", no de "masón alto jefe". Después el famoso truco de clickbait de que hay plazas limitadas para unirse a sus filas, no pierdas la oportunidad, y bla bla bla. Por último, me hace especial gracia que los illuminati, como supuesto grupo de poder mundial, tenga whatsapp y correo electrónico compartido. Me parece genial, es como muy mono, como montar un grupito en facebook. En fin, que no, que no es serio. Pienso (y quiero creer) que es una broma, porque además quien publica el comentario lo hace bajo el nombre de Anton Szandor LaVey, nada menos que el fundador de la Iglesia de Satán. Es decir, que tenemos a illuminati, masones y satanistas metidos en el mismo saco. Muy profesional.

 Resultado de imagen de illuminati
Los Illuminati NO son y NUNCA han sido los dueños del mundo en la sombra. Esa teoría de la conspiración proviene de las acusaciones dirigidas en los siglos XVIII y XIX contra una hermandad universitaria conocida como Iluminados de Baviera, a quienes se acusaba de haber tomado parte e incluso haber instigado grandes acontecimiento de aquella época, como la Revolución Francesa. Sin embargo, nunca se pudo probar ninguna de esas acusaciones, considerando además que la hermandad desapareció por decreto gubernamental en 1785, junto a otras sociedades  

Ya hemos dicho en más de una ocasión que los Illuminati (los auténticos) eran científicos que buscaban demostrar la existencia de Dios a través de la ciencia, que fueron perseguidos por la Iglesia Católica, asesinados y obligados a pasar a la clandestinidad, desapareciendo su rastro por completo a principios del siglo XVIII. No creo necesario ahondar más en este asunto. El segundo punto que quiero tocar en la entrada me ha ocurrido esta misma semana, mientras preparaba mi clase. Resulta que estaba transcribiendo un pasaje de Historia, Vol. III de Heródoto sobre una entrevista entre embajadores persas y un rey de los etíopes cuando he visto que el historiador se refería a los primeros como "macrobios". Más tarde he podido averiguar que Heródoto les denomina así para concretar su lugar geográfico de procedencia, ya que el Imperio Persa (en ese momento bajo el mando de Cambises II) era inmenso. La sorpresa me la he llevado cuando, buscando el término, los primeros resultados que me han salido han sido de páginas tituladas elrinconparanormal, astillasderealidad, contraperiodismomatrix, mundodesconocido, esclavosdelsistema... En definitiva, un sinfín de páginas de marcado carácter conspiranoico. Por curiosidad, me he metido en una, a ver qué decía sobre los macrobios. Ésta es la imagen que da la bienvenida al artículo:

 

Esta "cadena de mando" (u orden universal, como lo exponen aquí) me ha hecho gracia. Me gusta pensar que el autor del dibujo (Giorgio Santucci) no es un conspiranoico, sino que ha querido hacer una broma... aunque aún estoy dudando sobre si el autor del post que acompaña esta ilustración piensa lo mismo. Según el dibujante, el orden del universo es como sigue: primero estás TÚ (el individuo) controlado por MARIO MONTI (ex-presidente del consejo de ministros de Italia), controlado a su vez por MASONES (qué sorpresa), controlados a su vez por ILLUMINATI (oh, sorpresón), controlados a su vez por los ANUNNAKI ELOHIM (literalmente "los hijos de Anu", el dios del cielo, los dioses de la mitología sumeria. Elohim es un término hebreo del que ya hemos hablado, que a pesar de tener número plural, se usa para referirse a YHVH). Estos supuestos "dioses astronautas" que habrían dado origen a los sistemas religiosos politeístas estarían controlados a su vez por REPTILIANOS (alienígenas con forma de reptil, como su propio nombre indica, que también han aportado mucho al mundo de la conspiración); controlados a su vez por otros alienígenas llamados GRIGI (los famosos "grises" de Hollywood), controlados a su vez por GALACTUS (un personaje creado por Marvel, es maravilloso), que a su vez está controlado por el archifamoso CTHULHU (el dios primigenio con cabeza de calamar creado por el inmortal Lovecraft). Todo esto, tomado desde el punto de vista de la comedia, me parece fantástico. Una genialidad. Sin embargo, el peligro está en tomarlo como realidad. Y eso es lo que, me da la sensación, hace el autor del post cuando, después de esta imagen, publica el siguiente texto:

