miércoles, 7 de febrero de 2018

110. La mística en el Islam. Historia de una contradicción

Supongo que muchos de vosotros os preguntaréis por qué considero que el misticismo en el Islam, que recibe el nombre de sufismo en la tradición sunita (por lo tanto, mayoritaria), es una contradicción. Para explicar esto, primero hay que aclarar en qué consiste el Islam. Lo que hoy conocemos como "Islam" fue diseñado desde prácticamente cero por Muhammad (a quien los occidentales llamamos Mahoma) en el siglo VII d.C. Originalmente, Muhammad era un comerciante que seguía las rutas de caravanas que comunicaban toda la actual Península Arábiga con la gran capital del mundo oriental en aquel momento: Bizancio. Fue así como Muhammad conoció de primera mano cómo el emperador bizantino y los obispos de la Iglesia luchaban unos contra otros por establecer una doctrina común a todas las comunidades cristianas, luchando contra las múltiples herejías que no cesaban de brotar (recordemos que la doctrina cristiana oficial, el catolicismo, había sido aprobada e impuesta entre los cristianos trescientos años antes). Muhammad, que seguramente había tenido contacto con comunidades cristianas primitivas que le explicaron el mensaje de Jesús (no pudo leer nunca los Evangelios, pues era analfabeto) se dio cuenta de que el gran error de Jesús (al que la comunidad musulmana denominó Isa) había sido no establecer un sistema de reglas y actitudes concretas, pues así sus supuestos seguidores estaban luchando por establecer las suyas propias. Así, Muhammad, al contrario que Jesús o Siddharta Gautama, el Buda; sí fundó una religión. Y lo hizo utilizando como fuente lo que conocía del judaísmo, del reciente cristianismo y de los pueblos nativos y nómadas de la Península Arábiga, enormemente influenciados por el animismo, la superstición y la magia. Así nació el Islam, como una mezcla de todo ello, concibiendo a una sola divinidad: Alá. Sin embargo, no caigamos en el error de pensar que Mahoma creó a Alá. El término árabe "Al-lah" significa "El dios", y es utilizado también por los judíos y los cristianos hablantes del árabe para referirse a Dios. También utilizaban este término los paganos de La Meca para referirse a su deidad suprema, un Dios creador y eterno, en la Arabia preislámica. Sin embargo, el dios de Muhammad se diferencia del dios de los paganos pre-islámicos en que para aquél, Alá es una única divinidad. Los árabes pre-islámicos consideraban por el contrario que Alá no era la única divinidad, sino que tenía compañeros, hijos e hijas. Muhammad vino a terminar con esa cuestión, instaurando el monoteísmo. Pero también instauró una religión fácil, una forma de vida sencilla, reflejada en los Cinco Preceptos o Pilares:

1. La aceptación del dogma de fe (Shahada): sólo existe un Dios y Mahoma es el último de sus profetas.

2. La práctica de la oración (Salat), que debe hacerse cinco veces al día y que se puede realizar en cualquier lugar siempre que se oriente a La Meca.

3. La caridad (Zakat), traducido a veces como "limosna", compartiendo los recursos con los necesitados.

4. El ayuno (Swan), o ramadán, consistente en practicar el ayuno desde el alba hasta la puesta del sol durante el noveno mes del calendario musulmán.

5. El peregrinaje a La Meca (Hajj) al menos una vez en la vida, a menos que existan causas justificadas que impidan el viaje.

Si una persona sigue estos cinco preceptos, es musulmán. Si no, no lo es. Así de sencillo.


