miércoles, 16 de marzo de 2016

18. La Última Cena de los Cátaros. Parte I

¡Buenos días! Algunos estaban a punto de escribir mi nombre en la lista de escritores caídos en actos de servicio. Siento el retraso, he estado bastante liado últimamente y no me he podido pasar por aquí, pero ya he vuelto. Y es que el tema de hoy es realmente importante, porque desvela uno de los mayores misterios de la Historia del Arte: me refiero al conocido como Cenacolo Vinciano de Milán, "La Última Cena" que Leonardo da Vinci pintó en el refectorio del convento dominico de Santa Maria delle Grazie entre 1495 y 1497. Antes de lanzarme a contar cosas como un loco, que me conozco, voy a explicar lo que es un refectorio, por si alguien no lo sabe. Se llama refectorio, palabra proveniente del latín refectus, a la sala destinada a las comidas de los monjes en los monasterios. Muy apropiado pintar una Santa Cena. Bueno sobre esta obra de Da Vinci se ha dicho y escrito casi tanto como sobre la Gioconda. Pero traigo una teoría que rompe con todo lo anterior, una teoría de lo más lógica. La heterodoxia más conocida nos dice que Da Vinci quiso mostrar en este lienzo el matrimonio de María Magdalena con Jesucristo, ¿verdad? Eso es lo que dijimos en una entrada anterior en la que hablábamos de El Código Da Vinci, de Dan Brown (que podéis leer aquí primero y aquí después para enteraros un poco de qué estoy hablando). Dije que se había malinterpretado el libro porque ni Jesús ni María Magdalena son personajes históricos, sino simbólicos. Pero no quiero hablar de eso hoy. En el caso de que la figura sentada a la derecha de Jesús, el lugar de honor, sea una mujer... es sin duda María Magdalena.

 


Parece una mujer, desde luego. No obstante, vamos a pensar que no lo es. Que el maestro florentino pintó realmente a Juan, el discípulo amado. ¿Con qué nos deja eso? Con una Última Cena de lo más normal... ¿o no? Podría parecerlo... pero no. Dejadme hablar un poco sobre el catarismo, la doctrina de los cátaros o albigenses. Eran los llamados bonhommes, hombres buenos, y desarrollaron un movimiento religioso de carácter gnóstico que rápidamente se expandió por Europa occidental a mediados del siglo X y logró arraigar hasta bien entrado el siglo XII entre los habitantes del Mediodía francés, especialmente en el Languedoc, donde contaba con la protección de algunos señores feudales vasallos de la corona de Aragón. Muy bien, pero ¿qué tiene que ver el catarismo con este lienzo de Leonardo? Porque entre esa gente y Da Vinci hay cinco siglos. Mis queridos amigos... ¿qué son cinco siglos para una doctrina que se expandió por toda Europa como la pólvora? ¿Qué fueron cinco siglos para el cristianismo, el budismo o el islam? Si la doctrina cátara no ha llegado hasta nosotros es porque fue considerado una herejía tan grande y peligrosa que la Iglesia Católica hizo todo lo que estuvo en su mano para frenarla y erradicarla del alma de la gente. Incluso crear la Inquisición. Sí, la Inquisición se creó para luchar contra la herejía cátara. La mayor parte de la gente piensa que había nacido en España, pero eso es un error muy extendido. No, su origen tuvo lugar en la Francia del siglo XIII. Sin embargo la Iglesia española, temerosa de la población judía y musulmana de los campos castellanos y aragoneses, pronto convenció a los Reyes Católicos para que adoptasen la institución, que siguió vigente en España hasta bien entrado el siglo XX. No me lo estoy inventando: hoy en día, la Inquisición como tal no existe, ya no se manda a nadie a la hoguera ni se realizan juicios multitudinarios por brujería o herejías. Pero en 1988, el papa Juan Pablo II transformó la Inquisición en lo que es hoy: la Congregación para la Doctrina de la Fe, un órgano colegiado del Vaticano cuya función es custodiar la correcta doctrina de la Iglesia. No hay mucha gente que sepa esto, y es normal. Este tipo de cosas no se enseñan en las clases de religión del colegio ni en la catequesis. 

