"Salvatore Mundi", la última obra conocida de Leonardo.
Conservado en la National Gallery, Londres
Nessuna cosa si può amare nè odiare,
se prima non si ha cogniton di quella.
"No se puede amar ni odiar nada, si antes
no se ha llegado a su conocimiento."
Leonardo da Vinci
Es algo inusual empezar una entrada con una imagen y una cita. Me esperabais ayer, pero el sábado di una conferencia sobre la sabiduría oculta en la pintura de El Bosco y ayer, día del Señor, comida en familia y repetí la conferencia en un ámbito familiar. Así que no tuve tiempo de venir aquí, pero para compensar traigo hoy un tema muy interesante. Da Vinci. O mejor dicho, la posible relación de Da Vinci con las sociedades secretas de la época del Quattrocento italiano, los años pertenecientes al siglo XV. En gran medida tiene que ver con la entrada anterior y mi explicación de la "Mona Lisa". El retrato más famoso del mundo es solo un ejemplo de que la pintura del genio toscano es mucho más de lo que representa en el lienzo. Está plagada de mensajes secretos, de simbología oculta que solo los iniciados en un rito determinado podían entender. Resultaba plenamente accesible a los gnósticos, a los que conocían el credo del propio Leonardo.
En primer lugar, cabe hacernos una pregunta: ¿en qué medida comulgó el genio indiscutible de Leonardo da Vinci con el conocimiento que sólo se otorga a aquellos iniciados en los Misterios? ¿Es posible disociar su obra del misticismo impreso en los símbolos que se presentan en aparente inocencia al espectador? Se dice que, siendo niño, Leonardo buscaba ser obsequiado por su padre con objetos por los cuales manifestaba un vivo interés. El progenitor del genio, Ser Piero da Vinci, era notario, canciller y embajador de la República de Florencia, lo que le obligaba a viajar con relativa frecuencia. El problema era que cuando volvía, descubría que el interés que mostraba su hijo había cambiado: que si al irse el niño tenía curiosidad por la vida y el funcionamiento de la naturaleza, al regresar tenía en la mecánica la fuente de su curiosidad, o en las criaturas mitológicas, o en la historia sacra. Así, aquello que el padre traía consigo (libros, pequeñas máquinas, acaso algún espécimen disecado) se revelaba si no inútil, al menos atrasado con respecto a las inquietudes de su hijo, siempre en movimiento, siempre en otra cosa. Un culo inquieto, el bueno de Leonardo. Como debe ser todo buen Hombre del Renacimiento. Esta pequeña anécdota familiar nos hace conocer el carácter que desarrollaría Leonardo a lo largo de su vida. La historia puede ser cierta o no, pero sin duda es verosímil. Da Vinci es el paradigma del hombre renacentista, aquel en quien la curiosidad del humanismo se manifestó con mayor autenticidad y provecho. Sin embargo, también es cierto que esa misma celebridad nos impide ver realmente la obra de Leonardo, tanto la consumada como la que solo proyectó. Sus pinturas y bocetos se han reproducido tantas veces, su genialidad ha sido tan publicitada que parece que ya nada puede sorprendernos cuando hablamos del hombre. Este proceso, sin embargo, no es casual. Parte esencial del misterio es ocultarse en lo que parece obvio y evidente, en esa especie de superficie profunda sólo asequible a los iniciados en el conocimiento específico: "llamad y se os abrirá", dice el evangelio de Mateo.
