A este hombre se le conoce como "El Cerrajero", denominado también Keymaker en inglés, y realiza un guiño filosófico muy efectivo. Sin embargo, depende de cómo lo traduzcamos, son cosas distintas. Un cerrajero repara o cambia cerraduras, mientras que un "hacedor de llaves" trabaja precisamente en eso: haciendo llaves. Así es como lo vemos en la película. Sea como sea, por cerraduras o por llaves, este personaje está vinculado con un símbolo universal y poderosísimo: las puertas. Una puerta es un elemento que permite atravesar un umbral, pasar de un estado a otro. Probablemente El Cerrajero está vinculado con la obra de Aldous Huxley titulada Las puertas de la percepción (The Doors of Perception) cuyo título es además un verso de William Blake, poeta, místico y artista del siglo XVIII-XIX. Esas "puertas" de las que hablan Huxley y Blake, y las que se representan en el mundo de la simbología, son pasajes hacia nuevas formas de percepción y, en consecuencia, hacia una realidad diferente. El Cerrajero es aquel que tiene las llaves (es decir, las herramientas y los conocimientos) para atravesar los umbrales de la percepción y otorgar el cambio de conciencia. Sin embargo, hay una puerta que supone el destino de El Cerrajero, es decir, el motivo por el que fue creado: la puerta de Dios. O las Puertas del Cielo (Heaven's Doors), si se prefiere. El Cerrajero nunca es un fin en sí mismo, sino una herramienta que otorga a Neo acceder al último estadio de realidad. Por eso El Cerrajero, después de abrir esa puerta, muere (le han disparado, sí, pero su muerte es más simbólica que física). Su tarea ha concluido: llevar a Neo a la última frontera. Aquella en la que habita Dios. O, al menos, el dios de ese mundo. Y hablando de Dios...
El Arquitecto es, sin duda, uno de los personajes más enigmáticos y emblemáticos de la saga, y nos remite directamente a la masonería y a la tradición religiosa hebrea. El vínculo a la masonería está claro por su mera designación. Los masones del siglo XVIII, para evitar referirse a la Divinidad con un nombre que resultara excluyente (Dios, Yavé, Alá, etc...), ya que todo el mundo, fuese del credo que sea, podía convertirse en masón; utilizaron el término "Gran Arquitecto del Universo" para designarlo, una expresión muy utilizada durante la Edad Media entre los gremios de masones europeos. Su acrónimo G.A.D.U. se convirtió en emblema, junto con el Ojo de la Providencia, de la masonería mundial. De hecho, incluso a día de hoy, miles de masones en todo el mundo comienzan sus tenidas (reuniones) con la frase: "A la gloria del Gran Arquitecto del Universo". Regresando a la película, El Arquitecto es el Dios Creador, el Hacedor, el Diseñador Cósmico. Es quien ha diseñado la Matrix. Resulta imposible asignarle una moral y una ética humanas, por lo que sus actos (que parten de lo omnisciente) pueden parecernos tanto buenos como malos. Recordemos que el dios del Antiguo Testamento, Yahveh/Jehovah, era una deidad terrible, hostil y celosa. Basta con tener en cuenta las penurias que sufrió su pueblo "elegido" para hacerse una idea de que sus caminos son, ciertamente, inescrutables. Sin embargo, y esto es importante, el Dios Creador no está solo. Todo en la naturaleza y el mundo tiene su contraparte, y si él es el dios, debe haber una diosa...
El Oráculo, también llamada "La Pitonisa", representa el principio femenino de la Creación. Todas las tradiciones espirituales del mundo lo tienen: pensemos en Jakin y Boaz, las columnas del Templo de Salomón; las dos ramas del árbol de la vida en la tradición cabalística, en las parejas divinas de las religiones del mundo (Zeus y Hera, Isis y Osiris, Enki y Ninhursag, Jesús y María Magdalena, Ishtar y Tammuz, Afrodita y Adonis, etc.) Ella es la Asherah de Yahveh. Si El Arquitecto es el padre de la Matrix, El Oráculo es la madre. Pero más allá de las filosofías sobre la dualidad de Dios, el Oráculo encarna no sólo un conocimiento absoluto del devenir, sino el amor y la compasión por los seres humanos; sirviendo también de guía al Salvador en los momentos clave de su vida. El vínculo con el Oráculo de Delfos es evidente. Allí existía un famoso templo dedicado al dios Apolo, donde los consultantes buscaban algo más que una mera proyección de su futuro: buscaban esperanza, algo que el Oráculo de la película intenta mantener vivo en momentos de gran tribulación. Es el último don de la Caja de Pandora. Y para mayores sincronías, tanto en Delfos como en la cocina del Oráculo se puede leer la misma frase: "Conócete a ti mismo". El Oráculo es vidente y visionaria, pero no una guerrera. Por eso, para protegerla de todos aquellos indignos de contactarla, un personaje más hace su aparición (y éste es mi favorito, tengo que reconocerlo).
