lunes, 13 de marzo de 2017

76. El macabro origen de "La Bella & la Bestia"


El cuento de "La Bella y la Bestia" está
basado en oscuras leyendas medievales
que animaban a las jóvenes a casarse
con viejos y desconocidos y les enseñaban
cómo debían comportarse con sus maridos

bella

Los mitos, esas narraciones que explican el mundo de manera mágica, simbólica y literaturizada, no son precisamente cuentos inocentes que leer a los niños antes de irse a la cama, aunque lo hagamos. Por el contrario, en las sociedades tradicionales los mitos eran un medio para establecer en el inconsciente colectivo algunas regulaciones sociales y morales básicas: el incesto, por ejemplo, está prohibido en prácticamente todas las culturas a través de diferentes relatos indirectos que, sin embargo, presentan siempre rasgos comunes. Y aunque ya no creamos en la existencia de señores con cuerpo de caballo o pueblos donde todo el mundo tuviese cabeza de perro (ni siquiera los griegos lo hacían), estos mitos siguen traspasándose de generación en generación por medio de cuentos populares, leyendas urbanas, exempla medievales, películas o cómics. Sus argumentos se van adaptando a las necesidades de cada generación que los acoge para prohibir, explicar o construir diferentes ideas. 

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Y entre esos cuentos que nos han llegado desde la noche de los tiempos y que han sido modificados una y mil veces (aunque sigue siendo el mismo), tiene un puesto de honor La Bella y la Bestia. El motivo que nos ha llevado a hablar esta semana sobre esta historia es la película de acción real y fantasía que se estrenará este viernes, 17 de marzo, en nuestros cines. Un spin-off de la popular historia que ya versionó Disney en su cinta de 1991 con la que tantos de nosotros disfrutamos. La nueva película, protagonizada por Emma Watson y Dan Stevens (Bella y Bestia, respectivamente) también corre a cargo de Disney, y ya son muchos los que vibran de la emoción. 

Todos conocemos la historia: una chica se enamora de una bestia, un monstruo horrible, pero el amor acaba por convertir a Bestia en un príncipe, que es lo que era antes de sufrir una maldición. ¿La moraleja? La belleza está en el interior. Y así el trasfondo de esta historia casi podría parecer una defensa de los "hombres reales", porque debajo de todo ese pelo y ese aspecto tan horrible también hay un corazoncito.


Pero si examinamos detenidamente la genealogía del relato y el contexto en el que se crearon sus diferentes versiones, podremos obtener una visión muy distinta del oscuro simbolismo que oculta la historia de La Bella y la Bestia. Muchos expertos señalan como origen de este cuento un texto del siglo II incluido por el escritor romano Apuleyo en El Asno de Oro: el relato de Cupido y Psique. En él ya están presentes algunos de los elementos clave del mito: la protagonista (Psique) es la menor de tres hermanas. La diosa Venus, deidad de la belleza femenina, celosa de la belleza de Psique, ordena a Cupido (su hijo) que haga que la joven se enamore del hombre más horrible que exista. Este enamoramiento entre joven y animal terrible no es, ni mucho menos, algo exclusivo de la historia de Apuleyo, sino que es común a muchos otros relatos. Durante la Edad Media irá tomando diferentes formas en los libros de relatos que llegan a Europa desde Oriente y en los llamados "Ejemplos" (recopilaciones de cuentos, chistes y fábulas) que los predicadores medievales usaban para explicar la fe cristiana a sus fieles, que eran analfabetos.


La historia de la Bella y la Bestia vuelve a surgir en Las noches agradables, un libro de relatos de un imitador de Bocaccio del siglo XVI llamado Giovanni Francesco Straparola. En su cuento El rey cerdo cuenta la vida de un príncipe que, por un designio mágico, nace con la forma de un cerdo. Pero después de casarse con dos hermanas que tratan de asesinarlo por puro asco (y que él en consecuencia se ve obligado a matar) la hermana pequeña de la familia "devuelve sus caricias", el hechizo desaparece y el príncipe puede quitarse al fin la piel de cerdo como si de ropa se tratase, revelando a un apuesto joven que posteriormente se convertirá en rey. 

