"Quien mate a un inocente, se considera como si matase a toda la Humanidad"
(Corán, 5:32)
"... Y no cometáis iniquidades en la Tierra, creando el desorden."
(Corán, 2:60)
"Sólo son culpables quienes perjudican a las personas y cometen transgresión en la Tierra sin justificación."
(Corán, 42:42)
"Combatid a quienes os combatan, pero no provoquéis, porque Allah no estima a los agresores."
(Corán, 2:190)
Es cierto, el Corán también tiene mensajes de paz, pero eso no quita que exista la yihad. ¿Cómo se explica eso? Porque la culpa no es de la religión, sino del hombre. El Corán es como la Biblia, tiene mensajes de guerra y mensajes de paz. Y para los que pensáis que en la Biblia no se habla de matar infieles, desengañaos: el dios literario veterotestamentario es un asesino genoicida que juega con la humanidad cual sádico enfermizo sacado de la peor de las pesadillas. ¿Queréis un ejemplo? Podéis encontrarlo en Éxodo 32:27, en forma de orden divina: "Cíñase cada uno su espada al costado; pasad y repasad por el campamento de puerta en puerta, y matad cada uno a su hermano, a su amigo y a su pariente." Con la aprobación de Yahveh, los israelitas mataron en una sola noche a 3.000 hombres. Puede parecer un caso aislado... pero no lo es. Levítico, 26:22. "Soltaré contra vosotros las fieras salvajes, que os privarán de vuestros hijos, exterminarán vuestro ganado y os reducirán a unos pocos, de modo que vuestros caminos queden desiertos". Deuteronomio, 7:2-4. "El Señor, tu Dios, los pondrá en tus manos y tú los derrotarás. Entonces los consagrarás al exterminio total: no hagas con ellos ningún pacto, ni les tengas compasión. No establezcas vínculos de parentesco con ellos, permitiendo que tu hija se case con uno de sus hijos, o tomando una hija suya por esposa de tu hijo. De lo contrario, ella apartará de mí a tu hijo y lo hará servir a otros dioses. Entonces el Señor se irritárá con ustedes y enseguida los exterminará." O en el mismo Deuteronomio, 20:10-16, el cual dice: "Cuando te acerques a una ciudad para atacarla, primero le ofrecerás la paz. Si ella acepta y te abre sus puertas, toda la población te pagará tributo y te servirá. Pero si rehúsa el ofrecimiento de paz y te opone resistencia, deberás sitiarla. Cuando el Señor, tu Dios, la ponga en tus manos, tú pasarás el filo de la espada a todos sus varones. En cuanto a las mujeres, los niños, el ganado y cualquier cosa que haya en la ciudad, podrás retenerlos como botín, y disfrutar de los despojos de tus enemigos que el Señor, tu Dios, te entrega. Así tratarás a todas las ciudades que estén muy alejadas de ti y que no pertenezcan a las naciones vecinas. En las ciudades de las naciones que el Señor te da por herencia, no dejarás nada vivo que respire." Creo que son suficientes ejemplos los que nos llevan a pensar que Yahveh es un cabronazo y que lo que los yihadistas están haciendo en Occidente en el siglo XXI se lo hicimos nosotros en los siglos XII y XIII. Pero hoy en día la religión occidental ha cambiado, y nadie defiende esas palabras de Yahveh... ¿verdad?
Ojalá pudiera decir que no. Pero por desgracia para nosotros, el siglo XXI es la época del fundamentalismo en todas las religiones. Los terroristas de la yihad están mejor financiados que nunca, y el extremismo ultraconservador se está abriendo camino con fuerza en las naciones occidentales. ¿O qué pensáis que defienden la familia Le Pen en Francia o el señor Trump en EE.UU.? No abogan precisamente por la justicia y el diálogo, sino que son los nuevos fundamentalistas que quieren volver a la época en la que Dios dictaba, el gobernante ejecutaba y nadie tenía posibilidad de decir ni pío. Pero no me quiero meter en política, sino que quiero remarcar una diferencia fundamental que existe entre Oriente y Occidente, entre la Biblia y el Corán. Y que es incuestionable. He dicho antes que la culpa no es de la religión, ni del sistema de creencias, sino de las personas. El KKK y los sacerdotes en misiones humanitarias beben del mismo libro; de igual manera que los yihadistas y los sufíes. Veréis, el año pasado tuve un cliente en el Museo del Prado que era profesor en la Universidad de Bagdad. Era profesor de Religiones Comparadas, y nuestra visita consistía en que, en el trayecto entre dos cuadros que yo le explicaba, él me hablaba de su asignatura. Aprendí mucho de aquel hombre. Y me dijo algo que no se me olvidará nunca. Sabéis que en Occidente, desde el mismo momento en que apareció la Biblia, surgieron miles de escuelas de exégetas, es decir, de gente que interpretaba las Sagradas Escrituras, ¿verdad? Había muchas escuelas de traductores e intérpretes, y muchas se mantienen hoy en día. Pues bien, eso en el islam es impensable. El Corán es la palabra de Dios que fue transmitida al profeta Mahoma, y nadie tiene el derecho ni la autoridad para interpretar ni traducir el texto original. La Biblia ha sufrido cambios fundamentales desde el siglo IV d.C. Pero el Corán se ha mantenido inalterado durante generaciones, desde que en el siglo VII d.C. los seguidores de Mahoma comenzaron a reunir esas "revelaciones". Aunque claro, esto no parece posible, ¿verdad? El Corán está traducido a muchos idiomas...