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Cátaros e inquisidores en un manuscrito medieval

Pero basta de hablar de la Inquisición, volvamos con nuestros cátaros. Como he dicho, fueron condenados herejes y perseguidos brutalmente por los ejércitos fieles al Papa. ¿Y en qué creía esta gente? ¿Qué les hizo merecedores de padecer la mayor persecución de cristianos contra cristianos que el mundo ha visto? Bueno, en primer lugar, el catarismo afirmaba una dualidad creadora Dios - Satanás. Hasta ahí, todo más o menos aceptable. El problema fue que los cátaros promulgaban que Dios había creado los mundos sutiles y espirituales, cósmicos, el mundo de las Ideas del que hablaba Platón, el mundo de la pureza. Y Satanás se había encargado de hacer el mundo sensible, de la materia, el mundo corrupto y malvado en el que vivimos. Lo que les puso en el punto de mira de la Iglesia fue que pregonaban que el Jesús que había muerto en la cruz era un ser impuro, y que era de todo punto imposible que fuese el Hijo de Dios, pues Dios jamás se habría materializado en un mundo tan abyecto como era el nuestro. Para ellos el Cristo era un ser espiritual, puro, que no podía haberse encarnado y por lo tanto no había muerto. Por lo tanto, el Jesús crucificado era para ellos un papanatas, un falso ídolo. A la Iglesia no le hizo ninguna gracia. Los cátaros también predicaban la salvación mediante el ascetismo y el estricto rechazo del mundo material, percibido por los cátaros como una obra demoníaca. Ahora bien, ¿qué pinta Leonardo en todo esto? Bueno, volvamos al Cenacolo. Digamos que la figura de la derecha de Jesús es el apóstol Juan. Con todo, no podemos decir que sea una pintura ortodoxa. Porque normalmente Juan está echado sobre el pecho de Cristo, como dice la Biblia. Sin embargo aquí se aparta de él, mientras que la figura a su lado le coloca la mano en el cuello y esconde a su espalda un cuchillo: se trata de San Pedro.


San Pedro. El fundador de la Iglesia de Roma. ¿Por qué demonios tiene un cuchillo a su espalda? ¿Por qué se lanza amenazador sobre el cuello de Juan? ¿Cuál es el significado profundo de esta escena? Es probable que Leonardo superara la censura de los dominicos, argumentando que la daga anunciaba el arrebato que Pedro tendría en el Monte de los Olivos, durante el prendimiento de Jesús que siguió a la cena. Sin embargo, desde una perspectiva teológica ese argumento resulta pobre. Leonardo, sospechoso de herejía en su época, que "llegó a tener - según escribió en 1550 Giorgio Vasari - unas concepciones tan heréticas que no se aproximaba a ninguna religión, pues tenía en mucha más estima ser filósofo que cristiano", bien pudo haber querido reflejar algo más. En concreto, la lucha que en sus días se libraba entre los seguidores de Pedro (la Iglesia material, de Roma) y los de Juan (la Iglesia del espíritu libre, que llevaban siglos predicando herejías como la cátara). Ciertos aspectos de la carrera de Leonardo hacen presumir que el artista estaba profundamente alineado con esa, llamémosla así, Iglesia de Juan. El indicio más elocuente se dio a conocer en 1483, cuando entregó a los franciscanos de Milán una tabla para su altar mayor que no se ajustaba en nada a lo que le habían encargado. En lugar de una escena que ensalzara la inmaculada concepción de la Virgen, Leonardo les presentó a María, al arcángel Uriel, Jesús y San Juan Bautista niños, reunidos en una cueva durante su huida a Egipto. La imagen, que no tiene relación alguna con los Evangelios canónicos, hizo que Leonardo y los franciscanos litigaran durante años, y se terminó obligando al artista a reelaborar su obra con algunos elementos nuevos. Hoy son esas las dos versiones de "La Virgen de las Rocas" que se conservan en el Louvre y en la National Gallery respectivamente.
   