Todas las religiones y visiones metafísicas de este mundo concluyen que hay seres
que pudieran trascender el universo de tres planos en el cual vivimos. Estas entidades,
bien sean llamadas "ángeles" o "espíritus" o "entidades" son los que se denominan los
Macrobios. Se supone que estas entidades han estado presentes entre los seres humanos
desde su existencia, siendo mencionados inclusive por la loca religión de la cienciología
al hablar de "Secuestros de almas extraterrestres por parte de Xenú." Hay varias teorías
sobre el origen y la existencia multidimensional de estos seres. Se han relacionado
comúnmente con los súcubos e íncubos (demonios que absorben energía sexual) y
también con las apariciones de espíritus y fantasmas. Aunque, entre los cristianos
extremistas dogmáticos más conservadores, se dice que estos seres pueden absorber
energía y debilitar a las personas por lazos o vinculaciones astrales que el sujeto realiza
independientemente por medio de ritualística. El Internet menciona que el Yoga y otras
formas de meditación sirven para el contacto de estas extrañas entidades, y que la forma
más efectiva de invocación es la llamada "Magia enochiana" de John Dee, la cual más
tarde retomó Crowley como uno de los pilares para su religión, el Astrum Argentum. 
Entre los conspiranoicos más acérrimos, se dice que estas entidades se encuentran
inclusive por encima de los reptilianos en la cadena de mando, y que podrían llegar a
tener la mentalidad y la estructura física de los insectos, siendo su forma relacionada
comúnmente con la de las mantis religiosas."

A ver... que cada uno piense lo que quiera, indudablemente. Ninguno de nosotros tiene derecho a erigirse en juez de los demás. De hecho, con la primera parte del post estoy bastante de acuerdo: casi todos los sistemas religiosos occidentales y algunos orientales cuentan con un sistema mitológico que expone la existencia de seres que viven en una realidad "superior" a la nuestra. La Kabalha del siglo II d.C. ya estableció con toda claridad que el Universo se dividía no en tres dimensiones, sino en diez (cosa que la ciencia ha corroborado hace pocos años), y que la creación era una emanación en diez niveles del Creador. Por tanto no es de extrañar que se desarrollase la doctrina de que, entre el primer nivel (Kether, la Corona, la Unidad plena) y el último (Maljut, el Reino, el mundo sensible en el que nos movemos) haya entidades que coexisten. Sin embargo, durante toda la Antigüedad y la Edad Media todas estas doctrinas se consideraron alegóricas, que encerraban enseñanzas más profundas. Tomarlas de modo literal habría sido una interpretación simplista y reduccionista... pero es justo lo que pasó. En la Edad Moderna, y sobre todo a partir del Romanticismo, mitos como la Atlántida o la existencia de los "macrobios" pasaron a considerarse de forma literal. Y esta lectura alcanzó su punto álgido durante la Alemania nazi, pues Heinrich Himmler y los suyos buscaron vehementemente las reliquias y objetos de poder de las distintas tradiciones religiosas para convertir al país germánico en el Reich de los mil años. Y es precisamente eso lo que me preocupa: al no profundizar lo suficiente en los sistemas religiosos e interpretar su mitología como acontecimientos históricos se crea una peligrosa mezcla que pervierte la enseñanza original... y la difunde por lo que el autor del post llama "el internet". Decir que el Yoga sirve para conectar con esas otras entidades es una falacia (sirve para conectar, sí, pero de fuera hacia dentro), exactamente igual que la supuesta "Magia enochiana" de John Dee, que mucho me temo que perdió también la cordura al creer que se estaba relacionando con los ángeles que habían ilustrado a Enoch (y que no resultó ser más que una estafa de Edward Kelly, su colaborador y reconocido estafador, que hizo que finalmente John Dee pasase de frecuentar los círculos de la corte de Isabel I de Inglaterra a morir olvidado y en la miseria en el siglo XVI). No he comprobado que Aleister Crowley (1875-1947) adoptase la supuesta "magia enochiana" en su religión, pero sí sé que no se denominó como dice el autor del post (Astrum Argentum), sino que su nombre fue Thelema ("haz tu voluntad"). Mucho me temo que Crowley fue uno más de los que se intentaron aprovechar de las gentes del siglo XX que estaban sufriendo esa gran crisis de espiritualidad y necesitaban nuevas experiencias (o antiguas experiencias revestidas con el manto de lo nuevo). Por eso todo ese repentino interés por los OVNIS o los fenómenos paranormales, así como la aparición de Thelema de Crowley o la Iglesia de Satán de LaVey. Por último, me resulta gracioso que esos entes, supuestamente por encima de la cadena de mando de los reptilianos, posean la mentalidad y la estructura física de las mantis religiosas. Es curioso que, siendo tan superiores y tan desarrollados, adopten las características de criaturas que todos conocemos. Es exactamente lo mismo que hacían los mitógrafos antiguos al construir sus sistemas religiosos: sus dioses estaban diseñados de acuerdo a la naturaleza que conocían. Es importante recordar que la religión proviene siempre de la experiencia, y estas creencias conspirativas y new age lo confirman: no hemos "superado" la religión de nuestros antepasados y descubierto la "verdad" del control alienígena. Únicamente hemos sustituido a unos dioses por otros. Porque el ser humano siempre va a necesitar el contacto con lo trascendente, no importa si éste se manifiesta en forma de rayo, elefante o mantis religiosa extraterrestre. La verdad no está ahí fuera, sino aquí. Hay otros mundos, pero están en éste. Y la búsqueda de un sistema religioso que supla las faltas de los anteriores continúa...

