miércoles, 27 de abril de 2016

34. Nâjâsh y el miedo de Yahveh

Buenos días, lectores. Como ya os dije, he empezado a publicar una entrada a la semana, lo que me da más tiempo para pensar en el tema... y he de reconocer que no he tenido claro de qué iba a hablar hasta hoy mismo. Sé que he recurrido a un tema que ya comentamos en la segunda entrada de este blog (que podéis leer aquí) y que parece que me pasa como a Hollywood y se me están acabando las ideas. No tan deprisa. Es cierto que hablamos de Nâjâsh en el principio de los tiempos, pero fue un análisis muy superficial. Hoy quiero compartir con vosotros el fragmento de la Biblia en el que aparece, relacionado con el ciclo de la "caída" de Adán y Eva en el Jardín del Edén. Quiero demostrar que el trato que se le ha dado a la serpiente es injusto, y que en realidad debemos cuidarnos de un dios tan mezquino y envidioso como es Yahveh. Así que os voy a pedir un favor. Coged una Biblia. Id al libro del Génesis, capítulo 3, versículo 1. Leed.

<< La serpiente era el animal más astuto de todos los animales que Jehová Dios había creado; la cual dijo a la mujer: "¿Así os ha dicho Dios que no comáis de ningún árbol del huerto?" >>


Paremos un momento. "El animal más astuto". La exégesis referente a este pasaje nos ha hecho interpretar esta palabra en un sentido peyorativo, como si la serpiente fuese un animal taimado que busca la perdición del hombre (que es lo que nos han hecho creer). Sin embargo, el término en hebreo se utiliza para "inteligente". Ya hemos comentado en otras ocasiones que la serpiente era el único animal con acceso a los conocimientos de las divinidades terrestres y acuáticas, siendo considerado un animal iniciático e inmortal. Y además es un animal atributo de la Diosa Madre, y por ese motivo sólo habla con Eva, no con Adán. Pero continuemos.

<< Y la mujer respondió: "Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto que está en el medio del huerto dijo Dios: no comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis." >>


Ya os habréis imaginado que ese árbol del que se habla es el famoso árbol del "pecado", al que se le da muchos nombres: Árbol de la Ciencia, Árbol del Bien y del Mal... es el árbol que otorga el conocimiento, la capacidad de razonar y evolucionar. ¿Por qué dijo Dios que morirían si comían de su fruto, cuando es evidente que no les pasó nada? ¿Acaso quería meterles el miedo en el cuerpo? Vamos a ver qué pasa a continuación.

<< Entonces la serpiente dijo a la mujer: "¡No moriréis! Sino que sabe Dios que el día que comáis de él serán abiertos vuestros ojos y seréis como dioses, sabiendo el bien y el mal." >>


Ojo que aquí está la madre del cordero. La serpiente, como animal sabio, es consciente de que el hombre no morirá si come el fruto del conocimiento, sino que "serán abiertos vuestros ojos". ¿Se puede expresar esto con mayor claridad? Mientras Adán y Eva están en el Jardín del Edén tienen los ojos "cerrados", están "dormidos", ¿qué significa eso? Pues que no se diferencian en nada de los animales que pueblan el mismo Jardín. Viven de los impulsos, del instinto, pero no son conscientes del mundo, de la realidad, de la trascendencia, de ninguna de las cosas que caracteriza al espíritu humano. Cuando hablábamos de "El Jardín de las Delicias" del Bosco mencionábamos el "Despertar" del iniciado. Y en efecto, cuando Adán y Eva comen del fruto, "despiertan", son "abiertos" sus ojos, tienen acceso al conocimiento y se convierten en seres humanos... algo muy cercano a los dioses, sabiendo el bien y el mal. Seguimos.

<< Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, un árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. >> 

Parece que desde el primer momento de la Biblia, el acceso por parte del hombre al conocimiento es considerado un pecado mortal (el Pecado Original, nada menos). Y este pasaje de los delantales de higuera se ha interpretado horriblemente mal, muy de acuerdo a una tradición judeocristiana excesivamente pudorosa donde el decoro y el control de nuestras pasiones y sentimientos eran muestra de "virtud". Así que no, lectores, desde aquí os lo digo: Adán y Eva no se hicieron delantales porque tuviesen vergüenza de estar desnudos. "Fueron abiertos los ojos de ambos", es decir, adquirieron conocimiento por primera vez... y lo primero que hicieron fue procurarse ropajes. ¿O qué fue acaso lo que hicieron los hombres de la prehistoria cuyo cerebro empezó a desarrollarse? ¿También se tapaban por vergüenza? La verdad, ese rechazo por el cuerpo y la sexualidad ha calado muy hondo en nuestra mentalidad occidental, y ha hundido la maravillosa filosofía de vida dionisíaca... pero bueno, eso es otro tema. Continuemos. 

<< Y oyeron la voz de Jehová Dios que paseaba por el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: "¿Dónde estás tú?". Y él respondió: "Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo, y me escondí."

Podemos imaginarnos la escena casi como de dibujos animados. Dios pasea por el Jardín silbando, canturreando o hablando solo (sólo así se explica que Adán y Eva oyesen su voz) y los padres de la Humanidad se esconden entre los arbustos. ¿Por vergüenza? ¡No! ¿"Tuve miedo porque estaba desnudo"? Imposible, porque se acababan de fabricar unos delantales de higuera. Lo que ocurre es que no se está refiriendo al desnudo de su cuerpo: Adán y Eva se avergüenzan de que están desnudos de espíritu, que son como bebés, son hojas en blanco y no tienen ningún conocimiento. Tienen la posibilidad de "vestirse", pero aún están "desnudos". Y se encuentran con el, supuestamente, Omnisciente. Seguimos.

<< Y Dios le dijo: "¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses?" Y el hombre respondió: "La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí." Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: "¿Qué es lo que has hecho?" Y dijo la mujer: "La serpiente me engañó, y comí." >> 

Esto me recuerda a la política cuando algo va mal en el país: Rajoy le echa la culpa a Zapatero, Zapatero se la echa a Aznar, Aznar a Felipe González y así nos podemos remontar hasta los Reyes Católicos. Aquí es exactamente eso: nadie quiere rendir cuentas con Jehová Dios, pues parece ser una criatura terrible. Y Adán es un cobarde, porque a la pregunta de "¿has comido del árbol del que yo te mandé no comieses?" podría haber contestado perfectamente "sí"... pero en vez de eso, le echa la culpa a su mujer. "Claro, es que ella me dio de comer y yo comí"... escasa fuerza de voluntad y criterio muestra Adán. Pero claro, la mujer, sabiendo que ha hecho algo mal (al menos algo que Jehová considera "malo"), dice que la serpiente la ha engañado, y que ha comido. Y así se queda la serpiente, como la que engañó a los padres de la humanidad para que comiesen del fruto prohibido... cuando lo único que hizo fue compartir un conocimiento que ella ya poseía con el hombre, para que se librase del yugo del Edén, de la jaula con los barrotes de oro. Y se ve a lo largo de todo el Antiguo Testamento que a Jehová Dios no le sienta muy bien que los hombres tengan acceso a su conocimiento. Veamos cómo se lo toma. 

<< Y Jehová Dios dijo a la serpiente: "Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu vientre andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá la cabeza y tú le herirás en el calcañar." >> 

El calcañar es la parte posterior de la planta del pie, la parte inferior del talón. En fin, Dios castiga con severidad a la serpiente, obligándola a andar sobre su vientre... no sabemos cómo se movía antes. "Maldita serás", y en efecto, hoy hay muy poca gente a la que le gusten las serpientes. Sin embargo, es revelador la última frase, donde Jehová asegura que pondrá enemistad entre ella y la mujer. ¿Por qué? Por lo que hemos dicho antes: en el paganismo (es decir, en las religiones anteriores al monoteísmo hebreo dominante), la serpiente era un símbolo de la Gran Diosa, que en este caso es Eva. Lo que pretenden los sacerdotes de Jehová es desligar la figura de la serpiente y de la Diosa, y así se representan muchos lienzos de "La Inmaculada Concepción", donde con frecuencia aparece la serpiente a los pies de la Virgen María. Sin embargo, tanto la serpiente como el fruto (una manzana, una naranja, frutos con alto contenido de agua; símbolo de abundancia y fecundidad) son atributos referentes de la Diosa Madre. Conviene que no lo olvidemos.