Dedicaré una entrada a explicar lo que entiendo por un "iniciado", porque es un concepto que manejo muy alegremente sin explicar bien lo que es. Pero lo que quiero decir es que Leonardo y su obra son también objeto de una curiosidad que va más allá del humanismo en el sentido neutro, aséptico, que éste adquirió con los años. No olvidemos que el Renacimiento es la época inmediatamente posterior al llamado "oscurantismo" de la Edad Media: una forma más bien injusta de denominar todo una época del pensamiento europeo cuyo pecado, cuya falta, es no comulgar con los valores del racionalismo que imperaría en los siglos siguientes. En ese sentido, es obvio que la transición no fue límpida ni las nuevas maneras de pensar acabaron instantáneamente con las prácticas heredadas del pasado. De esta manera, la figura de Leonardo connota cierta iluminación. Viene de ahí esa cualidad mistérica, oculta, que en ocasiones se ha atribuido a la obra de Leonardo, ligando parte de su genialidad a un sistema más amplio que toma la forma de una sociedad secreta, una comunidad poseedora de un conocimiento que entrega sólo a los probos; como es el caso de Isaac Newton y su relación con los Rosacruces. Esto que decimos es cierto: Da Vinci pintó "La Última Cena", ¿pero ésta sería la misma sin el cúmulo de significados que se agolpa ante el espectador? Da Vinci, la gran imagen que tenemos de la genialidad omni-abarcante, que se extiende sobre todos los campos con pinceladas luminosas pero cautiva también por su método hasta tal punto que históricamente se le ha atribuido cierta conexión con el misticismo. Las técnicas de Leonardo para maximizar el conocimiento, que hoy podría ser parte de una revista de salud o de ciencia, en una época anterior parecen los frutos de la preclaridad y el esoterismo. Una figura de su inmensidad siempre se recarga con un aura de misterio. Creo sinceramente que Leonardo era un iniciado en los Misterios. ¿Qué culto podía haber practicado para plasmar sus enseñanzas en sus obras? Parte de las conexiones, no del todo comprobadas, alimentadas por los best sellers que existen en torno al genio de Leonardo, lo relacionan con dos hermandades. Por una parte, los Misterios de Mitra. Por otro, el Priorato de Sión. De la primera, llamada mitraísmo y considerada casi una religión, sus orígenes se pierden en la Antigüedad mediterránea. Pero si sobrevivió hasta la época de Leonardo fue por su amplia presencia en la milicia romana y también por los muchos símbolos que lo hermanaron secretamente con el cristianismo. Los soldados de las legiones romanas eran especialmente devotos de Mitra, una divinidad cuyo origen se sitúa en Asia Menor. Concretamente en el enigmático pueblo de los hititas, vencedores en un par de ocasiones de los ejércitos faraónicos; aunque igualmente otros asocian a Mitra con un dios védico de la luz.
Védico es sinónimo de hindú. Entre las distintas características que definen al mitraísmo, una de las más significativas es que el culto se llevaba a cabo en cavernas naturales o construcciones que las imitaban. En cierta forma éste era el vínculo de las grandes Escuelas de Misterios de la Antigüedad (como la de Eleuisis o la dedicada a las diosa Isis en Egipto) que se mantuvieron a lo largo del tiempo (como la Familia Charitatis o la Hermandad del Libre Espíritu, en el siglo XV). Todos comparten ese rasgo de sustraerse de la mirada de lo común, de llevar a los iniciados y a los maestros a un rincón apartado pero al mismo tiempo íntimo donde confluyen esas potencias del mundo que rigen de manera invisible el universo. Por otra parte, en los misterios de Mitra hay una base simbólica que permitió cierta mímesis con la nueva religión con pretensiones de hegemonía: el cristianismo. Como en esos trabajos artesanales de los pueblos conquistados donde bajo los rasgos de una nueva deidad se disimulan los de la antigua, así el mitraísmo pareció asimilarse con los seguidores de Jesús, gracias a circunstancias como que ambos pueblos que creían en un ser salvador, en la transposición de la carne y la sangre de la víctima sacrificada en pan y vino o (como en el caso también de Isis y Horus), el nacimiento de un hombre del vientre de una virgen. También su muerte, su resurrección y otros detalles menos trascendentes como la consagración del domingo como día dedicado al culto a la divinidad o a la celebración del 25 de diciembre. Pero estos detalles aparentemente menos relevantes son igual de importantes en la práctica al momento de asegurar el paso más o menos indemne del conocimiento custodiado al nuevo suelo donde florecerán las semillas. Es decir, los cristianos copiaron gran parte del culto de Mitra. De Mitra, de Horus y Osiris, de Dionisos y Orfeo... todas las religiones hablan de lo mismo, y por supuesto todas las sociedades secretas. Porque no hay que olvidar que, al comienzo, los cristianos también se agrupaban en sectas, cada una con sus creencias.