Los musulmanes dicen que el Corán es la "palabra eterna e increada" de Allah; por ello su transmisión debería realizarse sin el menor cambio en la lengua originaria, el árabe clásico, lengua en consecuencia considerada sagrada a todos los efectos. Pero es cierto, el Corán ha sido traducido a muchos idiomas, principalmente pensando en aquellos creyentes cuyas lenguas no son el árabe. Aún así, en la liturgia se utiliza exclusivamente el árabe, ya que la traducción únicamente tiene valor didáctico, como glosa o instrumento para ayudar a entender el texto original. De hecho, una traducción del Corán ni siquiera se considera un Corán auténtico, sino una interpretación del mismo. Es decir, se puede traducir el Corán, pero no será nunca el texto sagrado, que debe permanecer inalterable. De hecho, para traducir el Corán se deben hacer abluciones y penitencias. La figura del exégeta, es decir, el que interpreta y cambia la Biblia; es imposible que exista para los musulmanes. ¿Y qué consecuencia tiene esto? La misma que la Biblia: cada uno elige qué parte del libro sagrado quiere seguir. El profesor de Bagdad me contó una anécdota que me ayudó mucho a entender esto. Resulta que este hombre tiene un primo que es taxista en Dubai. Según me dijo este hombre, su primo iba un día conduciendo por el desierto de Arabia cuando un chacal se cruzó en su camino. El hombre no tuvo tiempo de maniobrar y atropelló al animal. Pues según me dijo el profesor, ese hombre se pasó los próximos tres meses haciendo penitencia. Y es que, según la sharia, el quitarle la vida a un ser vivo es suficiente para que se te vete la entrada al Paraíso. Imaginaos. Ese pobre hombre, taxista que atropelló a un animal por accidente, haciendo penitencia por miedo a perder el Paraíso. Y en cambio tenemos a todos esos terroristas que, por matar inocentes, precisamente piensan que se han ganado el Cielo. Y ambos son musulmanes, ambos beben del mismo sistema de creencias. No es la religión ni el libro, sino que es la conciencia de cada uno lo que nos define. Así que no, el islam no es culpable. Creo que ninguno de nuestros lectores considera culpable de la yihad al islam ni a los musulmanos, pero nunca está de más remarcarlo.
Para despedirme, solamente quiero hacer referencia al concepto de yihad ('Guerra Santa'), porque el mundo occidental tiene una concepción equivocada sobre la misma. La palabra "yihad" evoca la imagen de una banda de fanáticos religiosos, con largas barbas y mirada fiera, con las espadas desenvainadas y dispuestos a atacar a los infieles. "Yihad" en la terminología islámica significa realizar un esfuerzo, comprometerse y perseverar por una causa noble. A lo largo de los siglos, este significado de "yihad" se ha ido perdiendo o al menos diluyendo. La crítica situación actual del mundo islámico exige revivir y reconsiderar el verdadero significado de "yihad". Y es que la yihad se divide en dos categorías. La primera y más importante es la denominada "Yihad-e-Akbar". Ésta es la yihad contra el propio ego, el esfuerzo frente a las malas inclinaciones y tentaciones: es la lucha contra uno mismo, por la purificación del alma. Es la yihad más difícil y, por tanto, en términos de recompensa y bendiciones espirituales se corresponde con la categoría más elevada de yihad. No es ésa la yihad de los terroristas. La segunda yihad se denomina "Yihad-e-Asgar". Y ésta es la yihad de la espada. Se trata de una yihad comunitaria y presupone determinadas condiciones específicas. El Corán habla única y exclusivamente de la lucha justa contra aquellos que tomaron antes la iniciativa de atacar a los musulmanes, sólo en defensa propia. Porque recordemos que el islam nace entre las tribus árabes nómadas, rodeadas de enemigos y en continua pugna por la supervivencia. Pero esa es la condición establecida en los otros suras del Corán que tratan este mismo tema: sólo en defensa propia. El así llamado "versículo de la espada" en la escritura islámica es frecuentemente citado fuera de contexto, pretendiendo afirmar que inculca una masacre indiscriminada de los no creyentes. Las palabras coránicas "matadlos donde quiera que los encontréis" se aplican únicamente en casos en los que el enemigo fue el primero en atacar a los musulmanes, y se refiere a aquellos creyentes y no creyentes adversarios que rompieron sus pactos y juramentos establecidos previamente con los musulmanes. No son aplicables en ningún caso a las guerras y batallas no provocadas. La interpretación de estos versículos de cualquier otra manera supone hacer una parodia de los elevados ideales del islam.