En el caso concreto de la primera versión, Leonardo fue acusado de inspirarse para su obra en el libro de un fraile hereje, Amadeo de Portugal, que en sus escritos describía a la Virgen no como madre de Cristo, sino como un símbolo de la sabiduría. En su Apocalipsis Nova, el beato elogia también a la iglesia "del espíritu" de Juan, y se repudia la materialista de Pedro. Aquellos eran los tiempos en los que el dominico Savonarola, el "monje loco", predicaba en Florencia contra el papa Alejandro VI y acusaba al Vaticano de regodearse en sus riquezas. Quizá Leonardo formó parte de ese grupo de intelectuales que criticaba la institución de Pedro y por eso, en la primera versión de "La Virgen de las Rocas", pintó a María sin halo de santidad, y a Uriel señalando a Juan con el dedo, marcando así quien de los dos niños era realmente el importante. El halo es el disco dorado que se coloca en las cabezas de los santos, que tiene su origen en los discos solares de la religión egipcia. El halo es un elemento clave. Su ausencia no sólo se deja notar en la primera versión de "La Virgen de las Rocas", sino también en "La Última Cena". Las diversas restauraciones que se hicieron no hallaron restos de él por ninguna parte. Gracias a ellas sabemos que ninguna de las trece figuras del mural lo lució jamás. Leonardo, contraviniendo todas las normas de la época, no pintó santos... sino una reunión de hombres de carne y hueso. Una obvia observación, pero que pasó desapercibida para muchos escritores y para aún más historiadores. Esto tampoco aparece en El Código Da Vinci, pero Dan Brown desestimó para su novela otro elemento fundamental del Cenacolo: Leonardo da Vinci se autorretrató entre los discípulos. En efecto, es el segundo personaje empezando a contar por la derecha. De largas melenas y barbas blancas, encarna a Judas Tadeo y cruza sus brazos en aspa mientras conversa con el apóstol Simón. Pero lo realmente peculiar de ese retrato de Da Vinci es que se representa, ¡dándole la espalda a Jesús! ¿Cómo debe entenderse ese nuevo símbolo? ¿Por qué el maestro pintor se alinea tan claramente en contra de la ortodoxia de su tiempo? ¿Y quiénes son, en realidad, los dos personajes que le rodean y que también dan la espalda a Cristo?


Que Leonardo diseñó el Cenacolo contra lo "religiosamente correcto" de su época no lo reflejan sólo la ausencia de cabezas nimbadas, el arma en manos de Pedro o su propia actitud en la escena. También hay que fijarse en otros detalles. Por ejemplo, en la comida. En la mesa de "La Última Cena", Jesús no instaura la eucaristía, como era tradicional hasta ese momento. No hay ni rastro del Grial, ni de la hostia o el pan que se repartirá. Según explicó Leonardo a los dominicos de Santa María, la acción de su mural remitía al capítulo 13 del evangelio de Juan, cuando Jesús anuncia que "en verdad os digo que uno de vosotros me traicionará". Esto se hace en medio del convite de la Pascua judía, en el que la tradición obligaba a servir cordero en el banquete. Pues bien, las restauraciones descubrieron que no era cordero lo que esa noche habían cenado Jesús y los Doce, sino pescado, naranjas y un poco de vino. ¿Pescado? ¿Acaso quería remitirnos Leonardo al más antiguo símbolo cristiano conocido, ya en desuso en el siglo XV? ¿Por qué? Sé que estoy planteando demasiadas preguntas sin dar respuestas, pero en eso consiste la enseñanza iniciática, queridos amigos. Al iniciado se le van dando pequeñas pistas, detalles, que él mismo debe desentrañar. Quiero que penséis qué puede significar todo esto, por vosotros mismos. Yo de momento no digo nada, como hizo el maestro pintor. Leonardo da Vinci murió el 2 de mayo de 1519 en su casa de Clos Lucé, junto al castillo real de Amboise, en Francia. Sin embargo, no fue enterrado hasta tres meses y diez días más tarde, según un ceremonial que él mismo había diseñado con cuidado. ¿Por qué no quiso que le sepultaran hasta el 12 de agosto de aquel año? Sus restos, sepultados en la pequeña iglesia de Saint Florentin, serían saqueados y destrozados por las tropas napoleónicas a principios del siglo XIX. Los pocos vestigios que se conservan de él fueron inhumados de nuevo en otra capilla, la de Saint Hubert, junto al mismo castillo de Amboise, donde hoy descansan casi olvidados por todo el mundo. Un triste final, injusto para una de las mentes más privilegiadas que ha dado la Historia.

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Sé que no he explicado la relación entre la doctrina de los cátaros y Da Vinci, pero eso quiero dejarlo para nuestro próximo encuentro. Me gustaría que os animáseis a preguntaros por el mensaje oculto que dejó Leonardo en esa pintura de "La Última Cena", con todos los pequeños detalles que hemos visto. Hemos hablado ya del significado de muchos símbolos, a pesar de que Da Vinci jamás dijo nada a nadie. Fueron sus discípulos más cercanos, los conocedores de su credo, los que entendieron de verdad el significado de la pintura. ¿Qué me dices, querido lector? ¿Te atreves a desentrañar su misterio?

Fotograma de la película The Monuments Men

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