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Ilustración del siglo XV de una copia de un manuscrito de Al-Biruni (uno de los intelectuales más destacables del mundo islámico, matemático, astrónomo, físico, filósofo, viajero, historiador y farmacéutico persa, en los siglos X-XI) que representa a Mahoma predicando El Corán en La Meca

¿Qué significaba el Islam para Muhammad? "Islam" se puede traducir como "sometimiento", pero no en el sentido peyorativo que le damos en Occidente, donde tendemos a relacionarlo con una actitud esclavista. No, el musulmán es literalmente "aquel que se somete", es decir, aquel que lleno de humildad dedica todos sus esfuerzos a ayudar y hacer más llevadera la vida de los demás. Es, literalmente, la compasión, el amor incondicional. Por lo tanto, ¿Jesús era musulmán? Por supuesto que sí. ¿Y Buda? Por supuesto que también. Ésa era la enseñanza originaria de Muhammad. De hecho, "Islam" comparte cierto significado semántico con el término hebreo Shalom, que significa "paz" o "bienestar". Pero más importante aún para el tema que nos ocupa hoy es la concepción que Muhammad tuvo de Alá. Porque a él no le sirvió lo que defendían judíos y cristianos de un dios alejado de los hombres y aguardando el Juicio Final para manifestarse. El dios de Muhammad tiene lo que los musulmanes denominan "Presencia Infinita". Para hacerlo más asequible al razonamiento humano, se podría decir que Dios es su Creación. Que Alá está en el mundo, no separado de él. Y, por supuesto, que todas las cosas vivientes son Él. La mente humana no puede comprender un aspecto metafísico tan elevado, y Muhammad no pretende que así sea. La verdadera presencia de Alá se manifiesta mientras intentamos comprenderlo, en lo que pensamos y sentimos mientras reflexionamos sobre ello. Eso es Alá. Por eso el Islam es el sometimiento o la sumisión, a Dios y a los demás, considerando que Dios está en los demás, pero también en nosotros. Este es el motivo por el cual el misticismo musulmán no tiene, en principio, sentido.

  
La Kaaba entre los peregrinos. Antes del siglo VII, la Kaaba ("cubo") servía como centro de culto para los árabes politeístas pre-islámicos y se considera que contuvo 360 ídolos. Cuando Muhammad conquistó La Meca, retiró del santuario los ídolos tras honrar la "Piedra Negra", un meteorito considerado por los fieles como una de las piedras del Paraíso, de los tiempos por tanto de Adán y Eva (Adam y Hawa). Se considera que la Kaaba fue construida por Abraham (Ibrahim) y su hijo Ismael (Ismail) tras recibir tal piedra del arcángel Gabriel (Yibril). Si para los musulmanes el mundo es una mezquita, la Kaaba es el mihrab, su lugar más sagrado y hacia el que deben rezar

Se comprende, ¿verdad? En una cosmovisión en la que Dios ya está con nosotros, no tiene sentido buscar la unión del alma con Dios. Sin embargo, y a pesar de los denodados esfuerzos de Muhammad por construir una religión nueva (cosa que consiguió), no pudo evitar que desde el mismo momento de su muerte sus seguidores tomasen caminos diferentes. Para unos debía sucederle su yerno Alí. Para otros, su general Abu Bakr, que fue quien finalmente le sucedió. Y, debido también a esta diferencia de opiniones, ortodoxa y heterodoxa, también surge el sufismo y sus seguidores, los sufíes. La diferencia fundamental entre el Islam instaurado por Muhammad en el siglo VII y la filosofía sufí del siglo VIII es que mientras que el primero se centra en objetivos prácticos (recordemos que todo sistema religioso es ante todo una forma de vida, una indicación de cómo vivir), el sufismo incide en la práctica y la experiencia intuitiva, alejada del análisis racional de Muhammad, dedicándose por contra a las cuestiones del espíritu: la purificación del alma, la metafísica, la interpretación personal de los preceptos islámicos, etc. A pesar de estas diferencias, evidentemente los seguidores del sufismo se consideran, y deben ser considerados, musulmanes; respaldando sus doctrinas en algunas suras del Corán y sobre todo en los hadit del Profeta.

