miércoles, 9 de mayo de 2018

121. Día Internacional de la Danza: el baile entendido como un ritual para la trascendencia

Estamos cerca de las 20.000 visitas, y como en toda buena celebración, va a haber baile. Y es que desde 1982  se viene celebrando este día. Pero, ¿cómo surge la danza? ¿Qué significa? Como todo, depende de a quién le preguntes. Sin embargo, la danza lleva con nosotros desde que el hombre es hombre, ya que la música y el baile fueron una de las primeras vías para conectarse con lo trascendente. En las comunidades primitivas del Neolítico (pues hasta entonces se ha podido seguir el rastro de los danzantes), hombres y mujeres se sumían en un éxtasis danzatorio que les embriagaba por completo y les hermanaba con la divinidad. A día de hoy, siglo XXI, no son pocas las escuelas y grupos de danza que buscan de nuevo esa conexión divina, que no hay que buscar fuera sino dentro. La Danza era y es una gran herramienta para restablecer el equilibrio primordial de nuestro cuerpo, esencia y espíritu. Hoy en día se denomina Danza Holística o Movimiento Holístico, y responde a una visión global y amplia del movimiento, contemplando más allá del cuerpo físico, siendo consciente de que cualquier movimiento, por pequeño que sea, moviliza y transforma todo nuestro Universo.

Atendiendo a esta percepción el ser humano comprende que no está compuesto tan sólo de un cuerpo físico de músculos, piel y huesos, siendo un complejo y completo entramado de cuerpos de menor densidad a mayor sutileza los que nos componen y contienen. Simplificando, podríamos decir que el cuerpo está provisto de tres partes: el cuerpo físico (que atiende la energía primordial), el cuerpo del alma (o cuerpo etéreo, que atiende la energía mental o emocional) y el cuerpo espiritual (que atiende la energía intuitiva, la visión clara y la comunión con el Universo). Esto, que en una primera instancia puede parecernos muy místico, para la Danza Holística atiende a una sola naturaleza: el ser humano. Eso sí, en todas sus dimensiones. Esta idea proviene de las tradiciones orientales, fecundas en su visión de la constitución vital primordial. Tanto la tradición tántrica, los escritos de Ayurveda y los tratados de medicina tradicional taoísta nos ofrecen una visión global y amplificada del ser humano y su energía, y ofrecen técnicas para comprender, equilibrar y conservar esa energía vital. De esta manera, la Danza se convierte casi en medicina al apoyarse en el movimiento como catalizador de procesos, no sólo físicos, sino mentales, energéticos o espirituales. Por supuesto, para que la Danza pueda ofrecer este efecto ha de ser practicada desde la conciencia, el conocimiento y el método correcto de enseñanza y aprendizaje de la misma. Evidentemente no cualquier danza es de carácter holístico, si no tenemos las herramientas para acceder a su amplitud y correcto uso del movimiento y la energía para restaurar el equilibrio individual que quizá hayamos perdido.