Por lo tanto podría parecer que el terrorismo actual es totalmente contrario al espíritu auténtico de la yihad islámica. Y bueno, es verdad que la representación del islam como una religión bárbara y cruel que se da a sí misma el derecho a causar destrucción material y sufrimiento humano injustificado con el pretexto de la autoridad divina, no tiene nada que ver con el verdadero islam que encontramos fundamentado en el Corán y en los preceptos originales del profeta Mahoma. Con todo, al Daesh se le puede acusar de muchas cosas... pero no de no respetar la sharia del Corán. ¿Por qué? Porque lo peor es que tienen razón. Occidente atacó a los países árabes. Y no me refiero a las cruzadas. ¿Cuándo creéis, lectores, que surgió el germen del Daesh? ¿Tal vez en la Guerra de Irak, de 2003 al 2011? Sí. Tenemos las manos manchadas de sangre.
Para despedirme, solamente quiero hacer referencia al concepto de yihad ('Guerra Santa'), porque el mundo occidental tiene una concepción equivocada sobre la misma. La palabra "yihad" evoca la imagen de una banda de fanáticos religiosos, con largas barbas y mirada fiera, con las espadas desenvainadas y dispuestos a atacar a los infieles. "Yihad" en la terminología islámica significa realizar un esfuerzo, comprometerse y perseverar por una causa noble. A lo largo de los siglos, este significado de "yihad" se ha ido perdiendo o al menos diluyendo. La crítica situación actual del mundo islámico exige revivir y reconsiderar el verdadero significado de "yihad". Y es que la yihad se divide en dos categorías. La primera y más importante es la denominada "Yihad-e-Akbar". Ésta es la yihad contra el propio ego, el esfuerzo frente a las malas inclinaciones y tentaciones: es la lucha contra uno mismo, por la purificación del alma. Es la yihad más difícil y, por tanto, en términos de recompensa y bendiciones espirituales se corresponde con la categoría más elevada de yihad. No es ésa la yihad de los terroristas. La segunda yihad se denomina "Yihad-e-Asgar". Y ésta es la yihad de la espada. Se trata de una yihad comunitaria y presupone determinadas condiciones específicas. El Corán habla única y exclusivamente de la lucha justa contra aquellos que tomaron antes la iniciativa de atacar a los musulmanes, sólo en defensa propia. Porque recordemos que el islam nace entre las tribus árabes nómadas, rodeadas de enemigos y en continua pugna por la supervivencia. Pero esa es la condición establecida en los otros suras del Corán que tratan este mismo tema: sólo en defensa propia. El así llamado "versículo de la espada" en la escritura islámica es frecuentemente citado fuera de contexto, pretendiendo afirmar que inculca una masacre indiscriminada de los no creyentes. Las palabras coránicas "matadlos donde quiera que los encontréis" se aplican únicamente en casos en los que el enemigo fue el primero en atacar a los musulmanes, y se refiere a aquellos creyentes y no creyentes adversarios que rompieron sus pactos y juramentos establecidos previamente con los musulmanes. No son aplicables en ningún caso a las guerras y batallas no provocadas. La interpretación de estos versículos de cualquier otra manera supone hacer una parodia de los elevados ideales del islam.
Por lo tanto podría parecer que el terrorismo actual es totalmente contrario al espíritu auténtico de la yihad islámica. Y bueno, es verdad que la representación del islam como una religión bárbara y cruel que se da a sí misma el derecho a causar destrucción material y sufrimiento humano injustificado con el pretexto de la autoridad divina, no tiene nada que ver con el verdadero islam que encontramos fundamentado en el Corán y en los preceptos originales del profeta Mahoma. Con todo, al Daesh se le puede acusar de muchas cosas... pero no de no respetar la sharia del Corán. ¿Por qué? Porque lo peor es que tienen razón. Occidente atacó a los países árabes. Y no me refiero a las cruzadas. ¿Cuándo creéis, lectores, que surgió el germen del Daesh? ¿Tal vez en la Guerra de Irak, de 2003 al 2011? Sí. Tenemos las manos manchadas de sangre.
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