Seraph. Su nombre es un término hebreo que significa "el ardiente". De aquí proviene la denominación para los ángeles serafines quienes, de acuerdo a la teología cristiana, son el orden más alto de la jerarquía más elevada (la angeología cristiana defiende la existencia de nueve coros o grupos de espíritus bienaventurados, los serafines serían la categoría más alta). En la tradición cristiana los serafines se caracterizan por el ardor y la pureza con la que aman a Dios, y por su empeño de elevar a Dios a los espíritus de menor jerarquía. Los gnósticos creían que fueron los serafines, siempre volando en torno al trono de Dios, quienes destruyeron Sodoma y Gomorra adoptando la forma de llamas y bolas de fuego. Fue un serafín el que se apareció a Santa Teresa en su éxtasis, como muestra la maravillosa escultura de Gianlorenzo Bernini. Sea como fuere, el elemento que identifica a los serafines es el fuego, la llama, el ardor. Y ese mismo ardor es el que caracteriza a Seraph quien, a pesar de que su ánimo y su personalidad (incluso su aspecto) encajan más en las tradiciones orientales del budismo o del taoísmo, su alma arde por la pasión que le embriaga al cumplir su misión. Este "espíritu ardiente" de Seraph se pone de manifiesto en su primera aparición, cuando Neo se encuentra con él y ve que el código de la Matrix parece quemarse alrededor de Seraph. Y puesto que hay guardianes del Bien, también debe haber guardianes del Mal. Recordemos que son opuestos, pero se necesitan el uno al otro. Y estos guardianes de lo antagónico serán, como me gusta llamarlos, los "gemelos espectrales".
Los Gemelos son personajes muy peculiares. Guardianes/matones de Merovingio (a quien luego tendremos el placer de presentar), son una pareja de "hermanos" (si es que se puede hablar de eso en Matrix) posiblemente albinos. Tienen una férrea lealtad a su patrón, son inexpresivos y estoicos y parecen observar todo con escepticismo, sin mucho interés. Cuando hablan utilizan el "nosotros" en lugar del "yo", lo que hace pensar que en realidad se trata del mismo individuo/programa duplicado, en lugar de entes separados. Su habilidad más icónica es la capacidad de volverse intangibles a voluntad, convirtiéndose en una versión fantasmal y translúcida de sí mismos, permitiéndoles evadir cualquier tipo de daño sobre sus cuerpos o regenerar el daño físico que ya hayan acumulado. Lo que viene a la cabeza cuando uno conoce a estos personajes es, por un lado, las leyendas sobre fantasmas y espectros guardianes de un lugar o de una persona; y también, en el campo de la astrología, la constelación Géminis. Este símbolo del Zodiaco está regido por el planeta Mercurio, el dios viajero del Olimpo, y su elemento es el aire. Tal vez por estas características del signo, su vinculación con lo etéreo y con el aire, los Gemelos tienen esta peculiaridad única en la saga.
El Merovingio es el jefe de los espectrales Gemelos. Su nombre le vincula directamente con la dinastía de los Merovingios (de los que ya hablamos aquí), aquel linaje de reyes francos aparentemente vinculados con la sangre real (Santo Grial) de Jesucristo, el personaje de la película también responde a las características del exiliado, del ángel expulsado del Cielo que buscaba en la Tierra las maneras de satisfacer su vanidad. Para ser más precisos, el Merovingio de la película posee fuertes lazos con los Nephilim, aquellos ángeles caídos que gobernaron la Tierra en la noche de los tiempos. Y es que, en cierto sentido, el Merovingio es el "rey" de Matrix, aquel que tiene cautivo al Cerrajero y por lo tanto la posibilidad de evolución de los protagonistas. Junto al Agente Smith, el Merovingio será el obstáculo a vencer en la segunda y tercera entregas de la saga. Pero claro, mientras que su papel es impedir que los protagonistas avancen hacia el cambio, su contraparte facilita precisamente que alcancen el cambio. Y la contraparte del Merovingio es su propia esposa.
Perséfone cumple, en lo esencial (es decir, no a un nivel tan trascendente) el mismo papel que el Oráculo. Ella y el Merovingio son en la Matrix un atisbo del Oráculo y el Arquitecto: ambos intentan mantener el equilibrio, a su manera. Ella es claramente una réplica de la Perséfone de los mitos griegos, esa reina del Inframundo raptada por Hades y condenada a pasar la mitad del año bajo tierra con su marido y la otra mitad en la superficie, con su madre Deméter. Esos seis meses el mundo se llena de verdor y primavera, debido a la alegría de la diosa de la tierra por tener junto a ella a su hija. Sin embargo, los otros seis meses que pasa Perséfone en el submundo con Hades, se produce aquello que nosotros llamamos invierno. En la película Perséfone, al igual que la diosa, no intenta abandonar su posición dentro de la Matrix, es decir, dentro del orden establecido; pero colabora con Neo y sus compañeros quizá para equilibrar la balanza, algo que la misma Perséfone de la mitología hacía a menudo cuando era consultada.
En la logica global convergente esta muy bien tu apreciación sobre la pelicula, aunque te faltan mas elementos a tener en cuenta, dado que abordas solo la logica divergente de estos personajes, la pelicula s aun mas profunda cuando la miramos desde lo convergente, asi alli oodemos ver la logica del desdoblado el doble y el origen. Saludos y gracias por tus aportes.
ResponderEliminar