 Resultado de imagen de religion wallpaper

miércoles, 7 de febrero de 2018

110. La mística en el Islam. Historia de una contradicción

Supongo que muchos de vosotros os preguntaréis por qué considero que el misticismo en el Islam, que recibe el nombre de sufismo en la tradición sunita (por lo tanto, mayoritaria), es una contradicción. Para explicar esto, primero hay que aclarar en qué consiste el Islam. Lo que hoy conocemos como "Islam" fue diseñado desde prácticamente cero por Muhammad (a quien los occidentales llamamos Mahoma) en el siglo VII d.C. Originalmente, Muhammad era un comerciante que seguía las rutas de caravanas que comunicaban toda la actual Península Arábiga con la gran capital del mundo oriental en aquel momento: Bizancio. Fue así como Muhammad conoció de primera mano cómo el emperador bizantino y los obispos de la Iglesia luchaban unos contra otros por establecer una doctrina común a todas las comunidades cristianas, luchando contra las múltiples herejías que no cesaban de brotar (recordemos que la doctrina cristiana oficial, el catolicismo, había sido aprobada e impuesta entre los cristianos trescientos años antes). Muhammad, que seguramente había tenido contacto con comunidades cristianas primitivas que le explicaron el mensaje de Jesús (no pudo leer nunca los Evangelios, pues era analfabeto) se dio cuenta de que el gran error de Jesús (al que la comunidad musulmana denominó Isa) había sido no establecer un sistema de reglas y actitudes concretas, pues así sus supuestos seguidores estaban luchando por establecer las suyas propias. Así, Muhammad, al contrario que Jesús o Siddharta Gautama, el Buda; sí fundó una religión. Y lo hizo utilizando como fuente lo que conocía del judaísmo, del reciente cristianismo y de los pueblos nativos y nómadas de la Península Arábiga, enormemente influenciados por el animismo, la superstición y la magia. Así nació el Islam, como una mezcla de todo ello, concibiendo a una sola divinidad: Alá. Sin embargo, no caigamos en el error de pensar que Mahoma creó a Alá. El término árabe "Al-lah" significa "El dios", y es utilizado también por los judíos y los cristianos hablantes del árabe para referirse a Dios. También utilizaban este término los paganos de La Meca para referirse a su deidad suprema, un Dios creador y eterno, en la Arabia preislámica. Sin embargo, el dios de Muhammad se diferencia del dios de los paganos pre-islámicos en que para aquél, Alá es una única divinidad. Los árabes pre-islámicos consideraban por el contrario que Alá no era la única divinidad, sino que tenía compañeros, hijos e hijas. Muhammad vino a terminar con esa cuestión, instaurando el monoteísmo. Pero también instauró una religión fácil, una forma de vida sencilla, reflejada en los Cinco Preceptos o Pilares:

1. La aceptación del dogma de fe (Shahada): sólo existe un Dios y Mahoma es el último de sus profetas.

2. La práctica de la oración (Salat), que debe hacerse cinco veces al día y que se puede realizar en cualquier lugar siempre que se oriente a La Meca.

3. La caridad (Zakat), traducido a veces como "limosna", compartiendo los recursos con los necesitados.

4. El ayuno (Swan), o ramadán, consistente en practicar el ayuno desde el alba hasta la puesta del sol durante el noveno mes del calendario musulmán.