Hoy en día es muy habitual escuchar o leer acerca de la Danza Terapéutica, sobre todo en el campo de la danza oriental. Sin embargo, este término puede resultar erróneo e incluso dañino, ya que si el/la danzante no está familiarizado/a con las prácticas de activación, control y conservación de la energía, podría estar haciendo un mero entretenimiento gimnástico, causándose incluso problemas si lo hace sin un seguimiento y ejecución adecuados. Como cualquier ejercicio, vaya. Es sólo que la Danza, concretamente la danza consciente y universal de la que hablamos aquí, tiene un sentido trascendente del que otras tareas gimnásticas carecen. Las tradiciones orientales integran la unidad Cuerpo-Espíritu y, por medio de la contemplación, la escucha y la meditación, fueron capaces de percibir no sólo la energía primordial de la que estamos compuestos, sino también los canales por los que ésta circula.
Estos canales cambian de nomenclatura según la tradición (meridianos, chakras, marmas…) pero aparecen en todas ellas como canales de la energía primordial y comunican los distintos cuerpos (es decir, los distintos niveles de nuestro ser) entre sí. Son también puntos de conexión energética con la Tierra y el Cielo, para nuestra recarga vital y espiritual. En la Danza Holística se intentan aprovechar estos canales para despertar el cuerpo, aquietar la mente y encender el espíritu. Me gustaría centrarme en la Danza Kundalini, practicada casi exclusivamente por mujeres desde al menos el I milenio antes de Cristo en la India. Las danzantes reconocen tres tipos activación energética en sus cuerpos para restablecer la energía primordial durante el baile:
– Activación del Útero. (Energía Primordial – Energía Jing – Energía Shakti). La finalidad de este tipo de activación es despertar el cuerpo desde la conexión primaria con la Tierra. También se busca la activación y el equilibrio del Muladhara Chakra, que según la tradición tántrica es el primero de los 7 Chakras y está ubicado en la base del coxis, entre el ano y los genitales. Por ello se suele representar con una flor de loto de cuatro pétalos de color rojo: es el chakra del instinto primario. Las danzantes se sirven de movimientos desde los pies a las caderas para recibir energía desde la Diosa Tierra. Así se busca la energía vital, la alegría de la vida y la estimulación de la energía sexual y creativa. Este tipo de danza es una técnica para restablecer la energía ovárica, uterina y renal. Asimismo también se aprenden métodos para, una vez acabada la danza, conservar esta energía y prevenir las pérdidas de la misma durante la menstruación. Se trata de trascender con la energía primordial, sexual y creativa.
– Activación del Corazón. (Energía Qi – Aliento Esencial – Unión Shiva/Shakti). Una vez que han despertado a la activación de la energía vital y han restablecido el flujo natural de la energía en sus órganos internos, percibiendo un aumento de la energía sexual o creativa, tratan de ascender y transformar esa energía primaria en energía del corazón. ¿Qué significa esto? Se busca la activación del Anahata Chakra (el cuarto chakra, centro energético de cualidades como el amor, la compasión o la sanación) con movimientos determinados de ondulación: ochos e infinitos, círculos y ondas que conectan útero y corazón, tratando de transformar el fuego ardiente del útero en llama cálida del corazón. Es el momento de amplificar y proyectar una energía de amor y comprensión hacia todos los órganos, hacia el cuerpo, hacia ellas mismas y hacia los demás seres.
– Activación del Tercer Ojo – Corona. (Energía Shen – Energía Espiritual – Energía Shiva). El último paso es la activación de la energía sutil del Tercer Ojo, relacionado con la glándula pineal. Se busca una conexión con el lenguaje simbólico, intuitivo y espiritual; y también la activación del Ajna Chakra (el sexo chakra, ubicado en el entrecejo, que representa el despertar a esta realidad y cuyo nombre en sánscrito significa “centro de mando o percepción”) y el Sahasrara Chakra (el séptimo y último de los chakras, llamado también chakra corona, ubicado en la coronilla y cuya función es integrarnos en la Conciencia Cósmica o Univeral, el Tao). Los movimientos realizados en esta última etapa son de trance, meditación y visualización. Desde la apertura del corazón se amplifica la energía del amor y la compasión para trascenderla a energía espiritual de intuición y visión clara. En ese tramo en ocasiones se pueden experimentar movimientos y estados alterados de conciencia a través de los que se accede a una lucidez especial que nos conecta con el Uno. En ese momento dejamos de existir de forma individual y sentimos que somos parte de un Todo, al igual que todos los seres que nos rodean. Es el estado más elevado de trascendencia.
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Estos tres estadios o puntos de activación son los pilares en los que se basa parte del movimiento holístico de la Danza Kundalini, la más antigua de nuestra historia que se sigue practicando hoy en día. Además de los ejercicios físicos preparatorios y la danza propiamente dicha se amplifica también el efecto con visualización energética y técnicas de respiración específica para cada tramo (porque recordemos que la Danza, entendida en este sentido, es un camino que nos lleva a Dios). Así, las danzantes tienen muy claro qué se consigue:

  • Beneficios de la activación Útero-Corazón-Tercer Ojo en la mujer
  • Restablecer del flujo natural de energía vital con incremento de la energía sexual y creativa
  • Favorecer la aceptación del cuerpo femenino, su disfrute y autoconocimiento
  • Equilibrar hormonas del sistema reproductor femenino
  • Favorecer el proceso de ovulación sin dolor y reducir los síntomas premenstruales
  • Reducir la pérdida de energía durante la menstruación, minimizando el flujo de sangre en cada ciclo
  • Tonificar el cuerpo con movimientos muy profundos, activando y fortaleciendo órganos internos y musculatura profunda
  • Fortalecer el sistema inmune y favorecer un estado emocional más equilibrado y estable
  • Comprender los ciclos femeninos y amplificar la conexión natural con la Naturaleza y los elementos
  • Amplificar la percepción sensorial, los estados de calma y paz interior
  • Conectar con la energía espiritual, convirtiendo el cuerpo en un Templo para la conexión divina y la trascendencia

Es de esta manera que la Danza adquiere un carácter amplio, de trascendencia, celebración, gozo e iniciación en el Gran Misterio del que todos nosotros formamos parte. La Danza Holística brinda la oportunidad a los danzantes de ser canales de energía en movimiento y reequilibrarles al tiempo que disfrutan y conectan con una práctica espiritual con milenios de historia que celebraban nuestros antepasado. Un auténtico vínculo sagrado entre nuestros más remotos ancestros y nosotros.

“Que la Danza nos recuerde la libertad del Alma.
Que el Cuerpo nos muestre el camino.”

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