miércoles, 24 de julio de 2019

180. Las enseñanzas ocultas en "El Rey León"

En efecto, voy a aprovechar que se ha estrenado la película de acción real de El Rey León para hacer con esa cinta lo que hice en su día con Vaiana y que tanto os gustó (es la entrada más leída del blog de largo, y si aún no la habéis visto podéis hacerlo aquí). La película original de Disney, la animada, se estrenó en 1994, y se ha convertido en la cinta de Disney favorita de muchos (entre los que me incluyo). En Escuela de Atención estuve desarrollando el año pasado, dentro del ciclo El Pensamiento Simbólico, una sesión dedicada a la simbología de las películas de Disney. Gustó tanto que repetiré este año con otras, y supongo que entrará ésta (así que no voy a hacer muchos spoilers). Lo especial que tiene para mí El Rey León es que después de verla tantas veces me he dado cuenta del profundo simbolismo religioso que encierra, y que resulta tan hermoso. Así que voy a intentar contarlo lo mejor que sepa.


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La película empieza con uno de los mejores inicios de la historia del cine: el sol que se levanta sobre el horizonte de la sabana. Un yehiy' or (hebreo), fiat lux (latín), "sea la luz" en toda regla. El mundo comienza cuando la luz le ilumina. El recurso de la luz va a ser muy importante a lo largo de la película, ya que va a simbolizar la presencia de Dios. Y sí, he dicho Dios, luego volveremos a eso. El sol va saliendo y los animales miran al cielo, como esperando algo. Todos los animales reaccionan a la salida del sol y se dirigen hacia algún lugar... mientras suena una de las canciones más icónicas de toda la compañía Disney: El Ciclo sin Fin. Antes de continuar, hay que dejar claro que toda la cinta está impregnada de simbología religiosa africana, esto es, chamanismo y panteísmo, aunque con tintes de tradición abrahámica, como luego veremos. Esta idea del panteísmo africano abraza toda la canción introductoria, especialmente el estrebillo, que dice "es el ciclo sin fin, que lo envuelve todo" o "aunque estemos solos, podremos buscar y así encontrar nuestro gran legado", haciendo referencia a que todo está conectado y que no hace falta tener descendencia para dejar nuestra huella en las demás. Son las obras que hacemos las que definen quiénes somos, y el recuerdo de los demás lo que nos mantiene vivos. 

El "nacimiento" del sol refleja el nacimiento del león, que aguarda en la Roca del Rey la ceremonia de su presentación en sociedad. Y hace su entrada en escena un personaje ante el que los animales hacen una reverencia y dejan paso, acompañado de un rayo de luz: Rafiki, quien es chamán, mentor y consejero de la familia real. Su trabajo en esta ocasión es ungir al nuevo rey en una ceremonia completamente abrahámica. "Un día, el sol se pondrá en mi reinado", dice Mufasa, y un nuevo sol implica un nuevo rey. En el momento de la unción Simba pasa a ser rey automáticamente, lo que hace que Mufasa tenga que morir (sí, la unción de Simba al principio de la película era un spoiler). En realidad ocurre lo mismo que con Juan el Bautista y Jesús: uno debe caer para que el otro crezca. 

Mufasa será el primer maestro de Simba, quien le enseñe el Ciclo de la Vida y lo que implica ser un rey (aunque Simba no le prestará mucha atención). Tras la muerte de Mufasa y su exilio (arquetípico Viaje del Héroe), Simba se encontrará con sus segundos maestros: Timón y Pumba. "Tal vez necesites nuevas lecciones, repite conmigo: Hakuna Matata", le dice Timón. Es otro tipo de enseñanza, muy distinta a las transmitidas en las Tierras del Reino, pero que van a configurar a Simba en un carácter poderosamente dual. Es entonces cuando tiene lugar su encuentro con la Diosa, encarnada en su compañera Nala. Nace el amor ("es la noche del amor y el cielo trae paz"), pero entonces tienen una discusión acerca de la responsabilidad, que es lo que le falta a Simba. Y es en ese momento, cuando Simba está enfadado, decepcionado y sin rumbo, cuando aparece su tercer y definitivo maestro: Rafiki. 



La icónica escena del encuentro entre Rafiki y Simba no tiene un segundo de desperdicio, ya que es el momento álgido de la película: cuando Simba está en las horas más bajas es "cuando el alumno está listo, el maestro aparece". Rafiki le hace la pregunta clave de la iniciación: "¿quién eres tú?". Simba es incapaz de responder, a lo que Rafiki le da la respuesta: "Tú eres el hijo de Mufasa". "¿Conociste a mi padre?" "Corrección. Conozco a tu padre." Y Simba, que aún no ha entendido del todo el Ciclo de la Vida, le contesta que Mufasa ha muerto. Rafiki se ríe y le dice que se vuelve a equivocar, que Mufasa está vivo y que se lo va a mostrar. Atraviesa entonces un bosque de lianas y ramaje oscuro muy parecido al de Blancanieves cuando abandona su palacio... hasta que llega finalmente a un lago. Entonces, en el reflejo de Simba, Rafiki ayuda a éste a encontrar en él a su padre. Y, preparándole para un "vuelo" chamánico, consigue que Simba pueda comunicarse con el espíritu de su padre, que encarna aquí el rol de Dios. "Simba, me has olvidado. Has olvidado quién eres, por lo tanto me has olvidado". La identidad del padre se transmite a la identidad del hijo, tal como ocurre en la tradición abrahámica: "Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob."

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Tras esa epifanía, y dándose cuenta de que "el pasado puede doler" pero se puede o huir de él (que es lo que Simba estaba haciendo) o aprender. Y es así como el héroe se encuentra a sí mismo y ocupa su lugar en el Ciclo de la Vida, regresando a las Tierras del Reino y venciendo a la sombra, su tío, Scar. Que, por cierto, desde que gobierna (la parte más violenta del inconsciente, el instinto y las bajezas), las Tierras del Reino están asoladas por el hambre, la sed y la sequía. Cuando Simba y Scar se enfrentan (en medio del fuego, elemento purificador) y éste último es derrotado por aquél, empieza a llover. La lluvia limpia todo lo que ha ocurrido (de hecho la corriente de agua arrastra un cráneo, señal de que lo caduco se abandona y empieza lo nuevo). Y es así cuando Simba está subiendo a la Roca del Rey: el rugido final representa el sello de un nuevo reinado, repetido por las leonas a los pies de la Roca. Y de hecho, la película termina con la frase de la canción: "Y así encontrar nuestro gran legado en el ciclo, el ciclo sin fin."  

El Rey León tiene muchos más detalles, pero como he dicho al principio, quiero hacer una clase sobre esto en Escuela de Atención. Para ir abriendo boca y enfrentarnos a la nueva versión en acción real, sirve. Confío en que os haya gustado, y a ver qué tal la peli. ¡Hasta la próxima!
  
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