5. El peregrinaje a La Meca (Hajj) al menos una vez en la vida, a menos que existan causas justificadas que impidan el viaje.

Si una persona sigue estos cinco preceptos, es musulmán. Si no, no lo es. Así de sencillo.


  Maome.jpg 
Ilustración del siglo XV de una copia de un manuscrito de Al-Biruni (uno de los intelectuales más destacables del mundo islámico, matemático, astrónomo, físico, filósofo, viajero, historiador y farmacéutico persa, en los siglos X-XI) que representa a Mahoma predicando El Corán en La Meca

¿Qué significaba el Islam para Muhammad? "Islam" se puede traducir como "sometimiento", pero no en el sentido peyorativo que le damos en Occidente, donde tendemos a relacionarlo con una actitud esclavista. No, el musulmán es literalmente "aquel que se somete", es decir, aquel que lleno de humildad dedica todos sus esfuerzos a ayudar y hacer más llevadera la vida de los demás. Es, literalmente, la compasión, el amor incondicional. Por lo tanto, ¿Jesús era musulmán? Por supuesto que sí. ¿Y Buda? Por supuesto que también. Ésa era la enseñanza originaria de Muhammad. De hecho, "Islam" comparte cierto significado semántico con el término hebreo Shalom, que significa "paz" o "bienestar". Pero más importante aún para el tema que nos ocupa hoy es la concepción que Muhammad tuvo de Alá. Porque a él no le sirvió lo que defendían judíos y cristianos de un dios alejado de los hombres y aguardando el Juicio Final para manifestarse. El dios de Muhammad tiene lo que los musulmanes denominan "Presencia Infinita". Para hacerlo más asequible al razonamiento humano, se podría decir que Dios es su Creación. Que Alá está en el mundo, no separado de él. Y, por supuesto, que todas las cosas vivientes son Él. La mente humana no puede comprender un aspecto metafísico tan elevado, y Muhammad no pretende que así sea. La verdadera presencia de Alá se manifiesta mientras intentamos comprenderlo, en lo que pensamos y sentimos mientras reflexionamos sobre ello. Eso es Alá. Por eso el Islam es el sometimiento o la sumisión, a Dios y a los demás, considerando que Dios está en los demás, pero también en nosotros. Este es el motivo por el cual el misticismo musulmán no tiene, en principio, sentido.

  
La Kaaba entre los peregrinos. Antes del siglo VII, la Kaaba ("cubo") servía como centro de culto para los árabes politeístas pre-islámicos y se considera que contuvo 360 ídolos. Cuando Muhammad conquistó La Meca, retiró del santuario los ídolos tras honrar la "Piedra Negra", un meteorito considerado por los fieles como una de las piedras del Paraíso, de los tiempos por tanto de Adán y Eva (Adam y Hawa). Se considera que la Kaaba fue construida por Abraham (Ibrahim) y su hijo Ismael (Ismail) tras recibir tal piedra del arcángel Gabriel (Yibril). Si para los musulmanes el mundo es una mezquita, la Kaaba es el mihrab, su lugar más sagrado y hacia el que deben rezar

Se comprende, ¿verdad? En una cosmovisión en la que Dios ya está con nosotros, no tiene sentido buscar la unión del alma con Dios. Sin embargo, y a pesar de los denodados esfuerzos de Muhammad por construir una religión nueva (cosa que consiguió), no pudo evitar que desde el mismo momento de su muerte sus seguidores tomasen caminos diferentes. Para unos debía sucederle su yerno Alí. Para otros, su general Abu Bakr, que fue quien finalmente le sucedió. Y, debido también a esta diferencia de opiniones, ortodoxa y heterodoxa, también surge el sufismo y sus seguidores, los sufíes. La diferencia fundamental entre el Islam instaurado por Muhammad en el siglo VII y la filosofía sufí del siglo VIII es que mientras que el primero se centra en objetivos prácticos (recordemos que todo sistema religioso es ante todo una forma de vida, una indicación de cómo vivir), el sufismo incide en la práctica y la experiencia intuitiva, alejada del análisis racional de Muhammad, dedicándose por contra a las cuestiones del espíritu: la purificación del alma, la metafísica, la interpretación personal de los preceptos islámicos, etc. A pesar de estas diferencias, evidentemente los seguidores del sufismo se consideran, y deben ser considerados, musulmanes; respaldando sus doctrinas en algunas suras del Corán y sobre todo en los hadit del Profeta.