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"La Inmaculada Concepción", de Tiepolo

Esto cambia por completo muchas cosas... y muchas interpretaciones. Pero seguimos. Jehová no se conforma con castigar a la serpiente, también tiene que tomarla contra Adán y Eva porque ahora tienen el conocimiento de los dioses, y claro... ¡Jehová es muy envidioso! Seguid leyendo.

<< A la mujer dijo: "Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz a tus hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti." 

Al contrario que muchas religiones paganas, donde el hombre y la mujer tenían un status de igualdad e incluso donde las comunidades religiosas eran dirigidas por mujeres (en calidad de sacerdotisas de la Diosa Madre, poseedoras del milagro de la vida); en el monoteísmo de Jehová la mujer queda supeditada al hombre, precisamente por su relevante papel en todas esas antiguas tradiciones. La serpiente, animal del conocimiento, habla con Eva, quien come primero el fruto y sabe discernir del Bien y del Mal es Eva, quien puede asegurar la supervivencia de la humanidad es Eva... la importante es Ella, pero los sacerdotes de Jehová se sienten obligados a situarla por debajo de Él. Esto es una mecha para el feminismo, pero continuemos. Porque al hombre tampoco le deja irse de rositas. Veamos lo que le tiene reservado su Creador.

<< Y al hombre dijo: "Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol que te mandé diciendo: "No comerás de él"; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres y al polvo volverás." Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era la madre de todos los vivientes. Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. >>  

Jehová está francamente molesto porque el hombre haya accedido al conocimiento reservado de los dioses, de manera que castiga al hombre, a la mujer y a la serpiente que los liberó de la manera que hemos visto. Así quedan Adán, Eva y Nâjâsh sin la "bendición" ni "protección" de Jehová Dios. Y en efecto, los hombres sufriremos hasta regresar a la tierra, que no es otra que la Gran Diosa, nuestra madre y esposa. Así es también Eva, madre de todos los vivientes. Pero seguid leyendo, que ahora viene la apoteosis.

<< Y dijo Jehová Dios: "He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre." Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de la que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida. >>

Primera cosa curiosa, Jehová habla en plural al decir "es como uno de nosotros". ¿Acaso hay más dioses? ¿Esa obsesión por instaurar el monoteísmo se debe a celos de sus compañeros de "raza"? En fin, el caso es que Jehová sabe que el hombre ha accedido al conocimiento de los dioses, por lo que ya no es un animal sino que está a un paso de alcanzar a él y a los suyos. ¿Qué le falta? La vida eterna. La inmortalidad, otorgada mediante el fruto del Árbol de la Vida. Y aquí va la otra enseñanza de hoy para todos nosotros, lector: Dios nunca expulsó a Adán y Eva del huerto del Edén porque le hubiesen desobedecido. Lo hizo por miedo. Miedo a que el hombre comiese también del árbol que otorgase la inmortalidad y se convirtiesen plenamente en dioses, dejando de temer a Jehová. Y eso el dios veterotestamentario no lo podía consentir, así que no sólo les expulsó del Jardín sino que además puso a la entrada querubines (soldados angélicos) y una espada de fuego custodiando el paso al Árbol de la Vida, buscando evitar que algún día el hombre pudiese alcanzar la vida eterna. Esta no es la lectura que dicen en misa, desde luego. ¿Cuál es la conclusión? Que Nâjâsh, la serpiente del Edén, quiso compartir con nosotros el conocimiento de los dioses para que evolucionásemos, física y espiritualmente. Que llegásemos a ser lo que éramos de verdad, no meros animales en su Jardín. Y Jehová expulsó a los hombres de allí no por desobediencia, sino por miedo a que se volviesen inmortales y, por tanto, iguales a los dioses. ¿Quién es el malo?

 

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