miércoles, 30 de mayo de 2018

124. Introducción al simbolismo, parte I

Lo maravilloso del simbolismo es que tiene vocación universal. Esta universalidad se encuentra en un núcleo muy sencillo: la unión del espíritu con la materia. O, si queremos verlo de otra manera, del cielo con la tierra. El simbolismo es una sabiduría universal, lo que Leibniz denominó philosophia perennis, es decir, filosofía perenne (entendida como un conjunto universal de valores y verdades comunes a todos los pueblos y culturas del mundo). El símbolo es la forma que tenemos de conocer cómo se unen este mundo y el otro, pero lo hace de un modo peculiar. El símbolo siempre encierra y/o esconde algo. Juega a enseñar algo ocultándolo a plena vista. El símbolo está al alcance de cualquiera, a mano de todo el mundo, pero la verdad que encierra sólo resulta accesible a aquellos que saben mirarlo e interpretar su mensaje. 


  Resultado de imagen de símbolos de la religión

La simbología parte de la base de que lo material, lo físico o lo terrenal no son lo único que existe en la realidad. Que en esta realidad existen también cosas invisibles, intangibles, inmateriales, abstractas, etc. Por ello, el símbolo es una realidad tanto física como espiritual, capaz de unir un mundo con el otro. Decía Raimon Arola, especialista en simbología sagrada, arte y tradición hermética:

"El símbolo nos muestra aquello del mundo otro que está en este,
pero sin manifestarse. El pensamiento simbólico parte de esta presencia
oculta que aflora en imágenes y ritos, poemas y cantos, templos y jardines."

Encontrar ese otro mundo y relacionarlo con este en el que nos movemos es la tarea de la simbología, y por lo tanto del arte. El simbolismo fue una parte fundamental de la existencia humana durante miles de años. Sin embargo, el positivismo del siglo XVIII terminó en gran medida con toda posibilidad del conocimiento mágico del mundo. Los artistas y las vanguardias creativas, a partir del XIX, acabaron con los visionarios de la Antigüedad, del Medievo y del Renacimiento. En muchas de aquellas creaciones que en ocasiones se han creído "superadas" podemos reencontrarnos sin embargo con el simbolismo y la espiritualidad. También fue Raimon Arola quien dijo aquello de:

"Durante los últimos dos siglos los símbolos redivivos
se han refugiado en la creación de obras de arte. En ellas
se ha manifestado en este mundo la realidad del mundo otro."

Cuestiones simbólicas

De los encuentros y desencuentros de lo de arriba y lo de abajo, de este mundo y el otro, del cielo y la tierra, de lo consciente y lo inconsciente, de lo físico y lo metafísico, de lo terrestre y lo celeste, se encarga el simbolismo. Este conjunto de supuestas polaridades no es independiente; son dos fases, momentos o caras de la misma realidad. Y es que desde el punto de vista de la unidad esencial o la coincidencia de los opuestos, un símbolo es aquello que une las dos partes separadas. Cada parte encajará sólo con su otra parte, no con cualquier trozo que queramos pegarle. El símbolo, como la tradición, también tiene sus reglas; y en este caso reúne las partes separadas llevándonos a la unión primigenia: unión, separación, y reunión. Orden, Caos, Nuevo Orden. El ciclo es eterno, y ha estado presente a lo largo de la Historia.

La explicación conceptual de este movimiento eterno que acaba con la reunión de lo que ya estuvo unido, sólo para volver a separarse y reunirse, la materia y el espíritu; es imposible. Hay que recurrir, para comprenderlo, al arte y sus creaciones. No debe extrañarnos, por tanto, que la vida espiritual encontrara refugio antes en el arte que en la filosofía. El arte es la manifestación exterior de la vida interior, del espíritu, que está contenida en el cuerpo físico. De nuevo Arola:

"La creación artística, desde sus orígenes mágicos hasta
las propuestas lúdicas actuales, trabaja y reflexiona 
sobre el cuerpo que recubre la conciencia."

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Poseemos en nuestra conciencia unas estructuras básicas que están al margen de los procesos culturales, que darán soporte a las formas conscientes y significativas. Y estas formas básicas son geométricas: círculo, cuadrado y triángulo. Los seres humanos prehistóricos y los niños de todos los tiempos y lugares pintan formas básicas. En las más importantes religiones del mundo encontramos formas simbólicas básicas. Y las tradiciones herméticas, la masonería, la alquimia, los místicos de todas las religiones y los pintores abstractos (véase a Kandinsky, por ejemplo), utilizan imágenes geométricas en sus creaciones. 

En la próxima entrada trataremos más en profundidad estas formas básicas, sus significados, sus sentidos, y cómo se han utilizado a lo largo de la historia religiosa del hombre y sus tradiciones espirituales. No os lo perdáis, nos vemos la semana que viene. Ultreia!

Resultado de imagen de formas básicas

Fte.: El vuelo de la lechuza

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