Al principio he dicho que a Leonardo se le asociaba con dos cultos. Ya hemos hablado de los mitraicos. El otro es el Priorato de Sión. Se trata de una sociedad que también plantea un desafío a los límites de la realidad y la fantasía, de la historia y el mito. Algunos sitúan su fundación en la década de 1950 en Francia por Pierre Plantard, un dibujante que bosquejó la historia de la cofradía con supuestos fines lúdicos, sembrando el interrogante sobre la realidad de su existencia. ¿Pero acaso no es la broma, la ficción, una de las mejores maneras de ocultar una verdad, algo serio? "Con el anzuelo de la mentira pescarás la capa de la verdad", dijo Shakespeare en su magnífica obra Hamlet. ¿Nunca ha existido y nunca existirá, como decía Borges? Lo interesante del Priorato de Sión es que, dentro del tejido de la mitología esotérica, se considera que su misión fue salvaguardar el Santo Grial. Ya sé que hemos dedicado un par de entradas al Grial y nunca ha salido mencionado el Priorato de Sión, pero eso es porque nunca hemos hablado en profundidad de María Magdalena. Pero creéme si te digo que el Priorato es de una importancia capital en la leyenda del Grial. Dentro de la simbología del Priorato, el Grial no es una copa sino que es el vientre de una mujer donde efectivamente se guardó la sangre del Salvador, que es otra forma de llamar a su descendencia. Vimos hace unos meses que existía la teoría de que Jesús y María Magdalena habían tenido hijos, y que a esa descendencia de Cristo se la conocía como el Santo Grial. Pues el Priorato de Sión serían sus custodios. Según la leyenda, el Priorato de Sión se formó en el siglo I d.C., cuando la Magdalena huyó de Jerusalén en compañía de un grupo de discípulos, estando embarazada de Jesús. Llegó a las costas de Francia, donde dio a luz a una niña: Sara. Según esta genealogía la dinastía francesa de los Merovingios, una de las 4 grandes dinastías del trono de Francia (junto a los Carolingios, los Capeto y los Borbones) son herederos directos de Cristo, hijos después de varias generaciones de Jesús y María Magdalena, y por lo tanto del rey David. El Priorato de Sión es un grupo de cuidadores de María Magdalena y su descendencia. Son los custodios del Santo Grial, y su emblema es la flor de lis.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver toda esta historia con Leonardo da Vinci? Resulta que en el sistema jerárquico del Priorato de Sión (fantasía o historia secreta) la lista de los Grandes Maestres encontrada en la Biblioteca Nacional de París incluye nombres como René d'Anjou (rey de Nápoles), Robert Fludd (eminente médico, astrónomo y místico inglés) Isaac Newton, Claude Debussy (compositor francés de la talla de Ravel) o Jean Cocteau (artista, cineasta y ocultista francés), incluyendo por supuesto el de Leonardo da Vinci. Todos estos personajes tienen en común la marca de la genialidad, pero comprenden una lista tan dispar que evoca una sociedad más parecida a la Liga de los Hombres Extraordinarios que a una logia masónica.
En conclusión, no se trata sólo de resaltar el cariz esotérico del gran artista florentino sino, de momento, hacer ver que durante el Renacimiento eso que echábamos cómodamente al cajón de las "doctrinas secretas" eran el pan de cada día. La figura de Da Vinci es inabarcable y fascinante, al igual que el hermetismo neoplatónico y la alquimia de su época. Quizá como ocurre con las teorías de la conspiración, postular que Da Vinci formó parte de una sociedad secreta o que su genio proviene de algún tipo de disciplina esotérica sea sólo una forma de entender aquello que nos parece insondable y que necesitamos incrustar en una trama que se ajuste a nuestras expectativas de lo que conforma la sociedad. Pero por otra parte, también es históricamente irrefutable que grandes personalidades como Isaac Newton se alimentaron de manera primordial de la magia, la alquimia y las sociedades secretas de su época. El tiempo otorgará, quizá, la respuesta a todos estos interrogantes. Y con esto termino.
Menudo rollo he soltado hoy... venía cargado de tres días sin decir nada, pero bueno, ya sabéis: los iniciados mueren y resucitan al tercer día. En fin, damos las gracias de nuevo al lector por su infinita paciencia y nos vemos el miércoles con un tema que no sea tan extenso. Prometido. ¡Hasta entonces!
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