Este cuento lo recopiló Perrault en sus Cuentos de mamá ganso de 1697, y de ahí pasó a diferentes escritoras que reutilizaron la historia durante el siglo XVIII: Madame d'Aulnoy, Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve y Jeanne-Marie Leprince de Beaumont. Serán estas dos últimas las que acuñen la formulación más actual de la historia, con el padre mercader, las hermanas malvadas, el castillo y demás; y la versión de Beaumont será el origen de la mayoría de películas sobre el tema. En cualquier caso, parece que el núcleo del relato permanece estable desde la versión de Straparola: no pasa nada si te casas con un hombre horrible (simbolizado por la bestialidad, es decir, la no humanidad) porque el amor puede cambiarlo. Es decir, devuélvele las caricias que dejará de ser un cerdo. 

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La Bella y la Bestia, en realidad, participa de una temática muy común en la literatura medieval: quiere enseñar a las jóvenes, en un ambiente dominado por los matrimonios de conveniencia, a comportarse bien con sus maridos. Dado que era muy frecuente que los padres casaran a las adolescentes con viejos o desconocidos por motivos económicos y que éstas fueran, en cierto sentido, las monedas de cambio de la época, había que dar a las jóvenes un mensaje y una sensación de que no pasaba nada, de que todo estaba bien. Que el monstruo se convertiría en príncipe si accedían a tener sexo con él. En realidad, el transfondo de La Bella y la Bestia venía a apuntalar las convenciones sociales, sexuales y culturales de la época medieval, y hoy es posible preguntarse cómo una idea tan anticuada y sexista puede seguir sustentando un relato en nuestros días. ¿Por qué Disney hace otro remake de una historia con un mensaje tan rancio?

   

Al responder a esta pregunta hay diversidad de opiniones. Yo creo que el contenido ha cambiado. Que a través de los años la superficie del cuento se ha mantenido pero el significado ha variado totalmente, y que La Bella y la Bestia intenta enseñarnos que la belleza está en el interior y que el amor todo lo puede. Claro que hay quienes buscan otra respuesta, como que el sustrato mítico sigue siendo necesario para el sistema, y por eso Disney (a la que le caen acusaciones de conservadora, racista y sexista día sí y día también) sigue interesada en la historia. No puedo estar de acuerdo con esto porque, si bien es cierto que la superficie de las historias de Disney puede parecer machista en un principio, cuando se analiza desde el punto de vista de la simbología todo cobra sentido. Disney ponía a sus heroínas (Blancanieves, la sirenita Ariel, la Cenicienta o Aurora, la Bella Durmiente) caídas en desgracia porque quería transmitir la idea de la pérdida del Sagrado Femenino. Y todos esos príncipes que las buscan y las encuentran, que con el beso de amor verdadero las despiertan y ambos se casan y se van a vivir juntos; no son más que otro poderoso mensaje: los hombres deben entrar en contacto con su lado femenino, las mujeres con su lado masculino, y sólo así (como un ser andrógino) podrán hallar la felicidad y la armonía. Pero no me quiero extender en la explicación de la simbología en Disney, porque bien es cierto que cuando La Bella y la Bestia se escribió, poco de esto había en su trasfondo.

Tan sólo hace 200 años que Moratín publicaba El sí de las niñas, donde criticaba precisamente la práctica del matrimonio de conveniencia en la España de principios del siglo XIX. Pero sabemos que aún hoy es algo común en muchas partes del mundo. Sin embargo, eso no es motivo para que no disfrutemos con la película. Ya lo hicimos una vez, podemos volver a hacerlo. Recordad: el amor todo lo puede.

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