Hay que andar con mucha cautela cuando se habla del sufismo, ya que en los últimos siglos ha sido muy contaminado en Occidente con las corrientes denominadas New Age. Como es mi intención escribir, esta vez sí, una entrada breve, terminaré con dos aspectos. En primer lugar, que el término "sufismo" parece derivar de suf, que significa "lana", ya que los primeros en ser descritos como sufíes vestían prendas simples de lana, considerado un tejido humilde y barato. En segundo lugar, estipular que los seguidores del sufismo buscan purificarse a sí mismos (practican lo que llamaríamos ascética) para sacar los profundos significados que encierra el Corán. El famoso sufí argelino Mustafa al-Alawi dejó escrito en el siglo XIX que "el tawhid (la realización de la Unicidad divina, el objetivo último del sufismo) no es lo que está escrito en las hojas de papel o lo que pronuncian los charlatanes. El tawhid son las huellas que dejan en los amantes y lo que brilla de su luz en los horizontes. (...) El sufismo no es algo que se pueda expresar con palabras, sino una certidumbre absoluta y realización. Cuánto ignorante se regocija en su ignorancia y cuánto conocedor sufre por su conocimiento." Así las cosas, y como en cualquier caso la mística es inefable y no se puede exponer con palabras, lo mejor será que me calle. Sólo una última cosa, dejaré que los grandes maestros del sufismo hablen por mí. Lo que viene a continuación es un texto escrito por Huŷwiri (c. 1077), autor de uno de los tratados persas más antiguos sobre el sufismo que se conservan. Dice:

"Para los sufíes el significado de taṣawwuf (la espiritualidad islámica que incluye
movimientos ortodoxos y heterodoxos y lo que en Occidente denominamos
"sufismo") está más claro que la luz del sol y no necesita ninguna explicación o
indicación. Como sufí no admite ninguna explicación, todo son conjeturas, tanto
si reconocen la dignidad del nombre como si no, cuando tratan de comprender su
significado. Los perfectos de entre ellos son llamados "sufíes", y los aspirantes de
rango inferior (šalibūn) entre ellos son llamados mutaṣawwif; porque taṣawwuf
pertenece a la misma forma de tafa'aul, que implica "afrontar los problemas"
(takalluf), y es una rama de la raíz original. La diferencia entre ambos en significado
y etimología es evidente. La pureza (ṣafā) es una santidad con un signo y una relación
(riwāya), el sufismo es una resignada imitación de pureza. La pureza, entonces, es una
resplandeciente y evidente idea, y el sufismo es una imitación de esa idea. Sus seguidores
en este nivel son de tres tipos: los sufíes, los mutaṣawwif  y los mustaṣwif. El sufí es aquel
que está muerto para sí mismo y vive por la Verdad; ha escapado de las ataduras de las
características humanas y realmente alcanzado (a Dios). El mutaṣawwif es aquel que trata
de alcanzar este rango mediante el esfuerzo (muŷahada) y en su búsqueda rectifica su
conducta de acuerdo con su ejemplo (de los sufíes). El mustaṣwif es el que trata de
hacerse pasar como uno de ellos persiguiendo el dinero y la riqueza y el poder y la
prosperidad material, pero no tiene conocimiento de estas dos cosas."

Los derviches son, en efecto, ascetas y místicos musulmanes. Sin embargo, el término proviene del persa درویش, darvīsh, que significa "mendigo". Los derviches son los miembros de una tariqa, es decir, una cofradía religiosa musulmana de carácter ascético o místico (sufí). En Irán y Turquía, por su parte, designa a un religioso mendicante, que en árabe se denomina faqīr. Son varias las órdenes de derviches que han surgido a lo largo de la Historia, cada una con su fundador, sus trajes característicos y sus rituales. Éstos pueden ser la repetición de frases sagradas, la búsqueda de un estado de hipnosis o las famosas danzas giratorias, que son las que mejor conocemos en Occidente. Estas últimas tienen su origen en la Orden Mevleví de Turquía, y son utilizadas para alcanzar el éxtasis religioso (majdhb, fana). El nombre "Mevleví" proviene de "Mevlana", el tratamiento que se le daba al poeta persa Rumi, el cual era un Maestro (sheij) de derviches. Sin embargo, actualmente la danza derviche Mevleví se ha convertido más en una atracción turística que en un ritual místico