Los seguidores de esta rama del islam suman la nada desdeñable cifra de 200 millones. Esta comunidad fue fundada por Mirza Ghulam Ahmad (1835-1908) el 23 de Marzo de 1889 en Qadian, una ciudad de la India donde vivió toda su vida. Ahmad es un personaje peculiar: en 1882 proclamó ser un mujaddid, es decir, un reformador del islam del siglo XIV. No debieron hacerle mucho caso, así que en 1890 proclamó ser ni más ni menos que el Mesías, Al-Mahdi, el Cristo, la figura esjatológica (sí, con "j", sonido del original griego, para diferenciarlo de "escatológica") prometida para las tradiciones monoteístas: Emmanuel para los judíos, la segunda venida de Cristo y Al-Mahdi islámico. Como era de esperar, tras anunciar esto los musulmanes ortodoxos le dieron la espalda. Así que fundó la comunidad ahmadí, en la que trabajó por una reforma del islam hasta su muerte.
Y también fue él quien concibió la teoría de que Jesús no murió en la cruz ni fue resucitado, sino que sobrevivió y siguió predicando en busca de las tribus perdidas de Israel hasta que llegó a la India y predicó entre los budistas hasta su muerte. Esto ha sido caldo de cultivo para muchísimos autores occidentales, entre lo que podemos encontrar destacan ¿Murió Jesús en la cruz?, de Manuel Pérez Alé o Jesús vivió y murió en Cachemira, de Andreas Faber-Káiser. Sin embargo, como dice Antonio Piñero, "esas teorías son absurdas. Los romanos sabían matar muy bien y no iban a dejarle escapar". Lo interesante es que los ahmadíes, siguiendo la intención de su fundador, forman una rama reformista del islam. Se alejan del fundamentalismo y de los grupos militantes, destacando los elementos pacíficos y tolerantes del credo islámico. Valores como la paz, la lealtad, la libertad, la igualdad o el respeto aparecen frecuentemente en sus prédicas. Se busca ante todo la paz, la hermandad universal y la sumisión a Allah, en la pureza original en la que fue concebido. Sin embargo, lo tienen todo en contra. La gran mayoría de los musulmanes fundamentalistas consideran que el movimiento ahmadí es "apóstata" y "hereje", y que no forma parte del islam. Por otra parte, la Liga Mundial Islámica declaró en 1974 en su conferencia anual que los ahmadíes no eran musulmanes. A esto se suman los graves casos de persecución religiosa que han sufrido los ahmadíes en muchos países, sobre todo en Pakistán (donde se concentra la mayoría de sus miembros), donde tienen prohibido predicar, declararse públicamente musulmanes, rezar en público o en mezquitas que no sean ahmadíes, etc. Es decir, sufren discriminación por sus propios hermanos de fe (y por varios sectores cristianos, debido a la controvertida teoría de que Jesús no murió y resucitó sino que se fue a vivir a la India y que su tumba está en Cachemira).
La sede central en España de la comunidad ahmadí se encuentra en la Mezquita Basharat en Pedro Abad, Córdoba. Fue la primera mezquita construida en España después de la Reconquista
Sin embargo, siendo justos, no podemos obviar que la polémica tiene razón de ser: para empezar Ahmad afirmó ser el Esperado de los Últimos Días de todas las religiones del mundo. Además, señaló que la mayoría de los musulmanes vivían en el error y cómo se habían apartado de las verdaderas enseñanzas del islam, a los que estos respondieron tachándole de hereje y no considerándole un musulmán. Además Ahmad dijo que basándose en los Evangelios, el Corán y textos budistas, que Jesús se había refugiado en Cachemira, donde habría muerto a los 120 años. Esto atenta contra la doctrina de la muerte en la cruz y la Resurrección, por lo que tampoco les cae en gracia a los cristianos. También forma parte de la doctrina ahmadí el considerar a las Gog y Magog del Apocalipsis los cristianos y musulmanes fundamentalistas modernos. Para finalizar, esta rama está oficialmente fuera de las grandes ramas del islam como son la suní, la chií y la jariyí. Esto se debe a que, aunque entre estas tres existen numerosas diferencias (e incluso tienen sus propias escisiones internas), son unánimes en considerar que Muhammad es el último de los profetas enviados por Dios a la humanidad, que no hay otro después de él y que no se le espera. La comunidad ahmadí, por el contrario, se fundamenta en la noción de que Mirza Ghulam Ahmad es el último de los profetas, el Mesías esperado.
Sería poco prudente finalizar esta entrada con mi opinión personal. Después de todo, no he tratado tanto con musulmanes ahmadíes (aunque la mayoría de los musulmanes digan que no son tal) como para emitir un juicio. Supongo que en esto, como en todo, influye mucho la forma de hablar y de actuar. Los musulmanes ahmadíes que conocí (eran dos) fueron en todo momento muy correctos, cansados de que se les asociase constantemente con el terrorismo y que se les llamase asesinos. Sus principios me parece que atañen a todas las religiones y tradiciones espirituales que pretendan considerarse tales. A saber:
- La creencia en un único Dios. todos los profetas y todas las religiones proceden de la misma fuente, Dios. Él lo creó todo y continúa comunicándose con la humanidad. En árabe se le denomina Al-lah, pero cualquier término utilizado por las distintas religiones hace referencia al mismo y único Dios.
- La creencia en todos los Profetas. Dios envió a Sus profetas para guiar a la gente hacia Él y para establecer la paz entre la humanidad. El islam exige a los musulmanes que crean en todos los profetas sin excepción y les nombren con respeto y honor.
- La creencia en las enseñanzas Divinas. Todas las religiones Divinas fueron auténticas en sus orígenes. Sin embargo, a medida que pasó el tiempo, sus enseñanzas se erosionaron y fueron olvidadas; pero Dios siguió enviando profetas para guiar a la gente de nuevo hacia Él.
- La creencia en la libertad de religión. Cada uno es libre de creer, practicar y seguir la fe de su elección.
- La creencia en la igualdad de derechos. Los hombres, las mujeres y la gente de todas las razas son iguales a los ojos de Dios. Sólo las buenas obras hacen superior a una persona sobre otra, y esta oportunidad de superar a los demás la tenemos todos.
- La creencia en la santidad de la vida. El islam enfatiza la santidad de la vida y rechaza tajantemente la violencia y el terrorismo de cualquier forma y bajo cualquier pretexto. Todos los musulmanes han de promover la paz y evitar el odio y la discordia.
Dicho queda.
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