Hay que andar con mucha cautela cuando se habla del sufismo, ya que en los últimos siglos ha sido muy contaminado en Occidente con las corrientes denominadas New Age. Como es mi intención escribir, esta vez sí, una entrada breve, terminaré con dos aspectos. En primer lugar, que el término "sufismo" parece derivar de suf, que significa "lana", ya que los primeros en ser descritos como sufíes vestían prendas simples de lana, considerado un tejido humilde y barato. En segundo lugar, estipular que los seguidores del sufismo buscan purificarse a sí mismos (practican lo que llamaríamos ascética) para sacar los profundos significados que encierra el Corán. El famoso sufí argelino Mustafa al-Alawi dejó escrito en el siglo XIX que "el tawhid (la realización de la Unicidad divina, el objetivo último del sufismo) no es lo que está escrito en las hojas de papel o lo que pronuncian los charlatanes. El tawhid son las huellas que dejan en los amantes y lo que brilla de su luz en los horizontes. (...) El sufismo no es algo que se pueda expresar con palabras, sino una certidumbre absoluta y realización. Cuánto ignorante se regocija en su ignorancia y cuánto conocedor sufre por su conocimiento." Así las cosas, y como en cualquier caso la mística es inefable y no se puede exponer con palabras, lo mejor será que me calle. Sólo una última cosa, dejaré que los grandes maestros del sufismo hablen por mí. Lo que viene a continuación es un texto escrito por Huŷwiri (c. 1077), autor de uno de los tratados persas más antiguos sobre el sufismo que se conservan. Dice:

"Para los sufíes el significado de taṣawwuf (la espiritualidad islámica que incluye
movimientos ortodoxos y heterodoxos y lo que en Occidente denominamos
"sufismo") está más claro que la luz del sol y no necesita ninguna explicación o
indicación. Como sufí no admite ninguna explicación, todo son conjeturas, tanto
si reconocen la dignidad del nombre como si no, cuando tratan de comprender su
significado. Los perfectos de entre ellos son llamados "sufíes", y los aspirantes de
rango inferior (šalibūn) entre ellos son llamados mutaṣawwif; porque taṣawwuf
pertenece a la misma forma de tafa'aul, que implica "afrontar los problemas"
(takalluf), y es una rama de la raíz original. La diferencia entre ambos en significado
y etimología es evidente. La pureza (ṣafā) es una santidad con un signo y una relación
(riwāya), el sufismo es una resignada imitación de pureza. La pureza, entonces, es una
resplandeciente y evidente idea, y el sufismo es una imitación de esa idea. Sus seguidores
en este nivel son de tres tipos: los sufíes, los mutaṣawwif  y los mustaṣwif. El sufí es aquel
que está muerto para sí mismo y vive por la Verdad; ha escapado de las ataduras de las
características humanas y realmente alcanzado (a Dios). El mutaṣawwif es aquel que trata
de alcanzar este rango mediante el esfuerzo (muŷahada) y en su búsqueda rectifica su
conducta de acuerdo con su ejemplo (de los sufíes). El mustaṣwif es el que trata de
hacerse pasar como uno de ellos persiguiendo el dinero y la riqueza y el poder y la
prosperidad material, pero no tiene conocimiento de estas dos cosas."

Los derviches son, en efecto, ascetas y místicos musulmanes. Sin embargo, el término proviene del persa درویش, darvīsh, que significa "mendigo". Los derviches son los miembros de una tariqa, es decir, una cofradía religiosa musulmana de carácter ascético o místico (sufí). En Irán y Turquía, por su parte, designa a un religioso mendicante, que en árabe se denomina faqīr. Son varias las órdenes de derviches que han surgido a lo largo de la Historia, cada una con su fundador, sus trajes característicos y sus rituales. Éstos pueden ser la repetición de frases sagradas, la búsqueda de un estado de hipnosis o las famosas danzas giratorias, que son las que mejor conocemos en Occidente. Estas últimas tienen su origen en la Orden Mevleví de Turquía, y son utilizadas para alcanzar el éxtasis religioso (majdhb, fana). El nombre "Mevleví" proviene de "Mevlana", el tratamiento que se le daba al poeta persa Rumi, el cual era un Maestro (sheij) de derviches. Sin embargo, actualmente la danza derviche Mevleví se ha convertido más en una atracción turística que en un ritual místico  
  
     

1 comentario:

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