miércoles, 3 de julio de 2019

177. Meditaciones en torno a un nenúfar

Lo que esta semana nos ocupa no es un nenúfar común, sino uno muy especial, no sólo por su significado sino porque no es real, está pintado. Pintado sobre una tabla a la que le tengo especial cariño, ya que entra dentro de mis piezas favoritas del Bosco. Este nenúfar aparece representado en su obra La extracción de la piedra de la locura, una pequeña pintura de finales del siglo XV o principios del XVI que decora la pared lateral izquierda de la sala 56A del Museo del Prado, muy cerca del titánico Jardín de las Delicias. Esta obra es mucho más pequeña y a menudo pasa casi inadvertida, pese a su trascendental importancia. Tod@s aquell@s que han hecho la visita monográfica del Bosco en el Prado conmigo saben todos los entresijos de esta pintura, y no quiero transcribirlos aquí. Lo que me interesa contar es algo que no suelo decir en la visita por falta de tiempo, y tiene que ver, claro, con el susodicho nenúfar. Una flor que sustituye a la famosa piedra de la locura y que es extraída de la cabeza del protagonista.


Era una práctica médica habitual a lo largo de la historia, tan frecuente como ir al dentista: una trepanación. La "extracción de la piedra de la locura" consistía en abrir un agujero en el cráneo para eliminar bultos que se podían producir por la acumulación de piedras minerales, similar a lo que ocurre con un cálculo biliar. Mediante la extracción se creía que no solo se acababan las dolencias mentales, sino también el rastro de todo mal. Los artistas que representaron esta práctica habitualmente lo hacían de forma mordaz, para criticar la práctica de una medicina a veces ingenua, más veces aprovechada. Pero el Bosco se separa de sus compañeros en un detalle crucial: en vez de representar una piedra, lo que el "médico" está sacando de la cabeza de su paciente es el nenúfar cerrado, que tiene una simbología asociada muy interesante.
Se ha planteado que sea en realidad un tulipán, pero esa tesis se ha descartado por dos razones. La primera es que no hay ninguna referencia de que existiesen dibujos de tulipanes en libros para ser copiados por el Bosco. La segunda, que el tulipán no llegó a Europa hasta 1545 procedente de Turquía y no se empezó a plantar en Leiden (Holanda) hasta 1595. El Bosco había muerto en 1516, así que es imposible. No, es un nenúfar casi cerrado. En Oriente y el Este de África (sobre todo en Egipto) se le llamó "loto". Y ahora las piezas empiezan a encajar, ya que es una planta que ha recibido una profunda devoción en todo el mundo, aunque lo asociamos más con el mundo oriental. El hecho de ser una planta sagrada en Oriente no habría impedido al Bosco llegar a su conocimiento, tan amante como era de las manifestaciones "internacionales" de lo sagrado, pues nos ha demostrado que incluso conocía técnicas de meditación yóguicas de la India (plasmadas en el famoso Jardín y en su Mesa de los pecados capitales, sin ir más lejos). Es curioso porque en Oriente el loto/nenúfar va asociado a la iluminación y el conocimiento. En Occidente ha estado más asociado con la fertilidad sexual, en concreto la masculina. Pero hoy me interesa relatar algo que no cuento en las visitas por falta de tiempo: el simbolismo que le asociaban los egipcios.

 
Representación de la Nymphaea caerulea, conocido como nenúfar azul, loto azul egipcio o loto de Egipto en una tinaja de la dinastía XVIII (1550-1295) encontrada en Amarna

El loto o nenúfar era muy importante para los egipcios, de hecho las columnas de sus templos tenían capitel lotiforme, con forma de loto. Pero lo interesante es que también cumplía un papel ceremonial, pues tiene propiedades psicodélicas: las dosis de 5 a 10 gramos de flores inducen una ligera estimulación, un cambio en los procesos de pensamiento y un aumento en la percepción visual. Es curioso, porque una de las cosas que más se repiten en cuanto a la interpretación de las obras del Bosco es que para acceder a su plena comprensión, los que se enfrentaban a ella lo hacían bajo los efectos del famoso cornezuelo u hongo del centeno, cuyo consumo tenía también propiedades psicodélicas. El uso de sustancias alucinógenas con fines espirituales está muy bien documentado desde la Antigüedad, y la época del Bosco no era una excepción. Hay personas que con mera concentración y meditación ya consiguen estados alterados de conciencia que les permiten, en efecto, cambiar los procesos de pensamiento y ampliar su visión de las cosas. Otros necesitan un empujoncito, y eso lo facilitaban los alucinógenos. Y cuidado, ambas vías eran igual de válidas, si bien la vía directa (mística) estaba mejor valorada dentro de las sociedades o hermandades que se dedicaban a la búsqueda de las verdades trascendentes. Pero no quisiera yo desviarme del tema, sino terminar ya: al protagonista de la tabla le están extrayendo un nenúfar, que el Bosco vincula con el simbolismo de la amplitud de visión. Es decir, es una crítica a aquellos que persiguen y anulan a los librepensadores, algo muy común en una época famosa por su intolerancia religiosa. Y este es sólo uno de los muchos mensajes que encierra esta tabla, una de las más profundas y tristemente de las más ignoradas. Merece la pena husmear en los detalles de esta obra, pues ahí están los mensajes.

P.D. Quedo muy agradecido a Eduardo Barba, jardinero, profesor e investigador botánico, que me confirmó muy amablemente que la planta no era un tulipán, sino un nenúfar. 


Resultado de imagen de la extracción de la piedra de la locura el bosco

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